Datos de Japón

Los mayores de 65, principales víctimas de la estafa telefónica: en 2018 hubo 9.134 casos denunciados

Sociedad

El daño provocado por las estafas telefónicas parece no tener fin. Aunque en las investigaciones sobre este delito casi todas las víctimas afirman tener constancia de que existe este tipo de estafa, cerca del 60 % de los entrevistados aseguró haber confiado en que no les ocurriría a ellos. Es esencial mostrarse siempre precavidos.

En 2018 la cifra de casos de estafas telefónicas denunciadas fue el más alto de los últimos diez años. En estas estafas, conocidas en japonés como Ore ore sagi, el delincuente se hace pasar por el hijo o nieto de la persona a la que contacta para pedirle una suma de dinero, comenzando la llamada con la expresión Oredakedo (Soy yo) o alguna frase similar. Pese a las numerosas campañas de información y a los esfuerzos de la policía para advertir a la población, estos estafadores, que se aprovechan de la preocupación de los padres que siente el impulso de ayudar a sus hijos, parecen no cejar en su empeño.

Los datos recopilados por la Agencia Nacional de Policía indican que la cantidad total de dinero robado mediante la estafa telefónica se redujo en 2018 respecto al año anterior, pero el número de casos aumentó un 7,5 % hasta los 9.134, la cifra más alta registrada hasta la fecha. Casi todas las víctimas de este fraude tenían más de 65 años, y la inmensa mayoría de ellas fueron mujeres. Una encuesta realizada entre 334 víctimas reveló que casi todas sabían que este tipo de estafa telefónica existía, y cerca del 60 % aseguró que confiaba plenamente en que no serían engañadas por esta clase de fraudes.

Alrededor del 90 % de las personas encuestadas aseguró que la voz en el teléfono era tan similar a la de su propio hijo o nieto, o les parecía tan razonable lo que les dijeron que fueron incapaces de reconocer que se trataba de una estafa. Muchos reconocieron que durante la llamada sintieron conmoción, predisposición absoluta a ayudar a su familiar, y presión para actuar cuanto antes. Parece que estos factores combinados impidieron a la víctima juzgar la situación con cautela. En casi todos los casos los pagos se hicieron entregando dinero en efectivo o una tarjeta bancaria.

En los últimos años han aparecido además algunos hurtos similares. Muchos de estos casos se han detectado en Tokio y Osaka, donde estafadores vestido como policías visitan la casa de la víctima para preguntarle sobre “el uso no autorizado de tarjetas bancarias”, y aprovechan para sustituir las tarjetas de la víctima por otras falsas.

(Fotografía del encabezado: © Pixta.)

crimen policía estafas