Fragmentos de Japón

Geishas

Sociedad Cultura

Las geishas son una de las imágenes, junto al monte Fuji, que suele saltar a la mente de las personas de otros países cuando se les pregunta por Japón. Estas mujeres amenizan los banquetes con su dominio de las artes tradicionales, y hoy sus espectáculos son disfrutados también por muchos visitantes extranjeros.

Animadoras japonesas expertas en las artes tradicionales vestidas con bellos kimonos

Hubo una época en la que la imagen de Japón en el extranjero estaba formada principalmente por el monte Fuji, las geishas y el harakiri. Las geishas son mujeres expertas en artes tradicionales japonesas como el canto, la danza o el shamisen, entre otras destrezas con las que animan los banquetes. Cuentan que sus orígenes los encontramos en el período Edo (1603-1868), cuando las mujeres que trabajaban en las casas de té de Kioto, donde se servía té y dulces tradicionales a los viajeros que peregrinaban a los santuarios y templos, comenzaron a ofrecerles sus presentaciones de shamisen y baile imitando los teatros de kabuki. Hoy siguen animando los banquetes de las empresas para sus clientes y de los turistas en ciudades como Kioto, Tokio, Niigata o Akita, entre otras regiones en las que la cultura de las geishas aún pervive.

Geishas de Shimbashi frente al Kabukiza. @Jiji

Para llegar a ser geisha una chica tiene que ser adiestrada duramente 5 o 6 años. Las geishas que están estudiando en la región de Kantō, donde Tokio es el mayor centro de estudios, son conocidas como hangyoku u oshaku, mientras que en Kioto reciben el nombre de maiko.  

Las maikos y hangyokus aprenden durante su juventud, entre los 15 y los 20 años, toda suerte de aptitudes con el objetivo de convertirse en auténticas geishas algún día: la ceremonia del té y el arte floral, danza japonesa, shamisen, normas de cortesía, etc. Los kimonos de estas aprendizas son distintos de los que llevan las geishas ya consolidadas. Suelen ser en su mayoría de colores y diseños más brillantes, especialmente las maikos de Kioto son conocidas por llevar un obi, una faja ancha para sujetar el kimono, llamado darari que cae hasta casi los tobillos y se balancea con el movimiento. También es muy popular la imagen de las maikos que caminan sujetando el largo kimono por el dobladillo para levantarlo y que no arrastre por el suelo.

Una vez han terminado su adiestramiento, las aprendizas pasan a ser llamadas geishas en la región de Kantō, y geikos en Kioto. En ese momento cambian la forma en la que atan su obi, y la longitud del kimono se queda más corta como uno habitual.

Las geishas se popularizaron más en Estados Unidos a raíz de la película Memorias de una geisha, basada en el best-seller de Arthur Golden inspirado en una historia real. Este filme, estrenado en 2005, recibió 3 Oscars de la academia de Hollywood.

A los extranjeros les encanta experimentar el ozashiki

Cuando se contrata el servicio de las geishas es importante comprobar antes que son aceptadas en las instalaciones en las que se quiere celebrar la reunión. Las geishas no pueden acudir a cualquier tipo de establecimiento. Es que hay que contratar el servicio a través de determinados ryokan, restaurantes y casas de té.

Los banquetes en los que participan geishas son conocidos como ozashiki, y son normalmente cenas de unas dos horas de duración. Lo habitual en estas fiestas es observar de cerca las artes tradicionales de Japón mientras se come, para después pasar a disfrutar al ritmo de la música de antiguos juegos japoneses conocidos como ozashiki asobi. En los ozashiki las geishas encargadas de la danza son conocidas como tachikata, y las que tocan los instrumentos son las jikata, normalmente entre dos o tres personas.

Contratar a una geisha puede costar entre 20.000 y 40.000 yenes, dependiendo de su prestigio

Contratar a una geisha cuesta habitualmente entre 20.000 y 40.000 yenes, precio en el que no se incluye la comida, así que para disfrutar de sus dotes artísticas es necesario hacer un desembolso considerable de dinero. Por este motivo antes había muchos turistas que iban a algunos estudios especializados donde pueden disfrazarse como geishas para tomarse fotografías de recuerdo. También puede observarse a muchos turistas que esperan en las calles de Kioto para ver si aparece fugazmente alguna de estas artistas.

Atendiendo a las demandas de los visitantes, en los últimos años han aumentado el número de establecimientos, casas de té y hoteles que ofrecen a los visitantes la posibilidad de experimentar un ozashiki por un precio relativamente barato un poco antes del inicio de la hora de los ozashiki formales. Algunos de estos establecimientos cuentan con geishas bilingües o intérpretes para los clientes extranjeros, permitiéndo así a estos visitantes experimentar de manera más profunda la cultura japonesa.

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