El monte Fuji, escenario de accidentes cada invierno

Sociedad

El monte Fuji, en invierno, no deja de provocar accidentes. Todos los años se producen víctimas. 2017 no fue una excepción: en enero murieron dos personas debido a una caída, y otra persona resultó herida de gravedad. Dado lo aislado de su posición, en esa época se ve azotado por viento desde todas direcciones, y las condiciones meteorológicas suelen ser complicadas, razones por las que Furuya Yoshitaka, de 66 años, presidente de la Federación de Montañeros de la Prefectura de Yamanashi, con cerca de cincuenta años de montañismo a sus espaldas, enfatiza que “por encima de la octava estación, se trata de la montaña más difícil de Japón”.

Monte Fuji, prefectura de Yamanashi (Servicios Fotográficos Aéreos Tōhan / Afro)

“Es como una pista de patinaje en diagonal”, explican los policías prefecturales y otros miembros de servicios de emergencia que tratan de rescatar a víctimas en la ladera de la montaña cada invierno. El hielo se hace tremendamente grueso, y cuesta mucho atravesarlo con el piolet. “Si resbalas, te arriesgas a una caída de cientos de metros”, aseguran.

Hace ya algunos años, el presidente Furuya recibió una petición de parte de la policía, y se preparó para acudir al rescate de un hombre que había caído de la novena estación hasta la sexta de la montaña. En el momento de producirse el accidente se sabía con certeza que estaba vivo, pero no pudieron encontrarlo, y no fue hasta varios meses después que pudieron hallar el cadáver. “Incluso cerca de la quinta estación las temperaturas llegan a 20 grados o más bajo cero, y si un montañista sufre una herida pierde rápidamente sus fuerzas”, dice el presidente, asegurando que eso equivale a poner la propia vida en peligro.

De entre aquellos montañeros que sufren caídas no son pocos quienes carecen de los suficientes conocimientos o experiencia. Dado que intentar alcanzar la cima sin la preparación necesaria entraña un gran riesgo, el presidente Furuya aconseja “entrenarse a conciencia entre las estaciones 5 y 6 para mejorar la capacidad de juzgar la situación”.

La temporada abierta al público de subida al monte Fuji suele ser entre julio y septiembre. Según directrices decididas por una convención organizada por el Ministerio de Medio Ambiente y otras entidades, está permitido subir en esa época, pero queda prohibido intentar alcanzar la cumbre fuera de esa época sin la preparación y el equipo suficientes; sin embargo, no hay establecidas multas o reglas vinculantes. La policía y el Gobierno prefecturales tratan de solicitar de los montañeros que reconsideren, en las cercanías de la primera estación, pero al parecer casi nadie se da media vuelta. Se recomienda encarecidamente a quienes acuden a la montaña que no lo hagan en solitario o sin presentar un plan previo, pero las autoridades se encuentran atadas de manos para hacer nada más que aconsejar.

Cuando hay víctimas la policía prefectural acude al rescate con helicópteros y otros medios, y es la administración la que corre con los gastos. Yamamoto Kiyotatsu, profesor asociado de la Universidad de Iwate con profundos conocimientos acerca de la administración de parques nacionales propone: “Dado que el rescate de víctimas acarrea unos costes, quizá se deban exigir responsabilidades adecuadas. Creo que es necesario implementar un sistema por el que sea obligatorio registrarse para subir a la montaña”.

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(Traducido al español del original en japonés)

Monte Fuji Jiji Press