El otoño en el parque de Nara: un espectáculo de colores y sitios históricos patrimonio de la humanidad

Turismo Naturaleza

El extenso parque de Nara alberga varios sitios patrimonio de la humanidad y tesoros nacionales de Japón. Es famoso por lugares como el estanque del Gran Buda o el pabellón Ukimidō, donde podrá disfrutar de la fusión de la naturaleza y la historia.

El parque de Nara, uno de los lugares turísticos más representativos de Nara, antigua capital de Japón, mide unos cuatro kilómetros de este a oeste, dos kilómetros de norte a sur y tiene una extensión total que supera las 500 hectáreas, lo que lo convierte en un inmenso parque urbano. En su recinto y alrededores se ubican el Tōdaiji, Kōfukuji y el gran santuario de Kasuga, entre otros templos y santuarios representativos de Japón. Además está el Museo Nacional de Nara, entre otros, por lo que este parque está repleto de sitios patrimonio de la humanidad, tesoros nacionales e instalaciones culturales.  

Vista del pabellón del Gran Buda del Tōdaiji desde el estanque Kagami-ike, detrás del follaje otoñal.
Vista del pabellón del Gran Buda del Tōdaiji desde el estanque Kagami-ike, detrás del follaje otoñal.

El símbolo del parque de Nara son los ciervos que se pasean libremente por todos sus rincones. Desde la antigüedad, estos animales han sido considerados enviados de los dioses del gran santuario de Kasuga, además de que han sido designados como monumentos naturales de Japón. Los cerca de 1.200 ciervos que lo habitan son parte de la exuberante naturaleza del parque de Nara, cuyo ejemplo más elocuente es el bosque virgen del monte Kasuga (Kasuga-okuyama), que, además, es patrimonio de la humanidad.

En el parque hay abundantes variedades de árboles. En primavera es famoso su paisaje de cerezos en flor. En otoño, ofrece un espectáculo de colores para los ojos. A finales de octubre las hojas de los árboles empiezan a cambiar de color, y desde principios de noviembre a principios de diciembre, la mejor época para ver el follaje otoñal de los arces, se puede disfrutar del carmesí de los arces, el dorado de los ginkgo y las coloridas hojas de tríadica sebifera, entre otros.

Los ciervos y el follaje otoñal en el parque de Nara.
Los ciervos y el follaje otoñal en el parque de Nara.

Los arces que en otoño engalanan el inmenso parque de Nara.
Los arces que en otoño engalanan el inmenso parque de Nara.

Los atractivos del otoño en los alrededores del pabellón del Gran Buda

Uno de los lugares turísticos por excelencia es el Gran Buda de Nara, como se conoce popularmente a la estatua de Vairocana del Tōdaiji, templo que se ubica en la parte norte del parque. El nombre oficial del pabellón donde se encuentra el Gran Buda es Tōdaiji Kondō.

En el año 752 (año 4 de la era Tenpyōshōhō) se celebró la ceremonia de consagración del Gran Buda y el edificio original del pabellón Kondō fue inaugurado seis años después. Posteriormente, quedó reducido a cenizas como consecuencia de varios incendios y el edificio actual es una reconstrucción del año 1709 (año 6 de la era Hōei). Las dimensiones de este edificio son mucho menores a las del original; no obstante, con sus 57,5 metros de anchura, 50,5 metros de profundidad y 49,1 metros de altura, es uno de los edificios de madera más grandes del mundo y ha sido designado tesoro nacional de Japón. Una de sus vistas más famosas es la del edificio del pabellón del Gran Buda reflejado en el estanque Kagami-ike, frente a la puerta intermedia.

El paisaje otoñal y la vista de las tejas del pabellón del Gran Buda del Tōdaiji desde la orilla del estanque del Gran Buda.
El paisaje otoñal y la vista de las tejas del pabellón del Gran Buda del Tōdaiji desde la orilla del estanque del Gran Buda.

Los alrededores del pabellón del Gran Buda suelen estar colmados de turistas, pero si se dirige un poco más al noroeste, con dirección al estanque del Gran Buda, podrá disfrutar en un entorno sereno del hermoso follaje otoñal. Los árboles a las orillas del estanque se tiñen de rojo y amarillo durante el otoño y, con su follaje, dan color al solemne del pabellón del Gran Buda.

Contraste entre el carmesí y el dorado de los árboles que rodean el estanque del Gran Buda.
Contraste entre el carmesí y el dorado de los árboles que rodean el estanque del Gran Buda.

El vibrante color de los ginkgos y los ciervos cerca del estanque.
El vibrante color de los ginkgos y los ciervos cerca del estanque.

Un paisaje en el que se fusionan edificios históricos y el follaje otoñal

También podrá disfrutar de los arces otoñales en la parte este del pabellón del Gran Buda, donde se encuentra una escalera que lo llevará al campanario, tesoro nacional de Japón. Un poco más arriba está la zona Jōin, donde, desde antes de la construcción del Tōdaiji, se dice que ya existían santuarios y templos. El Nigatsudō, famoso por el festival sagrado del agua Omizutori, se encuentra en un terreno en pendiente y desde su escenario se puede disfrutar de una vista panorámica de Nara. El Sangatsudō, como se conoce coloquialmente al pabellón Hokkedō, es la edificación más antigua del Tōdaiji y, según la tradición budista, ahí se encuentran los restos del templo Kinshōji, el origen del Tōdaiji. Toda la historia que encierran estas edificaciones hace de este paisaje otoñal algo todavía más atractivo. 

La escalera hacia el campanario parece un túnel de arces otoñales.
La escalera hacia el campanario parece un túnel de arces otoñales.

El Nigatsudō está abierto las 24 horas. Puede disfrutar de una vista panorámica nocturna de Nara.
El Nigatsudō está abierto las 24 horas. Puede disfrutar de una vista panorámica nocturna de Nara.

Si se dirige hacia el este desde la zona de Jōin tendrá frente a usted una vista panorámica del parque repleto de follaje otoñal en el monte Wakakusa; hacia el sureste podrá ver el bosque virgen del monte Kasuga colmado de arces, ambos lugares son conocidos por sus paisajes otoñales.

En la parte sur del Tōdaiji, el paisaje emblemático del pabellón Umikidō sobre el estanque Sagi, con su techumbre estilo hiwadabuki, goza de gran popularidad. Este estanque se nutre de las aguas del río Isagawa, que tiene su origen en el monte Kasuga. Cada estación trae consigo un paisaje característico a la zona: durante el otoño, el follaje que cambia de color; en primavera, los cerezos y, en invierno, una capa de nieve. El parque está abierto las 24 horas y la entrada es gratuita. Algunas edificaciones, como el Ukimidō, entre otras, están iluminadas hasta las 10 de la noche, por lo que un paseo nocturno también es muy recomendable.

Los primeros rastros del otoño y un ciervo frente al pabellón Ukimidō.
Los primeros rastros del otoño y un ciervo frente al pabellón Ukimidō.

Una persona pintando un ginkgo que ha cambiado de color. El parque de Nara también es un lugar de relajación para los ciudadanos de la zona.
Una persona pintando un ginkgo que ha cambiado de color. El parque de Nara también es un lugar de relajación para los ciudadanos de la zona.

Cómo llegar (Tōdaiji)

A 20 minutos a pie desde la estación Kintetsu Nara. 5 minutos a pie desde la parada Daibutsu-den Kasuga Taisha-mae del autobús local que parte de la estación JR Nara.

Reportaje, texto y fotos: Kuroiwa Masakazu.

(Fotografía del encabezado: los ciervos del parque de Nara rodeados de follaje otoñal en el atardecer)

Patrimonio de la Humanidad Nara Kōyō Otoño