El Hotel Chinzansō Tōkyō, un oasis en plena ciudad

Turismo

El Hotel Chinzansō Tōkyō es uno de los lugares más famosos de Japón para la celebración de bodas. Situado en Sekiguchi (distrito de Bunkyō), este lujoso alojamiento alberga un jardín que luce florido durante las cuatro estaciones y conserva el mismo aspecto que a principios de la era Meiji, época en la que Yamagata Aritomo lo construyó.

El lugar de retiro de una de las figuras clave de la Restauración Meiji

Yamagata Aritomo (propiedad de la Biblioteca de la Dieta de Japón).
Yamagata Aritomo (propiedad de la Biblioteca de la Dieta de Japón).

El Chinzansō debe su nombre a Yamagata Arimoto (1838-1922), una de las figuras más influyentes de la Restauración Meiji. Este militar y político ha pasado a la historia como el patriota con más años en activo en la política de Japón entre aquellos que destacaron por sus acciones en las postrimerías del shogunato de los Tokugawa. Hasta los primeros años de la era Taishō, se mantuvo en la cúspide de los círculos políticos japoneses; prueba de ello es que fue primer ministro en dos ocasiones, si bien este no fue el único cargo que ocupó. El alcance de su influencia era ya latente en la época de fundación del Ejército Imperial.

En el período de las cortes del Norte y el Sur (1336-1392), la meseta de Segikuchi, que se sitúa en el extremo oriental de la meseta de Musashino, adquirió fama de sitio pintoresco donde las camelias crecían de forma natural, lo que le valió el nombre de Tsubakiyama (literalmente, el monte de las camelias). Posteriormente, en el período Edo (1603-1868), fijaron allí su residencia varios señores feudales y samuráis, al igual que lo haría de forma temporal el poeta Matsuo Bashō (1644-1694). Esta zona es famosa también por haber quedado plasmada en la serie Cien famosas vistas de Edo, que Utagawa Hiroshige pintó a finales del shogunato de los Tokugawa.

La ermita de Bashō en la colina de las camelias junto al acueducto de Sekiguchi es una de las obras que integra la serie Cien famosas vistas de Edo, de Utagawa Hiroshige (propiedad de la Biblioteca de la Dieta de Japón). En el título en japonés, Sekiguchi Jōsui bata Haseo-an Tsubakiyama, ‘Haseo’ haría referencia a Matsuo Bashō, mientras que ‘jōsui’’ aludiría al acueducto de Kanda. La colina que aparece a la derecha es Tsubakiyama. En la actualidad, Sekiguchi Bashōan, la ermita del poeta, se conserva precisamente en las inmediaciones del Hotel Chinzansō Tōkyō.
La ermita de Bashō en la colina de las camelias junto al acueducto de Sekiguchi es una de las obras que integra la serie Cien famosas vistas de Edo, de Utagawa Hiroshige (propiedad de la Biblioteca de la Dieta de Japón). En el título en japonés, Sekiguchi Jōsui bata Haseo-an Tsubakiyama, ‘Haseo’ haría referencia a Matsuo Bashō, mientras que ‘jōsui'’ aludiría al acueducto de Kanda. La colina que aparece a la derecha es Tsubakiyama. En la actualidad, Sekiguchi Bashōan, la ermita del poeta, se conserva precisamente en las inmediaciones del Hotel Chinzansō Tōkyō.

Vista del hotel y el río Kanda con los cerezos en flor, una versión invertida de la imagen que pintó Utagawa.
Vista del hotel y el río Kanda con los cerezos en flor, una versión invertida de la imagen que pintó Utagawa.

Yamagata pagó de su propio bolsillo estos terrenos vastos y afamados y se hizo con ellos en 1878. Además, se encargó de diseñar tanto la que sería su residencia como el jardín; bautizó la finca “Chinzansō” (literalmente, finca Chinzan), denominación resultante de añadirle la palabra ‘sō’ a la lectura china de los caracteres que conforman el nombre de Tsubakiyama. El monumento de piedra del Chinzansō, situado en el jardín del hotel, tiene grabadas unas palabras de Yamagata sobre la época de construcción de la finca: “Ahora que disfruto de unos días libres por la tranquilidad de que goza el país tras la pacificación de la rebelión de Satsuma, ocurrida en el año 10 de la era Meiji [1877], voy con frecuencia a Mejiro, al norte del castillo de Edo. Me parece una zona interesante”. Esta inscripción puede interpretarse como que Yamagata era más militar que político.

El monumento de piedra del Chinzansō es un fiel reflejo del amor que Yamagata sentía por esta finca.
El monumento de piedra del Chinzansō es un fiel reflejo del amor que Yamagata sentía por esta finca.

Camelia en el jardín del Hotel Chinzansō Tōkyō.
Camelia en el jardín del Hotel Chinzansō Tōkyō.

Yamagata, que también tenía una faceta cultural —estaba versado en los poemas waka—, era un gran aficionado a la jardinería: además del Chinzansō, tenía una casa de campo en Kioto, de nombre Murin’an, y una residencia en Odawara, Kokian, donde pasó los últimos años de su vida. Estas propiedades se agrupan bajo la denominación “Los tres jardines de Yamagata”. La inscripción del monumento de piedra termina de la siguiente forma: “Espero que quienes vivan aquí en el futuro preserven también esta naturaleza y disfruten de este paisaje”. Estas palabras ponen de relieve el gran amor que Yamagata sentía por su finca.

Cuentan que el jardín del Chinzansō está inspirado en los paisajes de Hagi (prefectura de Yamaguchi), tierra natal de Yamagata. Cabe imaginar que este político, en cuyas manos estuvo, durante mucho tiempo, el destino de Japón, ansiaba que el jardín de su residencia fuera un remanso de paz. De hecho, la rebelión de Satsuma, durante la cual estuvo en el propio campo de batalla en calidad de ministro de la Guerra y comandante supremo, había servido para acabar con Saigō Takamori, por quien había sentido cariño y respeto. Además, el año siguiente, cuando empezó las obras del jardín del Chinzansō, tuvo que hacer frente a las críticas de varios militares de bajo rango que lo habían acompañado en la guerra y no se sentían satisfechos con la recompensa por su labor; todo esto le causó mucho estrés. Es posible que una de las figuras destacadas de la Restauración Meiji se apoyara en la idea de que el jardín le permitía regresar a las montañas y los campos de su tierra natal sin salir de Tokio. Pasear por el Chinzansō reflexionando sobre toda esta historia puede convertirse en todo un pasatiempo.

El estanque Yūsui era el centro del jardín ya en los tiempos de Yamagata.
El estanque Yūsui era el centro del jardín ya en los tiempos de Yamagata.

Vistas desde Serenity Garden, el jardín flotante del hotel. Sin duda, este lugar es un oasis en plena ciudad.
Vistas desde Serenity Garden, el jardín flotante del hotel. Sin duda, este lugar es un oasis en plena ciudad.

Nuevos métodos para un jardinero encargado de proteger la tradición

“El jardín del Chinzansō se construyó aprovechando la disposición de la naturaleza ya existente, de ahí que el terreno tenga distintos niveles de elevación y ondulaciones que dificultan los cuidados”, cuenta Okayasu Akira, que lleva unos cuarenta años a cargo de la jardinería del hotel. Cuando se trata de jardines diseñados para este tipo de alojamientos, se tienen en cuenta aspectos como las medidas y los costes de mantenimiento. Sin embargo, el Hotel Chinzansō Tōkyō surgió a raíz del jardín, y no a la inversa. No se han allanado muchas partes del terreno y los caminos por los que se pasea son tan estrechos que es imposible que circule por ellos ningún vehículo de transporte, de ahí que el traslado de los plantones y las herramientas de trabajo se haga prácticamente a mano. Cuando habla al respecto, Okayasu se muestra un tanto quejumbroso, pero, en el fondo, se nota que está orgulloso de preservar un jardín tan histórico.

“No obstante, esas diferencias de nivel en el terreno y las ondulaciones hacen que haya flores bonitas durante las cuatro estaciones y que el jardín tenga numerosos atractivos: en otoño, las hojas comienzan a cambiar de color en la zona elevada donde se encuentra la pagoda de tres pisos y vamos viendo cómo se tiñen gradualmente en las partes más bajas. En primavera, podemos disfrutar de los cerezos durante un período prolongado gracias a la presencia de una gran cantidad de variedades”, explica el jardinero.

Okayasu Akira, que se dedica al diseño de jardines desde hace cuarenta años, posa con un árbol sagrado de más de cinco siglos que sobrevivió a los destrozos de la guerra.
Okayasu Akira, que se dedica al diseño de jardines desde hace cuarenta años, posa con un árbol sagrado de más de cinco siglos que sobrevivió a los destrozos de la guerra.

Yamagata le cedió la propiedad del Chinzansō al barón Fujita Heitarō, la segunda persona de su familia en hacerse cargo del Grupo Fujita, en 1918. El padre del aristócrata y fundador de la empresa, Fujita Denzaburō, también era de Hagi y había trabado amistad con este y otros militares tras ingresar en Kiheitai, una milicia local; después de la Restauración Meiji, amasó una fortuna haciendo negocios desde Osaka. Los Fujita eran la familia perfecta para hacerse cargo de un jardín cuyo diseño estaba inspirado en su localidad de origen. En la actualidad, el Hotel Chinzansō Tōkyō lo gestiona la firma Fujita Kankō, que tiene sus orígenes en el citado grupo.

El barón Fujita no se limitó a preservar la naturaleza del Chinzansō, sino que también hizo mejoras en el jardín; por ejemplo, consiguió trasladar la pagoda de tres pisos Entsūkaku de su emplazamiento original a la finca de Sekiguchi. Sin embargo, los más de 3.300 m2 de terreno que ocupaban la residencia y el jardín quedaron destruidos casi en su totalidad durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Solo sobrevivieron la pagoda y un árbol sagrado, un Castanopsis cuspidata (shii). Ogawa Eiichi, el fundador de Fujita Kōgyō —la firma predecesora de Fujita Kankō—, fue el precursor de la reconstrucción del Chinzansō; su idea era convertirlo en un oasis del Tokio de posguerra, una ciudad completamente desolada. Además de recuperar el jardín, abrió allí un restaurante, también llamado Chinzansō, en 1952.

Posteriormente, cobró fama en todo el país como salón de fiestas y de bodas y se fue ampliando con la construcción de un restaurante tradicional y de una capilla, entre otros edificios. En 1992 se inauguró en el mismo complejo el Four Seasons Hotel Chinzansō Tōkyō, que en 2013 pasó a ser simplemente Hotel Chinzansō Tōkyō. Bajo esta denominación, se unificaban el Chinzansō, cuyo núcleo era el jardín, y la sección hotelera.

La pagoda de tres pisos y este cerezo en flor conforman una de las estampas más representativas del Hotel Chinzansō Tōkyō.
La pagoda de tres pisos y este cerezo en flor conforman una de las estampas más representativas del Hotel Chinzansō Tōkyō.

“Antes de que yo me hiciera cargo del jardín, la gestión de este estaba contemplada en un plan anual, así que sigo con las mismas medidas de mantenimiento, etc. Sin embargo, la construcción de edificios grandes como la capilla y el hotel ha producido cambios en la exposición a la luz solar y en la dirección del viento. Esto, a su vez, afecta al crecimiento de los árboles, así como a la manera en que se generan las algas que flotan en el estanque. Por ello, es necesario adaptar técnicas como las de trasplante. He de ingeniármelas a diario para proteger la tradición”, comenta Okayasu, que empezó a trabajar en el jardín del Chinzansō cuando aún no existían ni el restaurante tradicional ni la capilla y ha ido viendo el desarrollo gradual del complejo.

El edificio del hotel y la capilla Vent Vert no desentonan con el jardín tradicional japonés, donde son frecuentes las sesiones fotográficas de bodas. Ser testigo de este tipo de ocasiones especiales siempre es motivo de alegría.
El edificio del hotel y la capilla Vent Vert no desentonan con el jardín tradicional japonés, donde son frecuentes las sesiones fotográficas de bodas. Ser testigo de este tipo de ocasiones especiales siempre es motivo de alegría.

La puerta de entrada al restaurante tradicional destaca por su elegancia. La cerca que acota el camino también es obra del jardinero Okayasu, que la hizo a mano. Este tipo de construcción gusta mucho entre los visitantes de otros países.
La puerta de entrada al restaurante tradicional destaca por su elegancia. La cerca que acota el camino también es obra del jardinero Okayasu, que la hizo a mano. Este tipo de construcción gusta mucho entre los visitantes de otros países.

Un oasis en plena ciudad al alcance de todo el mundo

El jardín cambia de aspecto durante las cuatro estaciones: desde el invierno hasta la primavera, destacan sus camelias, así como los 120 cerezos de una veintena de variedades; a comienzos de verano, el verdor fresco; en otoño, los árboles se tiñen de rojo. Además, de mediados de mayo a finales de junio, se pueden ver luciérnagas. Otra estampa típica es la del pino que hay delante de la pagoda de tres pisos en invierno, cuando lo refuerzan con cuerdas para evitar que se rompan las ramas por el peso de la nieve.

“El jardín del Chinzansō rebosa encanto durante todo el año, incluso en verano, cuando hay pocas flores. En esta época, es muy agradable pasear por él, ya que la cascada Gojō y el arroyo de las Luciérnagas refrescan el ambiente. También resulta divertido ir caminando en busca, por ejemplo, de las estatuas de piedra de los Siete Dioses de la Fortuna y de las de Rakan, de Itō Jakuchū”, señala Okayasu.

Piedras cubiertas de musgo en la preciosa cascada Gojō, cuya parte trasera alberga un camino acristalado desde el cual se puede contemplar el jardín entre el chorro de agua. Esta ruta gusta mucho a los visitantes.
Piedras cubiertas de musgo en la preciosa cascada Gojō, cuya parte trasera alberga un camino acristalado desde el cual se puede contemplar el jardín entre el chorro de agua. Esta ruta gusta mucho a los visitantes.

Estatua de Daikokuten en uno de los bordes del estanque Yūsui. Hay efigies de los Siete Dioses de la Fortuna a lo largo del camino, de ahí que mucha gente se reúna en torno a ellas para sacarles fotografías.
Estatua de Daikokuten en uno de los bordes del estanque Yūsui. Hay efigies de los Siete Dioses de la Fortuna a lo largo del camino, de ahí que mucha gente se reúna en torno a ellas para sacarles fotografías.

Además de todo lo mencionado, el jardín alberga varios monumentos históricos de importancia: una casa de té Patrimonio Cultural Material de Japón, un santuario Inari, un monumento de piedra Kōshin de principios del período Edo y una pagoda de piedra de trece pisos relacionada con Oda Yūraku. Recomendamos hacerse con el mapa en el que se explican todos estos elementos y la historia del hotel; será de utilidad durante el paseo.

Obviamente, los huéspedes pueden acceder al jardín si lo desean, al igual que los clientes que solo vayan a alguno de sus restaurantes o cafeterías o quienes se limiten a hacer uso de los salones que hay en el vestíbulo. De hecho, la entrada es gratis. Sonobe Sakino, relaciones públicas del hotel, recuerda que organizan numerosas actividades con el objetivo de dar a conocer la cultura japonesa, entre ellas la ceremonia del té y el alquiler de kimonos, que giran en torno al jardín. Asimismo, conviene informarse de las distintas ofertas de alojamiento, los menús de los restaurantes —tanto de cocina tradicional japonesa como de otros tipos— y los actos que se celebran en consonancia con los cambios estacionales en el jardín. En verano, por ejemplo, se ofrece un menú especial de cena coincidiendo con la época en que hay luciérnagas.

El puente Benkei, de color rojo, durante la época en la que las luciérnagas iluminan el jardín, un paisaje de fantasía (imagen cortesía del Hotel Chinzansō Tōkyō).
El puente Benkei, de color rojo, durante la época en la que las luciérnagas iluminan el jardín, un paisaje de fantasía (imagen cortesía del Hotel Chinzansō Tōkyō).

El paisaje del jardín queda integrado en la decoración del vestíbulo y los salones del hotel y de la zona habilitada para la celebración de banquetes como si se tratara de una pintura en rollo.
El paisaje del jardín queda integrado en la decoración del vestíbulo y los salones del hotel y de la zona habilitada para la celebración de banquetes como si se tratara de una pintura en rollo.

Hotel Chinzansō Tōkyō

  • Dirección: Tōkyō-to Bunkyō-ku Sekiguchi 2-10-8
  • Cómo llegar: a diez minutos a pie de la estación de Edogawabashi y a 13 de la de Waseda (líneas Yūrakuchō y Tōzai del Metro de Tokio, respectivamente); desde la estación de Waseda de la línea Toden Arakawa (Sakura Tram) se tarda cerca de ocho minutos caminando.
  • Sitio web: https://hotel-chinzanso-tokyo.jp/

(Traducción al español del original en japonés elaborado por la redacción de nippon.com)

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