La cascada de Kegon, una de las tres más famosas de Japón y de la región de Oku Nikkō

Naturaleza Turismo

La cascada de Kegon es una parada turística imprescindible en Nikkō. Es posible contemplarla en todo su esplendor desde el mirador conocido como el “elevador de la cascada de Kegon”, a la altura de la cuenca. En Oku Nikkō hay además otras dos cascadas de gran fama: la de Ryūzu no Taki y Yutaki.

Nikkō, en la prefectura de Tochigi, es un lugar famoso por la belleza de sus paisajes otoñales, pero también es hogar de cascadas exquisitas. La actividad volcánica de la zona entorpeció el paso de las aguas cristalinas que descienden desde la cordillera de Nikkō y dio origen a un gran número de cascadas que son conocidas popularmente como las “48 cascadas de Nikkō” o las “72 cascadas”. La cascada de Kegon, a la orilla del lago Chūzenji, es, junto con la de Nachi (Kumano, prefectura de Wakayama) y la de Fukuroda (Okukuji, Ibaraki), una de las tres más famosas de Japón.

El Chūzenji, en la entrada a la zona de Oku Nikkō, es un lago de gran magnitud que se formó tras una erupción del monte Nantai (2.486 metros de altitud) y se sitúa a 1.269 metros. En sus alrededores hay atractivos turísticos como los grandes paisajes pantanosos de Senjōgahara o las aguas termales de Oku Nikkō Yumoto Onsen. Es una zona perfecta para huir del sofocante calor del verano y, en otoño, para admirar los paisajes teñidos de rojo. A pesar de su considerable circunferencia, de 25 kilómetros, este lago solo alimenta al río Daiyagawa. La cascada de Kegon, con sus siete metros de ancho y una caída de 97 metros, se encuentra en el curso superior de este río.

Vista desde el mirador de Akechidaira. A la derecha, Nantai, el monte donde reside la deidad consagrada en el santuario de Nikkō Futarasan. Abajo, a la izquierda, la cascada de Kegon, fluyendo desde el lago Chūzenji. (Imagen de la Asociación de la Industria Turística de la Prefectura de Tochigi)
Vista desde el mirador de Akechidaira. A la derecha, Nantai, el monte donde reside la deidad consagrada en el santuario de Nikkō Futarasan. Abajo, a la izquierda, la cascada de Kegon, fluyendo desde el lago Chūzenji. (Imagen de la Asociación de la Industria Turística de la Prefectura de Tochigi)

El “elevador de la cascada de Kegon”, un mirador para disfrutarla en todo su esplendor

Hay dos miradores desde donde se puede observar de cerca la magnífica caída de la cascada de Kegon. Uno de ellos es gratuito y se encuentra al fondo de la plaza contigua al estacionamiento administrado por la prefectura. Desde él se obtiene una visión de la cascada desde lo alto y se ve su caída entre los árboles. Para admirarla desde un punto más cercano a su cuenca y de frente, se recomienda el mirador del “elevador de la cascada de Kegon”.

La vista desde el mirador de la cascada de Kegon, al fondo de la plaza.
La vista desde el mirador de la cascada de Kegon, al fondo de la plaza.

Este mirador es gratuito. La magnificencia del paisaje deja a algunos visitantes sin palabras.
Este mirador es gratuito. La magnificencia del paisaje deja a algunos visitantes sin palabras.

El edificio del “elevador de la cascada de Kegon”, aledaño al mirador gratuito. El pasaje, ida y vuelta, cuesta 570 y 340 yenes para adultos en general y niños de primaria, respectivamente.
El edificio del “elevador de la cascada de Kegon”, aledaño al mirador gratuito. El pasaje, ida y vuelta, cuesta 570 y 340 yenes para adultos en general y niños de primaria, respectivamente.

Este elevador, inaugurado en 1930 y construido en la masa rocosa, baja unos 100 metros hasta el mirador, que se encuentra casi a la misma altura de la cuenca de la cascada. El descenso dura aproximadamente un minuto. Al abrirse las puertas se puede ver un largo pasillo subterráneo. Después de caminar por una zona fresca, que incluso en el verano no supera los 15 grados centígrados, se llega a un mirador de tres pisos desde donde se puede admirar la cascada, su cuenca, el valle que se extiende en el horizonte y los accidentados muros de roca.

Los elevadores que descienden en una sola parada en la masa rocosa. Cada uno con una capacidad para 30 personas.
Los elevadores que descienden en una sola parada en la masa rocosa. Cada uno con una capacidad para 30 personas.

El largo pasillo subterráneo que conduce a los miradores. El aire es fresco en el interior del pasillo y en el mirador.
El largo pasillo subterráneo que conduce a los miradores. El aire es fresco en el interior del pasillo y en el mirador.

El mirador de tres pisos. Desde su piso superior se puede disfrutar de cerca de la cuenca y los muros de roca.
El mirador de tres pisos. Desde su piso superior se puede disfrutar de cerca de la cuenca y los muros de roca.

Otros atractivos como el arcoíris de la cuenca, la disyunción columnar y un valle en forma de V

En la cascada de Kegon caen aproximadamente tres toneladas de agua por segundo. En periodos como el deshielo en primavera o cuando termina la temporada de lluvias, el volumen de agua aumenta y la cascada nos regala una vista todavía más espléndida. La cuenca tiene una profundidad de 4,5 metros y está rodeada de pequeñas cascadas conocidas como las “doce cascadas”. Cuando el viento es fuerte, los aerosoles que salpica la cascada llegan hasta el mirador, a unos 150 metros de distancia y, cuando estos reciben los rayos del sol, aparece un arcoíris. La cascada de Kegon da al este, por lo que en los días despejados, por la mañana, recibe plenamente la luz del sol y ofrece paisaje todavía más sublime.

La cascada de Kegon con un arcoíris sobre su cuenca. Fotografía tomada a finales de octubre a las nueve de la mañana.
La cascada de Kegon con un arcoíris sobre su cuenca. Fotografía tomada a finales de octubre a las nueve de la mañana.

La zona está repleta de cascadas.
La zona está repleta de cascadas.

Los estudiantes que visitaron la cascada como parte de una excursión se sorprendieron cuando apareció un arcoíris.
Los estudiantes que visitaron la cascada como parte de una excursión se sorprendieron cuando apareció un arcoíris.

En los alrededores de la cascada de Kegon se extienden unos imponentes muros de lava. Estos son de disyunción columnar, un fenómeno geológico en el cual la lava volcánica toma formas de prismas pentagonales o hexagonales al momento de su enfriamiento, lo que le da la apariencia accidentada a este muro y hace destacar aún más la presencia de la cascada.

Existen varias teorías sobre el origen del nombre de la cascada de Kegon. Según la más extendida, proviene de las escrituras budistas del sutra de Avatamska, pero también se dice que fue nombrada así ya que en primavera el valle se llena de azaleas en flor. En su curso inferior se encuentra también cascadas como la de Nehan, con su caída de 20 metros, que se alimentan del agua que cae a la cuenca desde la cascada de Kegon y corre hacia el valle homónimo.

Una vista impresionante del acantilado desde el mirador.
Una vista impresionante del acantilado desde el mirador.

Las fracturas de la disyunción columnar se forman cuando la lava se enfría lentamente y se encoge en gran medida.
Las fracturas de la disyunción columnar se forman cuando la lava se enfría lentamente y se encoge en gran medida.

El valle de Kegon, que se extiende en forma de V, es famoso por sus paisajes otoñales.
El valle de Kegon, que se extiende en forma de V, es famoso por sus paisajes otoñales.

Las atractivas cascadas de Ryūzu no Taki y Yutaki

Además de la cascada de Kegon, en Oku Nikkō también se encuentran las cascadas de Ryūzu no Taki y Yutaki, en conjunto, las tres más famosas de la región. Estas dos cascadas se encuentran en el río Yukawa, que corre desde el lago Yunoko (1.478 metros de altitud) hasta el lago Chūzenji. La cascada de Ryūzu no Taki en el curso inferior cae de forma escalonada a través de un lecho de rocas de 10 metros de ancho. En total, tiene una extensión de 210 metros y cuenta con un sendero a lo largo de ella.

Para llegar a la cascada de Yutaki, en el extremo sur del lago Yunoko, se debe tomar la autopista nacional 120 y cruzar Senjōgahara. Es posible admirarla de cerca en el mirador que se encuentra frente a la cuenca de la cascada. Además de la presencia que le da su caída de 70 metros, esta cascada también cuenta con una belleza sin igual que le regalan los 110 metros de corriente escalonada.

La vista desde el puente de Ryūzu, situado arriba de la cascada. Al fondo se puede vislumbrar el lago Chūzenji.
La vista desde el puente de Ryūzu, situado arriba de la cascada. Al fondo se puede vislumbrar el lago Chūzenji.

En la ribera de la cascada se encuentra el parque Ryūzu no Taki Enchi. La imagen fue tomada desde el mirador del punto medio.
En la ribera de la cascada se encuentra el parque Ryūzu no Taki Enchi. La imagen fue tomada desde el mirador del punto medio.

La cascada de Yutaki desde el mirador. La corriente se divide en dos casi al llegar a la cuenca.
La cascada de Yutaki desde el mirador. La corriente se divide en dos casi al llegar a la cuenca.

Hay un sendero que recorre desde Senjōgahara hasta la cascada de Yutaki. Al fondo se observa el monte Nantai.
Hay un sendero que recorre desde Senjōgahara hasta la cascada de Yutaki. Al fondo se observa el monte Nantai.

Reportaje, texto y fotografías: equipo editorial de nippon.com.

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