El templo budista Tsukiji Honganji sorprende a los tokiotas con una original iniciativa

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A la entrada de la bulliciosa calle comercial de Tsukishima Monja Street, en el municipio tokiota de Chūō-ku, se inauguró el 1 de septiembre un edificio llamado Tsukiji Honganji Tsukuda Bldg. Alberga una sucursal de uno de los templos más famosos de la capital, pero también una residencia de ancianos y una bonita cafetería, entre otros servicios.

Una insólita fusión para una nueva forma de difundir el budismo

En los últimos años, el templo budista de Tsukiji Hongwanji o Honganji, situado en Chūō-ku (Tokio), se ha reinventado como un espacio abierto al público, reformando su recinto para darle una agradable sensación de amplitud y ofreciendo desayunos en una cafetería ante la cual se forman largas colas. El 1 de septiembre se inauguró el edificio llamado Tsukiji Honganji Tsukuda Bldg., ocupado parcialmente por la sucursal Tsukudajima del templo. En la planta baja del edificio hay una cafetería (Tsukiji Honganji Cafe Tsumugi Hanare Tsukishima-ten). El templo propiamente dicho ocupa el primer piso. El resto de los pisos están ocupados por una residencia de ancianos de pago, llamada Dormy Tsukishima Ekimae. El edificio ha despertado un gran interés como paradigma de una nueva forma de entender la difusión del budismo.

El edificio Tsukiji Honganji Tsukuda, junto a la Salida 7 de la estación de Tsukishima del Metro de Tokio.
El edificio Tsukiji Honganji Tsukuda, junto a la Salida 7 de la estación de Tsukishima del Metro de Tokio.

La sucursal del templo budista Tsukiji Honganji ocupa el primer piso del edificio. En el altar, a ambos lados de la imagen del buda principal pueden verse los retratos de Shinran (derecha), fundador de la secta Jōdo Shinshū, y su refundador o impulsor Rennyo (izquierda).
La sucursal del templo budista Tsukiji Honganji ocupa el primer piso del edificio. En el altar, a ambos lados de la imagen del buda principal pueden verse los retratos de Shinran (derecha), fundador de la secta Jōdo Shinshū, y su refundador o impulsor Rennyo (izquierda).

Higashimori Shōnin, subdirector de Asuntos Religiosos del Tsukiji Honganji, explica que, en una época marcada por la escasez de nacimientos, para los templos budistas va a ser muy difícil sobrevivir solo con los ingresos que obtienen por funerales y cuidado de tumbas. “En esta sucursal de Tsukudajima tenemos un negocio inmobiliario y, al mismo tiempo, damos apoyo espiritual a los ancianos que viven en la residencia arrendataria. Es una forma de contribuir a la comunidad de estos barrios de Tsukudajima y Tsukishima”, añade.

Residencias de la tercera edad que ofrecen también servicio hospitalario pueden encontrarse fácilmente. Lo que ya no es tan normal es que incorporen todo un templo budista. Uno de los objetivos que se fijó el Tsukiji Honganji al establecer esta sucursal fue ayudar a reforzar los lazos entre las personas durante toda su vida. Como dice el propio Higashimori, aunque muchos identifiquen el budismo con los funerales, de suyo el budismo es una religión que enseña a vivir bien y que quiere dar sustento anímico a la gente. Por eso, los planes del templo incluyen que sus sacerdotes visiten a los residentes, compartan sus problemas y atiendan consultas de las familias.

Esta cercanía entre una residencia de ancianos y un templo budista podría resultar un tanto siniestra para algunos, pero lo cierto es que ya hay candidatos para más de 20 habitaciones. Desde el personal de Kyōritsu Maintenance, la empresa operadora de la residencia, se ve con optimismo esta poco habitual fusión de hogar y templo. Sus responsables dicen que quienes ingresan en una residencia para la tercera edad tienen todavía mucha vida por delante y que son años muy importantes, por lo que han preparado las instalaciones más completas posibles. “Uniendo fuerzas con el Tsukiji-Honganji, creo que podremos hacer que los residentes disfruten del mayor sosiego”. Sobre la cafetería que se ha abierto en el primer piso, creen que permitirá a los residentes distraerse y que podrá ser usada también por los familiares en sus visitas.

En la fotografía superior, una habitación de la residencia Dormy Tsukishima Ekimae. Las habitaciones disponen de sensor de inteligencia artificial para detectar caídas y otros accidentes, así como camas con colchoneta para detectar la calidad del sueño. Abajo a la izquierda, el amplio comedor, en el que se ofrece un menú muy variado. A la derecha, dispositivo para baño asistido, dentro de un cuarto de baño mecanizado y dotado de todas las comodidades.
En la fotografía superior, una habitación de la residencia Dormy Tsukishima Ekimae. Las habitaciones disponen de sensor de inteligencia artificial para detectar caídas y otros accidentes, así como camas con colchoneta para detectar la calidad del sueño. Abajo a la izquierda, el amplio comedor, en el que se ofrece un menú muy variado. A la derecha, dispositivo para baño asistido, dentro de un cuarto de baño mecanizado y dotado de todas las comodidades.

Sin Tsukudajima no habría Tsukiji

La cafetería del templo principal de Tsujiki-Honganji ha alcanzado una gran popularidad y no es raro que a su entrada se forman colas de personas atraídas por el desayuno, que incluye 18 alimentos diferentes. Ahora, la del nuevo edificio de Tsukishima ofrece el “Bol de las 18 delicias de Buda”. El 18, número del más importante de los votos hechos por Buda para la salvación de la humanidad, tiene una especial significación para la escuela Jōdo Shinshū (“de la Tierra Pura”). Entre otras muchas cosas, el bol incluye, sobre una base de cereales variados, porciones de una famosa especialidad culinaria de la zona de Tsukiji, el tsukijishōro (especie de tortilla de huevo). También parece llamado a tener mucho éxito el “Shiomame daifuku al gusto del maestro Shinran”, una variedad de dulce japonés a base de pasta de arroz glutinoso con una pizca de sal y relleno de anko (pasta de judías cocidas y azucaradas).

También en la planta baja se han instalado una sala de lactantes y unos baños de alta accesibilidad. La sucursal del templo incluida en este nuevo edificio está abierta a las visitas de los vecinos del área y de todos cuantos se acerquen a esta atraídos por la calle del monja (especialidad culinaria propia de Tsukishima similar al okonomiyaki), o para deambular por sus calles, llenas de puntos de interés histórico.

El “Bol de las 18 delicias de Buda” armoniza magistralmente 18 delicias de la gastronomía local de Tsukiji.
El “Bol de las 18 delicias de Buda” armoniza magistralmente 18 delicias de la gastronomía local de Tsukiji.

La cafetería Tsukiji Honganji Cafe Tsumugi Hanare Tsukishima-ten ofrece un ambiente chic. Por la escalera exterior puede accederse libremente a la sucursal del templo Tsukiji Honganji.
La cafetería Tsukiji Honganji Cafe Tsumugi Hanare Tsukishima-ten ofrece un ambiente chic. Por la escalera exterior puede accederse libremente a la sucursal del templo Tsukiji Honganji.

El barrio de Tsukudajima está íntimamente ligado al templo de Tsukiji Honganji.

El templo Nishi Honganji (Honganji), en Kioto, es la matriz de la escuela Honganji de la secta Jōdo Shinshū. En 1617, esta escuela dio el salto a Edo (actual Tokio) con la construcción del Asakusa Onbō, también llamado Edo Onbō, en los terrenos de los actuales barrios de Nihonbashi-Yokoyama-chō y Higashi Nihonbashi (municipio de Chūō-ku). El edificio quedó destruido en el gran incendio de 1657 y no pudo ser reconstruido allí mismo, pues lo impidieron los planes de reurbanización del gobierno militar o bakufu. Entre los terrenos que se barajaron para acoger el templo, los más amplios eran unos bancos de arena que surgían de las aguas de la bahía de Edo, cerca de la costa. Hubo que hacer grandes obras de terraplén para ganar terreno al mar (Tsukiji significa, precisamente, “tierras artificiales”) y en estas obras tuvieron un importante papel los pescadores del área de Tsukudajima.

Casi todos los pobladores de Tsukudajima procedían de la aldea de Tsukuda, en el señorío de Settsu (actual prefectura de Ōsaka). Fueron llamados allí por Ieyasu, primer shogun de los Tokugawa, quien pensó que, por su profesionalidad, serían los más adecuados para suministrar pescado en grandes cantidades a la rampante población de Edo. Ieyasu les entregó los bancales costeros para que los poblaran, y les concedió derechos de pesca en la había y exenciones tributarias. Luego, como se ha dicho, fueron ellos quienes se encargaron de desecar los terrenos circundantes. Así fue como se formó Tsukudajima, la isla de Tsukuda.

Hasta el año 1580 el Ishiyama Honganji de Ōsaka había sido la matriz de la secta Jōdo Shinshū, y los pobladores del pueblo de Tsukuda eran fieles parroquianos de dicho templo. Es por tanto fácil de entender que cuando se habló de reconstruir el templo arrasado por el incendio de Edo los reasentados en Tsukudajima solicitaran que se hiciera en sus cercanías, ofreciéndose de voluntarios para acondicionar el terreno. Y fue ese apoyo incondicional lo que, finalmente, condujo a los responsables del templo a reconstruirlo en aquellos terrenos amplios pero que, obviamente, no eran los óptimos.

“Tsukiji Gobō”, una de las ilustraciones del libro Ehon Edo miyage, del grabador Utagawa Hiroshige. Entonces, el edificio principal del templo estaba orientado hacia el suroeste. La calle que se ve en primer plano corresponde a la actual Namiyokedōri, en el Sector Exterior del Mercado de Tsukiji. En aquella época, las aguas del mar llegaban hasta allí.
“Tsukiji Gobō”, una de las ilustraciones del libro Ehon Edo miyage, del grabador Utagawa Hiroshige. Entonces, el edificio principal del templo estaba orientado hacia el suroeste. La calle que se ve en primer plano corresponde a la actual Namiyokedōri, en el Sector Exterior del Mercado de Tsukiji. En aquella época, las aguas del mar llegaban hasta allí.

Estrechos lazos también con el antiguo mercado de Tsukiji

Los pobladores de Tsukuda no eran simples pescadores. Eran también comerciantes. Una vez entregadas al bakufu las cantidades de pescado pactadas, el resto lo vendían en un mercado que ellos mismos establecieron en Nihonbashi. Este mercado tuvo gran popularidad hasta después de la era Meiji (1868-1912), pero quedó destruido por el Gran Terremoto de Kantō del 1 de septiembre de 1923. Se consideraron varios lugares para su reconstrucción y finalmente se eligieron terrenos situados al suroeste del Tsukiji Honganji, contentando así a los líderes de la comunidad de Tsukudajima.

Ha sido, precisamente, este mercado del pescado que cerró sus puertas en 2018 el que ha hecho famoso en el mundo el nombre de Tsukiji, que, en esta época en la que el sushi es una delicia apreciada en todos los continentes, se ha convertido en sinónimo de pescado fresco y de calidad. El Sector Exterior del mercado, que subsiste en su emplazamiento original, sigue bullendo de turistas japoneses y extranjeros. Y no son pocos los que encuentran un rato para acercarse al Tsukiji Honganji y unir con devoción las palmas de sus manos. Puede decirse que el viejo mercado sigue contribuyendo a asegurar el futuro del templo.

El majestuoso edificio del Tsukiji Honganji, que surgió de la destrucción del gran terremoto de 1923, es una imitación del estilo arquitectónico de la antigua India. El día de la inauguración del nuevo edificio Tsukiji Honganji Tsukuda Bldg., en el templo principal se celebró una ceremonia con ocasión del primer centenario del cataclismo. Sin los ímprobos esfuerzos de los pobladores de Tsukudajima, el actual templo de Tsukiji Honganji no existiría. Ahora, es el templo el que se propone devolver el favor contribuyendo al bienestar del vecindario. Higashimori espera que el nuevo edificio se convierta en un punto de referencia de este animado barrio tokiota.

En la larga historia del templo de Tsujiki Honganji los pobladores de Tsukudajima han tenido un importante papel.
En la larga historia del templo de Tsujiki Honganji los pobladores de Tsukudajima han tenido un importante papel.

(Traducido al español del original en japonés. Reportaje, texto y fotografías de la redacción de nippon.com.)

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