El museo Seishū Netsuke de Kioto y sus mundos en miniatura

Turismo Cultura

Los netsuke son una artesanía tradicional que cuenta con coleccionistas apasionados en todo el mundo. A partir del periodo Meiji (1868-1912) su popularidad vino desvaneciéndose paulatinamente. Gracias en parte a la inauguración en 2007 del Museo Seishū Netsuke, su valor vuelve a ser hoy reconocido.

Obras de arte en miniatura y accesorios funcionales

Por las fotografías del encabezado y del interior del reportaje el lector podría pensar que se trata de artículos tallados en madera u otra artesanía tradicional. En realidad, se trata de piezas que no miden más de 3 o 5 cm. Los netsuke son unas miniaturas únicas también conocidas como “pequeños mundos que caben en la palma de la mano”.

Originalmente se utilizaban para colgar y sujetar pastilleros, cigarreras o bolsos en la fajilla del kimono. A partir de mediados del periodo Edo (1603-1868), se los comenzó a adornar con tallado o pinturas y se hicieron sumamente populares entre todas las clases sociales, desde los samuráis, hasta la gente de a pie. En el periodo Meiji se empezaron a exportar como obras de arte, gracias a lo cual ganaron popularidad fuera de Japón.

Es común decorar los hakonetsuke (que sirven como pequeños estuches) con lacado estilo makie o con madreperla.
Es común decorar los hakonetsuke (que sirven como pequeños estuches) con lacado estilo makie o con madreperla.

En la actualidad, la mayoría de los coleccionistas de netsuke se encuentran en Occidente. En subastas internacionales, estas piezas alcanzan valores de decenas de millones de yenes. Aunque en Japón hay algo más de cien artesanos de netsuke, que, a pesar de entregar su vida a este arte, son poco conocidos dentro del país.

De seguir así, esta cultura tradicional acabará desapareciendo. Para intentar evitarlo, se inauguró en 2007 el Museo Seishū Netsuke, el único lugar que se especializa en estas piezas. Se ubica en Mibu, Kioto, en una construcción remodelada que antiguamente fue la residencia de una familia de samuráis. En sus instalaciones se resguardan cerca de 6.000 netsuke y se exponen permanentemente unas 400 piezas.

El museo se encuentra en la antigua residencia de una familia samurái que data de hace unos 200 años. En la entrada se encuentra un monumento conmemorativo de la visita de Hisako, princesa Takamado, una gran coleccionista de netsuke de Japón.
El museo se encuentra en la antigua residencia de una familia samurái que data de hace unos 200 años. En la entrada se encuentra un monumento conmemorativo de la visita de Hisako, princesa Takamado, una gran coleccionista de netsuke de Japón.

En su interior el visitante sentirá que ha viajado al periodo Edo.
En su interior el visitante sentirá que ha viajado al periodo Edo.

Date Junji, curador titular del museo, dice que hay muchos apasionados de los netsuke en el extranjero, pero que le entristece que haya japoneses que descubran la existencia de estas obras de arte a través de sus amigos de otros países.

“Los netsuke siguen siendo una artesanía práctica. Cuando traigo el teléfono móvil o la cartera en el bolsillo trasero del pantalón me estorban al sentarme, por esa razón los sujeto con un netsuke en el cinturón”, dice Date. Sin embargo, muchos de ellos son piezas únicas de alto valor y conforme se usan, el propietario se apega a ellos. “Si los olvidara en algún lugar, seguramente me dolería más perder el netsuke que la cartera o el teléfono”, nos dice entre risas.

Date sujeta su cartera al cinturón con un netsuke que tiene forma de gato enroscado. Los netsuke cuentan con un orificio en parte posterior para introducir un lazo.
Date sujeta su cartera al cinturón con un netsuke que tiene forma de gato enroscado. Los netsuke cuentan con un orificio en parte posterior para introducir un lazo.

De artículo indispensable para los samuráis a accesorio de la gente de a pie

Según Date, los netsuke surgieron en Kioto a partir de los ganchos con forma esférica o de anillo. En pinturas de estilo fūzoku-zu que ilustra escenas de la vida diaria de Kioto y que datan de la segunda mitad del siglo XVI, cuando los señores feudales del periodo de Estados Guerreros contendían por la hegemonía, se ven estos ganchos.

En ese tiempo se registró un cambio de estilo en la vestimenta. Se comenzó a popularizar un kimono más informal llamado kosode, de mangas y fajilla más angostas. Ya que el kosode no es muy funcional para guardar cosas, se cree que se popularizaron los ganchos en la fajilla. Los pioneros de esta moda fueron los kabukimono, como se llamaba a los samuráis de rango bajo con estilos excéntricos y los comerciantes emergentes, siempre al tanto de lo que se ponía en boga.

Un pastillero inrō sujetado a la fajilla del kimono con un netsuke de estilo manjū. (Fotografía del Museo Seishū Netsuke)
Un pastillero inrō sujetado a la fajilla del kimono con un netsuke de estilo manjū. (Fotografía del Museo Seishū Netsuke)

Con la llegada del periodo Edo, los ganchos se popularizaron como parte del atuendo de los samuráis. Gracias a sus cualidades funcionales y de ornamento, se los usaba en todo tipo de estuches: desde pastilleros, pequeños bolsos, hasta cigarreras. En el periodo Genroku (1688-1704) su uso se extendió entre la gente de a pie y, con el nombre netsuke, se afianzaron como un artículo de uso general.

Por aquel entonces, la mayoría tenía diseños sencillos y funcionales, pero conforme aumentó la demanda, también aparecieron nuevos fabricantes que eran escultores de imágenes budistas, talladores o artistas de máscaras, entre otros. Entre las materias primas que se utilizaban están los árboles resistentes, tales como los boj, el ébano, además de cuernos de ciervo y marfil. Los minuciosos tallados se adornaban con colores vívidos, laca makie, damasquinado o madreperla.

La popularidad de los netsuke creció como la espuma en la segunda parte del periodo Edo, al igual que el número de vehementes coleccionistas. Incluso se dice que algunos artesanos tenían contratos de exclusividad con comerciantes acaudalados. Date nos explica que, tal como los samuráis se presumían de sus espadas mientras bebían alcohol, los comerciantes competían para ver quién tenía la mejor elegancia a través de los netsuke.

En el museo se exponen piezas clásicas como este netsuke con la imagen de la deidad Hotei (izquierda), pero también otras de estilo moderno como la que representa la llave kawazugake de una lucha de sumō (derecha).
En el museo se exponen piezas clásicas como este netsuke con la imagen de la deidad Hotei (izquierda), pero también otras de estilo moderno como la que representa la llave kawazugake de una lucha de sumō (derecha).

Coleccionar y exponer, claves para mantener el legado cultural

En el periodo Meiji la vestimenta sufrió un proceso de occidentalización, acompañado de una caída en la popularidad de los netsuke en Japón. En contraste, su valor como obras de arte se multiplicó en Occidente, por lo que los fabricantes empezaron a dedicarse a la exportación. Como consecuencia, los estilos de netsuke se hicieron más libres y se perfeccionó su faceta artística, sin embargo, muchas piezas distinguidas, incluso algunas que datan del periodo Edo, salieron de las fronteras de Japón.

Los netsuke cuidadosamente ordenados. Este museo cuenta con una colección de piezas clásicas y modernas.
Los netsuke cuidadosamente ordenados. Este museo cuenta con una colección de piezas clásicas y modernas.

Date se alegra de que las artesanías tradicionales japonesas sean altamente valoradas en otros países. Al mismo tiempo lamenta que existan tan pocas oportunidades de admirar piezas de alta calidad en Japón, ya que eso trae consigo dificultades para legar la cultura y formar nuevos artesanos. La mayoría de los compradores de netsuke son coleccionistas particulares y estos casi nunca exhiben sus adquisiciones en museos. Muchos artesanos saben que no volverán a ver sus creaciones si estas salen de Japón.

Muchos maestros talladores de netsuke que continúan activos visitan regularmente el museo. Sus instalaciones les ofrecen un lugar incomparable en el que pueden admirar piezas exquisitas que les sirven de estímulo, al mismo tiempo que aprenden otras técnicas. Algunos artesanos agradecen la oportunidad de poder rencontrarse con creaciones pasadas y reflexionar sobre ellas. Según Date, también hay quienes se comunican con el museo con la intención de que adquieran sus piezas nuevas.

El museo expone las piezas con lupas y espejos para apreciar hasta los más mínimos detalles. A la izquierda, un netsuke único: un hombre fabricando una sandalia de paja. A la derecha, una obra inspirada en una anécdota del monje Sesshū.
El museo expone las piezas con lupas y espejos para apreciar hasta los mínimos detalles. A la izquierda, un netsuke único: un hombre fabricando una sandalia de paja. A la derecha, una obra inspirada en una anécdota del monje Sesshū.

Las infinitas posibilidades de los netsuke

La historia de los netsuke es larga, por lo que existen estilos y tipos muy variados. Los netsuke de estilo manjū son considerados los más prácticos. En el anverso de la media esfera están decorados con laca makie o tallados y, en el reverso, cuentan con un orificio para el lazo.

A partir del estilo manjū surgieron los Ryūsa netsuke, que llevan el nombre de su creador. Se trata de piezas talladas en relieve con cavidades que requieren de una técnica muy avanzada.

Un Ryūsa netsuke titulado Murciélago. Se crean las cavidades entre las minuciosas decoraciones del delicado tallado.
Un Ryūsa netsuke titulado Murciélago. Se crean las cavidades entre las minuciosas decoraciones del delicado tallado.

El tipo más popular es el estilo katabori netsuke que cuentan con los temas de los mitos, anécdotas, personajes de obras de kabuki y animales. A través de ellos se pueden expresar los gustos o creencias de sus portadores. También son utilizados como amuletos o para dar un toque estacional con frutos y árboles. Otros del mismo estilo son los men netsuke con motivos de máscaras de teatro noh o las imágenes de las caras de las siete deidades de la fortuna.

También son populares los hako netsuke o kagamibuta netsuke, con forma de recipiente con una tapa, a los que se les puede introducir pastillas o monedas.

A la izquierda, la pieza titulada Kanjinchō, inspirada en una obra de kabuki, un tema popular en el periodo Edo. A la derecha, un kagamibuta netsuke de estilo variado titulado Kanekaeru que tiene una rana en la tapa.
A la izquierda, la pieza titulada Kanjinchō, inspirada en una obra de kabuki, un tema popular en el periodo Edo. A la derecha, un kagamibuta netsuke de estilo variado titulado Kanekaeru que tiene una rana en la tapa.

Formar nuevos artesanos y promocionar los atractivos de los netsuke

Estas delicadas obras de 3 o 4 centímetros requieren de un trabajo sumamente minucioso. Los artesanos usan aproximadamente 50 tipos de cinceles diferentes. Ya que es complicado concentrarse por demasiado tiempo en labores tan detalladas, le dedican únicamente unas cuantas horas al día al tallado. Completar una obra puede tomar varios meses ya que el proceso de pulido y coloreado se hace de forma paralela con la fabricación de otras piezas.

Otro de los objetivos del museo es la formación de nuevos talentos, razón por la que estableció el premio Golden Netsuke Award. Hisako, princesa Takamado, afamada coleccionista de netsuke dentro de Japón, asiste a la ceremonia de premios anual. Su presencia ha favorecido la promoción de los atractivos de los netsuke.

En la zona sobreviven lugares famosos como el templo de Mibu, sede del grupo especial de guardia Shinsengumi, o la antigua residencia del clan Maekawa, donde fue asesinado Serizawa Kamo, líder de la agrupación. En su visita el visitante puede fantasear sobre las competencias de netsuke que habrán tenido estos personajes. También es posible que cambie un poco su percepción de la agrupación Shinsengumi, conocida por la brutalidad de sus actos.

En la sala de exposiciones del primer piso hay fotografías y otros materiales relacionados con los premios Golden Netsuke Award.
En la sala de exposiciones del primer piso hay fotografías y otros materiales relacionados con los premios Golden Netsuke Award.

Frente al museo (derecha) se encuentra la puerta principal del templo de Mibu detrás de un buzón rojo.
Frente al museo (derecha) se encuentra la puerta principal del templo de Mibu detrás de un buzón rojo.

Museo Seishū Netsuke de Kioto

  • Dirección: Mibu Kayō Gosho-chō 46-1, distrito de Nakagyō, ciudad de Kioto.
  • Horario: de 10:00 a. m. a 17:00 p. m. (entrada hasta las 16:30 p. m.)
  • Cerrado los lunes (el martes, en caso de que el lunes sea día festivo), del 13 al 16 de agosto y del 29 de diciembre al 5 de enero. Es posible que haya cambios.
  • Entrada: 1.000 yenes, general y 500 yenes, estudiantes de primaria a instituto.
  • Cómo llegar: 10 minutos a pie desde la estación Ōmiya de la línea Hankyū Kyōto, o desde la estación Shijō Ōmjiya de Randen Arashiyama Honsen. Dos minutos a pie desde la parada Mibudera-michi de los autobuses municipales de Kioto.

Reportaje, texto y fotografías: redacción de nippon.com.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Pieza titulada Fujitsubo, inspirada en la Historia de Genji, a la izquierda; Nanatsumen, inspirado en una sátira moderna, en el centro; y Watanabe no Tsuna, de una xilografía ukiyo-e.)

Kioto kimono Museos artesanía tradicional