Seis santuarios consagrados a la deidad del dragón, visitas obligadas en 2024

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El dragón, animal mitológico que llegó a Japón procedente de India y China, representa la buena fortuna en el país. Ya que 2024 es el año del dragón en el zodiaco chino, hablamos del origen de este ser y presentamos algunos santuarios consagrados a él.

Un animal sagrado que engalana los santuarios

Los dragones japoneses provienen de tres raíces: el dragón chino, una bestia sagrada; los naga, un animal de la mitología hindú que también aparece en textos budistas de India, y la deidad del agua, adorada desde la antigüedad en Japón.

Los dragones chinos son bestias sagradas que simbolizan la divinización de fenómenos naturales tales como los tornados. Tiene el cuerpo de una gran serpiente y cuernos de ciervo, orejas de vaca, patas de tigre, uñas de halcón, escamas de carpa y largos bigotes como los bagres. Es un ser en el que se combinan las características de animales magníficos, por lo que también se convirtió en zuijū, bestia espiritual auspiciosa símbolo de los emperadores chinos.

El naga de India también es un animal sagrado cuyo cuerpo se asemeja a una enorme cobra. En los textos budistas aparece como una bestia espiritual que protege las enseñanzas de Buda.

En Japón se fueron mezclando los elementos tanto de los dragones chinos como de los nagas indios. Era, en otras palabras, una presencia protectora de las enseñanzas budistas con el cuerpo de un dragón chino. Además, las tradiciones orales según las cuales los dragones atraían los vientos y las lluvias se unieron a la antigua adoración a la deidad del agua, por lo que se creía que los dragones habitaban lugares sagrados como los mares o los manantiales.

Esta es la razón por la cual en muchos lugares de los santuarios japoneses se pueden encontrar estatuas de dragones. Al ser una bestia sagrada que rige el agua, su imagen aparece en los grifos de las pilas para purificar las manos y la boca, o en los adornos de pabellones para proteger de los incendios. También se pueden ver en los santuarios portátiles mikoshi, donde se transportan deidades superiores a los emperadores.

Pero no solo se utilizan como ornamento; hay santuarios en los que los dragones están consagrados como deidades. Las bendiciones que ofrecen dependen de las razones por las que fueron consagrados, pero se cree que poseen poderes relacionados con el agua, como por ejemplo invocar o detener las lluvias. También son un símbolo de la energía mística ki que fortalece la vitalidad y la buena fortuna, proporciona salud y aumenta la esperanza de vida, además de ayudar a conseguir victorias.

Ahora presentamos algunos santuarios que tienen un vínculo especial con la adoración a la deidad del dragón.

Santuario de Enoshima (Fujisawa, prefectura de Kanagawa)

La puerta sagrada del santuario está inspirada en el palacio Ryūgūjō. Fotografía: santuario de Enoshima.
La puerta sagrada del santuario está inspirada en el palacio Ryūgūjō. Fotografía: santuario de Enoshima.

Comenzamos por el santuario de Enoshima. Tal como revela su nombre, se encuentra en Enoshima, un centro turístico en la costa de Shōnan. El santuario está consagrado a la diosa Enoshima Benzaiten, conocida por favorecer la fortuna económica y la sabiduría. Esta deidad ya era adorada por muchos desde el periodo Edo (1603-1868).

Según la leyenda fue la deidad Benzaiten quien, encarnada en una doncella celestial, construyó el santuario a mediados del siglo VI. En ese entonces, en la zona colindante de Kamakura, un dragón de cinco cabezas no paraba de aterrorizar a la población. La doncella, incapaz de soportar la situación, persuadió al dragón para que retomara el camino del bien. La isla de Enoshima surgió cuando la doncella bajó a la Tierra, por lo que el santuario principal fue consagrado a Benzaiten, mientras que el santuario Wadatsumi no Miya, en su recinto, está dedicado al dragón. Se dice que en el periodo Kamakura (1185-1333) el guerrero Minamoto no Yoritomo consiguió la victoria tras orar a la deidad del dragón. El regente Hōjō Tokimasa también obtuvo, se dice, la prosperidad tras adorar al dragón.

El santuario Wadatsumi no Miya se encuentra sobre la caverna que supuestamente habitaba el dragón. Fotografía del autor.
El santuario Wadatsumi no Miya se encuentra sobre la caverna que supuestamente habitaba el dragón. Fotografía del autor.

Santuario de Kuzuryū (Hakone-machi, prefectura de Kanagawa)

A la izquierda, el pórtico Heiwa no Torii del santuario de Hakone, un lugar perfecto para fotografiar el hermoso paisaje. A la derecha, el torii del santuario principal que se alza en medio del lago, frente al muelle donde zarpa la embarcación que traslada a los visitantes. Fotografía: Pixta.
A la izquierda, el pórtico Heiwa no Torii del santuario de Hakone, un lugar perfecto para fotografiar el hermoso paisaje. A la derecha, el torii del santuario principal que se alza en medio del lago, frente al muelle donde zarpa la embarcación que traslada a los visitantes. (PIXTA)

El santuario de Hakone se encuentra en un balneario famoso a una distancia relativamente corta del centro de Tokio. Es un lugar perfecto para tomar una fotografía del pórtico torii de color bermellón, que se alza sobre el lago Ashinoko, con el monte Fuji, un paisaje que atrae a muchos turistas. En su recinto se encuentra el santuario Kuzuryū, un pabellón nuevo. El principal está a unos tres kilómetros al noroeste, dentro del bosque Hakone Kuzuryū. Se tarda cerca de media hora a pie desde la parada de autobús y del estacionamiento más cercano, pero el día 13 de cada mes, fecha en la que se celebra el festival Tsukinamisai, los visitantes se reúnen para abordar una embarcación de peregrinaje que zarpa del puerto de Motohakone, cerca del santuario de Hakone.

Kuzuryū Ookami, la deidad consagrada del santuario, era un dragón problemático que aterrorizaba a las personas, pero un monje budista lo exorcizó para convertirlo en la deidad protectora del lago Ashinoko. Se dice que ayuda a conseguir el éxito en los negocios, protege la fortuna económica y atrae las buenas relaciones, por lo que es especialmente venerado por las mujeres que desean encontrar amor.

La pila purificadora frente al nuevo pabellón. De los hocicos de los nueve dragones se vierte el agua bendita de la deidad del dragón, que elimina las impurezas. Fotografía del autor.
La pila purificadora frente al nuevo pabellón. De los hocicos de los nueve dragones se vierte el agua bendita de la deidad del dragón, que elimina las impurezas. Fotografía del autor.

Santuario de Setabashi Ryūgū Hidesatosha (Ōtsu, prefectura de Shiga)

El puente Seta no Karahashi, un lugar donde sobrevive la leyenda del palacio Ryūgū. Fotografía del autor.
El puente Seta no Karahashi, un lugar donde sobrevive la leyenda del palacio Ryūgū. Fotografía del autor.

Se dice que en el lago Biwa, el más grande de Japón, también habita un dragón cuyo palacio se halla bajo el puente Karahashi, que cruza el río Seta, en el extremo donde sale el agua del lago. El dragón divino sufría la presencia de un enorme ciempiés que habitaba una montaña cercana. Un día pidió a un guerrero que pasaba por la zona que lo exterminara. Se dice que el hombre que lo consiguió, y que recibió tesoros como agradecimiento por parte de la deidad, era el poderoso Fujiwara no Hidesato, quien posteriormente lograría pacificar la rebelión de Taira no Masakado.

El santuario de Setabashi Ryūgū Hidesatosha, al pie del puente, está consagrado tanto a Hidesato como a la deidad del dragón. A pesar de que este episodio quedó registrado en las crónicas de guerra Taiheiki, que datan del siglo XV, el santuario no es muy conocido entre los turistas. Debido a su relación con la leyenda se dice que esta deidad ayuda a conseguir la victoria.

A la izquierda, el silencioso recinto del santuario en el extremo oriente del puente. A la derecha, el pabellón principal consagrado a la deidad del dragón y a Hidesato. Imagen cortesía del santuario de Setabashi Ryūgū Hidesatosha.
A la izquierda, el silencioso recinto del santuario en el extremo oriente del puente. A la derecha, el pabellón principal consagrado a la deidad del dragón y a Hidesato. Imagen cortesía del santuario de Setabashi Ryūgū Hidesatosha.

Santuario de Tsukubusuma (Nagahama, prefectura de Shiga)

El recinto del santuario da a la orilla del lago. Fotografía del autor.
El recinto del santuario da a la orilla del lago. Fotografía del autor.

Al igual que la isla de Enoshima, la de Chikubushima, en el lago Biwa, es famosa por ser un lugar sagrado relacionado con Benzaiten, diosa del agua y las artes en la tradición hindú. Según la leyenda, Benzaiten se encarnaba a veces en una doncella celestial para cumplir los deseos del pueblo, y otras veces se convertía en dragón para pacificar el territorio.

En esta isla se encuentra el santuario de Tsukubusuma (conocido coloquialmente como el santuario de Chikubushima), consagrado a Benzaiten y a la deidad del dragón. La capilla para adorar a la deidad del dragón se encuentra en un promontorio que sobresale en el lago, donde se halla un pórtico torii. Se acostumbra lanzar un recipiente de arcilla desde la colina antes de llegar a la capilla. Se dice que si uno logra pasarlo sin problemas por el torii, su deseo se hará realidad.

No se puede acceder directamente a la capilla; en lugar de ello se reza lanzando un recipiente desde la zona de adoración. Fotografía del autor
No se puede acceder directamente a la capilla; en lugar de ello se reza lanzando un recipiente desde la zona de adoración. Fotografía del autor.

Santuario de Murō Ryūketsu (Uda, prefectura de Nara)

El puente arqueado que atraviesa el río Murō. El santuario Ryūketsu se encuentra río arriba. Fotografía del autor.
El puente arqueado que atraviesa el río Murō. El santuario Ryūketsu se encuentra río arriba. Fotografía del autor.

El templo Murōji, en Nara, es conocido por su pagoda que armoniza con el profundo verdor de las montañas, así como por su bella estatua de Buda. Tras cruzar el río Murō y adentrarse en la zona montañosa se llega a varias cavernas denominadas ryūketsu, donde se cree que habitaban los dragones. En temporadas de sequía, llegaba un enviado de la corte imperial a orar pidiendo lluvia.

Kisshō Ryūketsu es una de estas cavernas. El dragón que la habita es la deidad protectora del templo de Murō. Por esa razón el monje titular del templo también participa en las celebraciones del santuario de Ryūketsu. Sus bendiciones no se limitan a deseos relacionados con el agua. Aquí se encuentran los renri no sugi, dos cedros cuyas raíces se han entrelazado, algo que ha convertido el lugar en una zona con una poderosa energía espiritual para el amor.

A la izquierda, el pabellón principal del santuario de Ryūketsu. A la derecha, la caverna Kisshō Ryūketsu, a una media hora a pie, montaña adentro. Imagen cortesía del santuario de Murō Ryūketsu.
A la izquierda, el pabellón principal del santuario de Ryūketsu. A la derecha, la caverna Kisshō Ryūketsu, a una media hora a pie, montaña adentro. Imagen cortesía del santuario de Murō Ryūketsu.

Santuario de Ebara (Shinagawa, Tokio)

Este fue el principal santuario de Shinagawa, adorado por los guerreros. Fotografía del autor.
Este fue el principal santuario de Shinagawa, adorado por los guerreros. Fotografía del autor.

En el centro de Tokio también existe un santuario dedicado a la deidad del dragón. Se trata del santuario Ebara en Kita-Shinagawa, consagrado al espíritu de la deidad del dragón que llegó del monte Yoshino en Nara, una de las montañas sagradas más representativas de Japón. Se dice que su fundación data del año 709. Esta deidad bendijo con el triunfo en los conflictos a las familias Minamoto y Tokugawa. Se dice que no hay deseo que no pueda cumplir, y concedió la fidelidad a muchas personas, que lo conocían como la deidad del dragón de Shinagawa.

Las imágenes de dragones son omnipresentes en los santuarios, pero es poco común que estas estatuas observen desde lo alto de los edificios a los visitantes. Sin duda es algo que el visitante no debe perderse.

El dragón observa desde el techo del pabellón. Fotografía del autor.
El dragón observa desde el techo del pabellón. Fotografía del autor.

(Traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado cortesía del santuario de Enoshima.)

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