El centenario de la Primera Guerra Mundial y Japón

La Primera Guerra Mundial y los avances de la democracia japonesa

Política Historia

En torno al segundo decenio del siglo XX Japón asiste a la progresiva materialización de los anhelos democráticos de su población, dentro de los límites que ofrecía la Constitución Meiji. El centenario de la Primera Guerra Mundial nos da ocasión para volver una vez más la mirada a aquella época que ha pasado a la historia de Japón con el nombre de la “democracia Taishō”.

Gran legitimidad de la “democracia Taishō”

Han pasado 100 años desde que, allá por 1914, se dio principio a la Primera Guerra Mundial. No está de más preguntarse qué implicaciones tuvo aquella gran conflagración para Japón y qué reflejo tiene en el Japón contemporáneo. Hoy en día la política japonesa se estructura en torno a los derechos humanos y la democracia, y estos principios no se limitan a la vida política, pues se han extendido ya por todos los rincones de la sociedad. Cuando pensamos en su origen histórico, lo primero que viene a nuestras mentes es el periodo de reformas bajo ocupación aliada que siguió a la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Fue bajo esta ocupación cuando se promulgó la Constitución actualmente vigente y se definió con claridad el sistema parlamentario que funciona en nuestros días. Pero no hay que pensar que todo comenzase en aquel periodo. De hecho, en la Declaración de Potsdam, que fue suscrita por el Japón derrotado en la guerra, se hacía mención expresa a la revitalización y al fortalecimiento de las tendencias democráticas previamente existentes en el pueblo japonés. Esto nos empuja a considerar una vez más la experiencia política japonesa de la época previa a la Segunda Guerra Mundial.

Durante el periodo que comprende la Primera Guerra Mundial, incluyendo sus años previos y posteriores, Japón experimentó una gran efervescencia democrática. En los años cincuenta del siglo pasado este periodo pasó a ser conocido como la “democracia Taishō” (en alusión a la era Taishō, 1912-1926) y calificado de precedente histórico del actual sistema democrático(*1). Bajo ese nombre se engloban fenómenos como el florecimiento de la corriente artística y literaria que se desarrolló en torno a la revista Shinshichō, fundada poco antes, en 1907, la dinamización de diversos movimientos sociales o el desarrollo de la política de partidos. Entre todos estos fenómenos cabe destacar la elevada legitimidad de que pudieron jactarse, siguiendo, como se decía en la época, “la vía constitucional”, los siete gabinetes respaldados por mayorías parlamentarias que se sucedieron entre los años 1924 y 1932. A continuación me propongo hacer una reflexión sobre aquel gran conflicto de cuyo inicio se cumple ahora un siglo, analizando la significación que tuvo para la democracia japonesa y recorriendo la senda seguida por la política de partidos en el periodo de entreguerras(*2)).

La época de los gabinetes de partido

Junio de 1924 – Agosto de 1925 Primer gabinete de Katō Takaaki, coalición de Kensenkai, Seiyūkai y Kakushin Kurabu (11 de junio de 1924).
Acta de Conciliación en el Arriendo de Tierras, Convención Básica Japón-Unión Soviética, reforma de la Ley Electoral para la Cámara Baja (ampliación del sufragio a todos los hombres mayores de 25 años), Ley de Mantenimiento del Orden Público, contención militar de Ugaki (reducción del ejército mediante la supresión de cuatro divisiones del Ejército de Tierra a propuesta del ministro del Ejército Ugaki Kazushige), reforma de la Cámara de Pares (Alta).

El gabinete quedó disuelto debido a las disensiones entre los partidos coaligados.

Agosto de 1925 – Enero de 1926 Segundo gabinete de Katō Takaaki, formado por el Kenseikai (2 de agosto de 1925).
Deshecha la coalición que sustentaba el anterior gabinete, se pone en marcha un nuevo gabinete monocolor del Kenseikai, que queda disuelto con motivo de la muerte por enfermedad de Katō.
Enero de 1926 – Abril 1927 Primer gabinete de Wakatsuki Reijirō, formado por el Kenseikai (30 de enero de 1926).
Acta de Conciliación de Conflictos Laborales, introducción del sufragio universal masculino en las elecciones regionales, fin de la era Taishō e inicio de Shōwa, pánico financiero.

Cae el gabinete tras chocar con el Consejo Privado.

Abril 1927 – Julio de 1929 Gabinete de Tanaka Giichi, formado por el Seiyūkai (20 de abril de 1927).
Comienzo del bipartidismo con la creación del Rikken Minseitō, Conferencia Naval de Ginebra (reducción de fuerzas navales), expedición militar a Shandong (China), incidente de Jinan (China), redadas policiales contra el comunismo, asesinato del caudillo militar chino Zhang Zuolin, Pacto Kellogg-Briand (renuncia a la guerra).

Cae el gabinete tras recibir una expresión de no confianza por parte del Emperador.

* Las elecciones generales (Cámara Baja) de febrero de 1928 fueron las primeras de sufragio universal masculino. Reparto de escaños: Seiyūkai, 217; Rikken Minseitō, 216; otros, 33.
Julio de 1929 – Abril de 1931 Gabinete de Hamaguchi Osachi, formado por el Rikken Minseitō (2 de julio de 1929).
Martes Negro en la Bolsa de Nueva York (inicio de la Gran Depresión), levantamiento de la prohibición de exportar oro, gran crisis económica de la era Shōwa, Tratado Naval de Londres (limitación y reducción de armamento), problema de la supuesta usurpación del mando supremo de las fuerzas armadas por parte del ejecutivo, atentado contra el primer ministro Hamaguchi, Incidente de Marzo (golpe de Estado frustrado).

Cae el gabinete a consecuencia del agravamiento del estado de salud de su primer ministro.

* Reparto de escaños tras las elecciones generales (Cámara Baja) de febrero de 1930: Rikken Minseitō, 273; Seiyūkai, 174; otros, 19.
Abril de 1931 – Diciembre 1931 Segundo gabinete de Wakatsuki Reijirō formado por el Rikken Minseitō
Incidente de Mukden (se inicia la ocupación militar japonesa de Manchuria), Incidente de Octubre (golpe de Estado frustrado). Cae el gabinete por desavenencias entre sus miembros. 
Diciembre de 1931 – Mayo de 1932 Gabinete de Inukai Tsuyoshi formado por el Seiyūkai (13 de diciembre de 1931-26 de mayo de 1932).
Prohibición de exportación de oro, Incidente de Shanghai (Incidente del 28 de Enero), Incidente de la Liga de Sangre (complot para asesinar a políticos y potentados), Incidente del 15 de Mayo. Cae el gabinete a consecuencia del asesinato del primer ministro durante el Incidente del 15 de Mayo.
* Reparto de escaños tras las elecciones generales (Cámara Baja) de febrero de 1932: Seiyūkai, 301; Rikken Minseitō, 146; otros, 19.

(*1) ^ Puede encontrarse una buena síntesis de este periodo en Taishō demokurashī-ron Daisanpan Yoshino Sakuzō no jidai (Tōkyō Daigaku Shuppankai, 2013), de Mitani Taichirō.

(*2) ^ La fuente de la documentación y otros aspectos pueden hallarse en Seitō naikaku-sei noseiritsu, 1918-1927 (Yūhikaku, 2005), Seitō naikaku-sei no tenkai to hōkai, 1927-1936 (Yūhikaku, 2014), de Murai Ryōta. En este escrito el tema se circunscribe al sistema y desarrollo de la política de partidos, pero las obras citadas tratan además aspectos ideológicos, como las figuras de Yoshino Sakuzō e Ichikawa Fusae, y movimientos sociales surgidos de la política de partidos. Sobre el Japón de la primera posguerra mundial se encuentra un variado tratamiento en Frederick R. Dickinson, World War I and the Triumph of a New Japan, 1919-1930 (New York: Cambridge University Press, 2013

El inicio de la guerra y las fluctuaciones políticas en Japón

En agosto de 1914, un mes después de desatarse el conflicto en Europa, Japón, alineado con los Países Aliados, se implicó en el mismo declarando la guerra a Alemania. Al iniciarse la guerra, la política japonesa atravesaba una época de grandes cambios. Tras la caída, en 1867, del gobierno shogunal de los Tokugawa, Japón se había embarcado en un proyecto de modernización nacional como parte del cual promulgó en 1889 su primera constitución, que entraría en vigor un año más tarde con la inauguración de la Dieta Imperial (órgano legislativo). La Primera Guerra Mundial estalló, pues, aproximadamente 25 años después de este gran giro.

Los primeros años después de la caída del shogunato estuvieron marcados por el antagonismo entre la oligarquía política, procedente de los han (señoríos feudales) de Satsuma y Chōshū, que habían liderado la Restauración Meiji y monopolizaban el gobierno, y los emergentes partidos políticos, que trataban de promover los derechos civiles. Sin embargo, hechos como la Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-95) o la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) allanaron el camino hacia el ascenso y consolidación de los partidos políticos, entre los cuales el más poderoso fue el Rikken Seiyūkai (en adelante Seiyūkai, organizado por el prócer de la restauración Itō Hirobumi en 1900), que compitió con la oligarquía de los han y los burócratas y llegó a turnarse con ellos en el poder.    

A la entrada del nuevo siglo, la política japonesa afrontaba una nueva etapa y lo hacía en dos sentidos. Por una parte, se había producido entre sus líderes un relevo generacional. Por la otra, de una política fuertemente influida por los genrō (viejos estadistas procedentes de las burocracias particulares de los han), se estaba pasando a un orden político mucho más abierto. En este contexto, entre 1901 y 1913 se turnaron al frente del gobierno dos políticos de la nueva generación: Katsura Tarō, representante del han de Chōshū, y Saionji Kinmochi, del partido Seiyūkai, mayoritario en la Cámara Baja. Pero esta transitoria estabilidad no duró mucho. En 1912, coincidiendo con el fallecimiento del Emperador y el cambio de era, comenzaron las turbulencias. Bajo los lemas de “¡Abajo las camarillas políticas!” y “¡Apoyemos la Constitución!”, se organizó el Primer Movimiento Constitucionalista, en protesta por la situación sobrevenida cuando el segundo gabinete Saionji dimitió en pleno en respuesta a la actitud de su ministro del Ejército de Tierra, que había abandonado unilateralmente su puesto tras ver denegada su petición de reforzar el ejército con dos nuevas divisiones. Aunque bajo la Constitución de Meiji la designación del primer ministro era prerrogativa del Emperador, en la práctica la decisión la tomaban colegiadamente los genrō. Frente a ello, comenzó a exigirse que se respetara la ortodoxia constitucionalista y que el primer ministro procediese siempre del partido que contase con la mayoría en el legislativo, y fue esta presión social la que acabó, a principios de 1913, con el siguiente gabinete (tercer gabinete Katsura), que había sido formado en diciembre del año anterior por Katsura Tarō, un genrō procedente del ejército. Fue la llamada Crisis Política de Taishō.    

A inicios de 1914, el escándalo que causó un caso de corrupción en el seno de la Armada tuvo como consecuencia la caída de un nuevo gabinete.

El gabinete Hara inaugura una época

Hara Takashi, primer ministro de Japón (Fotografía: Cortesía de Jiji Press)

Es entonces cuando estalla la Primera Guerra Mundial, que, si bien opera de alguna forma a favor de esta nueva política de partidos en Japón, al mismo tiempo la ralentiza o interrumpe momentáneamente. Katō Takaaki, que como ministro de Asuntos Exteriores en el segundo gabinete de Ōkuma Shigenobu dirigía la política exterior de Japón como país beligerante, lideraba el partido fundado por Katsura, el Rikken Dōshikai, enfrentado entonces al Seiyūkai. Katō trató de apartar a los genrō de los órganos de decisión, pero su apresuramiento al conducir a Japón a la guerra y el envío al Gobierno chino del Pliego de las 21 Exigencias le valieron duras críticas tanto en Japón como en el extranjero.

Pero la guerra instauró en el país una atmósfera de unión y cohesión que aupó a la jefatura del gabinete al militar del Ejército de Tierra Terauchi Masatake, lo cual trajo consigo una involución que devolvió al país a la época previa al surgimiento del movimiento constitucionalista. El gabinete Terauchi, tachado de “gabinete inconstitucional”, se propuso ampliar su base de apoyo político colocando por primera vez a un hombre de partido entre los encargados directos de tomar decisiones en política exterior. Las alteraciones económicas que acompañaron al periodo final de la guerra provocaron grandes conflictos sociales en Japón, como los disturbios causados por la carestía del arroz en 1918 o los movimientos obreros. Finalmente obtuvo el control del gabinete Hara Takashi, que inauguró el elenco de primeros ministros japoneses con un escaño en la Cámara Baja.

El de Hara es considerado el primer gabinete japonés en estar constituido de acuerdo a los principios de la política de partidos, lo cual resultaba muy apropiado para la imagen de Japón en un momento en que, con la Revolución Rusa y la participación de Estados Unidos en la guerra, la derrota de las potencias centrales se celebraba ante todo como un triunfo de la democracia. Saionji fue enviado, junto a Makino Nobuaki (un político procedente del mundo de la diplomacia) a la Conferencia de Paz de París (1919), donde propuso que el texto del Pacto fundacional de la Sociedad de Naciones incluyese la eliminación de la discriminación racial. Aunque la propuesta japonesa finalmente no cuajó y esto causó insatisfacción, Japón decidió finalmente participar en la nueva organización multinacional como miembro del Consejo Permanente, confiando en que con el tiempo se introducirían tales mejoras.

En el decreto imperial Heiwa Kokufuku no Taishō, emitido en enero de 1920, el Emperador pidió al pueblo japonés que obtuviera los frutos de una paz alcanzada mediante el entendimiento y fuese dócil a las tendencias marcadas por los tiempos. En la Conferencia de Washington, celebrada en la capital norteamericana entre noviembre de 1921 y febrero de 1922, Japón aceptó las propuestas de desarme o reducción de las marinas de guerra, pavimentando así la vía del entendimiento con Estados Unidos y Gran Bretaña. El espíritu de la primera posguerra mundial iba de esta manera institucionalizándose en Japón.

Además de la consolidación de la política de partidos, el otro factor que contribuyó a la armonización internacional durante este periodo fue el ambiente abierto y civilizado que Hara trató de introducir en la Casa Imperial. El entonces príncipe heredero Hirohito (futuro emperador Shōwa) visitó entre marzo y septiembre de 1921 varios países europeos, donde comprobó con sus propios ojos la destrucción causada por la guerra. Además, contó permanentemente con la asistencia de Saionji y de Makino, que se prolongó hasta mediados de los años 30.

Clima progresivamente favorable a la política constitucional

Katō Takaaki, primer ministro. (Fotografía: Cortesía de Jiji Press)

El hecho de que un gabinete como el de Hara se hubiera abierto camino era ya de por sí un exponente de la democratización del país, avalada también por hechos como que el Kenseikai (partido heredero del Rikken Dōshikai), liderado por Katō, propugnara el turnismo, defendiera decididamente la democracia en una época en que todavía era considerada una ideología peligrosa y calificase la victoria en la Primera Guerra Mundial de triunfo de la justicia, la libertad y el humanismo. Esta reestructuración democrática de la política japonesa se hizo sentir también en las relaciones entre las dos cámaras de la Dieta Imperial. Si bien tras los dos primeros gabinetes de partido (el de Hara y el de Takahashi Korekiyo) volvieron a sucederse gabinetes dominados por burócratas, las esperanzas populares de volver a hacer posible el turnismo por la vía constitucional no decrecieron y cuando, en enero de 1924, se instauró el gabinete de Kiyoura Keigo, tercer gabinete de burócratas procedentes de la Cámara de Pares (Alta), las voces que pedían un retorno a la política de partidos tomaron cuerpo en forma del Segundo Movimiento Constitucionalista.

De esta forma, tras las elecciones generales se produjo un cambio político. Katō, líder del Kenseikai, que obtuvo el mayor número de votos, fue nombrado primer ministro, formando un gabinete de coalición en el que quedaron incluidos miembros de las otras dos fuerzas políticas que habían participado en el movimiento: el Seiyūkai y el Kakushin Kurabu (primer gabinete Katō, junio de 1924-agosto de 1925). Durante su mandato, se reformó el sistema electoral eliminando la limitación del derecho al voto a los contribuyentes, instaurándose a cambio el sufragio universal masculino. Además, se reformó la Cámara de Pares (Alta), imponiéndose socialmente la idea de que la Cámara de Representantes (Baja), que gracias a la reforma electoral ampliaba su base popular, debía ostentar la primacía política sobre la primera.

Saionji Kinmochi, primer ministro de Japón. (Fotografía: Cortesía de Jiji Press)

A partir de este momento y hasta 1932 los sucesivos gabinetes siguieron urdiéndose en torno a las fuerzas políticas mayoritarias, aunque todavía quedaba un influyente genrō en activo, el referido Saionji. Este abrigaba una gran desconfianza hacia el Kenseikai, cuya idea de enviar a China un pliego con 21 exigencias había deteriorado no solo las relaciones con este país, sino también las que mantenía con Gran Bretaña y Estados Unidos. De todos modos, Katō, que calificó la presencia de los buques de guerra japoneses, británicos y norteamericanos en el Pacífico de “símbolo de civilización y paz en la región”, llevó adelante una política exterior conciliatoria de la mano de su ministro de Asuntos Exteriores Shidehara Kijūrō, plenipotenciario de Japón en la Conferencia de Washington, quien acuñó la llamada “diplomacia Shidehara”. En vista de estos hechos, Saionji dio su visto bueno al turnismo entre los partidos políticos y comenzó a abstenerse a intervenir como genrō en los asuntos políticos.

Suele decirse de la “democracia Taishō” que representaba constitucionalismo en casa e imperialismo en el extranjero, pero lo cierto es que, en aquellos años posteriores a la Primera Guerra Mundial, sirvió para democratizar el país y promover la concordia con otros países.  

De esta forma, del seno de la política constitucional nació la política democrática. En 1927 el Kenseikai se reconstituyó como Rikken Minseitō. Junto a su rival, el Seiyūkai, protagonizó una etapa de bipartidismo sobre la premisa del sufragio universal masculino. Los sucesivos gobiernos de partido de esta época de posguerra, sin excepción, trabajaron en pos del desarme internacional. En el caso de la Conferencia Naval de Ginebra de 1927, continuación de la de Washington, el antagonismo británico-norteamericano cerró la puerta al acuerdo, pero la siguiente, celebrada en Londres en 1930, concluyó exitosamente.

Entre ambas citas internacionales, se produjo un sonado debate cuando alguien sostuvo que el pasaje del texto del Pacto Briand-Kellogg (1928) de renuncia a la guerra, suscrito por 15 países, Japón entre ellos, en el que se decía “en nombre del Pueblo” no encajaba con el carácter de un país cuyo eje era el Emperador, Saionji respondió que fue precisamente con ese espíritu que esas voces denostaban con el que se presentó en la Conferencia de Paz de París. El 28 de junio de 1292, Saionji participó en el décimo aniversario de la Conferencia de Paz de Versalles.

Ampliación del sufragio y graves consecuencias de la crisis mundial

Se ensayaron también muchas medidas para elevar el nivel de la política nacional. El uso de la época era que el partido en la oposición sustituyera al gobernante cuando este llegaba a un callejón sin salida, para ver luego refrendada su posición con una mayoría en las elecciones generales. Uno de los debates políticos giraba en torno a la necesidad de dar paso a una democracia más directa en que el cambio viniera dado directamente por las urnas. El sufragio femenino fue otro de los temas en que los dos grandes partidos rivalizaron por el protagonismo. La idea era introducirlo primero en las elecciones locales o regionales para extenderlo luego a las nacionales. La apertura se dio también en el terreno ideológico con el debut en la escena política del Musan Seitō, un partido de cuño socialista que obtuvo sus primeros representantes gracias al sufragio universal masculino instaurado con las elecciones de 1928.

Pero el signo de esta primera posguerra mundial cambió radicalmente cuando Japón comenzó a experimentar las tremendas consecuencias de la gran crisis económica mundial iniciada en 1929. Primero, los militares japoneses destinados en Manchuria causaron en 1931 el Incidente de Mukden (Incidente de Manchuria). A partir de entonces, el Ejército de Tierra y la Marina de Japón, que hasta el momento se habían sometido a la política de partidos contemplando siempre la posibilidad de una guerra total, comenzaron a mostrar una férrea oposición a cualquier nuevo desarrollo de esta y a cualquier avance en el desarme internacional. Para ganarse el favor del pueblo, los militares se lanzaron desvergonzadamente a una campaña de desprestigio. En este ambiente de discordia entre militares y partidos políticos se produjo el Incidente del 15 de Mayo de 1932, con el asesinato del primer ministro Inukai Tsuyoshi, un político de partido. Volvió a salir al paso de los acontecimientos Saionji, formando un Gobierno provisional de burócratas con vistas a la restitución en el futuro de la política de partidos.

La situación derivó en el Incidente del 26 de Febrero de 1936, un verdadero golpe de Estado que marcó el inicio del fin de la política constitucional. Destruido el sistema interno que permitió en la primera posguerra mundial una política de partidos, la consecuencia lógica era que Japón se dirigiría también hacia una postura de rechazo al orden internacional emanado del conflicto.

Un gran giro hacia la armonización internacional y la democratización interna

Debemos plantearnos qué representa para nosotros estos 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial. La democratización que acompañó en Japón a la segunda posguerra mundial fue un restablecimiento de la política democrática y un intento por recuperar la combinación que un día hubo en este país de armonización internacional y democratización interna. Es la nuestra una democracia resucitada y fortalecida. En ese sentido, la Primera Guerra Mundial significó para la política japonesa un gran giro que conduce directamente a nuestra época. En Occidente suele decirse que marcó el inicio de la historia contemporánea, pero eso mismo puede decirse también en el caso japonés. Y esto nos hace pensar en algo por otra parte muy lógico, y es que no hay nada parecido a una Historia de Japón exclusivamente japonesa, pues siempre será al mismo tiempo parte de la historia mundial. Y los esfuerzos y afanes humanos que se iniciaron en aquella posguerra siguen presentes hoy en día.

(Fotografía del titular: En febrero de 1936, jóvenes oficiales del Ejército de Tierra movilizaron a algo más de 1.400 soldados para atacar la residencia oficial del primer ministro y otras oficinas públicas, una acción que terminó con la muerte de Takahashi Korekiyo, ministro de Hacienda a la sazón, y otras siete personas. Es el llamado Incidente del 26 de Febrero. En la fotografía, el Hotel Sannō, en Akasaka (Tokio), que sirvió de cuartel general a los golpistas. Cortesía Jiji Press.)

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