Siete décadas de posguerra en Japón

70 años persiguiendo la prosperidad

Política Economía Sociedad Historia

El curso de la economía japonesa tras la Segunda Guerra Mundial puede dividirse a grandes trazos en dos períodos: el medio siglo de la reconstrucción de posguerra y el crecimiento acelerado, y el resto hasta nuestros días. El autor de este artículo afirma que las fuentes del crecimiento acelerado se agotaron en los años noventa, y que Japón debe reformar el sistema para cambiar su modelo de crecimiento.

En 2015 se cumplen 70 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Teniendo en cuenta que tras la Primera Guerra Mundial solo hubo 20 años de paz, desde la segunda gran guerra hasta ahora los países de todo el mundo han demostrado un esfuerzo encomiable para evitar los conflictos armados que involucren el mundo entero, a pesar de que también hayan tenido lugar numerosas guerras encarnizadas como la de Corea, la de Vietnam y las del golfo Pérsico. Han sido siete décadas de paz generalizada en las que Japón ha experimentado grandes cambios. En este artículo me propongo explicar la naturaleza de dichos cambios e identificar los puntos que deberán afrontarse de cara al futuro desde una perspectiva económica.

La derrota devolvió la economía japonesa al nivel del siglo xix

El gráfico muestra una comparación del crecimiento del PIB per cápita de Japón con los de Estados Unidos y Reino Unido desde finales del siglo xix hasta estos últimos años. Los valores de cada país corresponden al PIB per cápita calculado por logaritmo natural con el sistema de paridad del poder adquisitivo basado en el dólar estándar estadounidense de 1990. El PIB per cápita de Japón al acabar la guerra en 1945 era de 1.346 dólares, un 11 % del de Estados Unidos y un 47 % del PIB del mismo Japón en 1940, justo antes de la Guerra del Pacífico.

Desde finales del siglo xix hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, Japón fue modernizándose en numerosos aspectos bajo el eslogan “Prosperidad nacional y fuerza militar”. Los resultados económicos del progreso se plasmaron en el aumento del PIB per cápita que, como se observa en el gráfico, fue acercándose con paso firme al de dos países punteros como EE. UU. y Reino Unido. Así, mientras que en 1870 el PIB per cápita japonés era el 23 % del de Reino Unido y el 30 % del de EE. UU., a las puertas de la Guerra del Pacífico logró alcanzar el 42 % y el 41 % del PIB per cápita de dichos países.

Sin embargo, la guerra interrumpió la escalada de la economía japonesa hacia el nivel de los países desarrollados. La evolución del PIB per cápita de la gráfica de arriba muestra cómo la Segunda Guerra Mundial devolvió a Japón al nivel económico de finales del siglo xix.

Reconstrucción a pasos de gigante y crecimiento acelerado

Tras el fin de la guerra, la economía nipona experimentó sus famosas etapas de reconstrucción y crecimiento acelerados. Durante la reconstrucción (1945-1956) el PIB per cápita aumentó una media anual del 7,1 %, y en 1956 superó el nivel de 1940. Posteriormente Japón entró en la etapa de crecimiento acelerado. El gráfico ilustra cómo durante estas etapas la economía japonesa retomó su escalada hacia el nivel de los países desarrollados a un ritmo muy superior al de antes de la guerra.

En 1973, año que cerró la etapa de crecimiento acelerado, el PIB per cápita japonés era el 95 % del de Reino Unido y el 69 % del de EE. UU. Posteriormente la economía nipona siguió creciendo a un ritmo relativamente rápido, y en 1991 —último año de la burbuja económica— el PIB per cápita de Japón alcanzó el 120 % del de Reino Unido y el 85 % del de EE. UU. En conclusión, podemos afirmar que Japón logró casi completar la evolución hacia una economía desarrollada que había iniciado a finales del siglo xix en poco más de un siglo, incluyendo la interrupción que supuso la guerra.

Un crecimiento distinto antes y después de la guerra

Así pues, desde el punto de vista histórico el curso de la economía japonesa durante los 70 años posteriores a la Segunda Guerra Mundial puede considerarse el cierre de un proceso de transformación a una economía desarrollada iniciado a finales del siglo xix. El crecimiento económico que tomó inercia en la posguerra tiene características comunes y distintas a las del crecimiento anterior a la guerra.

La característica común básica es, como se infiere de lo antes expuesto, que Japón partía de una economía subdesarrollada y que la fuente del crecimiento fue la transferencia tecnológica de los países desarrollados. Esta “transferencia tecnológica” no se limita al know-how tecnológico en un sentido estricto, sino que incluye también el conocimiento sistémico y organizativo.

En su obra clásica(*1) Alexander Gerschenkron destacaba que el desarrollo económico de los países subdesarrollados presenta características distintas al de los países desarrollados, una afirmación que hoy en día está integrada en los modelos formales de desarrollo económico.(*2) La amplia brecha entre los ingresos del Japón subdesarrollado y los de los países desarrollados revela el abismo entre la frontera tecnológica mundial y el nivel tecnológico con que contaba Japón. Eso a su vez implica que Japón tenía un cierto margen para impulsar su crecimiento económico mediante la introducción de la tecnología más avanzada.

Estas condiciones básicas eran comunes al Japón de preguerra y al de posguerra, y la historia del desarrollo económico nipón desde antes de la guerra abunda en ejemplos de adopción de la tecnología occidental en el sentido amplio del término, que incluye el conocimiento relativo al sistema y la organización. Pero, si el abismo con la frontera tecnológica mundial existía tanto antes como después de la guerra, ¿por qué el proceso de desarrollo de Japón se aceleró precisamente en la posguerra? Hayashi y Prescott (2008)(*3) abordan esta pregunta de frente.

La movilización de la mano de obra agrícola aceleró el crecimiento de la posguerra

Según Hayashi y Prescott, el factor principal que impulsó el crecimiento económico en la posguerra fue la transferencia de recursos del sector agrícola — con una productividad y unos ingresos per cápita relativamente bajos — a los sectores no agrícolas —con ambos índices relativamente altos —, y en especial la movilidad de la mano de obra. Y el origen de esa movilidad fue la abolición del sistema familiar paternalista mediante las reformas de la posguerra. El Código Civil de la preguerra otorgaba una gran autoridad al cabeza de familia, lo cual frenaba la migración de los herederos agrícolas a las ciudades. Sin embargo, el Código Civil de posguerra y la nueva Constitución acabaron con la autoridad del cabeza de familia, promoviendo así la migración de la mano de obra agrícola a la ciudad.

Hayashi y Prescott (2008) ofrecieron una contribución cabal a la comprensión del crecimiento económico de Japón a largo plazo. Acertaron al centrar su enfoque en la redistribución de recursos entre sectores económicos y en los factores que permiten o impiden esa distribución, y lograron cuantificar la velocidad y las implicaciones de la movilidad de recursos del sector agrícola a otros sectores sobre el crecimiento económico. No obstante, su explicación sobre los factores concretos que obstaculizan la redistribución de recursos tiene agujeros: aunque el cabeza de familia disfrutaba de una gran autoridad, considerando la brecha de ingresos entre el sector agrícola y el industrial, podemos pensar que en algunos casos fuera preferible que el primogénito o en algunos casos el propio cabeza de familia se trasladase a la ciudad para trabajar.

Las reformas aplicadas durante la guerra también contribuyeron al crecimiento

Ahora analicemos el papel de las reformas sistémicas realizadas durante la guerra como hipótesis alternativa para explicar la redistribución de recursos y la aceleración económica de la posguerra. Como insistía antes, durante la Segunda Guerra Mundial se aplicaron una serie de reformas con el fin de movilizar recursos para la guerra.(*4) Uno de los principales objetivos de la movilización era abastecer de mano de obra la industria armamentística, y el Plan de Movilización Laboral del Gobierno dictó una redistribución masiva de trabajadores a dicha industria.

Para redistribuir la mano de obra, las oficinas de empleo municipales pasaron a manos del Gobierno central y se coordinaron con las escuelas para captar la nueva mano de obra que formaban los jóvenes recién graduados.(*5) Pues bien, este sistema de coordinar las oficinas de empleo nacionales con las escuelas para asignar a los recién graduados a los puestos vacantes fue el mecanismo que permitió la redistribución de la fuerza de trabajo en el mercado laboral tras la guerra; además se convirtió en la base del mercado laboral de los recién graduados y su sistema de “contratación en masa”.(*6)

Hayashi y Prescott (2008) destacan el cambio sistémico que mejoró el mecanismo para asignar la mano de obra al mercado laboral como principal factor que agilizó la redistribución de mano de obra. Dicho de otro modo, el coste de transacción del mecanismo para asignar la mano de obra al mercado laboral antes de la guerra obstaculizaba la movilidad de la mano de obra entre sectores, y las reformas sistémicas posteriores suavizaron ese obstáculo.

Lo mismo sucedió con el capital, un factor productivo fundamental junto con la mano de obra. Durante la guerra el Gobierno también promovió la concentración de capital en la industria armamentística y los bonos del Estado. La captación a gran escala de capital privado y su redistribución controlada por el Gobierno hizo que la financiación indirecta —basada en los saldos bancarios y los ahorros postales— creciera y sustituyera a la financiación directa, que era la que sostenía el desarrollo económico antes de la guerra. Como es bien sabido este sistema de financiación indirecta, basado en la captación de ahorros y la distribución de capital, fue lo que sostuvo financieramente el crecimiento económico japonés durante largos años después de la guerra. 

Las fuentes del crecimiento se agotaron en 1990

La economía japonesa de la posguerra partía de dos fuentes de crecimiento potenciales: el abismo con la frontera tecnológica mundial y un sector agrícola gigante con una productividad relativamente baja. Estas fuentes potenciales, sumadas a las reformas sistémicas implementadas durante la guerra, fueron lo que permitió el veloz crecimiento económico y la evolución a una economía desarrollada que se observan en la gráfica de arriba.

Dando la vuelta a esta relación causal podemos concluir que, si esas dos fuentes se agotan, será cuando menos difícil mantener el mismo modelo de crecimiento acelerado. La primera fuente se agotó en 1990, cuando Japón estaba a punto de completar su transformación a país desarrollado; igual sucedió con la segunda, ya que para 1990 el sector agrícola había pasado de emplear al 36 % de la fuerza laboral en 1955 a ocupar tan solo al 6,5 %.

La creación de un sistema que distribuya los recursos al desarrollo tecnológico

Una vez analizado el crecimiento acelerado de la posguerra y su extinción, el siguiente paso es plantearnos sus implicaciones de cara al futuro. Como ya han expuesto algunos expertos, para una economía como Japón que ya ha alcanzado la frontera mundial, el único margen de crecimiento que queda es seguir ampliando esa frontera con su propia fuerza.

El Libro blanco sobre la economía de 1956, célebre por la frase “Ya no estamos en la posguerra”, dio un toque de alarma a la economía japonesa, que desde el fin de la guerra había basado el crecimiento en la reconstrucción, y avivó la motivación del pueblo japonés. Citando la emblemática publicación: “Ahora nos enfrentamos a una situación distinta. Se acabó el crecimiento basado en la reconstrucción. En adelante el crecimiento se impulsará mediante la modernización”.(*7)

Aunque en una fase de desarrollo distinto, en la década de los noventa la economía japonesa se topó de nuevo con la necesidad de cambiar de modelo de crecimiento, y hoy en día sigue luchando para afrontar ese reto. Para salir del atolladero es necesario aumentar los recursos que se invierten en I+D tecnológica, lo que a su vez requiere crear un sistema que permita asignar recursos a dicho sector. El curso de la economía japonesa antes y después de la Segunda Guerra Mundial es una clara muestra de cuánto influye el sistema económico sobre la eficiencia de los recursos y el crecimiento.  

Fotografía del titular: Graduados de bachillerato contratados en masa llegan a Tokio desde Okinawa con el Himeyuri Maru, un barco de la empresa de transporte marítimo Ryūkyū Kaiun. Tomada el 6 de marzo de 1969 en la zona de Harumifuto del barrio tokiota de Chūō. (Cortesía de Jiji Press)

(*1) ^ Alexander Gerschenkron. Economic Backwardness in Historical Perspective: A Book of Essays. Cambridge, MA: Belknap Press of Harvard University Press, 1962.

(*2) ^ Robert Barro y Xavier Sala-i-Martin. “Technological diffusion, convergence and growth”, Journal of Economic Growth, 2(1): 1-26.

(*3) ^ Hayashi Fumio y Edward C. Prescott. “The depressing effect of agricultural institutions of the prewar Japanese economy”, Journal of Political Economy, 116(4): 573-632.

(*4) ^ Okazaki Tetsuji y Okuno-Fujiwara Masahiro (ed.). Contemporary Japanese Economic System and Its Historical Origins. New York: Oxford University Press.

(*5) ^ Sugayama Shinji. La evolución de las relaciones laborales y las instituciones del mercado laboral en Japón. Universidad de Nagoya, 2011.

(*6) ^ Ídem / Saguchi Kazurō. “El mercado laboral nacional japonés”, Teoría económica: una perspectiva histórica (Yoshikawa Hiroshi y Okazaki Tetsuji, ed.). Universidad de Tokio, 1990 / Kase Kazutoshi. La era de la contratación en masa: la mano de obra que hizo posible el crecimiento acelerado. Aoki Shoten, 1997.

(*7) ^ Agencia de Planificación Económica de Japón. Libro blanco sobre la economía, 1956, p. 42.

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