Siete décadas de posguerra en Japón

De capital militar a símbolo de la paz: Hiroshima como herramienta diplomática

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Hiroshima, antiguamente un centro del ejército japonés, pudo renacer tras la Guerra como una “ciudad memorial de la paz”. En medio del debate sobre el reconocimiento de la historia por parte de Japón, el sentido simbólico de Hiroshima, que sufrió la bomba atómica, está cobrando un peso mucho mayor. En el siguiente artículo el autor reflexiona sobre el nuevo significado de Hiroshima como símbolo del pacifismo japonés después de la guerra fría.

Una barrera para el primer ministro Abe Shinzō

El 70 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima tuvo un carácter especial en 2015. Ahora que se cuestionan las políticas en torno a la seguridad nacional del Gobierno de Abe y el pacifismo de Japón, así como el reconocimiento de la historia a nivel nacional e internacional, el simbolismo de Hiroshima está cobrando una nueva fuerza.

A la ceremonia memorial de la paz del 6 de agosto asistieron unas 55.000 personas y embajadores de unos 100 países. En representación de los Estados Unidos acudieron la embajadora en Japón Caroline Kennedy, y la subsecretaria de Estado para Control de Armas y Seguridad Internacional del Departamento de Estado Rose Gottemoeller, una presencia que fue muy comentada. Además del Reino Unido, Francia y Rusia, la India, Paquistán e Israel también estuvieron presentes. De todos los países que poseen la bomba nuclear, sólo China no estuvo presente, además de Corea del Norte que no mantiene relaciones diplomáticas con Japón. En los últimos años también han vuelto a asistir a la ceremonia en Hiroshima los embajadores de países que han sufrido conflictos armados recientemente, como Afganistán y Ruanda, ofreciendo más oportunidades para lanzar mensajes importantes para la paz.

Hiroshima, no obstante, se está convirtiendo también en un problema para el primer ministro Abe Shinzō. Para evitar críticas por el parecido del discurso que ofreció en la ceremonia de 2014 con lo que dijo en 2013, en 2015 el primer ministro renovó el contenido de su mensaje. Sin embargo no pudo evitar las críticas tampoco en el 70 aniversario al no mencionar los tres principios antinucleares. Además, en la reunión con los supervivientes de la bomba atómica, los conocidos como hibakusha, el primer ministro intentó defenderse cuando se le pidió que retirase su proyecto para modificar la legislación en materia de defensa que permitiría a Japón ejercer el derecho a la “autodefensa colectiva”. Desde luego, para el primer ministro Abe, cuya política tiene entre sus prioridades impulsar el patriotismo, eludir la visita a Hiroshima no es una opción posible.

Desciende el número de viajes escolares al Museo Memorial de la Paz de Hiroshima

Todos los hoteles de Hiroshima tienen todas sus habitaciones reservadas para la noche del 5 de agosto desde hace meses. Durante todo el día del 6 de agosto distintas organizaciones celebran actos en varios lugares de la ciudad. No se trata únicamente de las tradicionales reuniones para escuchar el testimonio de los supervivientes de la bomba atómica, sino también actos de carácter político y cultural. Además, para los ciudadanos de Hiroshima y los visitantes, la celebración del tōro-nagashi en la tarde del día 6 es una ocasión en la que se pueden reunir fácilmente.

Ese día sin duda destaca el número de visitantes extranjeros que acuden a Hiroshima. Durante esa jornada se puede ver tanto a grupos pacifistas llevando pancartas, como a turistas en pantalón corto relajándose y disfrutando del día. Las administraciones de la prefectura y la ciudad también se vuelcan en la publicidad de otros puntos de interés turístico de Hiroshima durante esta época como la isla de Miyajima, además de organizar la ceremonia memorial de la paz. Pude participar como tertuliano en el programa que el canal internacional de la NHK grabó a las 20:00 horas desde un espacio entre la cúpula Genbaku y el lugar donde se celebraba el tōro-nagashi, aunque al ser en inglés pocos japoneses se pararon a escuchar lo que decíamos. Nos escucharon, no obstante, numerosos extranjeros.

Cuando se habla de Hiroshima en Japón, lo primero que les viene a la mente a muchos japoneses puede ser el testimonio de alguno de los supervivientes de la bomba que escuchó durante un viaje escolar a esa ciudad. Por desgracia, el número de visitas de este tipo a Hiroshima continúa descendiendo. Esto es evidente si miramos las cifras de las visitas al Museo Memorial de la Paz: en la década de 1980 lo visitaron alrededor de 500.000 estudiantes anualmente, un 40 % del total de visitas, mientras que en 2014 sólo unas 300.000 personas lo visitaron en viajes organizados por los centros educativos, apenas un 23 % del total. Se ha producido un notable descenso en los últimos 10 años.

Un creciente interés entre los visitantes extranjeros

Por otra parte en este mismo período cada año el número de visitantes extranjeros en Hiroshima continúa aumentando a un ritmo acelerado cada año y rompiendo los récords de años anteriores. En 2014 fueron 230.000 los turistas de otros países que visitaron el Museo Memorial de la Paz de Hiroshima, un 18 % del total de visitantes. Parece que el número de visitantes extranjeros superará al de excursiones escolares en algún momento.

A decir verdad, la lista de los lugares más populares en Japón entre los turistas extranjeros que publicó en 2014 la web Trip Advisor, que tiene unos doscientos millones de visitantes mensuales, coloca al Museo Memorial de la Paz y la Cúpula Genbaku en el segundo lugar, y el santuario de Itsukushima de Miyajima también en Hiroshima en el tercero.

Aunque en 2014 el santuario de Fushimi Inari en Kioto fue elegido como el principal destino turístico, cabe recordar que el Museo Memorial de la Paz y la Cúpula Genbaku ocupó el primer lugar durante tres años seguidos entre 2011 y 2013. Por otra parte, entre los museos de Asia dicho museo de Hiroshima ocupa el tercer puesto. Además el renocimiento internacional de este museo es abrumador entre todas las instalaciones culturales que hay en Japón.

Basándose en esto, Hiroshima se está moviendo para aprovechar la oportunidad de la reunión de ministros de asuntos exteriores previa a la Cumbre del G7 en 2016 como un foro de gran apelación internacional. Sin duda uno de los temas principales a tratar sería el asunto del desarme nuclear, aunque no el único. En años recientes la prefectura y la ciudad de Hiroshima han venido investigando la forma adecuada de transmitir en el extranjero la historia de la reconstrucción de la ciudad tras la bomba atómica y han publicado esa información en varios folletos. Es un movimiento para reforzar el significado de Hiroshima como un activo histórico que contribuya a la construcción de la paz en una sociedad posterior a un conflicto en la actualidad.

Hiroshima como símbolo del pacifismo

Personalmente, no soy ajeno a este movimiento, ya que por más de diez años he participado en programas de capacitación de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA, por sus siglas en inglés) y del Ministerio de Asuntos Exteriores para funcionarios administrativos de países que han sufrido conflictos recientemente en Medio Oriente, África central y el sudeste asiático, en los que la historia de Japón y de Hiroshima en particular la he utilizado como material didáctico. Los países en los que impartí cursos en talleres utilizando materiales escritos y audiovisuales preparados por mí son Sri Lanka, Afganistán, Sudán, Sierra Leona, Liberia, Bosnia-Herzegovina y otros países.

En Japón Hiroshima es considerada no en pocos casos como una meca del movimiento izquierdista antinuclear. Muchos japoneses con los que he podido hablar de este asunto creen que hay muchas personas izquierdistas en Hiroshima, cuando en realidad en términos políticos es un bastión conservador. Es posible que Hiroshima, como símbolo del pacifismo, fuese asociada con las ideas de la izquierda durante la guerra fría. La imagen tradicional de Hiroshima que existe en Japón se cultivó en medio de un clima mundial de guerra fría lo que no podía estar desligado de un enfrentamiento ideológico de izquierdas o de derechas en el país.

El fin de la guerra fría, sin embargo, afectó a la imagen que hasta entonces se tenía en Japón de la ciudad de Hiroshima. Hoy es la imagen de la reconstrucción internacional tras la guerra, y el símbolo del pacifismo en Japón. Hoy en todo el mundo se entiende que tanto para reflexionar sobre la paz internacional como para profundizar en el pacifismo japonés es necesario acudir a Hiroshima.

Dos preguntas que los visitantes extranjeros suelen hacer a los hibakusha

Para nosotros los japoneses es muy importante saber de qué manera debemos explicar el significado de Hiroshima a los visitantes extranjeros. Muchos japoneses tienen la impresión en exceso simplista de que Hiroshima se convirtió en una ciudad pacifista como consecuencia de la bomba atómica. Por decirlo de alguna forma, parece que se produjeran ciudades pacifistas automáticamente tras los bombardeos atómicos. Esta comprensión tan superficial de Hiroshima podría ser percibida por los extranjeros como producto de la falta de conciencia de los japoneses.

Hiroshima es, en cambio, una herramienta diplomática y un valioso activo intelectual para explicar las raíces del pacifismo japonés y abordar la cuestión de la historia del país. Por eso es importante saber cómo mostrar Hiroshima como símbolo del pacifismo japonés tras el fin de la guerra.

La primera pregunta que suelen hacer los visitantes extranjeros a los supervivientes de la bomba atómica es “¿No le guardan rencor al enemigo? ¿Cómo pueden sentirse seguros bajo el paraguas de los Estados Unidos?”. La segunda pregunta es “¿Acaso son ustedes las únicas víctimas? ¿Qué piensan del sufrimiento que causó la invasión del imperio japonés en otros países?”. Por supuesto, responder a estas preguntas es una tarea complicada, pero es nuestra responsabilidad afrontar el reto de ofrecer una respuesta para todas personas de otros países que están interesadas en Japón.

La primera pregunta tiene relación con el sentido de la solidaridad de los japoneses de hoy con otras personas en el mundo que han sufrido a causa de la guerra. Contestar tan solo con un “no lo sé” revelaría una indiferencia ante el resto del mundo. Por otra parte, tomarse esta pregunta en serio y debatir con la persona que la propone serviría para mejorar la relación de nuestro país con el mundo.

La segunda pregunta toma como premisa que los japoneses han basado sus relaciones con Asia centrándose en su victimismo al tiempo que ignoran su historia de agresión, complicándose así las relaciones con los países vecinos. Si respondiésemos que esa misma historia “no tiene relación con la bomba atómica de Hiroshima”, estaríamos negando nuestra relación con el resto de las personas de Asia. Al contrario, si debatimos abiertamente sobre la dificultad de interpretar el pasado y partimos de la historia de Hiroshima, podremos profundizar en un entendimiento mutuo.

De capital militar a ciudad memorial de la paz

Muchos de los soldados japoneses destacados para pelear en la guerra sino-japonesa (1894-1895) y la guerra ruso-japonesa (1904-1905) embarcaron en el puerto de Hiroshima, conocido entonces como el puerto de Ujina. Durante la guerra sino-japonesa, Hiroshima se convirtió en una capital militar con instalaciones del ejército. Incluso el emperador residió en Hiroshima durante más de 18 meses en ese período y el parlamento japonés se instaló allí durante un tiempo.

La presencia militar en Hiroshima derivó en el desarrollo de una industria armamentística en la ciudad. Algunos fabricantes famosos que tenían sus sedes en Hiroshima, como Mazda, se dedicaban en esa época activamente a la creación de armamento.

El renacimiento de Hiroshima posterior a la guerra fue algo más que la mera reconstrucción de la ciudad destruida por la bomba atómica. La ciudad cambió su identidad bélica para transformarse en un icono de la paz. Esta transformación completa la llevaron a cabo un número limitado de personas.

Uno de los responsables de esa transformación fue Hamai Shinzō (1905–1968), el primer alcalde elegido por la ciudadanía de la ciudad, que logró obtener la aprobación de Douglas MacArthur, mando supremo de las fuerzas aliadas de la ocupación, y recibió el apoyo de los miembros del parlamento para aprobar la Ley de Construcción de la Ciudad Memorial de la Paz de Hiroshima en 1949. La Ceremonia Memorial de la Paz y el Parque Memorial de la Paz toman su nombre de esta legislación. Hamai en un principio tuvo menos éxito para convencer al electorado, y su idealismo le costó la alcaldía en 1955. No obstante, continuó promoviendo sus ideales fuera del ayuntamiento, lo que le sirvió para volver a obtener la alcaldía en 1959.

Hiroshima se ha forjado como una ciudad de la paz gracias a años de esfuerzos y enfrentándose a numerosas contradicciones. Es imprescindible tener en cuenta este hecho para hablar de Hiroshima como un símbolo del pacifismo japonés y como un ejemplo universal de reconstrucción tras la guerra.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: linternas de papel navegan por el río Motoyasugawa cerca del Parque Memorial de la Paz de Hiroshima el 6 de agosto de 2015 como recuerdo de las víctimas de la bomba nuclear y plegaria para la Paz. © Jiji.)

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