La abdicación del Emperador

Trasfondo histórico del actual sistema japonés de nombres de era

Sociedad

El traspaso del Trono del Crisantemo acarrea el fin de una era y el inicio de otra con un nuevo nombre. En este artículo se presenta el derrotero histórico que ha seguido el sistema de cambio de nombre de era y la forma en que dicho cambio se tramita actualmente.

El sistema de los nombres de era

Entre los temas surgidos a raíz de la inminente abdicación del Emperador de Japón, uno de los que están dando más que hablar es el de cómo denominar la era que sucederá a la actual de Heisei. Algunos medios de comunicación han adelantado que existen ya varios candidatos.

Hoy en día no son pocos los países que mantienen un sistema de datación histórica diferente de la era cristiana. Además de los conocidos calendarios musulmán y budista, existen otros utilizados simultáneamente al occidental, como el minguo taiwanés o el juche norcoreano, que toman como año de partida 1912. En Asia Oriental, la adopción del calendario tradicional chino implicaba que el país fundamentaba su legitimidad en el reconocimiento oficial chino (japonés: sakuhō) y esta es la razón de que, como prueba de la independencia nacional, se hayan establecido estos otros calendarios propios. En algunos casos, el calendario nacional se utilizaba para los asuntos internos y el chino para los externos. En cuanto a las eras históricas japonesas, hasta el final del periodo Edo (1603-1868) se cambiaba de una era a otra no solo en virtud de la sucesión de emperadores, sino de distintos hechos, como podían ser grandes catástrofes. Por ejemplo, la era Keiō (1865-1868), que precedió a la era Meiji (1868-1912), no debió su inicio ni su fin a la subida al trono, abdicación ni a ningún otro hecho relacionado con los emperadores de la época.

Sucesión de eras desde los últimos años del periodo Edo

Kaei 1848-1855 Emperador Kōmei
Ansei 1855-1860 Emperador Kōmei
Man´en 1860-1861 Emperador Kōmei
Bunkyū 1861-1864 Emperador Kōmei
Genji 1864-1865 Emperador Kōmei
Keiō 1865-1868 Emperadores Kōmei y Meiji (Mutsuhito)
Meiji 1868-1912 Emperador Meiji (Mutsuhito)
Taishō 1912-1926 Emperador Taishō (Yoshihito)
Shōwa 1926-1989 Emperador Shōwa (Hirohito)
Heisei 1989- Emperador Akihito

El sistema por el que una era se define como el periodo comprendido entre la entronización y la muerte de un emperador se adoptó en la era Meiji. En tanto no es posible deslindar la era de la propia existencia del emperador, algunos quieren ver en este hecho un símbolo de su “poder temporal”(*1).

El emperador establecía el nombre de la nueva era, que se extinguía con su muerte. Y, como dice el escritor Natsume Sōseki en su novela Kokoro, el nombre de la era (Meiji) daba el tono a la época.

Cuando, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se dio paso a una nueva Constitución reformándose también la Ley de la Casa Imperial, el fundamento legal de la imposición del nombre de la era quedó muy debilitado. De hecho, el nombre de la era entonces en curso, Shōwa, siguió usándose puramente “por costumbre” y a menudo se propuso su abandono. Pero finalmente “Shōwa” recibió fundamento legal mediante la Ley de Nombres de Era (junio de 1979) y las Directrices para el Procedimiento de Selección de los Nombres de Era (octubre de 1979), que significaron una clarificación de dicho proceso de fijación.

El nombre de Heisei le fue impuesto a la era que sucedió a Shōwa por el Gabinete de Gobierno y no por el Emperador, en cumplimiento de lo estipulado en dichos textos legales.

De esta forma, aunque el nombre de la era Shōwa continuó utilizándose hasta la muerte del Emperador Hirohito, la siguiente era recibió un nombre, Heisei, establecido mediante un método totalmente democrático.

En este momento, con ocasión de la inminente abdicación del Emperador Akihito, nos disponemos a elegir un nuevo nombre de era. En este artículo, apuntando a nuestros lectores extranjeros, me gustaría presentar la trayectoria que ha seguido en el Japón moderno el sistema de fijación de nombres de era, las diferentes posturas que se han mantenido y el proceso que se va a seguir para elegir el siguiente.

Introducción del principio de una era por cada emperador

En Japón, fueron los gobernantes de la era Meiji quienes establecieron el principio de que a un nuevo emperador debía corresponder una nueva era, sistema utilizado en la época de la restauración Meiji por la China Qing. La imagen que tenemos del Gobierno Meiji es la de un Gobierno que aspiraba a una apertura civilizadora mediante la occidentalización del país, pero lo cierto es que introdujo también algunos sistemas del gigante asiático, como la costumbre china de llevar registros vitales de cada emperador que, si bien de alguna forma había existido también en Japón, fue retomada en la era Meiji de forma más sistemática por el entonces Ministerio de la Casa Imperial, comenzando por el registro del emperador Kōmei, que reinó entre 1846 y 1867 y siguiendo por los de Meiji, Taishō (1912-1926) y Shōwa (1926-1989).

Al comenzar en Japón la era Meiji, corría en China la era Tongzhi, a la que sucedieron Guangxu y Xuantong. Justo cuando en Japón se cambiaba a la era Taishō, en 1912, en China comenzó la era Minguo, un nombre que reflejaba el cambio de modelo de Estado que acarreó el establecimiento de la República China (en chino, Zhonghua Minguo) a consecuencia de la Revolución Xinhai (1911-1912). Pero, evidentemente, el nuevo modelo era una república en la que no había ningún emperador y tampoco un cambio de gobernante conllevaba cambio de era. Solo cuando, poco después, el general Yuan Shikai se proclamó emperador se inició una nueva era que fue llamada Hongxian. El nombre de Minguo pasó a Taiwán, donde se ha conservado hasta el presente, siendo nuestro 2017 el año 106 de la era Minguo.

Cambios en el sistema

Bajo la antigua Constitución Imperial de Japón, el nombre de la era se fijaba según lo estipulado en la Ley de la Casa Imperial entonces vigente. En el artículo 12 de dicha ley, promulgada en 1889, se especificaba que el nombre de la era no sería cambiado durante el reinado del emperador “en cumplimiento de lo establecido en el año inicial de Meiji”. En realidad, ese principio apareció ya, con ocasión de la Restauración Meiji, en un decreto ley que explicaba que la era se mantendría durante todo el reinado del emperador, equivaliendo el año 4 de la era Keiō al año 1 de la era Meiji, del 23 de octubre de 1868 (entonces se usaba el calendario antiguo, por lo que la fecha corresponde, en el nuevo calendario, al 8 de septiembre del año inicial de la era Meiji). Posteriormente, mediante un decreto de la Casa Imperial de 1909, se estableció el método por el que se procedería a hacer el cambio de nombre de era: se haría inmediatamente después del traspaso del trono, y el nuevo nombre sería elegido directamente por el nuevo Emperador, previas consultas con su Consejo Privado. La promulgación se haría mediante un edicto imperial. Es decir, que al menos en cuanto a su procedimiento, era el propio emperador el que establecía el nombre y lo hacía público mediante dicho edicto. Dado que en China se esperaba a que comenzase el año siguiente al de la muerte del Emperador para aplicar el nuevo nombre de era, no puede decirse que el sistema adoptado en Japón, en el que la muerte del Emperador anterior traía consigo automáticamente un nuevo nombre, fuese completamente igual a aquel.

Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial quedó abolida la antigua Ley de la Casa Imperial, que fue sustituida por una nueva, bajo la Constitución de 1947. Sin embargo, en el nuevo texto no se incluían referencias a los nombres de era. Era una época en la que la propia institución imperial estaba siendo cuestionada y se elevaban voces a favor de la abdicación del Emperador Hirohito, proponiéndose igualmente la abolición de las eras imperiales.

En 1950, el Consejo Científico de Japón, un órgano dependiente de la Oficina del Gabinete, propuso al primer ministro y los presidentes de las dos cámaras de la Dieta (Parlamento) la abolición de este sistema de eras y la implantación del calendario occidental(*2). En la propuesta, además de recalcarse lo ilógico del sistema de eras y su falta de sentido desde el punto de vista científico, se decía que carecía de fundamento legal y que, en tanto que inseparable de la idea del Emperador como soberano, era de difícil encaje en un sistema democrático. Ese mismo año, en la Comisión Educativa de la Cámara Alta, se debatió la abolición del sistema de eras, de lo que se deduce que el tema fue objeto de un cierto debate social.

En enero de 1977, el Partido Socialista de Japón inició los preparativos para proponer la abolición del sistema de eras. El Partido Liberal Democrático trató de responder a este movimiento dando fundamento legal al sistema, lo cual se obtuvo mediante la Ley de Nombres de Era (junio de 1979) y las Directrices para el Procedimiento de Fijación de los Nombres de Era (octubre de 1979). La ley se limita a decir que el nuevo nombre será fijado mediante decreto ley y que el cambio se hará solamente cuando se produzca la sucesión en el trono. Esta ley sigue siendo conocida hoy en día como el texto legal más corto de todo el ordenamiento jurídico japonés.

Cómo se fijan los nombres

Veamos, entonces, cómo se fija el nombre de era bajo este nuevo sistema, que se siguió al hacer el cambio de Shōwa a Heisei en 1989 y volverá a utilizarse de igual modo en sus aspectos fundamentales cuando Heisei dé paso a la siguiente.

La Ley de Nombres de Era prescribe que el cambio debe realizarse mediante un decreto ley. Los detalles en cuanto a su procedimiento los encontramos en el texto “Sobre el Procedimiento de Selección de los Nombres de Era” (es decir, en las Directrices para el Procedimiento de Selección de los Nombres de Era). Sus cuatro apartados podrían traducirse aproximadamente como sigue:

1 Propuesta de nombres candidatos

1) El primer ministro elegirá personas entendidas, a quienes encargará la propuesta de candidaturas.2) Será un reducido número de entendidos quienes reciban el encargo de hacer las propuestas.3) El primer ministro obtendrá de cada uno de los entendidos dos o tres propuestas.4) Los proponentes acompañarán sus candidaturas con explicaciones sobre el significado de los nombres, sus fuentes o autoridades, etcétera.

2 Puesta en orden de los nombres candidatos

1) El director general de Asuntos Administrativos de la Oficina del Primer Ministro estudiará las candidaturas presentadas por los proponentes y las pondrá en orden, tras lo cual informará del resultado al primer ministro.2) A la hora de estudiar y poner en orden los nombres candidatos, el director general de Asuntos Administrativos de la Oficina del Primer Ministro tendrá en cuenta los siguientes aspectos:

a) Que los nombres tengan significados positivos, adecuados a los ideales de la ciudadanía.
b) Que estén compuestos por dos kanji o ideogramas.
c) Que resulten fáciles de escribir.
d) Que resulten fáciles de leer.
e) Que no hayan sido usados previamente como nombres de era ni como nombres póstumos de emperadores.
f) Que no correspondan a palabras de uso corriente.

3 Selección de las propuestas originales

1) Siguiendo instrucciones del primer ministro se reunirán el secretario general del Gabinete (ministro Portavoz), el director general de Asuntos Administrativos de la Oficina del Primer Ministro y el director general de la Oficina Legislativa del Gabinete, que examinarán detalladamente las candidaturas puestas en orden por el segundo de dichos cargos, y seleccionarán varias propuestas originales como candidatas a constituirse en el nombre de la nueva era.2) En reunión plenaria del Consejo de Ministros se debatirán las propuestas originales para el nombre de la nueva era. Además, el primer ministro contactará con los presidentes y vicepresidentes de las dos cámaras de la Dieta, de quienes recabará su opinión sobre dichas propuestas.

4 Fijación del nuevo nombre de era

El Consejo de Ministros emitirá un decreto ley sobre el cambio del nombre de era.

El puesto de director general de Asuntos Administrativos de la Oficina del Primer Ministro del que se habla en las directrices no existe actualmente y no está claro qué cargo de la Oficina del Gabinete cumplirá esa función, pero se piensa que el próximo cambio se tramitará de esta misma forma. No hay, pues, margen para que, como ocurría bajo la Constitución Imperial, se tome en cuenta la opinión del Emperador.

La abdicación y el nombre de la era

Ciertamente, el principio de que es la muerte del emperador la que desencadena el cambio de nombre de era no se cumplirá si el actual Emperador abdica. Esto será una excepción, pero por lo demás el sistema será el mismo, pues el cambio se realizará en el momento en que el Emperador abdique y ascienda al trono su sucesor. Para hacer posible la abdicación será necesario un nuevo marco legal, pero para el cambio de nombre de era propiamente dicho no hará falta legislar.

Según se ha informado(*3), al parecer se han propuesto ya algunos nombres, lo que quizás signifique que estamos en la parte del proceso que se define en el Apartado 1 de las citadas Directrices. El origen de la combinación de ideogramas que se convertirá en el próximo nombre de era habrá que buscarlo, con toda probabilidad, en algún clásico chino, como fue el caso del nombre Heisei, que aparece en la sección “Gotei Hongi” del libro histórico Shiki, y en la sección “Daiubo” del Shokyō. Es, pues, de suponer, que los entendidos que trabajan en ello serán investigadores de la filosofía china y de la historia de Oriente, expertos en los ideogramas, etcétera. Pero no existiendo ningún reglamento que establezca que la fuente o autoridad del nombre deba ser un clásico chino, tampoco hay razón para dar por sentado que sea esa la dirección en que se trabaja.

Se cumplen ahora los 150 años desde que, en el año inicial de Meiji, se estableció el sistema chino de una era por cada emperador. Tenemos el problema de si se elaborará el registro correspondiente a la actual era y hay, además, otros muchos cambios que afectan a la institución imperial. El inminente cambio de nombre de era nos brinda una buena oportunidad para pensar una vez más en todo el entramado legal que rodea esta institución.

Fotografía del encabezado: Obuchi Keizō, a la sazón secretario general del Gabinete, muestra en la Oficina del Primer Ministro un rótulo con los dos ideogramas del nombre “Heisei” el día de su presentación pública (7 de enero de 1989). (Jiji Press)

(*1) ^ Hara Takeshi: “Senchūki no ‘jikan shihai’”, en la obra del mismo autor Kashika sareta teikoku: kindai Nihon no gyōkōkei (versión corregida y aumentada, Misuzu Shobō, 2011.

(*2) ^ La propuesta se hizo el 6 de mayo de 1950 bajo la presidencia de Naoto Kameyama.

(*3) ^ Artículo “Seifu ga shingengō fukusūan, irai no gakusha teishutsu”, periódico Mainichi Shimbun, 7 de abril de 2017.

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