La sociedad japonesa ante la inmigración

La captación de trabajadores extranjeros, clave para la supervivencia de la agricultura japonesa

Economía Sociedad

Para paliar la grave escasez de mano de obra que sufre la agricultura japonesa, el Gobierno ha ampliado el periodo de permanencia de los jóvenes extranjeros que hacen prácticas de formación y ha levantado la prohibición de contratar extranjeros para dichas labores en las denominadas Zonas Especiales de la Estrategia Nacional. Con estas nuevas directrices, la agricultura queda englobada dentro de las actividades industriales que se preparan para recibir la llegada de extranjeros. Ahora este sector afronta nuevos retos, como prepararse para recibir en buenas condiciones a estos trabajadores y aumentar la productividad laboral.

Rápida transformación estructural y grave escasez de mano de obra

Durante muchos años, las explotaciones agrarias japonesas han sido, en su inmensa mayoría, pequeñas y medianas empresas o microempresas, pero en los últimos tiempos la estructura del sector está cambiando muy rápidamente. Muchos agricultores de edad avanzada están retirándose y con ellos van extinguiéndose muchas de aquellas empresas de pequeño y mediano tamaño, y sus minúsculos lotes de tierra están siendo reunidos por un nuevo tipo de empresas más ambiciosas, que están dispuestas a trabajar a una escala mayor y no se conforman con lo que ya han conseguido, pues siguen contratando a más trabajadores y haciéndose con nuevos terrenos de cultivo.

En datos de 2017, había en Japón cerca de 1,51 millones de propietarios agrícolas dedicados principalmente a dicha actividad. Dado que 10 años antes su número superaba los dos millones, la disminución ha sido próxima al 25 %. Al mismo tiempo, vemos que entre 2000 y 2017 la proporción de parcelas agrícolas en uso que se han concentrado en torno a estos nuevos intereses industriales creados en las diversas prefecturas o regiones del país ha pasado del 28 % al 55 %, lo que nos da una buena idea de su avance.

Las explotaciones agrícolas venían siendo en su mayoría empresas familiares, pero con la ampliación de las superficies están dejando de serlo para convertirse en corporaciones. Si en 2011 había unas 14.000 corporaciones agrícolas en el país, en 2017 su número llegaba ya a las 23.000, un 60 % más. El Gobierno está fomentando esta conversión y para 2023 ha establecido como meta las 50.000.

Conforme va creciendo el tamaño de estas explotaciones, crece también el número de los trabajadores que emplean. En 2017 el número de empleados agrícolas, que en 2011 era aproximadamente de 180.000, pasó a ser de 240.000. Y aun así sigue sin ser suficiente. En abril de 2016 la Asociación de Corporaciones Agrícolas de Japón estableció, con el apoyo del Banco Nōrinchūkin (perteneciente al mayor grupo cooperativo del país) y otras instituciones, la Conferencia de Apoyo a la Fuerza Laboral Agrícola, cuya principal finalidad es discutir y estudiar posibles medidas que den solución a la escasez de mano de obra que sufre el sector. Según esta conferencia, las corporaciones son cada vez más y mayores, y este crecimiento se ha dado a un ritmo que no puede ser seguido por el de las contrataciones. El resultado es que actualmente harían falta otras 70.000 personas para cubrir todos los puestos de trabajo ofertados por el sector. La brecha entre oferta y demanda laboral no hace más que ampliarse y, de no corregirse la situación, se estima que dentro de cinco años sean ya 130.000 los puestos no cubiertos.

No puede decirse que el sector haya estado de brazos cruzados ante esta carencia de mano de mano. De hecho, para paliarla ha promovido activamente la contratación de personas mayores, mujeres, personas con discapacidad y otros colectivos sociales. No pocas explotaciones están haciendo uso de robots, drones y otros mecanismos provistos por las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con los que han conseguido aligerar muchas labores y suplir en parte la mano de obra. Sin embargo, para sacar al mercado productos agropecuarios de alta calidad, que son los que pueden dar competitividad a la agricultura japonesa, es imprescindible disponer de trabajadores que sepan realizar un trabajo esmerado. Por otra parte, aunque existen cultivos, como el arroz, que han experimentado un gran avance en su mecanización, otros, como los frutales, siguen exigiendo labor manual en casi todas las operaciones.

Ampliación del periodo de permanencia de los extranjeros en prácticas

La incapacidad de la fuerza laboral japonesa para sustentar la agricultura del país no es un problema nuevo. Desde la década de los noventa, muchas explotaciones agrícolas forman y dan trabajo a extranjeros llegados a Japón bajo el Programa de Prácticas de Aprendizaje de Habilidades (Ginō Jisshū Seido). Actualmente, el sector agrícola emplea a cerca de 25.000 de estos aprendices. Ya no es raro oír decir que sin ellos no sería posible sacar adelante muchas empresas.

Pero se trata de un programa de prácticas y, como tal, tiene sus limitaciones. El periodo solo puede extenderse hasta un máximo de tres años y el número de aprendices por empresa está limitado. También lo están los tipos de trabajo y operaciones que pueden ser realizadas por estas personas, pues los trabajos más simples y repetitivos, de los que puede aprenderse poco, quedan excluidos. Entre quienes conocen a fondo el trabajo que se realiza en el campo se están elevando voces hacia el Gobierno para conseguir una reforma del programa, pues entienden que la limitación temporal a tres años significa tener que prescindir de los operarios justo cuando empezaban a aprender su trabajo y tener que dedicar otra vez mucho tiempo a la formación de las nuevas hornadas.

Ante esta situación, a lo largo de los últimos años el Gobierno ha lanzado una serie de medidas tendentes a facilitar la llegada de más extranjeros a Japón. Una de ellas es ampliar a un máximo de cinco años el periodo de permanencia de estos trabajadores en formación, limitando esta posibilidad a empresas de acreditada calidad bajo la mira de organizaciones de supervisión. Esta idea ha quedado plasmada en una nueva ley aprobada en noviembre de 2017 que regula la correcta implementación del programa y pretende proteger los derechos de los trabajadores extranjeros en formación.

Liberalización de la contratación de extranjeros en las zonas especiales

La segunda medida es el levantamiento, en las llamadas Zonas Especiales de la Estrategia Nacional, de la prohibición de emplear a extranjeros. Según se ha explicado, empresas de envío de personal (empleo temporal) se encargarán de mediar entre los trabajadores extranjeros y las empresas que aspiran a contratarlos. Una vez organizado un sistema de supervisión que vele por los derechos humanos de estas personas, se permitirá el ingreso y contratación de aquellos extranjeros que tengan un cierto nivel técnico. Es la primera vez que se abren las puertas a la contratación legal de extranjeros para labores agrícolas. No se establece ningún límite al número de trabajadores por empresa. Únicamente, el periodo de contratación solo podrá ser de tres años (interrumpidos o ininterrumpidos) y los trabajadores no recibirán visados permanentes de residencia. Entre las diez regiones que han sido designadas zonas especiales, la prefectura de Aichi se ha adelantado al resto haciendo público que comenzará a implementar el nuevo programa. En agosto de 2018 esta prefectura eligió también las empresas de envío de personal que participarán en el mismo.

Ante estos avances, desde muchas regiones que no están incluidas en dichas zonas pero donde la agricultura está muy desarrollada y se venía contando con la ayuda de trabajadores extranjeros en formación, se está reclamando que la liberalización se haga extensiva a todo el país.

Kondō Kazumi, representante de una cooperativa de producción que une a cerca de 120 propietarios agrícolas de la península de Shimabara (prefectura de Nagasaki) y que comercializa sus productos a través de redes de supermercados también cooperativistas, señala que muchos empresarios agrícolas se ven imposibilitados de ampliar su negocio ante la dificultad para encontrar trabajadores.

Dado que el número de explotaciones desciende, si se dificulta la ampliación no será posible subsanar la pérdida de capacidad de producción agrícola de Japón y es muy posible que el espacio dejado sea ocupado por los productos agrícolas de importación. “Si no se facilitan legalmente las cosas, las importaciones de productos agrícolas inevitablemente irán creciendo. Necesitamos que ese nuevo sistema no se aplique exclusivamente a las zonas especiales y se extienda rápidamente a todo el país”, manifiesta.

La tercera medida llegó en junio de 2018. En las directrices económicas y fiscales emitidas por el Gobierno para 2018 (“Honebuto no Hōshin 2018) se estableció, previa aprobación del Consejo de Ministros, un nuevo sistema de admisión de trabajadores extranjeros. Los detalles del plan todavía no se conocen, pero se sabe ya que se prevén periodos de permanencia de cinco años y que la agricultura está entre los sectores candidatos a beneficiarse de la apertura. Serán elegidos extranjeros con cierto nivel de capacitación técnica, que podrán ser también aquellos que ya han cumplido un periodo de formación y prácticas en Japón. Esto quiere decir que algunos de estos extranjeros podrán extender su periodo de permanencia en Japón hasta un máximo de 10 años, con lo que se podrá dar satisfacción a las reclamaciones que venían haciéndose desde el sector agrícola.

El sector necesita preparse para terminar con los continuos abusos

Sin embargo, para que el agro japonés pueda beneficiarse de este sistema y cubrir su demanda de fuerza laboral, serán necesarios algunos ajustes en su estructura y funcionamiento.

Para empezar, en materia de respeto a los derechos humanos, deberá ser todo el sector, en bloque, el que se dote de estructuras que lo hagan posible. Hasta ahora, hemos visto cómo algunos extranjeros en programas de formación y prácticas eran víctimas de diversos abusos por parte de las empresas que los empleaban, como no retribuir dignamente su trabajo o retener ilegalmente su pasaporte para evitar su huida. Según datos del Ministerio de Justicia, cada año se vienen presentando unas 200 denuncias por este tipo de irregularidades y los sectores agrícola y pesquero son los que más a menudo incurren en ellas, representando la suma de ambos el 30 % del total. Estas situaciones han trascendido al extranjero y uno de los informes sobre tráfico de seres humanos emitidos por la Secretaría de Estado norteamericana sostiene que en Japón no se respetan suficientemente los derechos humanos de estas personas.

Furukawa Hiromu presidente de la sociedad limitada Kosen Farm (prefectura de Kagoshima)

Lo que he visto en las explotaciones agrícolas de donde he recogido los datos para mis reportajes es que a los extranjeros empleados se les da un trato muy correcto. Sus responsables no solo viajan al país de origen de estas personas para entrevistarlas corriendo ellos mismos con todos los gastos. Algunos de ellos van más allá, pues incluso se desplazan hasta el domicilio de los padres de los jóvenes para explicarles en qué consisten las prácticas. Uno de estos responsables es Furukawa Hiromu, presidente de la sociedad limitada Kosen Farm, que además de criar pollos, produce verduras y elabora encurtidos en la prefectura de Kagoshima. Su empresa acoge actualmente a seis jóvenes vietnamitas. “Cuando les llamo la atención por algo, lo hago siempre al mismo tiempo a ellos y a los operarios japoneses. Para evitar que se retraigan, es importante no meterse demasiado en su intimidad”, dice.

Si se detecta alguna irregularidad, por minoritaria que sea, supondrá volver a cerrar la puerta que empezaba a abrirse hacia la liberalización de la contratación de extranjeros. En Corea del Sur, país que se ha adelantado a Japón en dicha apertura, las cooperativas agrícolas han editado en forma de DVD y repartido entre las empresas que contratan extranjeros un manual sobre el tratamiento que se les debe dar. En adelante, este tipo de iniciativas serán bien recibidas también en Japón.

Trabajadores de la empresa Kosen Farm, entre los cuales hay algunos extranjeros en programas de formación y prácticas.

Una mayor productividad laboral asegurará la mano de obra extranjera

Otro aspecto en el que se necesitan mejoras es el de la productividad laboral en la agricultura. Umemoto Masaki, director del Centro de Estudios Agrícolas de la Región Central, un órgano de la Organización Nacional de Estudios Agrícolas y Alimentarios, señala que desde la segunda mitad de los años 90 y hasta 2010 la productividad laboral en las actividades agrícolas, forestales y pesqueras de Japón tendió a bajar. Se ha logrado aumentar el volumen de cosecha por unidad de terreno gracias a la creación de nuevas variedades y al uso de abonos químicos y plaguicidas en la agricultura japonesa. Se ha tratado de lograr una mayor eficiencia mediante la mecanización, pero los avances durante los últimos 20 años no han sido demasiado visibles.

Una baja productividad laboral significa peores salarios para los trabajadores y más dificultades para Japón a la hora de atraerse la mano de obra extranjera. No es solo Japón el que pretende hacerlo, también otros países occidentales y asiáticos lo están intentando. Hace algunos años tuve la oportunidad de visitar explotaciones agrícolas de Dinamarca y Holanda, y encontré que la hora de trabajo de un operario extranjero se pagaba, al cambio, a más 2.500 yenes. El citado Furukawa muestra su preocupación ante la posibilidad de que Japón no pueda competir con el resto de los países si no consigue elevar su productividad laboral y ofrecer una remuneración atractiva.

Contar con la ayuda de un mayor número de extranjeros será muy positivo para la agricultura japonesa, pero cualquier perspectiva de futuro y posibilidad de crecimiento pasa por un cambio de mentalidad en sus responsables y una mejor productividad de sus trabajadores.

(Escrito en octubre de 2018 y traducido al español del original en japonés.)

Fotografía del encabezado: recogida de la lechuga en un campo de la ciudad de Bandō, en la prefectura de Ibaraki. (Marzo de 2017, Aflo)

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