Abe Shinzō como pionero de la política japonesa

Política

Un año después del asesinato del ex primer ministro Abe Shinzō, Takenaka Harukata destaca el liderazgo político pionero del mandatario y su impacto en Japón.

Abe Shinzō, el ex primer ministro que más tiempo lideró el Gobierno en la historia de Japón, fue asesinado con un arma de fuego en un acto de la campaña electoral de su partido que se celebraba en la prefectura de Nara el 8 de julio de 2022. En los nueve años al mando del país (2006-2007 y 2012-2020), puso en cuestión tanto el proceso como el contenido de la formulación de políticas del país. Hoy volvemos a evaluar su cruzada y su legado desde la perspectiva actual.

Cambios radicales en el sistema de elaboración de políticas

Desde su cargo de primer ministro, Abe marcó una nueva dirección en las políticas de seguridad japonesas. Para materializar los cambios que deseaba, primero fue necesario reestructurar el sistema para elaborar políticas.

El papel de líder del primer ministro ya se había afianzado significativamente en la mayoría de campos políticos: primero con las reformas de 1994 y después con la reorganización del Gobierno y otras reformas administrativas aplicadas en 2001. Desde 2001, el primer ministro, apoyado por la Secretaría del Gabinete y la Oficina del Gabinete, pudo dirigir y coordinar el desarrollo de políticas que implicaban a varios ministerios, lo que condujo a un proceso más eficiente y políticamente reactivo. Con todo, seguía teniendo una capacidad muy limitada de influir en las políticas de seguridad, en que los conflictos entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Asuntos Exteriores a menudo eran obstáculos.

Poco después de emprender su segunda administración, Abe atajó la raíz del problema mediante una reforma institucional. En 2014 se estableció, por iniciativa suya, el Consejo de Seguridad Nacional directamente bajo la oficina del primer ministro para que funcionara como foro principal para coordinar las políticas de seguridad y defensa de Japón (en sustitución del Consejo de Seguridad). Se creó la Secretaría de Seguridad Nacional dentro de la Secretaría del Gabinete para apoyar al Consejo de Seguridad Nacional. Así es como Abe creó un sistema de elaboración de políticas a través del cual pudiera ejercer un liderazgo firme en cuestiones de seguridad.

Desafío a las premisas sobre seguridad

En los nueve años que pasó a la cabeza del Gobierno, Abe cuestionó varios de los marcos conceptuales clave sobre los que se erigían las políticas de exterior y de defensa de la posguerra. En cuanto a los resultados concretos de las políticas, el desafío más importante fue sin duda la cruzada para reinterpretar el artículo 9 de la Constitución, “Renuncia a la guerra”.

Abe lanzó la campaña durante su primera Administración, cuando montó un organismo de consulta para revisar la larga prohibición del uso de la fuerza para la autodefensa colectiva. Retomó la misión cuando subió de nuevo al mando y en 2014 su gabinete aprobó una reinterpretación del artículo 9 que permitía que Japón participara en la autodefensa colectiva bajo ciertas circunstancias. Esto abrió la puerta a una legislación que ampliaba notablemente el alcance de la política de seguridad japonesa y el papel de las Fuerzas de Autodefensa.

La iniciativa del Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP, por sus siglas en inglés) representó otro desafío a los marcos establecidos. Antes de que el ex primer ministro presentara este concepto estratégico, India solía tratarse como una zona geopolíticamente distinta de la región de Asia-Pacífico, que englobaba Asia Oriental y el Sudeste Asiático. Abe mantenía que las regiones que daban al Pacífico y al océano Índico debían considerarse como una sola entidad estratégica. También en este asunto amplió horizontes a nuevas políticas pensando de una forma alternativa.

Abe también trabajó para llevar a la práctica esa doctrina del FOIP lanzando el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), un marco que incluía Japón, Estados Unidos, Australia e India. Fue un logro señalado no solo para el político, sino para la diplomacia nipona, que pocas veces ha tomado la iniciativa para construir marcos cooperativos que impliquen a potencias destacadas. Tanto la doctrina del FOIP como el Quad se han incorporado en la Estrategia de Seguridad Nacional de Japón.

Así es como el cuestionamiento del statu quo por parte de Abe tuvo un impacto duradero en la política de seguridad de Japón y del resto del mundo.

Fomento del comercio libre y justo

Como primer ministro, Abe fomentó el comercio libre y las reglas de inversión justas estableciendo acuerdos de cooperación económica y marcos similares. La decisión de entablar negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) en 2013 y el papel impulsor de Japón en la renegociación del acuerdo después de que Estados Unidos lo abandonara en 2017 fueron especialmente significativos en este sentido.

Abe superó la oposición considerable al TPP que se le presentó en Japón, en parte montando una “sede central del TPP” con la Secretaría del Gabinete que se encargó de las negociaciones y las desarrolló a la vez que suavizaba los conflictos con varios ministerios y los intereses nacionales que representaban.

Después del repentino abandono del TPP por parte de Estados Unidos, Japón —que rara vez había asumido el liderazgo en negociaciones de comercio multinacionales— se enfrentó a la abrumadora misión de resucitar el acuerdo entre las 11 partes restantes. Abe y su gabinete estuvieron a la altura de un desafío sin precedentes, y el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, conocido como TIPAT, se firmó en marzo de 2018.

Abordaje a la deflación

En el terreno de la política nacional, la empresa más intrépida de Abe fue sin duda convencer al Banco de Japón de aplicar una política monetaria excepcionalmente flexible para atajar la deflación, un pilar del programa económico conocido popularmente como Abenomics.

La deflación crónica lastraba la economía japonesa desde la década de los 90. En las elecciones generales de 2012, Abe prometió cambiar de rumbo con una “política audaz de relajación monetaria”. En enero de 2013, poco después de asumir el cargo, el Gobierno y el Banco de Japón emitieron una declaración conjunta sobre superar la deflación y lograr un crecimiento económico sostenible en la que el Banco de Japón se comprometía a perseguir la relajación monetaria con el fin de lograr un aumento anual del 2 % en el índice de precios al consumo. Al marzo siguiente, Kuroda Haruhiko (antiguo presidente del Banco Asiático de Desarrollo) fue nombrado gobernador del Banco de Japón. En abril el banco central lanzó un rompedor programa de “relajación cuantitativa y cualitativa” y ha mantenido su política monetaria excepcionalmente laxa desde entonces.

A la par de esta expansión monetaria, Abe reformó la gobernanza corporativa y las políticas agrícolas como parte de una estrategia de crecimiento diseñada para potenciar la inversión privada. Con su campaña de reforma de la gobernanza corporativa, las empresas cotizadas se vieron sometidas a una intensa presión para nombrar a directores externos. La reforma, que al principio se enfrentó a la oposición de la Keidanren (Federación de Organizaciones Económicas), la voz de los grandes negocios, representó un desafío más al orden arraigado. El nombramiento de directivos externos se hizo obligatorio con la enmienda de la Ley de Empresas de 2019.

En agricultura, la Administración Abe tumbó el asentado programa de reducción de la superficie cultivada de arroz y revisó la Ley de Cooperativas Agrícolas para despojar a la Unión Central de Cooperativas Agrícolas (JA- Zenchū) de la autoridad de inspeccionar a las cooperativas locales. La eliminación del programa representó un punto de inflexión para la agricultura japonesa y la suavización del control que la JA- Zenchū venía ejerciendo desde hacía tanto sobre las cooperativas locales fue un paso importante para llegar a reformas de mayor alcance.

Actualización del lugar de trabajo y el gasto social

En otoño de 2015, el primer ministro Abe situó en su punto de mira las políticas laborales y los programas sociales.

En 2016, lanzó el Consejo para la Reforma del Estilo de Trabajo con el fin de reducir la famosa jornada interminable de Japón y otras prácticas laborales caducas. Aunque la Ley de Estándares Laborales estableció límites nominales a las horas extras, el artículo 36 permitía al empresario saltarse las restricciones y ampliar el horario casi indefinidamente si firmaba un acuerdo con la mayoría de los empleados o sus representantes. Bajo el mandato de Abe, se revisaron la Ley de Estándares Laborales y otros estatutos para reforzar las regulaciones, limitando las horas extras a 100 al mes sin excepción. El ex primer ministro desafiaba así prácticas laborales anquilosadas durante décadas.

A la vez que apuntaba a una reforma del estilo de trabajo, Abe también dio los primeros pasos para ajustar los programas sociales y sanitarios del país, que presentaban un marcado sesgo hacia las personas mayores. El Gobierno ya había empezado a desviar el gasto social hacia las generaciones más jóvenes instituyendo una ayuda infantil universal en 2010, bajo la Administración del Partido Democrático de Japón. Abe fue más allá presupuestando 2 billones de yenes para las familias con hijos pequeños, que fundó con los ingresos de la subida de dos puntos (del 8 % al 10 %) del impuesto sobre el consumo aplicada en octubre de 2019. El programa que entró en vigor el mismo mes garantiza la educación y el cuidado infantiles gratuitos para todos los niños de entre 3 y 5 años, ofrece guarderías sin coste hasta los dos años y becas universitarias para las familias con bajos ingresos.

Luces y sombras del Abenomics

Como se extrae de lo que acabamos de explicar, el mandato de Abe como primer ministro se vio definido por una serie de desafíos al statu quo. Sería justo preguntarse si todas esas iniciativas acabaron teniendo efectos positivos, pero cuesta evaluar las ventajas y desventajas que conllevó aquella “política audaz de relajación monetaria”.

Desde que el IPC (que no incluye alimentos frescos) pasó a cifras positivas en 2017, Japón no ha sufrido deflación. En este sentido, la política monetaria excepcionalmente flexible ha logrado el objetivo que perseguía, pero el éxito ha salido caro.

El Banco de Japón ha tenido que comprar bonos del Estado japoneses para mantener unas tasas de interés bajas. A finales de 2012, sus activos sumaban 115 billones de yenes, el 12 % del saldo pendiente de bonos del Estado. A finales de septiembre de 2022, los bonos habían crecido hasta los 545 billones de yenes, casi un 45 % del total. Mientras tanto, el saldo pendiente de bonos del Estado se disparó de los 705 billones de yenes de finales de 2012 a 1.042 billones en el cierre de 2022. No obstante, las tasas de interés eran tan bajas que el coste de servicio de la deuda también lo era, lo que permitía al Gobierno seguir endeudándose y gastando sin consecuencias graves.

Abe era consciente de la necesidad de aplicar disciplina fiscal. Aumentó el denigrado impuesto al consumo dos veces durante su gobierno y logró avances notables en la reducción del déficit del presupuesto primario. Sin embargo, las tasas de interés artificialmente bajas disimularon la fragilidad de las finanzas públicas niponas. Si dichas tasas suben, el Gobierno se verá obligado a gastar una porción cada vez mayor del presupuesto anual en el pago de intereses. Las restricciones presupuestarias han sido un freno en las políticas de muchos otros campos y elevar las tasas de interés podría exacerbar el problema. El Gobierno podría hallarse sin medios para desarrollar políticas vitales.

El ex primer ministro Noda Yoshihiko, que encabezó el Gabinete como líder del Partido Democrático de Japón antes de que este fuera derrotado por el Partido Liberal Democrático en 2012, dedicó un conmovedor homenaje al que entonces fuera su némesis el 25 de octubre de 2022. Dirigiéndose al asiento vacío de Abe en la Dieta, donde ambos políticos habían mantenido enfrentamientos memorables, prometió “seguir haciendo preguntas” sobre “la luz intensa que irradió y la larga sombra que proyectó”. El legado de las holgadas políticas monetarias de Abe será sin duda un punto clave de esas preguntas en adelante, mientras se navegan las crecientes tasas de interés y presiones fiscales.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: El entonces primer ministro Abe Shinzō consulta con un ayudante durante una reunión en la Cámara Alta el 14 de septiembre de 2015, entre protestas sobre la controvertida legislación de seguridad. © Jiji Press)

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