Kishida Fumio toma el mando del PLD: un conservador con una política económica de centro-izquierda

Política

El 29 de septiembre, el Partido Liberal Democrático eligió a Kishida Fumio como su nuevo presidente. Kishida, que ha propuesto cambiar el curso de la economía japonesa del neoliberalismo a la reducción de las desigualdades, será investido como primer ministro y liderará el partido hacia las elecciones generales el mes que viene.

Una promesa de nuevos aires en las políticas del PLD

Kishida Fumio, exministro de Asuntos Externos y miembro de la Cámara de Representantes en nueve ocasiones por el distrito número 1 de Hiroshima, ha sido elegido próximo presidente del Partido Liberal Democrático (PLD). De esta forma, se convertirá automáticamente en el próximo primer ministro como sucesor de Suga Yoshihide, que anunció a comienzos de septiembre que no buscaría la reelección como líder del partido.

Durante las elecciones a la presidencia del PLD, en las que se enfrentó a Kōno Tarō, Takaichi Sanae y Noda Seiko, Kishida se presentó como representante de “políticas meticulosas y humildes abiertas a diversos puntos de vista”. Ahora tiene en sus manos la tarea de llevar de nuevo a su partido a las amplias bases en las que se asienta, abriéndose a todos y cada uno de sus puntos de vista a través de un debate vigoroso y libre. Es ahí donde pondrá a prueba su liderazgo.

Un tema clave en las elecciones del PLD era si los candidatos serían capaces de liberarse de la desconfianza de la población en el proceso político. En este punto, la configuración de la ejecutiva del partido, centrada en la figura de Nikai Toshihiro, que ocupó el poderoso cargo de secretario general durante cinco largos años, se convirtió en objeto de las críticas de los candidatos. Kishida dio un paso adelante y prometió remodelar la gobernanza del partido, estableciendo un nuevo límite para los mandatos de los miembros de la ejecutiva de solo tres períodos de un año. Los actuales ocupantes de los cuatro cargos no electos más poderosos del PLD (la secretaría general y las presidencias del Consejo de Investigación Política, el Consejo General y el Comité de Estrategia Electoral), son todos hombres con una media de edad de 72,5 años. Uno de los objetivos de Kishida es llevar sangre nueva a los altos cargos del PLD para evitar que el partido se anquilose en las vías de su pasado. No obstante, tendrá mucho trabajo por delante si trata de introducir cualquier cambio que provoque malestar en los miembros más veteranos de su partido.

Un vistazo a la posición política de Kishida

En el apartado económico, Kishida ha promovido medidas que le colocan ligeramente a la izquierda respecto al centro. Sostiene que Japón necesita romper con las políticas neoliberalistas que mantiene desde la administración de Koizumi Jun’ichirō (2001-2006), y dar pasos para elevar a la clase media de Japón de manera que se puedan corregir las brechas en la riqueza, que se han ampliado durante la pandemia de la COVID-19. Por otra parte, continúa expresando un enérgico apoyo a los audaces pilares monetarios, de una fiscalidad flexible y orientados al crecimiento de la política económica del primer ministro Abe Shinzō (2006-2007, 2012-2020). Al mismo tiempo, admite que ha habido límites a lo que los “bazucas” de las compras masivas de activos y tasas de interés ultrabajas pueden conseguir, y que Japón no ha visto que el impacto de la “economía de goteo” haya llegado al empleado medio después de que el Gobierno ampliara las ayudas a las empresas. En cuanto a la política del crecimiento futuro, por otra parte, Kishida se centra en lo digital y en otros campos tecnológicos.

Respecto a la política exterior y de seguridad, el nuevo líder del PLD ha tomado posiciones prácticas sin dudarlo. Su objetivo será mantener a Japón estrechamente alineado con los Estados Unidos y con el orden liberal internacional que ha persistido desde el fin de la Guerra Fría, con un ojo puesto en la inestabilidad que ha traído el auge de una China autoritaria y el resurgimiento de Rusia. Durante su mandato como Ministro de Asuntos Externos bajo el Gobierno del primer ministro Abe (de cuatro años y siete meses, el más largo conocido en el Japón desde el fin de la guerra) trató de provocar un deshielo en las relaciones sinojaponesas, que se enfriaron debido a las pretensiones chinas sobre las islas Senkaku, administradas por Japón. También logró negociar con Seúl para firmar un acuerdo que pondría fin a la disputa por las llamadas “mujeres de solaz”. Hoy las relaciones de Japón con China y Corea del Sur se están volviendo más tensas, pero Kishida insiste en que, como líder, continuará ejerciendo presión sobre estos países mientras busca una forma de avanzar a través del diálogo.

Sosteniendo las visiones de Kishida sobre el crecimiento económico y una diplomacia centrada en el futuro está su conexión con el Kōchikai, la facción del PLD que lidera y la más antigua del partido. Este grupo fue creado en 1957 por el entonces ministro de Finanzas Ikeda Hayato en línea con los preceptos ideados por el anterior primer ministro Yoshida Shigeru (1946–1947, 1948–1954), que contribuyó a que Japón recuperara su independencia después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, a pesar de la herencia de esta facción, Kishida será el primer mandatario que ha producido desde Miyazawa Kiichi, que ocupó el cargo de primer ministro entre 1991 y 1993.

Un nuevo enfoque en el desarme nuclear

Una vez Kishida asuma el poder, también tratará de deshacerse de su imagen de político dócil. Respecto a China en particular, es probable que continúe con una diplomacia asentada en valores como el imperio de la ley y trate al mismo tiempo de “responder a la fuerza con fuerza”, aumentando la autoridad de la Guardia Costera de Japón, entre otras medidas. Después del reciente fracaso de Japón a la hora de extraer a su personal local de Afganistán durante la retirada de los Estados Unidos del país, también estudiará vías para enmendar la Ley de las Fuerzas de Autodefensa para poder enviar a los efectivos necesarios con mayor premura. Esta ley, en su forma actual, fue creada por el Gobierno de Miyazawa Kiichi, lo que significa que evitar los obstáculos constitucionales al enviar a las Fuerzas de Autodefensa para ayudar a los ciudadanos japoneses, y no para hacer la guerra, es la postura tradicional del Kōchikai. Aquí, sin embargo, es donde Kishida está tratando de forjar una imagen más fuerte de sí mismo al liderar el debate sobre las cuestiones de seguridad.

Un área en la que se puede esperar que defina su propio camino de forma más evidente será el desarme nuclear. En 2016, como ministro de Asuntos Externos, ayudó a orquestar la histórica visita del presidente estadounidense Barack Obama a Hiroshima para conmemorar el bombardeo atómico. Hoy que China se ha unido a los Estados Unidos y a Rusia en la pretensión de expandir su arsenal de armas atómicas, una tarea clave que tiene Kishida por delante será servir de nexo entre las potencias nucleares y los estados no nucleares. Al sumarse a las partes del Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares como observador (una postura cuya posibilidad Kishida no ha rechazado) Japón debería ser capaz de servir como canal para transmitir las inquietudes de estos países a su aliado, los Estados Unidos.

Una oportunidad para la política de la cooperación

Kishida Fumio nació en 1957 en una familia de políticos de Hiroshima. Kishida Masaki, su abuelo, era miembro de la Cámara de Representantes. Su padre, Kishida Fumitake, era funcionario del Ministero de Comercio Internacional e Industria (hoy, Ministerio de Economía, Comercio e Industria) antes de ser elegido diputado de la Cámara Baja, donde ascendió hasta el puesto de secretario de la Agencia de la Pequeña y Mediana Empresa. La familia Kishida, una auténtica dinastía de políticos, tiene también lazos de sangre con el ex primer ministro Miyazawa.

Después de graduarse en la universidad, Kishida Fumio trabajó en un banco durante un tiempo antes de presentarse a unas elecciones y asegurar un escaño en la Cámara Baja en 1993. En 2007 fue designado para su primer puesto en un gabinete como ministro para los Asuntos de Okinawa y los Territorios del Norte. Después fue nombrado durante un breve período de tiempo como ministro para los Asuntos de los Consumidores, en el que supervisó el lanzamiento en 2009 de la Agencia de Asuntos de los Consumidores. Entre 2009 y 2012, cuando el PLD se encontraba en la oposición, trabajó para fortalecer sus redes personales como líder del Comité de Asuntos de la Dieta del partido. Una vez el PLD regresó al poder en diciembre de 2012, fue nombrado ministro de Asuntos Externos y ejerció también brevemente como ministro de Defensa. Entre agosto de 2017 y septiembre de 2020, lideró el influyente Consejo de Investigación Política del partido. Durante su mandato en este puesto, el más largo en la historia del partido, contribuyó a elaborar la respuesta del Gobierno a la pandemia de la COVID-19.

Al ser preguntado por su filosofía política, se le ha escuchado hablar de su deseo de caminar “de la división hacia la cooperación”, un signo, tal vez, de su interés en ayudar a eliminar algunas incoherencias de la sociedad japonesa actual. Kishida disfruta de fuertes lazos con muchos miembros de la política y de un robusto apoyo de muchas facciones del PLD, lo que le ha ayudado sin duda en su victoria del 29 de septiembre. Será interesante observar qué papel desempeñan estos apoyos en los próximos días. ¿Hasta dónde tendrá libertad Kishida Fumio para elegir a los miembros de su primer gabinete y designar los puestos clave en el partido?

(Fotografía del encabezado: Kishida Fumio se dirige a los miembros del PLD el 29 de septiembre de 2021 después de ser elegido nuevo presidente del partido. Pool photo; © AFP/Jiji.)

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