Restricciones a la entrada en Japón: ¿en qué se equivocó Kishida?

Política Intercambio internacional

El día 1 de marzo se suavizaron por fin las restricciones a la entrada de extranjeros que venía imponiendo el Gobierno de Japón como parte de sus medidas preventivas ante la expansión de la variante ómicron del nuevo coronavirus. Estas medidas han afectado duramente al funcionamiento de las universidades, muchos de cuyos alumnos son extranjeros, así como a las actividades económicas, y han levantado fuertes críticas en medios académicos y empresariales.

Luchando contra la diferencia horaria

Dentro del “Programa de formación de recursos humanos globales para la construcción y desarrollo de la paz”, el Centro de Formación de Constructores de la Paz de Hiroshima, que presido, imparte todos los años el Curso a Media Carrera (enero) y el Curso Primario (enero-febrero), por encargo del Ministerio de Asuntos Exteriores. El primero está dirigido a funcionarios en activo de organismos internacionales; el segundo, a quienes van a ocupar próximamente dichas posiciones. Aproximadamente, la mitad de los inscritos son japoneses y la otra mitad, extranjeros. Este año académico las restricciones a la entrada de extranjeros en Japón han sido implementadas antes que durante el pasado año y, además, con mayor dureza. La consecuencia ha sido que ningún extranjero ha podido participar en las clases presenciales. Esto nos ha forzado a establecer un sistema híbrido, al mismo tiempo presencial y en línea, para el que hemos obtenido la colaboración de residentes en zonas con diferencias horarias de hasta nueve horas con respecto a Japón, como es el caso de ciertos países africanos. Físicamente, ha tenido que resultarles muy duro sostener ese esfuerzo durante las varias semanas de duración del curso. Por otra parte, ha sido una verdadera pena no poder realizar con ellos los intercambios humanos entre profesores y participantes que son la parte más interesante de los cursos con clases presenciales.

Los responsables gubernamentales verían estas restricciones a la entrada en Japón de extranjeros como una medida temporal. Pero para quienes planeaban venir a Japón justo ahora, el asunto ha sido mucho más trascendental, pues han perdido una oportunidad que quizás no vuelva a presentarse nunca más en sus vidas,

Trato injusto a los estudiantes extranjeros

Pero la problemática de los estudiantes extranjeros admitidos por las universidades japonesas no acaba ahí. Las sucesivas prohibiciones de entrada han dejado fuera de Japón durante largos periodos de tiempo a muchos de ellos. Se dice que su número asciende a 150.000. En la escuela de posgrado en la que enseño también tenemos muchos casos de alumnos extranjeros que se han visto obligados a recurrir a las clases en línea al no poder asistir a las clases presenciales durante meses, y así ha sido como han obtenido los créditos. Además de la carga extra que han representado para ellos circunstancias como la diferencia horaria, las deficientes infraestructuras comunicativas y los costes en que incurren, se da el caso de que, al no haber podido venir a Japón, tampoco se les abonan las becas con las que contaban. Entre los afectados, se entiende que se les está deparando un trato injusto.

El año pasado, los estudiantes que habían obtenido becas del Gobierno de Japón recibieron un trato preferencial y se les permitió entrar en Japón para cursar el segundo semestre del año, que comienza en otoño. Pero no todos pudieron beneficiarse de la medida, ya que esta dejó de aplicarse a partir de diciembre, cuando en muchos casos la tramitación de los visados a través de las embajadas no se había completado. Así que, incluso entre estos “privilegiados” estudiantes con becas estatales hubo quienes, por razones que no les son atribuibles, no pudieron venir a Japón.

Quienes se las han arreglado de algún modo para entrar en Japón pueden recibir una beca y disfrutar así de una base estable para estudiar en nuestro país. Pero quienes han sido “repelidos” por el sistema deberán conformarse con las clases en línea, sufriendo al mismo tiempo la incomodidad de la diferencia horaria y cargando además con muchos gastos extras. No deberíamos subestimar las desagradables consecuencias derivadas de esta situación, que se prolongan incluso después de suavizarse las restricciones a la entrada.

¿Fue acertado el periodo de tres meses de cierre de fronteras?

Por lo que se refiere al cierre de fronteras con que se respondió al descubrimiento a finales de 2021 de la variante ómicron, la discusión se centró, más que en la conveniencia de la medida en sí, en su periodo de aplicación. Aunque se concluya que el cierre de fronteras fue una respuesta razonable al surgimiento de dicha variante, es discutible que lo fuera en la misma medida el periodo de tres meses durante el que se implementó tan radical medida. La extensión del cierre de fronteras hasta el fin de febrero se estableció ya a principios de enero.

Llevar adelante políticas plenamente razonables mientras se aplican disposiciones tan duras haciendo previsiones para un horizonte de más de un mes no es nada fácil. La pandemia originada por el nuevo coronavirus pasa rápidamente de una fase a otra y los cambios que sobrevienen son muy grandes. A los responsables del Gobierno, que a principios de enero se jactaban de haber puesto coto a la expansión de la variante ómicron con el cierre de fronteras, se les quitaron las ganas de seguir defendiendo la adecuación de la medida cuando comprobaron con qué rapidez se extendía entre la población, poco después, el número de positivos. Y para mediados de febrero, se vieron obligados a anunciar que suavizarían la medida a partir del 1 de marzo.  

Evolución de la política de fronteras del Gobierno de Japón por la variante ómicron

27 de noviembre de 2021 La Organización Mundial de la Salud señala la ómicron como una “variante de preocupación” del nuevo coronavirus.
30 de noviembre de 2021 Se detienen en principio las nuevas entradas de extranjeros en Japón.
1 de diciembre de 2021 Se rebaja a 3.500 personas al día la cantidad de extranjeros cuya entrada en el país se permite.
9 de enero de 2022 Se aplica el dispositivo de prevención de la propagación del virus a las prefecturas de Okinawa, Yamaguchi y Hiroshima.
11 de enero de 2022 El Gobierno hace pública su nueva política frente al coronavirus. Anuncia que no se admitirán nuevas entradas de extranjeros hasta finalizar febrero.
22 de enero de 2022 Tokio supera por primera vez los 10.000 infectados diarios.
27 de enero de 2022 Las medidas preventivas contra la propagación del virus se extienden a 34 prefecturas.
9 de febrero de 2022 La Cámara de Comercio e Industria de Estados Unidos en Japón y otras organizaciones piden la suavización de las medidas fronterizas.
16 de febrero de 2022 Sakurada Kengo, presidente de la patronal Keizai Dōyūkai, advierte de que no tiene sentido seguir adelante con el cierre de fronteras.
17 de febrero de 2022 Kishida Fumio, primer ministro de Japón, anuncia la suavización de las medidas fronterizas. Desde marzo se eleva a 5.000 personas al día el cupo de entradas de extranjeros en el país.

Entre tanto, otros países que habían impuesto fuertes restricciones fronterizas fueron suprimiéndolas. El “aislamiento nacional” de Japón comenzó a percibirse como una rareza en el contexto internacional.

Por desgracia, no podía decirse que la postura tomada por Japón estuviera bien fundamentada científicamente. Al menos una vez comprobado que la variante ómicron había penetrado en el país, la razonabilidad de la prohibición de nuevas entradas quedó en entredicho.

Sin embargo, atemorizada por la inminente llegada a Japón de la nueva variante, la ciudadanía de Japón saludó en diciembre la rapidez con que el gabinete de Kishida decretó el cierre de fronteras y esto se reflejó en considerable aumento de los índices de apoyo popular. Esta “experiencia de éxito” fue lo que impidió que el gabinete reaccionara con mayor rapidez cuando se planteó suavizar las restricciones. Tanto desde ambientes universitarios, donde era patente el calvario que atravesaban los estudiantes extranjeros, como desde círculos económicos, donde la medida estaba teniendo un fuerte impacto, se elevaron voces que pedían la suavización de la misma. La presión era tal que a mediados de febrero el Gobierno se vio obligado a anunciar la suavización de las medidas a partir de marzo. En todo caso, si la prohibición de entrada para los extranjeros se mantuvo hasta entones durante tres meses fue sin duda porque el Gobierno contaba con el apoyo de la opinión pública.

Consideración prioritaria a los intereses de las personas mayores

El promedio de edad del electorado, un dato muy importante en la formación del apoyo popular al gabinete, está muy apartado del promedio de edad de los profesionales en activo que mueven el mundo universitario o los círculos financieros. Debido al envejecimiento poblacional y al descenso en el número de niños, el electorado está compuesto, en gran medida, por personas retiradas. Estas personas defienden intereses diferentes a los de las generaciones en activo.

Los mayores son las principales víctimas del nuevo coronavirus. Los jóvenes, por el contrario, son los que más afectados se ven cuando se imponen restricciones excesivas a las actividades sociales. Que las diferentes bandas de edad defienden diferentes intereses es patente en cualquier país del mundo. Pero en Japón se advierte una tendencia más acusada a que las opiniones de la tercera edad acaben reflejándose en las políticas del Gobierno.

La larga prohibición de entrada al país que pesaba sobre los extranjeros es un ejemplo paradigmático de medida tomada en consideración a la tercera edad. Ha supuesto, además, que el objetivo de sostener las actividades sociales haya sido postergado. Lo que ha sucedido esta vez con las medidas de control fronterizo es un elocuente reflejo del estancamiento del poderío nacional de Japón a consecuencia del progresivo envejecimiento de su población y del decreciente número de nacimientos.

Invertir en serio en las capacidades de control migratorio

Los países occidentales han empezado ya a explorar de una forma más clara las posibles vías para convivir con el nuevo coronavirus. A medida que ha quedado de manifiesto la baja letalidad de la variante ómicron y a medida, también, que se han difundido las dosis de refuerzo de las vacunas, estos países están levantando las restricciones sociales que habían impuesto para controlar la expansión del virus. Pero es muy dudoso que este tipo de medidas de convivencia con el virus obtengan aceptación en Japón.

De todos modos, pretender imponer medidas más y más duras solo sirve para ahondar el agotamiento social y así la lucha a largo plazo con el coronavirus resulta mucho más difícil. Lo que hay que conseguir es adoptar políticas razonables, que faciliten una lucha continuada y eficaz contra el coronavirus manteniendo las funciones sociales.

Más que recurrir a largos periodos de restricciones a la entrada, Japón debería hacer un mayor esfuerzo en dotarse de mejores sistemas de control y, especialmente, de mejores capacidades analíticas frente al coronavirus.

Mientras duraron las restricciones, el cupo de entrada de extranjeros se fijó en 3.500 personas, que se elevó a 5.000 a partir de marzo. Por desgracia, estas cifras no son suficientes para sostener a un nivel aceptable ciertas funciones sociales. Por lo visto, vamos a tener que esperar mucho más hasta que todos los estudiantes extranjeros matriculados en universidades japonesas puedan venir a Japón.

Los límites que se imponen al número de extranjeros cuya llegada se acepta vienen dados por las capacidades analíticas en los aeropuertos. A la todavía escasa digitalización de los sistemas se está tratando de responder contratando a una gran cantidad de trabajadores externos. Esta es la única forma de sostener actualmente el control migratorio. Una ampliación de estas capacidades posibilitaría tomar medidas más efectivas para contener la propagación del virus y permitir un mayor número de entradas en el país. Para hacer posibles estas mejoras radicales, sería deseable que Japón hiciese una decidida inversión en este campo.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Un viajero se dirige con su equipaje a la puerta de llegadas del aeropuerto de Haneda el 18 de febrero de 2022. AFP, Jiji)

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