La calma que precede a la explosión: los malabarismos del ‘tachiai’ del sumo

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El tachiai es el “encaramiento” que se da al principio de un combate de sumo. Este momento de equilibrio exquisito —la calma que precede a la explosión del combate— ha experimentado un cambio notable con los años y ahora es una parte estilizada que ocupa un tiempo considerable en los torneos.

Calentamientos que se eternizan

Los partidos de béisbol empiezan con la indicación “Play ball!” y los combates de judo, con el enérgico “Hajime!” del árbitro. En cambio, en el sumo, a pesar de la presencia del árbitro gyōji en el dohyō, el ring circular, son los dos rikishi que se enfrentan quienes deciden cuándo comienza el combate.

El proceso previo al tachiai empieza cuando el presentador yobidashi anuncia los nombres de los dos rikishi, para que suban al dohyō. Los luchadores empiezan el calentamiento (shikiri) con sentadillas profundas, esparcen sal en el ring como rito purificador y se observan mutuamente. A continuación, se ponen en cuclillas frente a frente en las líneas de inicio, sosteniéndose sobre las puntas de los pies, con el torso bien erguido. Con la mirada clavada en el contrario, apoyan los puños en el suelo y, sincronizándose, entran en acción. El árbitro exclama “Nokotta” para señalar que el combate continúa.

El calentamiento y el encaramiento del tachiai tienen un tiempo límite, que es más largo para los luchadores de rangos superiores. A los de niveles modestos se les da margen para un encaramiento, mientras que los de más rango pueden repetir el ritual de esparcir sal varias veces antes de empezar a batirse. Cuando se acaba el tiempo, el árbitro exhorta a los contrincantes con expresiones como “Matta nashi!” (‘Hora de empezar’), “Sōhō te o tsuite!” (‘Luchadores, puños al suelo’) o “Hakke yoi!” (‘Acción’). Si los luchadores no se sincronizan bien, uno de ellos levanta la mano para detener la acción. El árbitro lo permite e indica que repitan el calentamiento. Si el árbitro o el panel de jueces que se sientan al pie del ring determinan que uno de los dos rikishi no tenía los puños bien apoyados en el suelo al empezar, se detiene el combate y hay que repetir el encaramiento.

Mirándose a los ojos, los rikishi se ponen de cuclillas y apoyan los puños firmemente en el dohyō. Los encaramientos entre Takanohana y Akebono siempre destilaban dignidad y tensión. (© Jiji Press)
Mirándose a los ojos, los rikishi se ponen de cuclillas y apoyan los puños firmemente en el dohyō. Los encaramientos entre Takanohana y Akebono siempre destilaban dignidad y tensión. (© Jiji Press)

Al repasar la historia del sumo podemos constatar que los estilos de encaramiento y calentamiento de hoy en día se han adoptado hace relativamente poco. Las ilustraciones del sumo ceremonial del periodo Heian (794-1185) que se llevaba a cabo en la corte imperial muestran a los rikishi moviéndose en círculo como los luchadores profesionales de la actualidad, buscando un espacio para agarrar al oponente. Cuando se creó el dohyō elevado durante el periodo Edo (1603-1868), los luchadores fueron adoptando paulatinamente la postura de los puños en el suelo y la mirada fija en el encaramiento. No fue hasta la era Taishō (1912-1926) cuando se estableció un límite de tiempo para la rutina de calentamiento.

Ilustración de finales del periodo Edo que representa un encaramiento entre los luchadores Inagawa y Tomozuna en 1843.
Ilustración de finales del periodo Edo que representa un encaramiento entre los luchadores Inagawa y Tomozuna en 1843.

En aquella época tampoco existían las líneas del ring para el encaramiento. Mientras calentaban, los luchadores se iban acercando y a menudo terminaban con las frentes tocando, lo que les permitía oír la respiración del oponente y postergaba aún más el inicio del enfrentamiento. No era raro que el calentamiento durara una hora o más.

Tamanishiki (derecha) y Misugiiso con las frentes pegadas en un encaramiento del basho (torneo) de enero de 1926.
Tamanishiki (derecha) y Misugiiso con las frentes pegadas en un encaramiento del basho (torneo) de enero de 1926.

Las emisiones de radio provocan cambios

El problema de los calentamientos eternos mejoró de repente cuando la emisora nacional de radio NHK empezó a cubrir los combates en directo en 1928. Como los combates de la jornada tenían que terminar en el tiempo asignado al programa, se impuso un límite para el calentamiento. También se introdujeron líneas de encaramiento con el fin de ofrecer espacio a los luchadores para plantarse en el encaramiento y la distancia entre ellos se fue ampliando.

Al principio se fijó un límite de tiempo para el calentamiento de 10 minutos para los luchadores makuuchi, de 7 minutos para los jūryō y de 5 para los makushita e inferiores. Sin embargo, esos tiempos se fueron acortando y pasaron a ser de 7, 5 y 3 minutos a partir del basho de enero de 1942, de 5, 4 y 3 minutos en noviembre de 1945 y de 4, 3 y 2 minutos en septiembre de 1950. Estos últimos tiempos son los que siguen vigentes.

Tachiai: un elemento contradictorio del sumo

Casi un siglo después de que se impusieran límites de tiempo en el calentamiento del sumo profesional, la versión actual genera un problema que se va haciendo más evidente: cada vez más enfrentamientos se ganan solo con la fuerza del choque inicial. Muchos rikishi y oyakata veteranos admiten que entre el 60 y el 70 % de los combates de hoy se deciden en el encaramiento.

En los últimos 70 años, los luchadores se han vuelto más altos y corpulentos, hasta el punto que la altura media ha crecido 7 centímetros y el peso ha aumentado más de 40 kilos. Hombretones fornidos que miden 185 cm y pesan más de 160 kg se baten en un ring de poco más de 4,5 metros de diámetro. La fuerza del encaramiento es proporcional a la envergadura del luchador, por lo que cuesta recuperarse si tardan medio segundo de más en reaccionar durante esos primeros momentos. Para ganar ventaja, se preparan para ser quien estrene la contienda, por lo que cada vez más combates dependen de la estrategia del encaramiento.

Por ejemplo, si un rikishi se prepara para el encaramiento con ambos puños en el ring y su contrincante apoya primero el puño derecho y después el izquierdo, el momento en que este puño toca el ring señala el inicio del combate. Esto deja el inicio del combate en manos del luchador que apoya el puño el último.

En la última jornada del torneo de noviembre de 2019, el yokozuna Hakuhō (derecha) se sirvió de todo el tiempo permitido para el calentamiento antes de empezar a batirse con Takakeishō. (© Jiji Press)
En la última jornada del torneo de noviembre de 2019, el yokozuna Hakuhō (derecha) se sirvió de todo el tiempo permitido para el calentamiento antes de empezar a batirse con Takakeishō. (© Jiji Press)

Esta forma de proceder entraña una contradicción porque, por un lado, los rikishi quieren lanzarse rápido para tener ventaja y ganar, pero, por el otro, tienen que esperar hasta que el oponente esté realmente listo. Se mire como se mire, no es práctico aprovechar todo el tiempo que se permite para el calentamiento antes de empezar, como hacen los luchadores de ahora.

Desconocimiento de la regla

Si la esencia del sumo consiste en iniciar un enfrentamiento una vez que ambos rikishi están totalmente sincronizados, el planteamiento actual no tiene nada que ver con el objetivo original. Muchos luchadores consideran el calentamiento como un mero ceremonial y no se coordinan como es debido, con lo que, cuando uno de ellos ya ha apoyado los puños en el ring, se levanta listo para atacar, mientras que el contrincante a duras penas ha tocado el suelo.

El calentamiento se ha convertido en una formalidad porque hay luchadores que no comprenden bien su esencia, que es que el combate pueda empezar en cualquier momento de los cuatro minutos que se le reservan. Los dos grandes yokozuna Futabayama y Taihō lograban ganar peleas hábilmente, aunque los contrincantes solo efectuaran una ronda de calentamiento antes de embestirlos.

Cuando llegó al torneo de julio de 2020, Hakuhō llevaba 63 victorias consecutivas. Después de que los periodistas terminaran de entrevistarlo en el vestuario, un rikishi se me acercó y me dijo: “Mañana me enfrento a Hakuhō. ¿Tienes alguna idea de qué debería hacer?”. Citando el ejemplo de Futabayama y Taihō, le propuse: “Podrías lanzarte a la ofensiva después del primer calentamiento”. A lo que respondió: “¿Quieres decir que se permite empezar antes de que termine el tiempo?”. Le expliqué la historia y me escuchó interesadísimo.

Al día siguiente, el luchador se mostró listo para enfrentarse a Hakuhō tras el primer calentamiento y cada calentamiento posterior fue aumentando la tensión del ambiente. El yokozuna no mordió el anzuelo y aprovechó todo el tiempo permitido para prepararse, pero se le notó claramente perturbado por el oponente. Ganó por los pelos y salvó su racha de victorias. Me pareció que todos los calentamientos deberían ser como aquel.

¿Apoyar los puños en el ring favorece el sumo?

Otro inconveniente que hay es que los jueces de sumo y los responsables de la Asociación Japonesa de Sumo insisten en que los rikishi tengan los dos puños apoyados en el ring antes de empezar a pelear.

En la decimosegunda jornada del torneo de julio de 2023 en Nagoya, los jueves lanzaron una advertencia a Abi y Hakuōhō tras tres falsos inicios consecutivos. Takakeishō y Tamawashi se habían llevado un aviso parecido en su combate del torneo de enero de 2010. Hoy en día cada vez es más frecuente que el juez principal alce la mano para detener un combate por un inicio falso.

No está bien visto que los luchadores pasen mucho tiempo observándose, pero, si analizamos bien los combates detenidos por inicio falso, vemos que en muchos casos los contrincantes iban sincronizados, pero uno tenía el puño ligeramente levantado del suelo al empezar.

Cada encaramiento requiere concentración, y empecinarse en que ambos puños estén tocando el suelo resulta demasiado estricto y empaña el entusiasmo del público. Hasta 1984, la mayoría de los combates empezaban con los rikishi lanzándose hacia delante medio erguidos desde la postura en cuclillas.

El cambio tuvo lugar en 1985, al inaugurarse el nuevo estadio Kokugikan, que se trasladó de Kuramae a su ubicación actual en Ryōgoku, Tokio. Las autoridades del sumo decidieron que el deporte necesitaba un lavado de cara, a juego con el nuevo estadio. Tras una reunión de un grupo de trabajo de rikishi en otoño de 1984, se concluyó que sería obligatorio tocar el suelo con ambos puños en el encaramiento.

A pesar de las expectativas de la Asociación Japonesa de Sumo, la nueva regla no añadió nada nuevo a la disciplina. En la época de los grandes antagonismos entre Tochinishiki y Wakanohana, Kashiwado y Taihō, y Wajima y Kitanoumi, cuando no se requería a los luchadores tener ambos puños en el ring para el encaramiento, se daban muchos más combates espectaculares.

El énfasis en magnificar exclusivamente los combates potentes —puños en el ring, luchadores corpulentos e inicios en cuclillas— ha hecho que el sumo se haya vuelto más aburrido en los últimos tiempos. Las embestidas son cada vez más habituales y ya casi no se ven agarres de cinturón. Es muy raro asistir a un mizu iri, un tiempo muerto que se da cuando un combate supera los 4 minutos para ofrecer un descanso a los luchadores antes de recolocarse en la misma posición en que estaban. Muchos aficionados veteranos están profundamente decepcionados con la situación.

Sincronía o justicia: esa es la cuestión

El antiguo ōzeki Takanonami (más tarde convertido en el oyakata Otowayama), de mente despierta y teórico destacado del mundo del sumo, discutió conmigo sus opiniones personales sobre el encaramiento poco antes de su repentino fallecimiento, con 43 años, en 2015: “El sumo necesita seguir cambiando. Hay cierto margen para debatir cómo gestionar esa tendencia a aprovechar todo el tiempo permitido para el calentamiento y el encaramiento. Había mucha más ofensa y defensa en los días en que los rikishi empezaban el combate medio agachados. Nadie querrá asistir a los torneos cuando los combates solo consistan en quién sale primero en el encaramiento”.

Quisiera terminar añadiendo algunas recomendaciones. En primer lugar, si, tras la primera rutina de calentamiento, los rikishi están en posición de iniciar el encaramiento y se miran, pero no logran sincronizarse; deberían repetir el calentamiento y volver a sus respectivas esquinas a por la sal. La rutina de calentamiento debería revertirse al modo anterior: los luchadores deberían estar listos para empezar después de cada calentamiento. Pero el problema fundamental es que los rikishi actuales aprovechan hasta el final el tiempo permitido antes de lanzarse a atacar.

La afición quiere ver más acción ofensiva y defensiva en el cinturón. Una idea que propongo, siguiendo el criterio de Takanonami, es volver al estilo antiguo de calentamiento y encaramiento que no obligaba a ambos contrincantes a tener los puños en el ring.

Aunque puede restar algo de interés al calentamiento, creo que, para garantizar condiciones justas, los rikishi deberían levantarse para empezar cuando el árbitro diga “Hakke yoi, nokotta”, un poco al estilo del “A sus puestos” de las competiciones de atletismo.

Los límites de tiempo antes del encaramiento y las líneas del ring se introdujeron hace 95 años. El deporte ha visto una gran cantidad de transformaciones desde entonces. Los luchadores se han hecho más corpulentos y las técnicas que usan han cambiado. Creo que ha llegado el momento de replantearnos las reglas del encaramiento para hacer del sumo una disciplina más dinámica y disfrutable para la afición.

(Artículo publicado originalmente en japonés y traducido al español de la versión en inglés. Imagen del encabezado: Ikioi (derecha) y Endō se dan un cabezazo al inicio de su combate, en la cuarta jornada del torneo de noviembre de 2017 © Kyōdō.)

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