Japón debe dejar de depositar su fe en los grandes eventos

Deporte Economía

Sapporo ha renunciado oficialmente a su candidatura para albergar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de 2030. La razón son las críticas públicas al soborno y las irregularidades descubiertos en los juegos de Tokio, en 2021. Además se han detectado retrasos en los preparativos de la Exposición de Osaka y Kansai de 2025.

Los segundos Juegos de Sapporo, en duda

El 11 de octubre de 2023, el presidente del Comité Olímpico Japonés (COJ), Yamashita Yasuhiro, y el alcalde de Sapporo, Akimoto Katsuhiro, ofrecieron una rueda de prensa en Tokio. Yamashita comenzó con la siguiente declaración:

“En vista de los últimos acontecimientos, el COJ y el Gobierno municipal de Sapporo han decidido suspender su campaña para traer los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de 2030 a Sapporo, y en su lugar explorar las posibilidades para 2034 o más allá. A pesar de los recientes cambios en la forma de gestionar los Juegos y de la revisión del sistema de gobernanza en respuesta a la serie de escándalos relacionados con Tokio 2020, aún no hemos conseguido el acuerdo de la población de Sapporo, y por esta razón he propuesto al alcalde Akimoto que se retire la candidatura”.

A partir del día siguiente, el Comité Olímpico Internacional (COI) celebró su reunión de la junta ejecutiva y su asamblea general en India. En un gesto que tira por tierra los deseos del Gobierno de Sapporo, que ha dicho que presentará su candidatura para los juegos de 2034 o más tarde, el COI acordó seleccionar las ciudades anfitrionas de los juegos de 2030 y 2034 al mismo tiempo. Entre las candidatas para 2030 figuran ciudades de Suecia, Suiza y Francia, mientras que la ciudad anfitriona de 2002, Salt Lake City, es la favorita para albergar el evento de invierno de 2034. Se prevé que la lista de candidatas se reducirá antes de finales de año. Si las sedes de las Olimpiadas de 2030 y 2034 se seleccionan efectivamente en ese momento, Sapporo se quedará sin tiempo para rehacer su estrategia, condenada de hecho a presentar su candidatura para 2034.

En la sesión del parlamento municipal de Sapporo celebrada tras la reunión del COI, el alcalde Akimoto dijo que en lugar de dejarse atar por un calendario, “redoblaría el diálogo con la población de Sapporo en un esfuerzo por ganar la candidatura”.

Aunque Akimoto aún no se ha pronunciado explícitamente a favor de una candidatura para 2038, parece ya evidente que Sapporo tendrá que replantear su estrategia, incluyendo la posibilidad de retirarse por completo del proceso de candidatura a los juegos. Mientras tanto, un grupo de ciudadanos locales está recogiendo firmas para solicitar el establecimiento de una ordenanza para realizar un referéndum. Los ciudadanos de Sapporo se hallan divididos, y el Gobierno local no podrá sacar adelante sus planes de una forma que ignore los deseos de la gente.

No tener en cuenta la inflación crea un desbordamiento presupuestario

En 2018, los organizadores de la Expo Mundial 2025 Osaka Kansai, que se celebrará en una isla artificial llamada Yumeshima, asignaron 125.000 millones de yenes para construir los pabellones del evento. Dos años más tarde, sin embargo, esta cifra aumentó hasta los 185.000 millones de yenes, y los planes más recientes prevén nuevos aumentos hasta los 235.000 millones. Aunque los organizadores atribuyen el desbordamiento del presupuesto a que no se previeron los mayores costes de materiales y mano de obra derivados de la inflación, se teme que, de mantenerse las actuales condiciones económicas, el proyecto acabe costando el doble del presupuesto inicial.

También se prevén dificultades en cuanto a los ingresos. Se ha pedido a dieciséis corporaciones miembros de la Federación Económica de Kansai (Kankeiren), incluidas las encabezadas por el presidente y el vicepresidente de la Federación, que compren entradas anticipadas, pero la respuesta no ha sido buena. Se ha pedido a cada corporación que compre entre 150.000 y 200.000 entradas a 6.000 yenes cada una, lo que supone entre 900 y 1.200 millones de yenes por empresa. A medida que el alcance de los retrasos se hace más evidente, estas empresas se muestran más reticentes a aceptarlas. Dada la creciente preocupación financiera, el Gobierno japonés ha entrado en arreglos para recurrir al erario público para pagar los 2.000 millones de yenes de los gastos de la guardia de la Expo, lo que significa que los contribuyentes de todo el país subvencionarán un evento que se suponía que iba a ser financiado en su totalidad con fondos privados. El primer ministro Kishida ha manifestado su intención de que el Gobierno dirija los preparativos, y también ha anunciado una política según la cual se enviarán al recinto de la Expo altos funcionarios del Ministerio de Economía, Comercio e Industria y del Ministerio de Finanzas.

En una encuesta de opinión realizada por el diario Mainichi sobre esta cuestión, la respuesta más popular, con un 42 %, fue “la Expo debería reducirse para recortar costes”, y un 35 % de los encuestados seleccionó “la Expo debería cancelarse por completo”. Al igual que los Juegos Olímpicos, la Expo es objeto de duras críticas por parte de la opinión pública.

Yumeshima, fotografiada en octubre de 2023, es el emplazamiento de la Expo Mundial 2025 Osaka Kansai, actualmente fuente de preocupación por los retrasos y al aumento de los costes de construcción. (© AFP/Jiji)
Yumeshima, fotografiada en octubre de 2023, es el emplazamiento de la Expo Mundial 2025 Osaka Kansai, actualmente fuente de preocupación por los retrasos y al aumento de los costes de construcción. (© AFP/Jiji)

El mito del crecimiento; por qué Japón nunca aprende

En los años 60 y 70, la economía japonesa estaba inmersa en el “plan de duplicación de ingresos” del primer ministro Ikeda Hayato. Las repetidas candidaturas presentadas posteriormente por el Gobierno japonés para grandes eventos internacionales parecen perseguir el mito del crecimiento de aquella época. Repasemos los grandes acontecimientos que se intentaron tras los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, tan simbólicos de la recuperación japonesa de posguerra.

  • 1970: Expo de Osaka
  • 1972: Juegos Olímpicos de Invierno de Sapporo
  • 1975: Expo ’75 (Expo marítima de Okinawa)
  • 1985: Expo ’85 (Tsukuba)
  • 1988: Juegos Olímpicos de Verano de Nagoya (candidatura perdida frente a Seúl)
  • 1990: Exposición Internacional de Jardines y Vegetación (Osaka)
  • 1998: Juegos Olímpicos de Invierno de Nagano
  • 2005: Expo de Aichi
  • 2008: Juegos Olímpicos de Verano de Osaka (candidatura perdida frente a Pekín)
  • Juegos Olímpicos de Verano de Tokio 2016 (candidatura perdida frente a Río de Janeiro)
  • Juegos Olímpicos de Verano de Tokio 2020 (aplazados hasta 2021 debido a la COVID-19)
  • 2025: Expo Osaka Kansai
  • 2030: Juegos Olímpicos de Invierno de Sapporo (candidatura retirada)

También hay ejemplos de eventos cancelados. La Expo de la Ciudad Mundial, que estaba previsto que se celebrara en 1996 en el distrito ribereño de Tokio, se canceló a menos de un año de su celebración después de que los votantes de Tokio eligieran al gobernador Aoshima Yukio (1995-1999), que se había presentado a las elecciones a gobernador con la promesa de “no hacer la Expo”. Aunque la cancelación de la Expo dejó en el aire el futuro de las urbanizaciones del frente marítimo de Tokio, la zona experimentó un renacimiento en 2011 cuando, bajo el mandato del gobernador Ishihara Shintarō (1999-2012), Tokio fue seleccionada para albergar los Juegos Olímpicos de 2020.

Osaka perdió su candidatura para albergar los Juegos Olímpicos de 2008 frente a Pekín. El lugar propuesto, Maishima, era una isla artificial en la ciudad de Osaka. Maishima es adyacente a Yumeshima, la isla que acogerá la Expo Mundial 2025 Osaka Kansai, un hecho que ilustra que los vínculos entre las Olimpiadas y las exposiciones internacionales se extienden a los desarrollos frente al mar.

Modelos anticuados de beneficio

En un principio se esperaba que la candidatura olímpica de Sapporo, junto con la ampliación del Shinkansen de Hokkaidō a dicha ciudad, impulsaría aún más la economía local. Mientras tanto Yumeshima, sede de la Expo Mundial 2025, acogerá el primer complejo integrado de recreación con casinos de Japón. De este modo, siempre existe una íntima relación entre estos grandes acontecimientos, el mercantilismo y los beneficios del desarrollo.

Pero en el actual clima de bajo crecimiento de Japón, marcado por el descenso de las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población, no es realista esperar un crecimiento continuo. ¿No ha quedado anticuada la idea misma de acoger eventos internacionales como forma de impulsar el estatus de Japón?

Altamente comerciales, los Juegos Olímpicos están plagados de irregularidades y se han alejado de los ideales olímpicos de promover la paz mundial y fomentar la juventud. En la era de Internet, con la información de todo el mundo al alcance de la mano, la idea de las exposiciones internacionales para mostrar las tecnologías y la cultura de los distintos países también se ha quedado algo anquilosada.

El politólogo estadounidense Jules Boykoff acuñó el término “capitalismo de celebración” para referirse peyorativamente a la tendencia a verter enormes sumas de dinero en acontecimientos de celebración masiva, convirtiendo los eventos en una mera búsqueda de beneficios de proyectos de desarrollo. Un buen ejemplo de ello son los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados en 2021, con un año de retraso, debido a la pandemia.

El Estadio Nacional de Tokio fue completamente reconstruido para la ocasión, y los planes posteriores para reurbanizar el cercano jardín exterior del santuario Meiji han suscitado una vehemente oposición. Como resultado de esta oposición, los planes para talar los árboles del jardín se han tambaleado. Aunque este proyecto de reurbanización fue producto de las Olimpiadas, ahora que han pasado se enfrenta a una ardua batalla.

Brillar de forma sostenible

En su libro, Kenshō korona to Gorin: kawaranu Nihon no shippai rensa (La COVID-19 y las Olimpiadas: errores continuos en un Japón que no cambia) el profesor de sociología de la Universidad Kōkugakuin Yoshimi Shun’ya, que lleva mucho tiempo estudiando las cuestiones relacionadas con las Olimpiadas y las exposiciones internacionales, escribe: “Desde la década de 1990, Japón se encuentra en un estado de suave contracción. En tiempos así no encontraremos la felicidad si seguimos aplicando la ‘doctrina del festival’. En su lugar tenemos que hallar formas de mejorar la vida de la gente en una economía que ya no crecerá”.

El término “doctrina del festival” tiene un significado similar al de “capitalismo de celebración”, que hace referencia a las políticas de desarrollo japonesas de posguerra centradas en grandes acontecimientos como las Olimpiadas y las exposiciones universales.

Sobre la importancia de acoger los Juegos de Sapporo en la actual coyuntura económica, el alcalde de Sapporo, Akimoto, declaró en una ocasión: “Si queremos modificar nuestros sistemas sociales de forma que nos permitan obtener ingresos del extranjero, debemos enviar nuestro mensaje al exterior. Debemos compartir con los habitantes de Sapporo nuestro compromiso de utilizar los Juegos Olímpicos para cambiar nuestra ciudad”.

Se puede entender que una ciudad regional con una población en retroceso busque esperanzas en el turismo extranjero. Akimoto probablemente ve los Juegos Olímpicos como una inyección de energía para la economía local.

Cuando la burbuja económica de Japón estalló a principios y mediados de la década de 1990, se habló mucho de un libro del político Takemura Masayoshi (1934-2022) titulado Chīsakutomo kirari to hikaru kuni Nihon (Japón: un país brillante, aunque sea pequeño). En el libro, Takemura sostiene que Japón no debe intentar convertirse en una superpotencia económica, política o militar, sino tratar de desarrollarse en otra dirección. Años más tarde, Takemura utilizó las siguientes palabras para describir cómo se sentía tras abandonar el PLD para fundar su propio partido político, el ya desaparecido Nuevo Partido Sakigake:

“Quería echar un jarro de agua fría sobre aquellos políticos y ciudadanos que aún tenían ilusiones de convertirse en una gran potencia en el resplandor remanente de la burbuja económica, y fomentar las reformas. Expresé con la frase ‘un país de calidad y sencillez’ mis deseos de que Japón brillara, fructífero, aunque sea un país pequeño”.

Incluso hoy, es mucho lo que podemos aprender de estas palabras. Pero, ¿qué debería hacer Japón ahora que el crecimiento rápido es cosa del pasado? En lugar de perseguir sueños de antaño, Japón debería aspirar a brillar, pero de forma sostenible, en áreas básicas que están intrínsecamente ligadas a la vida humana, como la política medioambiental, el bienestar y la educación.

(Publicado originalmente en japonés y traducido al español de la versión en inglés. Imagen del encabezado: cartel de la muy impopular candidatura olímpica de Sapporo para 2030, fotografiado en Sapporo en octubre de 2023. © Jiji Press)

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