Un siglo del Kōshien: el icónico estadio de béisbol, más fuerte que nunca

Deporte

El estadio Kōshien es un campo de béisbol sagrado. Acoge los campeonatos nacionales de béisbol de instituto de primavera y verano y es la sede del equipo profesional Hanshin Tigers. Construido hace ya cien años, está abriendo un nuevo capítulo en su ilustre historia y llamando la atención como modelo sostenible para el deporte japonés.

Un legado deportivo temprano

A sus 100 años, el estadio Kōshien de Nishinomiya, en la prefectura de Hyōgo, se erige como un monumento al eterno amor de Japón por el béisbol. El secreto de la longevidad de este emblemático estadio radica en su capacidad de cambiar con los tiempos sin dejar de ser fiel a su legado. Tras un siglo albergando partidos, ofrece un modelo sostenible que contrasta con el enfoque japonés de demoler y reconstruir los recintos deportivos.

Las raíces del Kōshien están profundamente entrelazadas con los prestigiosos campeonatos nacionales de béisbol de instituto. El torneo inaugural tuvo lugar en Osaka en 1915, mucho antes incluso del lanzamiento de la liga profesional del país. En su tercera edición, el torneo se trasladó a un estadio más grande gestionado por los Ferrocarriles Eléctricos de Hanshin (Hankyū), pero la popularidad de la competición superó rápidamente la capacidad del recinto. En respuesta, el principal patrocinador, el diario Osaka Asahi Shimbun, con sede en Osaka, se puso en contacto con Hankyū para construir un nuevo estadio más grande.

Misaki Seizō, director general de Hankyū, quería un recinto que rivalizara con el mundialmente famoso Yankee Stadium. Para ello, ordenó a un jefe de sección de la empresa que se encontraba en Estados Unidos que consiguiera planos de instalaciones deportivas americanas. Misaki encargó a su joven empleado Noda Seizō el diseño del nuevo estadio. Como el Yankee Stadium estaba siendo reconstruido, Noda basó su diseño en el Polo Grounds, el hogar de los New York Giants (ahora los San Francisco Giants). El 11 de marzo de 1924 se puso la primera piedra y el proyecto avanzó a un ritmo vertiginoso. La gran inauguración tuvo lugar apenas cuatro meses después, el 1 de agosto.

El estadio tiene un nombre poco habitual. Para decidirlo, se utilizó el ciclo establecido de 10 signos del calendario (jikkan) y doce signos del zodiaco (jūnishi o eto). En 1924 hubo una agrupación muy auspiciosa de 甲 (kinoe, kō) y 子 (ne , shi), la combinación “rata de madera”, que se da solo una vez cada sesenta años. Al final de estos se añadió el kanji 園 (en), que significa “parque”, y la pronunciación japonesa de los caracteres (kō, shi, en) produjo el ahora ampliamente reconocido nombre Kōshien.

Aunque principalmente era un recinto de béisbol, el Kōshien se anunciaba como un estadio multiusos. A lo largo de los años ha albergado competiciones deportivas que van desde el atletismo al fútbol, pasando por el rugby, sin olvidar un torneo de saltos de esquí. Hubo un tiempo en que incluso había un gimnasio y una piscina climatizada debajo de las gradas del campo. Este legado polideportivo perdura en forma de la Kōshien Bowl, el campeonato universitario de fútbol norteamericano que se celebra cada diciembre.

La restauración de un símbolo del Kōshien

Uno de los muchos rasgos característicos del estadio es su espesa cubierta exterior de hiedra. Las plantas, que hoy suman 430, se plantaron originalmente en el invierno de 1924 para decorar el exterior de hormigón. Con el paso de las décadas, la hiedra prosperó, cubriendo grandes extensiones del exterior del estadio e incluso convirtiéndose en el hogar de serpientes y otros animales salvajes. Cuando el estadio cerró para su renovación en 2007, un enorme proyecto que duró hasta 2010, hubo que retirar la hiedra para que pudieran continuar las obras.

Sin embargo, su restauración era una prioridad absoluta. Se hizo un llamamiento a las miles de escuelas que habían recibido plantones de hiedra del Kōshien con motivo del último campeonato de béisbol escolar de verano del siglo, en 2000. Varios centenares de escuelas donaron plantas en buen estado de sus propios brotes, y otras más se propagaron a partir de semillas recogidas en los alrededores del estadio. Las plantas más resistentes fueron seleccionadas para la plantación.

Miembros del equipo de béisbol del instituto Hashimoto, en la prefectura de Wakayama, colocando hiedra del Kōshien; fotografía del 6 de julio de 2006. (© Kyōdō)
Miembros del equipo de béisbol del instituto Hashimoto, en la prefectura de Wakayama, colocando hiedra del Kōshien; fotografía del 6 de julio de 2006. (© Kyōdō)

El proyecto fue un éxito, y el último trasplante tuvo lugar en marzo de 2009. Desde entonces, la hiedra ha ido recuperando poco a poco su lugar en el muro exterior, devolviendo al estadio su aspecto de antaño.

Una tierra sagrada

Otro símbolo perdurable del Kōshien es su campo de tierra de tonos oscuros. El estadio se construyó sobre el delta de sedimentos aluviales del río Saru, afluente del importante río Muko, que en su día fue aclamado por sus pintorescas arenas blancas y sus hileras de pinos. Sin embargo, el suelo nativo, ligeramente teñido, resultó inadecuado: se pensó que el resplandor producido por el sol de verano enmascararía el movimiento de la pelota. En su lugar, el primer campo se construyó con una combinación de tierra arcillosa roja de la isla de Awaji y tierra negra de Kumochi y Kobe, en la prefectura de Hyōgo.

Las fuentes de la icónica tierra negra del Kōshien han variado a lo largo de las décadas, utilizándose tierra de lugares como Tsuyama, en la prefectura de Okayama, Suzuka, en la prefectura de Mie, y Kanoya, en la prefectura de Kagoshima. La arena, un ingrediente importante de la mezcla, se ha obtenido de una playa local, Kōshien-hama, así como de Jōyō, en la prefectura de Kioto, e incluso de la provincia china de Fujian. La mezcla no es constante, sino que varía según la estación y las condiciones ambientales: en primavera se aumenta la proporción de arena en previsión de las frecuentes lluvias estacionales, y en verano se utiliza más tierra oscura para que la pelota sea más fácil de ver en la superficie iluminada por el sol.

Durante los torneos de primavera y verano de los institutos es tradición que los equipos perdedores recojan tierra del campo de juego, como recuerdo. El origen de esta costumbre no está claro, pero generalmente se atribuye a Kawakami Tetsuharu, que llegaría a forjarse una carrera con su bate como profesional y como entrenador de los Giants de Tokio (más tarde Yomiuri Giants). Según un relato, que Kawakami desmintió más tarde, después de que su escuela, predecesora de la Escuela Técnica Superior de Kumamoto, fuera derrotada en la final del torneo de verano de 1937, el joven Kawakami recogió tierra del campo en una bolsa y la esparció por el terreno de su escuela. Otra historia atribuye la costumbre a Fukushima Kazuo, del Instituto Kokura de la prefectura de Fukuoka, quien en 1949 supuestamente se llevó tierra a casa en los bolsillos después de que su equipo fracasara en su intento de ganar su tercer campeonato de verano consecutivo.

Jugadores del instituto Hachinohe Gakuin Kōsei de la prefectura de Aomori derraman lágrimas mientras recogen tierra del Kōshien, tras perder en la segunda ronda contra el instituto Tōhō de la prefectura de Aichi en el torneo de verano de 2016. (© Jiji Press)
Jugadores del instituto Hachinohe Gakuin Kōsei de la prefectura de Aomori derraman lágrimas mientras recogen tierra del Kōshien, tras perder en la segunda ronda contra el instituto Tōhō de la prefectura de Aichi en el torneo de verano de 2016. (© Jiji Press)

Aunque es posible que nunca se sepa la verdad, es fácil imaginar que la tradición surgió de forma natural; los jugadores de instituto, conmovidos por lo que Fukushima describió como “la sensación de que esta podría ser la última vez que pisan el campo de Kōshien”, se agachan instintivamente para coger un puñado de la tierra consagrada.

El arte de cuidar el césped

El campo interior de tierra y el exterior de césped natural del Kōshien lo convierten en una excepción entre los estadios profesionales de Japón, la mayoría de los cuales cuentan con césped artificial. En un momento dado, Hankyū se planteó plantar césped en el campo interior, pero la idea se desechó porque el desgaste causado por los jugadores del campo interior se consideró una pesadilla para el mantenimiento del terreno. Incluso con la carga añadida, la cubierta natural ofrece muchas ventajas sobre el césped artificial, incluido un menor riesgo de lesiones para los jugadores. Esto ha llevado a equipos como el Hiroshima Carps y el Nippon Ham Fighters a elegir campos totalmente naturales para sus nuevos estadios.

Hanshin Engei es la encargada de cuidar el césped del Kōshien. El equipo de jardineros de esta empresa de paisajismo se pasea por el campo antes de los partidos y retoca el terreno entre entradas. En verano sacan una manguera y rocían el campo para reducir el polvo, y durante los chaparrones despliegan hábilmente una lona gigante para proteger el campo de la lluvia. Su habilidad para arreglar el campo durante los breves descansos entre los partidos de los torneos de instituto se ha convertido en un espectáculo por derecho propio, y los trabajadores reciben elogios por su actuación “divina”.

Miembros del equipo de campo producen un arco iris mientras mojan el campo antes de un partido, el 9 de agosto de 2010. (© Jiji Press)
Miembros del equipo de campo producen un arco iris mientras mojan el campo antes de un partido, el 9 de agosto de 2010. (© Jiji Press)

Una repentina borrasca hace salir a los trabajadores de Hanshin Engei, mientras un jugador observa; 17 de agosto de 2021. (© Jiji Press)
Una repentina borrasca hace salir a los trabajadores de Hanshin Engei, mientras un jugador observa; 17 de agosto de 2021. (© Jiji Press)

Se podría decir que el cuidado y cariño prestados al campo por generaciones de jardineros es la fuente de la longevidad del Kōshien. Kanazawa Kenji, empleado de Hanshin Engei, lo describe así en un libro en el que detalla sus muchos años cuidando los terrenos del estadio: “Cada vez que pisamos el campo, podemos saber el estado del terreno por el tacto de la tierra bajo nuestros pies y el color del suelo. Cuanto más oscuro es el color, mejor es el trabajo que hemos hecho”.

La catástrofe golpea

El 17 de enero de 1995 el Gran Terremoto de Hanshin-Awaji devastó Kobe y las zonas cercanas. Aunque el Kōshien resistió las sacudidas, el temblor dañó parte de las gradas y algunas de las bases de hormigón de los focos del estadio. También cubrió el campo de grietas. A poco más de dos meses del torneo de primavera de los institutos, se dudaba de que las reparaciones pudieran llevarse a cabo a tiempo. Los trabajos se hicieron con la vista puesta en reforzar la seguridad del recinto, y el estadio quedó listo para el inicio del torneo, previsto para el 25 de marzo.

Un mensaje impreso en el muro del outfield tras el terremoto reza “Reconstrucción, coraje, esperanza”. Fotografiado el 19 de marzo de 1995. (© Jiji Press)
Un mensaje impreso en el muro del outfield tras el terremoto reza “Reconstrucción, coraje, esperanza”. Fotografiado el 19 de marzo de 1995. (© Jiji Press)

El torneo de 1995 se celebró bajo el lema “Apoyar la reconstrucción”. Por respeto a las víctimas de la catástrofe, los partidos se celebraron en un ambiente sombrío, sin bandas de música ni vítores. Tampoco hubo fuegos artificiales en las ceremonias de apertura y clausura.

El Kōshien fotografiado desde el aire, el 2 de abril de 2014, durante el torneo invitacional de primavera de institutos. El tejado que cubre partes de las gradas alberga ahora paneles solares, y el agua de lluvia que corre por la estructura de paneles de acero se recoge en tanques subterráneos para su uso posterior. (© Jiji Press)
El Kōshien fotografiado desde el aire, el 2 de abril de 2014, durante el torneo invitacional de primavera de institutos. El tejado que cubre partes de las gradas alberga ahora paneles solares, y el agua de lluvia que corre por la estructura de paneles de acero se recoge en tanques subterráneos para su uso posterior. (© Jiji Press)

Aku Yū (1937-2007). (© Jiji Press)
Aku Yū (1937-2007). (© Jiji Press)

Los campeonatos nacionales de instituto se han cancelado en tres casos en el pasado: debido a los disturbios generalizados de 1918; debido a la guerra, en la primera mitad de la década de 1940, y más recientemente en 2020, durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, los desastres naturales nunca han impedido que los organizadores aseguren la celebración de los juegos. Parte de la razón es el estatus que el Kōshien tiene en el imaginario público. Así lo expresa un poema del aclamado letrista y poeta Aku Yū que se publicó en el diario Sports Nippon el 8 de agosto de 1995. Titulado Mame maku hito (El sembrador de semillas), un extracto del mismo dice:

¿Kōshien? Es un campo de sueños donde los sembradores plantan talentos aún no desarrollados,

Semillas cuyos brotes pueden crecer y florecer en una grandeza aún desconocida,

Los sembradores, embriagados por las imágenes de esta descendencia, grande y en plena floración, vienen año tras año a plantar en serio cada pequeña semilla,

En la tierra de Kōshien, con un sueño y una oración.

Escrito originalmente con motivo de la jubilación del famoso entrenador del instituto Sendai Ikuei, Takeda Toshiaki, el poema capta el espíritu del Kōshien, que Aku caracteriza no como un lugar de gloria, sino como uno donde se alimentan los sueños.

Los jugadores marchan hacia el campo durante la ceremonia de apertura del campeonato de verano de instituto el 10 de agosto de 2021. El torneo, cancelado el año anterior debido a la pandemia, se celebró bajo restricciones sanitarias especiales. (© Jiji Press)
Los jugadores marchan hacia el campo durante la ceremonia de apertura del campeonato de verano de instituto el 10 de agosto de 2021. El torneo, cancelado el año anterior debido a la pandemia, se celebró bajo restricciones sanitarias especiales. (© Jiji Press)

Como sede de los Hanshin Tigers, el Kōshien es también un lugar donde los sueños que describe Aku se hacen realidad, lo que ocurrió de forma espectacular en 2023, cuando los Tigers ganaron su primer título de las Series de Japón en casi cuarenta años. Sin embargo, es el béisbol aficionado el que está más estrechamente ligado al largo legado del estadio.

Innumerables estadios deportivos han sido víctimas de los vientos económicos que han dominado la posguerra japonesa. Antiguas estructuras históricas son derribadas sin pensarlo dos veces para hacer sitio a nuevos y fastuosos recintos. Por el contrario, el valor del Kōshien es el de la historia y la tradición compartidas, expresadas en cosas como los diligentes jardineros y la cuidada hiedra. Las ideas forjadas durante el periodo de gran crecimiento económico de Japón deben actualizarse o desecharse para adaptarse a la realidad económica actual del país. Creo que la historia y las tradiciones que han sostenido el Kōshien durante el último siglo ofrecen un indicio de un camino más viable hacia el futuro.

Los Hanshin Tigers celebran su primer banderín de la Liga del Pacífico en dieciocho años, en el estadio Kōshien, el 14 de septiembre de 2023. (© Jiji Press)
Los Hanshin Tigers celebran su primer banderín de la Liga del Pacífico en dieciocho años, en el estadio Kōshien, el 14 de septiembre de 2023. (© Jiji Press)

(Publicado originalmente en japonés, y traducido al español desde la versión en inglés. Imagen del encabezado: el exterior cubierto de hiedra del estadio Kōshien, fotografiado el 10 de junio de 2020. © Jiji Press).

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