¿Qué está pasando con el precio del arroz? Un análisis de la situación y de las perspectivas futuras
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Un problema originado en los desequilibrios de 2023
2023 fue un mal año para el arroz japonés, ya que las elevadas temperaturas acarrearon un descenso muy acusado tanto en la calidad del grano como en el volumen de producción. Simultáneamente, aumentaron las necesidades de arroz integral (no refinado o pulido) debido, principalmente, al rápido aumento de la demanda y al mayor porcentaje de arroz descartado, como consecuencia del descenso de la calidad.
El rápido aumento de la demanda se debió, a su vez, a que el cliente percibía el precio del arroz como relativamente bajo, si se lo comparaba con el de otros alimentos que se habían encarecido. Pero hay otros factores. Tanto el sector de la restauración como el número de turistas extranjeros que visitaron Japón se recuperó con respecto al año anterior. Además, volvió a aumentar la población extranjera en el país y en 2024 el saldo migratorio fue positivo, con un récord histórico de 340.000 personas. Y en agosto, justo cuando el arroz estaba en su periodo transicional (el inmediatamente anterior a la entrada en los silos del arroz de la última cosecha), la Agencia Nacional de Meteorología difundió un aviso extraordinario sobre el riesgo de que ocurriera un fuerte terremoto, lo que agudizó la tendencia a acumular provisiones. Por todas estas circunstancias, el volumen de arroz en el mercado descendió y su precio aumentó.
El 30 de octubre, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca publicó un análisis sobre la escasez de arroz, las medidas que deberían tomarse y las perspectivas de futuro. Sin embargo, el informe no hablaba de liberar arroz de la reserva, y mostraba datos que alimentaban la idea de que la escasez continuaría a lo largo de 2025. Esto avivó la inquietud y contribuyó a recrudecer la competencia, lo cual hizo que el precio comenzara a elevarse a finales de 2024.
El poder de una cucharadita de arroz
En Japón, el arroz forma parte de la dieta básica y tiene por tanto carácter de artículo de primera necesidad, razón por la cual una variación en su precio no origina una variación igualmente significativa en su demanda. Dicho de otro modo, cualquier variación de la oferta o de la demanda tiene su reflejo en grandes fluctuaciones en el precio. Se estima que el volumen de existencias en manos privadas a finales de junio, utilizado como índice de referencia, debe situarse entre los 1,8 y 2 millones de toneladas. Todo lo que sea exceder ese rango de 200.000 toneladas significa una oscilación en el precio.
200.000 toneladas de genmai (arroz descascarillado, sin refinar o blanquear) suponen el 2,7 % del volumen cosechado en 2024. Una vez refinado o blanqueado (seimai) se convierten en 180.000 toneladas, que divididas entre el número de hogares que lo consumen, son 3,3 kilogramos. Esto equivale a cuatro gramos de arroz por habitante y día, es decir, apenas una cucharilla colmada. Una cantidad pequeña pero suficiente para desestabilizar la distribución y el precio del producto.
Temporada difícil para unos, pero muy dulce para otros
La red de cooperativas agrícolas JA (Japan Agricultural), la mayor del país, adelanta todos los años a sus productores cierta cantidad de dinero antes de recibir el producto, teniendo en cuenta, a la hora de fijar la cuantía, las previsiones de ventas para el año. El adelanto proporcionado en 2024 por las diferentes secciones regionales de JA fue más generoso que el año anterior, pero aun así las previsiones resultaron ser demasiado optimistas. Además de los mayoristas, que suelen conseguir que los productores les vendan su arroz pagando cantidades superiores al dinero adelantado por JA, entraron a comprar directamente del productor muchas empresas del sector de la restauración e incluso consumidores particulares, con lo que la competencia fue muy cerrada. La consecuencia fue que tanto el grupo JA como otros grandes compradores no pudieron hacerse con la cantidad deseada de arroz. A fecha de enero de 2025, la cantidad reunida durante el año era de 230.000 toneladas menos y las existencias totales de 480.000 toneladas menos que a igual fecha del año anterior.
Los mayoristas, por su parte, fueron más exitosos, consiguiendo niveles de existencias similares a los de otros años. El riesgo de pérdidas pudieron neutralizarlo recargando sobre el precio de venta el coste más elevado. Con la garantía de que el cliente final seguirá comprando y sosteniendo el precio, los mayoristas del arroz alcanzaron un récord histórico de beneficios y sus acciones subieron.
La liberación del arroz de la reserva apenas influye en los precios
En enero de 2025, el Gobierno de Japón decidió liberar arroz de sus reservas en caso de que se dieran problemas en la distribución de este cereal, imponiéndose la condición de recomprar durante los siguientes doce meses tanto arroz como hubiera liberado, lo que en la práctica equivale a un préstamo del arroz en reserva.
Pero, dado que la nueva norma permite que el arroz almacenado se distribuya también para uso comercial, se puede esperar que los precios al por menor sigan siendo altos, lo que fomentaría aún más la liberación de existencias. Además, el efecto económico del arroz de la reserva distribuido a los comedores de escuelas y hospitales, que venían soportando el aumento de los costos sin subir los precios, no es observable atendiendo solamente al precio de venta al público.
El precio del arroz apenas ha bajado después de la liberación de la reserva, en parte, por el tiempo que ha requerido su distribución en el mercado. Pero ha habido, además, otras dos causas. Por una parte, el cambio en los objetivos de la política gubernamental no ha venido acompañado de una revisión de la metodología empleada. En segundo lugar, la liberación se ha hecho sin haber procedido previamente a establecer índices de medición que permitieran comprobar su efectividad. Y otro factor más es que la decisión de liberar arroz de la reserva fue tomada cuando la competencia por conseguir arroz de los productores había llegado a niveles muy altos. El arroz que, en los primeros pasos de la cadena de distribución, se había pagado ya a alto precio, continuó encareciéndose en los siguientes pasos.

Arroz de la reserva liberado por el Gobierno es extraído de los sacos en una planta de refinado (pulido) de arroz de la prefectura de Saitama, el 18 de marzo de 2025. (Jiji Press)
¿Qué ocurrirá con el arroz de 2025?
Ante esta situación, el Gobierno ha introducido un nuevo cambio en su política, de forma que el destino final del arroz pueda ser cambiado hasta el 20 de agosto. De esta forma, los agricultores podrán cambiar el destinatario de su producción según el estado de la oferta y la demanda. Para saber si el arroz será suficiente o insuficiente, hay que considerar ante todo la superficie cultivada de arrozales.
Basándome en el actual marco legal y en los diversos datos disponibles, he reflejado en un gráfico mis cálculos y proyecciones personales a fecha de 10 de mayo. Si la cantidad de arroz cosechada por unidad de superficie este año es similar a la del promedio de los años anteriores, la extensión ideal sería de 1.590.000 hectáreas (130.000 más que el año anterior).
En el caso del arroz para consumo humano directo, con 1.380.000 hectáreas en principio pueden disiparse los temores de desabastecimiento. Preveo que en la práctica se plantarán entre 1.310.000 y 1.430.000 hectáreas. En caso de resultar insuficiente, incluidos el resto de los usos (como forraje, para su procesado, etcétera), el problema puede solucionarse aumentando las importaciones de maíz como forraje, importando con carácter de urgencia arroz para procesado y extendiendo el periodo establecido para recomprar la misma cantidad liberada.
De todos modos, hay que tener en cuenta también que alargar demasiado la permanencia del arroz liberado en el mercado podría significar dejar al Estado casi sin existencias durante algún tiempo. Si la siguiente cosecha fuera mala u ocurriera algún gran desastre natural, Japón se vería obligado a recurrir a importaciones de urgencia para cubrir incluso las necesidades de arroz para consumo humano directo.
Volumen suficiente y precios bajos no siempre van de la mano
Aunque los movimientos de la oferta y la demanda tienen un claro efecto sobre los precios, un volumen suficiente y unos precios más baratos no son fenómenos que se presenten siempre simultáneamente. A juzgar por el hecho de que en Japón no existe un commodity market establecido para el arroz y en vista también de lo que ha ocurrido recientemente, es muy probable que los costos de recogida, almacenaje y transporte repercutan sobre el precio final.
Además, no existen medidas directamente orientadas a un alza fuerte y repentina de su precio, pues la referida ampliación del plazo durante el que se permitirá cambiar el destinatario de la venta tiene efecto únicamente sobre el desabastecimiento. Por esta razón, en abril de este año el Gobierno trató de apagar el fuego utilizando la liberación de arroz de la reserva, un instrumento que de suyo opera sobre la distribución, para tratar de contener la subida del precio.
La política seguida por el Gobierno de Japón cuando se cumplen 30 años desde la entrada en vigor de la legislación que estabiliza el mercado de los alimentos básicos, es fruto de una larga serie de modificaciones para tratar de reducir el intervencionismo estatal en la fijación de precios. Frente a este largo recorrido, las medidas que inciden directamente sobre el precio apenas tienen un mes de vida. Sería ingenuo pensar que entre ellas hay medidas “geniales” capaces de lidiar con esta difícil situación. Deberían tomarse medidas que puedan surtir efecto con un horizonte algo más amplio, digamos, hasta 2028.
Dos posibles escenarios
El grupo JA, que salió tan malparado en 2024, busca desquitarse en este 2025. Algunas secciones regionales de JA están subiendo la cuantía de los adelantos y fijándolos con cierta antelación, tratando de conseguir contratos para varios años con un precio estable.
Frente a esto, los mayoristas y negocios de restauración, comida preparada (catering), así como los minoristas están haciendo esfuerzos por abastecerse de arroz. Se plantean dos escenarios, dependiendo de lo encarnizada que sea esta competencia.
Si la competencia no se extrema, el precio se estabilizará. Nuevas liberaciones de arroz de la reserva acarrearían rebajas palpables del precio, y entonces JA, que ha comprado a precios altos, saldría perdiendo. Si la competencia se extrema, los precios seguirán al alza.
Mi previsión apunta a que la competencia seguirá siendo fuerte durante 2025. En primer lugar, incluso en bandas de precio como las actuales no se aprecia que los compradores se estén echando atrás en sus compras. En segundo lugar, las empresas privadas están en mejores condiciones que el grupo cooperativo JA para comprar. En tercer lugar, los grandes mayoristas han obtenido buenos resultados empresariales que les servirán de base para poder seguir comprando con holgura. En cuarto lugar, aunque se extienda el periodo al cabo del cual el Gobierno recompra el arroz liberado en el mercado, dado que las cooperativas del grupo JA tienen la obligación de vender al Gobierno una cantidad equivalente a la que se les ha adjudicado en subasta, tendrán que reunir de los productores lo suficiente para llegar a esa cantidad, por lo que en el mercado no habrá percepción de que sobra arroz. Estas, entre otras muchas razones.
Si se dejan para el último momento las medidas necesarias para estabilizar el precio sin que se haya podido aumentar suficientemente la producción, la tendencia al alza del arroz continuará hasta 2028. Preveo que, si excluimos el arroz de la reserva y el de importación, el resto del arroz se situará entre los 4.200 y los 6.500 yenes la bolsa de cinco kilogramos, con grandes diferencias de precio entre las marcas.
Cómo evitar que esto vuelva a ocurrir
El precio del arroz depende de a quién y por cuánto vende el agricultor su arroz. Normalmente elige a quien le paga mejor, pero también puede tomar consideración más a medio o largo plazo, ante fenómenos como la pérdida de preferencia por parte del cliente, debida a un aumento desenfrenado del precio.
Cuando la competencia por conseguir el arroz es muy encarnizada, comparativamente la venta a través de JA tiende a hacerse a precios moderados. Por eso, otra de las claves es saber si los agricultores aumentarán o disminuirán la parte del arroz que venden a través de JA.
No vendiendo a través de JA podrán conseguir tal vez un mejor pago, pero, dado que JA es una cooperativa, si la proporción de arroz que es capaz de recolectar desciende, es de temer que esto se traduzca al final en una menor capacidad de negociación de precios para el agricultor. En no pocos casos, es precisamente esa capacidad de reunir arroz que tiene el grupo JA lo que explica que algunos grandes productores puedan hablar de tú a tú a las empresas comercializadoras del sector. Desde el punto de vista de esas, cuanto más se debilite JA, a más bajo precio serán capaces de abastecerse.
O se rebajan y estabilizan los precios a través de los canales comerciales del grupo cooperativo, o se hace a través del debilitamiento de este grupo y el progreso de las empresas.
La decisión que tomen los agricultores en 2025 podría marcar un punto de inflexión en la historia del arroz japonés. Lo importante es que los productores sean conscientes de la trascendencia de esta decisión y que su decisión final de cómo canalizar su producción se haga con la suficiente reflexión.
Fotografía del encabezado: arroz de la reserva estatal es sacado de un almacén de Saitama el 18 de marzo de 2025. (Jiji Press)
(Traducido al español del original en japonés.)
