Sayonara, mafiosos: el número de miembros de la yakuza continúa reduciéndose

Sociedad

El número de integrantes de organizaciones criminales y de personas asociadas a ellas está en un mínimo histórico, aunque el hampa parece estar sirviéndose de jóvenes criminales y llevando a cabo otras variedades de estafas en la sombra.

A finales de 2018 las bandas organizadas conocidas como bōryokudan en Japón contaban con 15.600 miembros, lo que supone 1.200 personas menos que en el año anterior. En los últimos 15 años esta cifra se ha ido reduciendo de forma constante. También ha decrecido el número de los llamados “socios” en los últimos ocho años y en la actualidad se calcula que hay unos 14.900. Ambas cifras son las más bajas que se han registrado desde que comenzasen a reunirse estos datos en 1958.

En los últimos años se ha reducido asimismo el número de detenciones de miembros de las organizaciones criminales y sus socios. La cifra de arrestos se redujo en 2018 en 856 personas respecto al año anterior, hasta las 16.881. Los principales delitos en los que se vieron involucrados los miembros de estas bandas fueron las agresiones (2.042 arrestos), el robo (1.627), la estafa (1.749), la extorsión (772) y la violación de la Ley de Control de Estimulantes (4.569).

Entre las personas arrestadas por estafa, 630 fueron delincuentes especializados en el timo conocido como ore ore sagi (una estafa telefónica que se traduce literalmente como “la estafa del soy yo, soy yo”) y las facturaciones falsas. Aunque el número de integrantes y de socios de este tipo de organizaciones involucradas en estafas especializadas se ha ido reduciendo desde 2015, en 2018 fueron 2.747 de todos los arrestados ese año, es decir, el 22,9 % del total, una proporción mucho más alta que el 6,3 % del número de miembros de bandas criminales respecto a la cifra total de infractores del código penal.

Los grupos dedicados a las estafas especializadas dirigidos por miembros de organizaciones criminales parecen haber utilizado como soldados rasos a las bandas de moteros conocidas como bōsōzoku y a delincuentes juveniles para engañar a las víctimas a través del teléfono y extorsionarlas para recibir dinero. La Agencia Nacional de Policía asegura que, aunque se ha detenido a los autores de estas estafas, en muchos casos los líderes de las bandas organizadas no son capturados porque los arrestados se niegan a delatar a sus cómplices.  

(Fotografía del encabezado: © Pixta.)

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