Niō: las estatuas protectoras del budismo que custodian la entrada de los templos

Cultura Historia

Dos musculosas estatuas Niō se erigen a las puertas de famosos templos como el Tōdaiji de Nara, el Ninnaji de Kioto, el Zenkōji de Nagano o el Sensōji de Tokio, entre otros. Los japoneses siempre han admirado las expresiones iracundas de los rostros de estas estatuas budistas.

Niō, los guardianes del templo

Los Niō, unas deidades protectoras del budismo, son conocidos oficialmente como Shūkongōshin. También reciben el nombre en japonés de Kongōrikishi (Vajradhāra en sánscrito, que significa “el portador del vajra”, arma para ahuyentar a los enemigos de Buda).

Originalmente, Niō era una deidad que protegía a Shaka Nyorai (el Buda histórico Shakamuni), pero se dice que se dividió en dos cuerpos distintos. Los Niō se sitúan a ambos lados de la puerta principal de aquellos templos donde está consagrada la imagen de Buda en la forma de Shakamuni, y su función es vigilar el templo como guardianes.

Cuenta la leyenda que los Niō combaten el mal con un vajra en la mano y hasta que son capaces de controlar el trueno. Cada estatua solo lleva una prenda alrededor de la cintura, y su torso desnudo muestra una musculosa anatomía. Sus abdominales están tensos y sus venas destacan, probablemente a causa del tremendo esfuerzo que realizan con todo su cuerpo.

(1) El vajra es un arma con forma de palo que se utiliza para combatir el mal. (2) El teni es una túnica celestial que llevan las deidades. (3) El mo es una prenda que se lleva de cintura para abajo (PIXTA).
(1) El vajra es un arma con forma de palo que se utiliza para combatir el mal. (2) El teni es una túnica celestial que llevan las deidades. (3) El mo es una prenda que se lleva de cintura para abajo (PIXTA).

El guardián que tiene la boca abierta se llama “Agyō” y el que tiene la boca cerrada “Ungyō”. “A” es el primer sonido en sánscrito (la lengua de la antigua India), mientras que “Un” es el último, por lo que se dice que la pareja “A-Un” se encarga del principio y el fin de la creación, es decir, son deidades que conocen todo lo que existe en el mundo. No obstante, muchos investigadores creen que se trata de una explicación añadida posteriormente.

La disposición general es Agyō a la derecha y Ungyō a la izquierda, pero las estatuas de Kongōrikishi de los templos Tōdaiji y Zenkōji están invertidas, con Ungyō a la derecha y Agyō a la izquierda.

Los Niō, una presencia cercana para la gente

Se cree que las estatuas actuales de los Niō aparecieron en el periodo Heian (794-1185), y que el apogeo de su producción se produjo durante el periodo Kamakura (1185-1333). Esto se debe a que “la poderosa imagen de los Niō se ajustaba a los gustos de los grupos guerreros en ascenso (Kamakura)” y, al mismo tiempo, “el pueblo, atormentado por una sucesión de guerras, gustaba de las estatuas budistas de aspecto realista en su búsqueda de la salvación” (Niō; Ichisaka Tarō, Ed. Chūkōshinsho).

En el periodo Edo (1603-1868), se decía que si uno adoraba a los musculosos Niō, sería bendecido con buena salud y buenas piernas, y por ello se convirtieron en un objeto de culto popular entre la población en general. En la puerta Niōmon del templo Hyakusaiji, en Kotō Sanzan (tres templos de la secta Tendai en la prefectura de Shiga), se alzan unas sandalias gigantes de 3 metros de largo que, según se dice, son el calzado de los Niō. Originalmente medían unos 50 cm, pero poco a poco se hicieron más grandes a medida que los visitantes las tocaban para rezar por su buena salud. En la actualidad, se tejen y dedican nuevas cada diez años.

Las sandalias gigantes de paja en la puerta Niōmon del Templo Hyakusaiji. Se dice que los Niō se quitan las sandalias por la noche y descansan de pie dentro de la puerta (PIXTA).
Las sandalias gigantes de paja en la puerta Niōmon del Templo Hyakusaiji. Se dice que los Niō se quitan las sandalias por la noche y descansan de pie dentro de la puerta (PIXTA).

En el periodo Edo, los brotes de sarampión y viruela acabaron con la vida de muchas personas. Existe la leyenda de que, si un niño pasaba por debajo de las piernas de un Niō, sufriría solo síntomas leves. Aún hoy en día se celebran en muchos lugares actos para rezar por la buena salud y el crecimiento de los infantes. A pesar de su expresión enojada, también hay folclore e historias que demuestran que los Niō eran una presencia familiar entre la gente, en algunas de la cuales se cuenta que ayudaban en los trabajos del campo, e incluso hay un cuento jocoso donde una abuela que sufría de flatulencias, al tirarse un pedo cerca de unos Niō que estaban jugando escondidos en el bosque de noche, hizo que saliesen huyendo al pensar que los habían descubierto.

Los Niō no eran un objeto de temor para los japoneses, sino más bien unas estatuas budistas de corazón cálido y cercanas al pueblo.

Si se los mira desde este punto de vista, la primera visita del año a un templo custodiado por los Niō le resultará mucho más interesante.

Fotografía del encabezado: Los Agyō y Ungyō del templo Ninnaji de Kioto. La puerta de Ninnaji donde se alzan estas estatuas se la conoce como la “Puerta de los dos reyes”, aunque su nombre fonéticamente es igual que el de “Puerta de los Niō” (Niōmon) en japonés.

Referencias

  • Niō (Los Niō, Ichisaka Tarō; Ed. Chūkōshinsho)
  • Goriyaku betsu butsuzō omairi nyūmon (Introducción a la peregrinación de estatuas budistas clasificadas por sus beneficios), Matsushima Ryūkai (supervisor) / Ed. Natsumesha)
  • “Rekishi-dō” Vol. 23 Otera no tadashī sanpai sahō kihon no ‘ki’ (“Rekishi-dō” Vol. 23 Etiqueta básica fundamental de adoración correcta en los templos, Shibuya Nobuhiro; Ed Asahi Shimbun)

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