El abecé de los castillos japoneses: tipos de castillos

Historia

Los castillos japoneses fueron erigidos para impedir invasiones y ataques enemigos. Ya en el siglo IV a. C. (periodo Yayoi en Japón) existían grandes aldeas que usaban cercas y fosos como medidas de protección. A partir de estas aldeas, los castillos japoneses se desarrollaron de diversas maneras y alcanzaron su mayor esplendor en el periodo Sengoku.

Castillos de montaña

Antiguamente, la mayoría de los castillos en Japón se construían en montañas escarpadas. Se optaba por este tipo de ubicación ya que permitía observar el avance del enemigo desde las alturas. También representaba una ventaja durante las batallas, pues obligaba a los adversarios a hacer el esfuerzo de escalar las montañas para alcanzar su objetivo.

A partir de la época de la guerra de Ōnin (1467-1477) se construyó un gran número de castillos de montaña y se estima que la cifra ascendió entre 30.000 y 40.000 en el periodo Sengoku (de los Estados Guerreros).

En esta época, los conflictos se extendieron por todos los rincones del país. Los guerreros, que hasta entonces tenían sus castillos en las faldas de las montañas o en planicies, construyeron tsume-no-shiro, es decir, castillos temporales en las montañas. Con esto se estableció un sistema dual que les permitía vivir en las planicies durante los tiempos de paz y en las montañas durante la guerra.

Además, cuando los conflictos se generalizaron, se construyeron bases militares en las crestas de las cordilleras para luego interconectarlas y crear fortalezas de grandes dimensiones, entre otras medidas de defensa.

Recreación con gráficos computacionales del castillo de Odani (Nagahama, prefectura de Shiga) donde vivieron tres generaciones del clan Azai. Estaba conectado con instalaciones militares construidas en las crestas. Después de que Oda Nobunaga derrotara a Azai Nagamasa, el castillo quedó abandonado. (Gráficos computacionales: Naruse Kyōji)
Recreación con gráficos computacionales del castillo de Odani (Nagahama, prefectura de Shiga) donde vivieron tres generaciones del clan Azai. Estaba conectado con instalaciones militares construidas en las crestas. Después de que Oda Nobunaga derrotara a Azai Nagamasa, el castillo quedó abandonado. (Gráficos computacionales: Naruse Kyōji)

Las bases se edificaban normalmente hasta las laderas de las montañas y se conectaban con la cima. Sería injusto calificarlos de castillos temporales, pues la montaña en su totalidad se convertía en una sólida fortaleza.

Los castillos de Iwamura (prefectura de Gifu), de Takatori (prefectura de Nara) y de Bitchū Matsuyama (prefectura de Okayama), conocidos como los tres más grandes de Japón, corresponden a este estilo de castillos de montaña, cuyo recinto principal estaba interconectado con otras instalaciones. El de Bitchū Matsuyama es el castillo a mayor altitud de los 12 cuyos torreones sobreviven hasta nuestros días.

El castillo de Bitchū Matsuyama, uno de los tres más grandes de Japón, es conocido como el castillo flotante en el cielo porque se levanta elegantemente entre el mar de nubes. (PIXTA)
El castillo de Bitchū Matsuyama, uno de los tres más grandes de Japón, es conocido como el castillo flotante en el cielo porque se levanta elegantemente entre el mar de nubes. (PIXTA)

Castillos de planicie

Al tratarse de un archipiélago montañoso, muchos de los castillos de Japón eran de montaña, pero cuando el lugar elegido como sede carecía de cordilleras, no quedaba más que construirlos en terrenos llanos. Este tipo es conocido como castillos de planicie. En dichos casos se aprovechaban los ríos, lagos y pantanos en sus fosos para impedir las invasiones enemigas.

Durante el periodo Sengoku, los castillos de montaña eran los más comunes. Se dice que con la llegada de la edad moderna se empezaron a popularizar los castillos de planicie. Lo cierto es que también en el periodo Sengoku se construyeron muchos castillos de planicie y de humedales. No cabe duda de que los castillos de montaña contaban con excelentes medios para la defensa, pero los de planicie facilitaban el transporte de provisiones y el movimiento de las tropas, así que no pocos guerreros poseían ambos tipos de fortalezas.

Uno de los más representativos del estilo de planicie es el castillo de Yamagata (prefectura homónima). Fue edificado entre el periodo Sengoku y el comienzo del periodo Edo (1603-1868), cuando el señor feudal Mogami Yoshimitsu estableció sus bases. Fue el escenario de la batalla de Keichō Dewa, en la región de Tōhoku, que surgió como respuesta a la batalla de Sekigahara en 1600.

En 1644 el shogunato ordenó la creación del Dewa-no-kuni Mogami Yamagata-jō Ezu (Plano del castillo de Yamagata). Es uno de los castillos de planicie representativos del periodo Sengoku. (Colección de los Archivos Nacionales de Japón)
En 1644 el shogunato ordenó la creación del Dewa-no-kuni Mogami Yamagata-jō Ezu (Plano del castillo de Yamagata). Es uno de los castillos de planicie representativos del periodo Sengoku. (Colección de los Archivos Nacionales de Japón)

Castillos de montaña y planicie

Este tipo surgió a finales del periodo Sengoku, se trata de castillos de planicie construidos en zonas elevadas o colinas bajas. Un ejemplo es el castillo de Marugame (prefectura de Kagawa), que se encuentra en el centro norte de la llanura homónima. Fue construido en el monte conocido como Kameyama, que tiene una altitud de 66 metros. Incluso en nuestros días, el castillo se eleva flotando en la zona urbana de la ciudad de Marugame.

En la actualidad, el castillo de Marugame se yergue sobre una colina en la zona urbana. (PIXTA)
En la actualidad, el castillo de Marugame se yergue sobre una colina en la zona urbana. (PIXTA)

Muchos otros castillos que han sido denominados fortalezas de la edad moderna corresponden a esta clasificación, tales como los de Osaka, Himeji, Sendai y Kumamoto. Cuando terminó el periodo Sengoku y llegó la paz, los castillos se transformaron en sedes políticas y centros de la economía y la distribución.

Castillos filiales

En la primera parte de este artículo le presentamos tres tipos de castillos según sus características geográficas. Ahora hablaremos de los castillos filiales e improvisados, clasificados por sus funciones.

Los castillos filiales se construían para rodear la sede del señor feudal, es decir, su castillo principal. En esta clasificación también se pueden incluir los fuertes. Puesto que era imposible proteger la totalidad de los territorios con un solo castillo principal, se construían filiales en áreas extensas para así crear una red de defensa.

La red de castillos filiales de Hōjō. Este mapa corresponde a 1585, su periodo de mayor esplendor. En ese entonces, el cabeza del clan era Ujimasa, segundo hijo de Hōjō Ujiyasu.
La red de castillos filiales de Hōjō. Este mapa corresponde a 1585, su periodo de mayor esplendor. En ese entonces, el cabeza del clan era Ujimasa, segundo hijo de Hōjō Ujiyasu.

El castillo de Hachiōji (Hachiōji, Tokio) es un ejemplo representativo de los castillos filiales de Hōjō. Fue construido por Ujiteru, tercer hijo de Ujiyasu. (PIXTA)
El castillo de Hachiōji (Hachiōji, Tokio) es un ejemplo representativo de los castillos filiales de Hōjō. Fue construido por Ujiteru, tercer hijo de Ujiyasu. (PIXTA)

El clan Hōjō era conocido por sus castillos filiales. Su fortaleza principal, el castillo de Odawara (prefectura de Kanagawa, castillo de planicie y montaña) era el núcleo de su enclave, al norte estaba la provincia de Kōzuke (prefectura de Gunma), al este, la de Shimousa (norte de la prefectura de Chiba), al oeste la de Shinano (prefectura de Nagano) y al sur la de Izu (prefectura de Shizuoka). Su red de filiales se extendía por lo que ahora corresponde a ocho prefecturas presentes.

Sus territorios colindaban al oeste con Tōkai, en poder de los Tokugawa, y con Shinano, bajo los Sanada; y al norte con Echigo, de los Uesugi. Las zonas conquistadas por los Hōjō (su esfera de influencia) eran amplias, por lo que era indispensable contar con una red de castillos filiales.

Castillos improvisados

Los castillos improvisados se construían para rodear las fortalezas enemigas. Toyotomi Hideyoshi sabía aprovechar al máximo los beneficios de estos castillos durante las batallas.

En 1581, cuando un enemigo de Hideyoshi se recluyó en el castillo de Tottori, este último lo cercó estableciendo una base de primera línea (castillo improvisado) que posteriormente sería conocida como Taikōganaru. Se levantaron castillos improvisados a lo largo de 12 km con el fin de interrumpir el suministro de provisiones para las tropas, en una maniobra conocida como katsuegoroshi (exterminio por hambre).

Taikōganaru, castillo improvisado que Hideyoshi usó para sitiar el castillo de Tottori, se ubica a 1,5 km de la fortaleza. (PIXTA)
Taikōganaru, castillo improvisado que Hideyoshi usó para sitiar el castillo de Tottori, se ubica a 1,5 km de la fortaleza. (PIXTA)

En el sitio del castillo de Tottori muchos murieron de hambre. Estos castillos improvisados de Hideyoshi son los más conocidos y representan también la batalla más cruenta del periodo Sengoku. Se dice que era un fanático de los castillos. Los construía para conseguir sus objetivos y después los destruía sin piedad. En su historia ordenó erguir y demoler varios castillos. Esta práctica no era exclusiva de Hideyoshi, pero sí fue quien más la utilizó.

Los castillos improvisados fueron indispensables para la unificación del país bajo la batuta de Hideyoshi.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: el castillo de Matsumoto, en la prefectura de Nagano, un ejemplo representativo de los castillos en planicie y uno de los 12 cuyos torreones sobreviven hasta nuestros días. Su torreón ha sido distinguido como tesoro nacional. PIXTA)

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