Paraíso de personajes

El ‘kappa’, encarnación folclórica del temor al agua

Cultura Historia

El kappa es una temible criatura que habita ríos y estanques, arrastra a los bañistas hacia las profundidades y amenaza con ahogarlos. Sus jugarretas no acaban ahí, pues, además, se lo conoce como causante de males físicos y mentales. Tal era la poco halagüeña imagen que existía del kappa en el folclore japonés. Hoy esta imagen ha dado paso a otra mucho más divertida y tenemos en el kappa a uno de los más simpáticos personajes del nutrido elenco de yōkai.

El kappa (escrito con los ideogramas de “río” y “niño”) es uno de los yōkai (seres fantasmales o monstruosos del folclore) que más familiares resultan a los japoneses. Presencia habitual en obras de manga, anime y otros géneros de entretenimiento, ameniza anuncios publicitarios televisivos y hasta es elegido a veces como mascota oficial por Gobiernos regionales o locales. Si se ha convertido en un fenómeno tan amplio es, sin duda, porque entre los japoneses existía ya una imagen plenamente compartida sobre él.

La imagen del kappa para la mayoría de los japoneses respondería a la siguiente descripción: un cuerpo no demasiado diferente del de un niño, desnudo, para más señas; una cabeza plana y coronada por una especie de platillo, estando este rodeado por algo así como cabellos; una piel desprovista de pelo y de color verde; una boca puntiaguda como el pico de un ave y de color amarillo en muchas representaciones; a su espalda lleva un caparazón similar al de una tortuga; entre los dedos de sus manos y pies tiene membranas natatorias. Oculto bajo las aguas de ríos y estanques, el kappa agarra de las piernas a los nadadores y los arrastra hacia las profundidades, poniéndolos en peligro de morir ahogados. Un yōkai de lo más terrorífico pero que, por alguna razón, en la imaginería moderna ha adquirido rasgos cómicos y tiernos.

Imagen popular de un kappa. (PIXTA)
Imagen popular de un kappa. (PIXTA)

Kappa, un nombre originado en la ciudad de Edo

Esta imagen del kappa es relativamente nueva, pues se creó durante los siglos XIX y XX y dista considerablemente de la que nos transmiten las tradiciones populares más antiguas. Para empezar, hay que decir que su nombre varía de una región a otra. Por ejemplo, en la región de Kamigata (Kioto, Osaka y cercanías) recibía el nombre de kawatarō (“Tarō, el del río”), contraído a menudo en gataro. En la región de Tōhoku se le llama medochi; en la de Hokuriku, mizushi; en las de Chūgoku y Shikoku, enkō, y en Kyūshū, hyōsube, aunque existen otros nombres.

El kappa, presentado en la enciclopedia Wakan sansai zue (periodo Edo) bajo el nombre de kawatarō. Su cuerpo velludo lo asemeja a un mono. La enciclopedia fue editada por Terashima Ryōan en 1715. (Colección del Museo de Historia de Hyōgo)
El kappa, presentado en la enciclopedia Wakan sansai zue (periodo Edo) bajo el nombre de kawatarō. Su cuerpo velludo lo asemeja a un mono. La enciclopedia fue editada por Terashima Ryōan en 1715. (Colección del Museo de Historia de Hyōgo)

Hasta el siglo XVIII, el núcleo cultural de Japón era la región de Kamigata y esa es la razón de que la criatura que hoy día llamamos kappa apareciera en los libros generalmente bajo el nombre de kawatarō, al que a veces se añadía también el de kappa, como variante de los dialectos de las regiones del este. Pero en el siglo XIX Edo desarrolló una potente industria de impresión en plancha de madera que avasalló a la de Kamigata y con ello el peso cultural se desplazó hacia el este. De esta forma, la palabra kappa, usada en Edo, fue imponiéndose como forma estandarizada y lo mismo puede decirse que ocurrió, en líneas generales, con el resto del vocabulario del idioma japonés.

De bestia peluda a reptil o anfibio

Pero la evolución ha afectado también al aspecto de la criatura. Hasta el siglo XVIII se la representaba como un mamífero con pelo, al estilo de un mono o una nutria. En el diccionario Kagakushū, del siglo XV, se dice que la nutria (kawauso) se convierte en kawarō con el paso de los años. Es el registro histórico más antiguo que alude al kappa y conviene fijarse en el hecho de que todavía no es kappa, sino kawarō.

En el Nippo jisho, un diccionario japonés-portugués editado por los jesuitas de Nagasaki en 1603 se consigna el kawarō como una bestia de río semejante a un mono. Así pues, en sus primeros tiempos la gente representaba el kappa no como un reptil o un anfibio, sino como un mono o una nutria.

Sin embargo, entrado el siglo XIX, se produjo un cambio radical y comenzó a generalizarse una imagen del kappa como un ser dotado de caparazón, al estilo de una tortuga, suppon (Pelodiscus sinensis, especie de tortuga fluvial de caparazón blando) o cualquier otro quelonio. El foco de este cambio de imagen fue, como ocurrió con la propia denominación, la ciudad de Edo. Esta otra representación del kappa tenía al principio un área geográfica más bien reducida, pero fue calando rápidamente en la mente popular gracias a las representaciones gráficas servidas por los impresores, especialmente por las famosas xilografías del género ukiyoe (literalmente, “imágenes del mundo flotante”) hechas en Edo.

Encontramos estas representaciones, por ejemplo, en el Hokusai manga, un cuaderno de sketches del famoso Katsushika Hokusai que muestra figuras de kappa con afilado pico de ave y caparazón de tortuga, o parecidas en general al suppon, que era la imagen que se tenía en Edo. Algunas veces, los artistas del ukiyoe teñían de verde el cuerpo de los kappa, lo cual parece indicar una cierta fusión entre la imagen de la criatura y la de las ranas.

Apenas se conocen tradiciones que describan a los kappa de ese color, ni con formas parecidas a las de una rana, pero cabe pensar que la elección se debió a que la fisonomía de los batracios, con sus membranas natatorias en las cuatro extremidades y una silueta, si olvidamos por un momento la cabeza, que no es demasiado diferente de la de un niño pequeño. Con ello se contribuyó a fijar la imagen que evoca la palabra kappa, que se escribe con los caracteres correspondientes a “río” y “niño”. En todo caso, lo destacable es que el color verde que atribuye a los kappa la imaginación popular contemporánea se debe a estos artistas de finales del periodo Edo.

Página del Hokusai manga, cuaderno de sketches del famoso grabador Katsushika Hokusai. En la parte inferior derecha puede verse un kappa representado tomando como modelo una tortuga. (Colección del Museo Histórico de Hyōgo)
Página del Hokusai manga, cuaderno de sketches del famoso grabador Katsushika Hokusai. En la parte inferior derecha puede verse un kappa representado tomando como modelo una tortuga. (Colección del Museo Histórico de Hyōgo)

De temible yōkai a cómico personaje mediático

En el periodo Edo muchos yōkai aparecían como personajes en las historietas ilustradas kusazōshi, precedentes del actual manga, y el kappa era uno de ellos. Pero su faceta como malicioso ahogador de bañistas quedó bastante erosionada y el kappa devino en un personaje cómico. Esta nueva representación tiene ya mucho que ver con nuestra imagen contemporánea del kappa, pero los detalles más simpáticos o tiernos de su fisonomía se fijaron algo después, a partir de la década de 1950. La criatura acuática vivió en aquella época un verdadero boom del que en gran medida fueron responsables historietas como Kappa Kawatarō o Kappa Tengoku, del dibujante de manga Shimizu Kon. De las páginas de los manga, los kappa pasaron a ser mascotas oficiales para el Día del Ciudadano de Tokio, y dieron también el salto a la televisión, de la mano de anuncios comerciales de fabricantes de nihonshū (sake) o chucherías. La imagen simpática de los kappa se remonta, pues, a esta época.

Ilustración de la historieta Kappa Kawatarō, del dibujante Shimizu Kon. Protagonizada por un infantil kappa, fue la primera obra de manga que presentó a esta criatura con rasgos tiernos y simpáticos. (Colección del Museo Conmemorativo de Shimizu Kon, ciudad de Nagasaki)
Ilustración de la historieta Kappa Kawatarō, del dibujante Shimizu Kon. Protagonizada por un infantil kappa, fue la primera obra de manga que presentó a esta criatura con rasgos tiernos y simpáticos. (Colección del Museo Conmemorativo de Shimizu Kon, ciudad de Nagasaki)

Kappa de la segunda generación de anuncios publicitarios del fabricante de nihonshū (sake) Kizakura. Es obra del dibujante de manga Kojima Kō. Los de la primera generación fueron obra de Shimizu Kon. (Cortesía de Kizakura)
Kappa de la segunda generación de anuncios publicitarios del fabricante de nihonshū (sake) Kizakura. Es obra del dibujante de manga Kojima Kō. Los de la primera generación fueron obra de Shimizu Kon. (Cortesía de Kizakura)

Aquel diablillo amenazante

Tal ha sido la evolución o transformación experimentada por el kappa en los diferentes soportes mediáticos que se han sucedido desde el periodo Edo hasta la adopción de su actual imagen, una imagen que contrasta fuertemente con la que transmitían las viejas leyendas populares. La principal diferencia estriba en que el kappa ha dejado de infundir temor. De suyo, el kappa era una criatura dañina que arrastraba a las profundidades de las aguas a personas y animales, y les comía las entrañas. Existía también la curiosa y terrorífica idea de que se comía el shirikodama, una especie de bolita que, según se creía, cerraba por dentro el orificio anal. Pero sus agresiones no quedaban en eso: violaba también a las mujeres y las preñaba de sus hijos, enloquecía a la gente y era causa de diversos males.

Un kappa representado en el Hokusai Manga, un cuaderno de sketches de Katsushika Hokusai. Para representar a la criatura, este dibujo toma por base el suppon, una especie de tortuga fluvial de caparazón blando. Se creía entonces que el kappa gustaba de comerse el shirikodama (especie de bolita que, según se creía, cerraba por dentro el orificio anal), y esa es la razón de que el “pescador” le muestre su trasero. (Colección del Museo Histórico de Hyōgo)
Un kappa representado en el Hokusai Manga, un cuaderno de sketches de Katsushika Hokusai. Para representar a la criatura, este dibujo toma por base el suppon, una especie de tortuga fluvial de caparazón blando. Se creía entonces que el kappa gustaba de comerse el shirikodama (especie de bolita que, según se creía, cerraba por dentro el orificio anal), y esa es la razón de que el “pescador” le muestre su trasero. (Colección del Museo Histórico de Hyōgo)

Los kappa eran también según se creía, grandes aficionados al sumō, un rasgo en principio simpático, pero también en esta faceta salía a relucir su carácter diabólico, pues arrastraba a su contrincante al agua y, si no lo ahogaba, lo hacía enloquecer o enfermar.

El luchador de sumō Shirofuji Genta en una de las láminas del álbum Dainippon rokujū-yo shū-no-uchi. La imagen lo representa con un kappa que ha capturado. Obra de Utagawa Toyokuni fechada entre 1843 y 1847. (Colección del autor del artículo)
El luchador de sumō Shirofuji Genta en una de las láminas del álbum Dainippon rokujū-yo shū-no-uchi. La imagen lo representa con un kappa que ha capturado. Obra de Utagawa Toyokuni fechada entre 1843 y 1847. (Colección del autor del artículo)

También en un santuario, como dios del agua

Pero no todo son historias terroríficas. También hay leyendas en las que el kappa es fuente de beneficios. Según una de ellas, un travieso kappa que había perdido su mano cuando fue sorprendido tocando el trasero de una mujer en el excusado, a cambio de que se la devolvieran se avino a enseñar a los humanos el método de fabricación de cierto remedio medicinal. Otro kappa que fue arrastrado hacia tierra por un caballo al que pretendía ahogar tuvo que prometer, para no recibir su merecido, que no volvería a atacar a los aldeanos. En algunos sitios se conservan juramentos escritos por kappa “arrepentidos”; en otros, se les otorga un lugar en un santuario sintoísta, donde son tratados como kami (dioses) del agua.

Aspecto de la fiesta anual que celebra el santuario sintoísta Kahaku Jinja, ubicado en el municipio de Nankoku (prefectura de Kōchi). Según una leyenda local, un sacerdote budista salvó a un kappa que había sido capturado tras intentar arrastrar al agua un caballo. El kappa juró no volver a atentar contra la vida de los lugareños ni de sus animales y recibió tratamiento de kami (dios) del agua en el santuario local. (Fotografía del autor del artículo)
Aspecto de la fiesta anual que celebra el santuario sintoísta Kahaku Jinja, ubicado en el municipio de Nankoku (prefectura de Kōchi). Según una leyenda local, un sacerdote budista salvó a un kappa que había sido capturado tras intentar arrastrar al agua un caballo. El kappa juró no volver a atentar contra la vida de los lugareños ni de sus animales y recibió tratamiento de kami (dios) del agua en el santuario local. (Fotografía del autor del artículo)

Historias parecidas a estas las encontramos entre los antiguos mitos japoneses sobre los dioses, lo cual nos hace pensar que, en realidad, los kappa pueden ser entendidos también como espíritus de la naturaleza. Los japoneses han sentido siempre un temeroso respeto frente a la naturaleza y, personificando ese sentimiento en figuras como los kami o los yōkai han tratado de poner bajo control la latente amenaza de la naturaleza. Los kappa encarnan los peligros que entrañan las corrientes y masas de agua como ríos, estanques, lagos o mares. El ser humano no está hecho para vivir en el agua y, por muy diestro que pueda ser un nadador, un pequeño error o desfallecimiento puede acarrear su muerte. El kappa podría haber sido inventado para ponernos en guardia frente a esa realidad.

Hoy en día, en muchos de los letreros de “prohibido bañarse” que vemos en las orillas de mares y lagos encontramos la figura de un kappa. Nos enseña que, bajo una apariencia simpática y divertida, puede acechar un grave peligro.

Fotografía del encabezado: Un kappa en un grabado fechado en 1859 titulado “Ryōgoku yūdachi” (“Aguacero en Ryōgoku”), de la serie de grabados Edo meisho dōkezukushi, obra de Utagawa Hirokage, discípulo del famoso Hiroshige. Tras desencadenar una tormenta, el dios del trueno ha caído bajo el puente de Ryōgoku y trata de desembarazarse de un kappa que pugna por arrastrarlo hacia el fondo. (Colección del autor del artículo)

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