El budismo en Japón

El nacimiento del nuevo budismo de Kamakura

Cultura Historia

Desde finales del periodo Heian hasta el periodo Kamakura, surgieron diversas órdenes budistas a partir de la secta Tendai que convirtieron por primera vez el budismo en una religión significativa para el pueblo en general. También se añadió el budismo zen, con su énfasis en la meditación, lo que originó un mundo budista diverso.

Nacen nuevas órdenes budistas con la secta Tendai como entidad matriz

Los siglos XII y XIII (periodos Heian tardío y Kamakura) fueron un punto de inflexión crítico para el budismo japonés. Durante este periodo, el budismo japonés se diversificó rápidamente, pasando de una situación en la que las dos principales sectas esotéricas, Shingon y Tendai, eran poderosas bajo la aristocracia, a otra en la que convivían muchas órdenes budistas, cada una apelando a diferentes métodos de salvación. La mayoría de las sectas que conforman el budismo japonés actual nacieron durante este periodo.

La secta Tendai fue el punto de partida de esta diversificación. Se trataba de un conglomerado laxo de varios pensamientos budistas, por lo que proporcionó el terreno ideal para la búsqueda de un nuevo pensamiento budista en esta época. Entre los monjes que habían estudiado budismo en la secta Tendai, aquellos que no estaban satisfechos con las doctrinas excesivamente complejas y que buscaban una ideología única más fuerte extrajeron simultáneamente ideas específicas de los conceptos diversos incrustados en la doctrina Tendai, las presentaron como el “verdadero budismo” y formaron distintas órdenes. Este movimiento dio lugar a la aparición de varias órdenes budistas nuevas.

Por primera vez, el budismo se convirtió en una religión significativa para el pueblo en general, en un momento en que toda la sociedad japonesa, en vez del mundo estrecho y cerrado de la aristocracia, buscaba la salvación por un poder trascendente. Las diversas nuevas órdenes budistas surgidas de la secta budista Tendai se ganaron la simpatía no sólo de la aristocracia, sino también de muchos miembros de la sociedad, incluidos guerreros, comerciantes y agricultores, mientras que las dos principales sectas esotéricas, que habían estado alineadas con los poderosos, adoptaron tales movimientos y apelaron también el lema de la salvación popular. Los siglos XII y XIII fueron un periodo en el que el budismo japonés tomó conciencia de su papel original como religión de “salvación de los afligidos”.

Las sectas de la Tierra Pura y el Sutra del Loto tenían como meta salvar al pueblo

Los métodos de salvación popular propuestos por las nuevas órdenes budistas que surgieron durante este periodo pueden dividirse a grandes rasgos en dos tipos. El primero era la cosmovisión de que existía un mundo ideal en otro lugar, separado de este mundo, y que podíamos ser transportados a este mundo rogando al Buda que se encuentra allí. Esta es una forma de escapar del mundo del sufrimiento. Un ejemplo típico son las sectas de la Tierra Pura, como las sectas Jōdo y Jōdo Shinshū, lideradas por Hōnen (1133-1212) y Shinran (1173-1262) respectivamente.

El otro método propone una cosmovisión basada en la creencia de que el Buda invisible reside en el mundo y que, recitando sutras específicos o realizando determinados rituales, cambiará el mundo que le rodea en uno pacífico. En otras palabras, es una enseñanza que pretende cambiar el statu quo mediante el poder de la fe. El culto de fe del Sutra del Loto, dirigido por Nichiren (1222-82), es un ejemplo representativo.

Desde la perspectiva de las dos religiones esotéricas existentes, estas sectas radicalizadas con única doctrina eran, naturalmente, nuevas órdenes religiosas problemáticas que amenazaban sus propios intereses creados. Por lo tanto, en el proceso de expansión del poder de estas nuevas sectas, surgieron violentos conflictos interreligiosos y se produjeron luchas armadas y persecuciones políticas en diversas partes del país. Sin embargo, esto no detuvo las nuevas órdenes religiosas, que predicaban de acuerdo con las expectativas populares, y su esfera de influencia se fue ampliando gradualmente.

De este modo, el budismo japonés llegó a dividirse en tres fuerzas principales: la secta Shingon, que tenía como doctrina el budismo esotérico puro; la secta Tendai, que abarcaba una colección diversa de pensamiento budista con una atmósfera esotérica; y varias órdenes budistas nuevas que solo tomaban como doctrinas ideas específicas del pensamiento budista diverso de la secta Tendai. Tras un periodo de conflicto y lucha entre las sectas, éstas empezaron a asegurar su propio terreno gradualmente. Como se desprende de este proceso de divergencia, la base del budismo japonés era una cosmovisión esotérica.

El budismo zen como defensor de un estilo de vida intelectual

Además, el budismo zen se unió a este movimiento. El budismo zen es un nuevo estilo de budismo fundado en China en los siglos V y VI por el legendario fundador Bodhidharma. El budismo, tal y como lo enseñó el Buda Shakamuni, es esencialmente una religión que pretende transformar el ser a través de la práctica de la meditación y el ascetismo, para la cual existe un currículo establecido. Había un camino claramente definido para que todos progresaran por igual hacia la iluminación. El budismo zen, sin embargo, mistifica tales caminos como “cosas que solo pueden comprenderse a través de la experiencia y no pueden comunicarse verbalmente”, y da importancia en el estado de meditación en la vida real ascética. El budismo zen es una religión que pone más énfasis en una vida de meditación intelectual que en las ideas y visiones del mundo.

Estas características del budismo zen se vieron favorecidas por la intelectualidad china y se extendieron rápidamente a partir del siglo VIII. El budismo zen se introdujo seriamente en Japón en los siglos XII y XIII. En la actualidad existen tres escuelas de Zen en Japón: las sectas Rinzai, Sōtō y Ōbaku. Las sectas Rinzai y Sōtō se fundaron durante este periodo. La secta Ōbaku fue introducida en Japón por Ingen (1592-1673) en el siglo XVII. Como el budismo zen da importancia a una vida de contemplación intelectual, no tiene una enseñanza definitiva al respecto. Eisai (1141-1215), fundador de la secta Rinzai, hacía hincapié en el budismo esotérico, mientras que Dōgen (1200-53), fundador de la secta Sōtō, tenía la singular idea de que “somos esencialmente budas, y lo confirmamos a través de la meditación”. A pesar de sus diferentes filosofías, el budismo zen tenía en común su énfasis en un estilo de vida ascética e intelectual centrado en la práctica de la meditación, que era aceptado por muchos intelectuales, sobre todo por la clase guerrera de la época. El hecho de que el budismo zen funcionara posteriormente como una ventana para que Japón adoptara la cultura china de vanguardia, y el hecho de que muestre una gran afinidad con la cultura japonesa, incluidos los arreglos florales, la ceremonia del té y el Nōh, también muestran bien las características del budismo zen, que se basa en este estilo de vida meditativa intelectual.

Así, en Japón arraigaron cuatro tipos principales de budismo: las dos religiones de la “Tierra Pura” y el budismo esotérico existente que abarcaba dos sectas de la “Fe del Sutra del Loto” como religiones de salvación, y el budismo zen como defensor de un estilo de vida intelectual. La difusión del budismo en Japón, que se estableció en esta época, ha continuado durante casi 800 años hasta nuestros días.

El budismo en Japón ha retrocedido en el tiempo hasta llegar al punto de partida del budismo primitivo

Es interesante contrastar la historia del budismo originario de la India con la del budismo japonés. En la India, el budismo comenzó con el budismo de Shakamuni, que se basaba en la autodisciplina a través de la meditación, y finalmente produjo una serie de sutras Mahāyāna que contemplaban la salvación a través de diversos tipos de poderes místicos.

Finalmente, el budismo esotérico, que intentaba unificar todos estos diversos remedios místicos, apareció y se asimiló con el hinduismo, acabando así con el budismo en la India.

El budismo japonés partió de la introducción del budismo esotérico en su etapa final. En otras palabras, partió de la última y más actualizada forma de budismo. Finalmente, aquellos que sintieron que no podían ser salvados por las enseñanzas del budismo esotérico crearon su propio culto, seleccionando un único método de salvación de entre las doctrinas de la secta Tendai, que conservaba los diversos pensamientos Mahāyāna que se habían establecido antes del budismo esotérico, de acuerdo con sus propias características individuales. Esta era la situación del budismo japonés en los siglos XII y XIII.

Si se considera el budismo zen como una versión Mahāyāna del budismo de Shakamuni, es posible considerar que en esta época también se introdujo parcialmente el budismo de Shakamuni. El budismo japonés retrocedió en el tiempo desde el budismo esotérico al mundo budista Mahāyāna pre-esotérico, y después al mundo budista de Buda, aunque solo parcialmente.

Esta situación se mantuvo hasta hace unos 100 años. En el periodo Meiji (1868-1912), cuando Japón rompió su aislamiento y comenzó a adoptar activamente la cultura del extranjero, se introdujo el budismo de Shakamuni en toda regla, esta vez procedente de Sri Lanka y otros países del Sudeste Asiático. Como resultado, el budismo japonés dio otro paso atrás en el tiempo, alcanzando el punto de partida del budismo.

La historia del budismo japonés puede entenderse a grandes rasgos considerándola como un fenómeno retrógrado del proceso histórico del desarrollo del budismo que se originó en la India. Como resultado de esta historia única, el budismo japonés contemporáneo constituye un complejo mundo religioso que abarca casi todo el pensamiento budista, desde el budismo de Buda hasta el budismo esotérico.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: Monjes practicando meditación zen para aquietar la mente en el centro especializado del templo Zuisenji de la secta Rinzai en Inuyama, prefectura de Aichi. Yomiuri Shimbun/Aflo).

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