Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

En el pato mandarín / su belleza toda agota: / arboleda invernal (Buson)

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En esta cuarta entrega, el tema es el pato mandarín.

鴛に美をつくしてや冬木立 蕪村

Oshidori ni
bi wo tsukushite ya
fuyukodachi

Poema de Buson escrito en noviembre de 1751 y contenido en Buson jihitsu kuchō (“Colección de poemas autógrafos de Buson”) y otros libros.

En el pato mandarín
Su belleza toda agota:
Arboleda invernal

Buson nació en la aldea de Kema, provincia de Settsu (actual prefectura de Osaka). Siendo ya mayor, se trasladó a Edo (Tokio), donde aprendió el haikai de Yahantei Hajin. Después de la muerte de su maestro, Buson pasó algún tiempo recorriendo las comarcas de la región de Kantō. Luego, en el otoño de 1751, se mudó a Kioto. Tenía entonces 36 años.

Este poema lo escribió Buson el invierno de ese año, en una carta dirigida a una de las personas que lo habían recibido durante sus andanzas por Kantō. En la misiva, le comunicaba sus nuevas señas y le ponía al corriente de su situación. Por aquel entonces, Buson, que además de poeta era pintor, solía acercarse a los templos para contemplar la decoración de sus puertas correderas y biombos, y aprender las técnicas pictóricas empleadas. En su carta hablaba también del placer que le deparaban estas visitas. Los patos que le inspiraron el poema bien pudo haberlos visto en alguno de esos templos.

El macho del pato mandarín (Aix galericulata) tiene un plumaje multicolor, con tonos cobrizos y azulados muy vistosos. En el silencio de la estación invernal, la redondeada figura de estas aves marca un bello contraste con el desnudo arbolado, que muestra entonces su cara más rectilínea y adusta. Buson, en plena fase de crecimiento como pintor, debió de fijarse en la particular belleza de esas imágenes.

En el poema, es como si Buson se preguntase si no será que Dios ha gastado toda su belleza en el pato mandarín, dejando desprovista de atavío la arboleda que rodea el estanque en el que reposa. La expresión “bi wo tsukusu” (agotar la belleza) la extrajo probablemente de un pasaje de las Analectas de Confucio.

En el haikai no es infrecuente encontrar expresiones procedentes de la poesía clásica china y este poema es un buen ejemplo de lo diestro que era Buson en su uso. El poema tiene algo de hiperbólico y un punto de humor muy bien medido que consigue poner ante los ojos del lector toda la concentración de color y belleza que nos trae esta ave.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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