Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

Y comienza ya la aguada / con estrépito de zuecos / que monjes de hielo calzan (Bashō)

Literatura Cultura

O-mizutori (ceremonia de aguada o provisión de agua) es el término estacional en esta décima entrega.

水とりや氷の僧の沓の音 芭蕉

Mizutori ya
kōri no sō no
kutsu no oto

(Poema escrito en 1685 y contenido en el diario de viaje Nozarashi kikō)

Y comienza ya la aguada,
con estrépito de zuecos
que monjes de hielo calzan.

Del 1 al 14 de marzo se celebra en el templo de Tōdaiji (Nara) la ceremonia del Shunie, conocida también como O-mizutori (literalmente, la “aguada” o “provisión de agua”). Todas las noches, los monjes del templo suben hasta el Nigatsudō, un pabellón situado en la parte alta del recinto, desde donde despliegan una cascada de partículas incandescentes haciendo girar las aparatosas antorchas que cargan a hombros. Los creyentes se congregan en el lugar para recibir el baño de chispas en la creencia de que les brindará protección frente a las enfermedades. El Nigatsudō es también escenario de prácticas ascéticas en las que los monjes corren haciendo sonar sus zuecos. Y antes del amanecer del día 13, se trae agua sagrada del pozo Wakasai, situado a un costado del pabellón, como ofrenda al honzon o buda principal honrado en el templo.

El poema viene precedido por una frase introductoria del propio Bashō: “[Lo escribí] recogido en el Nigatsudō”, lo que nos indica que fue durante su alojamiento en el pabellón cuando oyó aquellos sonoros zapateos de los monjes. El primer verso transmite la emoción que causa la inmediatez del rito que acaba de iniciarse. La expresión “monjes de hielo” podríamos interpretarla como “monjes dedicados a ascetismos tan duros como el hielo”.

Pero la polisemia de varias de las palabras contenidas en el poema permite segundas y terceras lecturas. Si hacemos caso omiso de los ideogramas normalmente utilizados y nos quedamos solo con los sonidos, mizutori puede significar tanto ‘aguada’ como ‘pájaro acuático’. Este “sentido oculto” trae a nuestra mente aves como el vistoso pato mandarín o el pato salvaje, cuya forma en reposo nos hace pensar en un zueco. A buen seguro, Bashō eligiría las palabras ‘hielo’ y ‘zueco’ pensando en este segundo sentido de mizutori y en las asociaciones de ideas que despierta. Tendríamos, entonces, una primera lectura más directa, según la cual el autor oyó el sonido de los zuecos de los monjes, unos monjes semejantes al hielo, mientras se alojaba en el Nigatsudō, y oculta bajo esta lectura, que resulta convincente por tratarse de una experiencia del autor, tendríamos otra más imaginativa, en la que ese mismo mizutori (pájaro acuático, esta vez) posa sobre la helada superficie del estanque como si de un bello zueco se tratase. Ave acuática o zueco de hielo, la imagen es sugerente. Un juego de palabras de muy buen gusto.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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