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Difusa nube de flores / ¿de Ueno son las campanas / que tañen, son de Asakusa? (Bashō)

Literatura Cultura

Hana no kumo, la “nube de flores”, es el término estacional en esta decimotercera entrega.

花のくもかねはうへのか浅くさか 芭蕉

Hana no kumo.
Kane wa Ueno ka,
Asakusa ka

(Poema de Bashō conservado en varios manuscritos de 1687)

Difusa nube de flores.
¿De Ueno son las campanas
que tañen, son de Asakusa?

Lo que aparece ante la vista es apenas una nube de flores, y si las campanadas que se oyen son las del templo de Kan’eiji de Ueno, o las del de Sensōji de Asakusa, tampoco está tan claro. Las flores son aquí las del sakura o cerezo japonés. Desde la antigüedad, la copa del cerezo en plena floración ha sido comparada a una nube. Tanto Ueno como Asakusa son lugares famosos por la belleza de sus cerezos y entre ambos hay una distancia de solo dos kilómetros, así que desde un poquito más lejos, desde Nihonbashi, que en aquella época venía a ser el centro de Edo (actual Tokio), sus respectivas masas arbóreas en flor posiblemente se vieran como una única nubecilla extendiéndose en lontananza. Los metálicos toques también se amalgaman en el aire. Un poema que es un homenaje a la primavera de Edo, a esa difusa y muelle atmósfera en la que los sonidos y las formas se funden y confunden.

El motivo del poema tuvo que ser, qué duda cabe, muy del agrado de la gente de Edo. Bashō escribió estás líneas en varios kaishi (papelitos de variado uso) que envió a sus conocidos. Las consignó también en varios de sus libros. Entre todos esos materiales, han llegado hasta nosotros dos kaishi muy curiosos, en los que Bashō hace gala de su ingenio. En ellos aparece, como introducción al poema, una parte del guion de una obra de teatro , con su notación musical. Es la parte llamada Saigyōzakura, que ensalza la belleza de los cerezos en flor de Kioto.

Bashō reivindica aquí la belleza de los sakura de Edo frente a la consolidada fama de los de la capital. Y contextualiza su poema con la animación musical que suele acompañar las reuniones de hanami, la contemplación de los cerezos en flor. Casi podemos ver a las muchedumbres congregadas bajo los floridos árboles cantando esa pieza del teatro y bailoteando desenfadadamente. Hoy en día algunos se aposentan bajo los cerezos con sus equipos de megafonía y sus micrófonos. Una cosa así.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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