Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

La tormenta torna en túnica / de flores la pobre capa / que abriga a los almadieros (Buson)

Literatura Cultura

Hanagoromo (túnica de flores) es el término estacional en esta decimocuarta entrega.

筏士(いかだし)の蓑(みの)やあらしの花衣 蕪村

Ikadashi no
mino ya arashi no
hanagoromo

(Poema escrito aproximadamente entre 1780 y 1783 e incluido en el poemario Buson kushū)

La tormenta torna en túnica
de flores la pobre capa
que abriga a los almadieros.

El poeta nos habla aquí de flores, un día de lluvia, en Arashiyama, lugar situado a las afueras de Kioto y famoso por sus bellezas paisajísticas. Las flores son, por supuesto, las del cerezo y ahora esas flores caen en gozosa lluvia de pétalos sobre los almadieros ataviados con mino, esos sobretodos de junco o paja que usaban en aquella época las clases populares. Es una tormenta floral que nos hace pensar en el topónimo Arashiyama, que significa precisamente “monte de las tormentas”. De esta forma, los pétalos voladores embellecen las rústicas vestimentas, convirtiéndolas en túnicas de flores. El poema es testimonio de esta momentánea transformación.

El río Hozugawa, que corre por las tierras bajas de Arashiyama, era utilizado para sacar la madera del monte. Los troncos de los árboles se unían formando almadías. Se desata entonces la tormenta, los pétalos de los cerezos próximos al río se dispersan y van cubriendo las aguas y las almadías. Un lujo para la vista, en estos últimos días de la primavera. Se sienten también los riesgos a que se exponen los almadieros. El sentido común nos dice que la lluvia y el viento, que dispersan los pétalos, no deberían ser bienvenidos cuando los cerezos están en flor, pero aquí el poeta sabe adoptar el ángulo adecuado y sacarles partido incluso a esos elementos tan destructivos.

Al parecer, Buson estaba muy orgulloso de su poema, al menos pensaba que era superior al waka que escribió sobre el mismo lugar Fujiwara no Kintō (966-1041), en el que decía que nadie renunciaba a abrigarse cubriéndose con las hojas otoñales caídas de los árboles cuando, antes del amanecer, se levantaba una tormenta en Arashiyama. Además, Buson se preciaba de haber expresado más con las 17 sílabas de su ku (haiku) que Kintō con las 31 sílabas de su waka.

Buson tiene otro poema muy atrevido en el que dice que el monte Yoshino, famoso por sus cerezos, engulle nubes de lluvia y escupe bocanadas de pétalos. En la descripción de los ambientes lluviosos, Buson era inimitable.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: PIXTA.)

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