Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

Juguetea con mi pelo / el bebé que llevo a cuestas / hay que ver qué calor da (Sonome)

Literatura Cultura

Atsusa (calor) es el término estacional en esta trigesimotercera entrega.

おほた子に髪なぶらるる暑さ哉 園女

Ōta ko ni
Kami naburaruru
Atsusa kana

(Poema recogido en la colección Mutsu chidori de 1697)

Juguetea con mi pelo
el bebé que llevo a cuestas,
¡hay que ver qué calor da!

El sentido de este poema se nos revela desde la primera lectura: “Ese calor que sientes cuando el niño que llevas a espaldas empieza a tocarte el pelo… ¡insufrible!”. Imaginamos a esta madre haciendo las tareas domésticas, si no las labores del campo, con su pequeño a cuestas. El término estacional atsusa (calor) nos remite al verano. Si llevar un cuerpecillo pegado a tus espaldas, con la alta temperatura que es característica de los bebés, es de por sí difícil de soportar en esa estación, tener que sufrir además que toquetee tus cabellos con sus juguetones dedos puede llegar a crisparte los nervios, aumentando la asfixiante sensación de calor. Pero tratándose de un niño de pecho que apenas ha dado sus primeros pasos, tampoco se le puede regañar.

La poetisa Sonome nació en una familia de sacerdotes sintoístas de Yamada, en la antigua provincia de Ise. Se casó con un médico, con quien se mudó a Osaka, y fue en esta ciudad donde comenzó a destacar en el haikai. Bashō fue invitado a su casa muy poco antes de morir. Como saludo, dejó un poema en el que ponderaba la inmaculada impresión que causaba su anfitriona comparándola a un crisantemo blanco. Sonome ha dejado para la posteridad la imagen de una mujer muy atractiva. Rondaría los 34 años cuando compuso este poema del niño a cuestas.

En la época de Bashō, todavía eran pocas las mujeres que componían haikai y no se han conservado muchos poemas que, como este, reflejen con inmediatez su vida diaria. En 1920, la poetisa Takeshita Shizunojo se sinceró en sus versos diciendo que en las cortas pero calurosas noches del verano había tenido la tentación de deshacerse de su bebé, que no dejaba de llorar reclamando la leche materna. La ominosa acción de “tirar” al bebé la expresa sirviéndose de palabras extraídas de la antología poética del siglo VIII Man’yōshū, poniendo así un toque clásico a sus conflictos mentales. Los versos de Shizunojo y los de Sonome, separados por el tiempo, coinciden sin embargo en dar dos visiones muy directas de la dificultad y dureza de la crianza. En Sonome encontramos, por tanto, un valioso precedente de la sensibilidad que caracteriza al haiku moderno.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía: PIXTA)

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