Bienvenidos al ‘haikai’ clásico

De las aguas recogidas / en el río Kiyotaki / el fresco ‘tokoroten’ (Bashō)

Literatura Cultura

Tokoroten (fideos de agar-agar) es el término estacional en esta trigesimoquinta entrega.

清滝(きよたき)の水くませてやところてん 芭蕉

Kiyotaki no
mizu kumasete ya
tokoroten.

(Poema escrito en 1694 e incluido en la colección Hakusenshū)

De las aguas recogidas
en el río Kiyotaki,
el fresco tokoroten.

En el verano de 1694, Matsuo Bashō pasó una temporada en Rakushisha, una casa ubicada en Sagano, en la parte oeste de Kioto. Al parecer, un día visitó la casa del joven samurái y poeta Yamei, situada en las cercanías, y este lo agasajó un poco de tokoroten. El tokoroten se hace hirviendo las algas tengusa (diversas familias del orden Gelidiales), ricas en la sustancia gelatinosa llamada agar (agar-agar). Una vez cuajada y enfriada en una especie de caja alargada, se presiona desde un extremo para que pase por la rejilla cortante del extremo opuesto y salga en forma de gruesos fideos semitransparentes, que suelen aderezarse con una mezcla de salsa de soja y vinagre. Servido frío, el tokoroten es perfecto para quitarse de encima los agobiantes calores del verano.

El Kiyotaki de este poema es el río Kiyotaki (“de las cascadas cristalinas”), para llegar al cual desde Sagano habría que atravesar un puerto de montaña. No es realista pensar que alguien haga ese penoso viaje de ida y vuelta con el único propósito de conseguir agua para el tokoroten. Pero la deliciosa frescura del tokoroten sí que podría hacer pensar una cosa así. En su gratitud hacia la hospitalidad de Yamei, Bashō recurre aquí a una suerte de hipérbole imaginativa.

El nombre de Kiyotaki, con sus frescas resonancias, aparece ya como topónimo poético en un waka del monje Saigyō (1118-1190) recogido en la antología imperial Shinkokin wakashū (“Nueva colección de poemas de antaño y hogaño”). El impetuoso Kiyotaki, cuyas aguas se erizan en blancas olas, se nutre de las nieves que el sol derrite en las alturas, viene a decirnos. Bashō rememora aquí aquella bella imagen de Saigyō, una cita implícita que no pudo pasar desapercibida a Yamei. La idea de vincular la energía expresiva de un viejo poema como este de Saigyō a los alimentos y otros modestos objetos que pueblan la vida cotidiana es la quintaesencia del haikai. De la mano de Bashō, el tokoroten se reinventa aquí como algo infinitamente fresco y puro.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía: PIXTA)

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