
Una mirada al final de la vida en la sociedad superenvejecida de Japón
Un ‘negocio de abuelitas’ que genera motivación vital e ingresos
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Ukiha no Takara, una empresa donde la plantilla son mujeres de más de 75 años
“¡Las abuelas de pueblo salvarán Japón!”. Bajo este refrescante lema se fundó en 2019 Ukiha no Takara, una empresa que ahora está adquiriendo fama como iniciativa rompedora para dinamizar la sociedad envejecida de Japón. La preside Ōkuma Mitsuru, un diseñador de 44 años nacido y criado en Ukiha, una ciudad del sur de la prefectura de Fukuoka, en la frontera con la prefectura de Ōita. Ōkuma decidió incluir la palabra takara (‘tesoro’) en el nombre de su proyecto con el deseo de legar la cultura gastronómica tradicional y la sabiduría vital de las mujeres mayores a los niños, que son el tesoro del futuro: “Representa un modelo de éxito en que las abuelitas pueden experimentar la satisfacción de participar en la sociedad como trabajadoras. Creo que nuestro papel es difundirlo por todo el país y popularizarlo haciendo que se impliquen las empresas y la Administración”.
Si las personas mayores sanas siguen trabajando para hallar motivación para vivir y eso se convierte en algo necesario en la sociedad, seguro que la imagen negativa de la sociedad superenvejecida cambiará. Sería un principio para reducir el gasto médico y puede que incluso para frenar la incidencia de la demencia.
El boniato seco concentrado que se convirtió en superventas
A las 9 de la mañana, el trío de mujeres mayores que forma el núcleo de Ukiha no Takara empieza su jornada en la cocina de una guardería que cerró por falta de niños. Después de fichar, empiezan a elaborar boniato seco. “Trabajar juntas, charlando y pasándolo bien, es lo que nos da salud”, coinciden. Haciendo gala de una sonrisa radiante y un aire juvenil, se mueven con tal agilidad que nadie diría que están entre los 70 y muchos y los 80 y tantos.
El trío de señoras, de izquierda a derecha: Naitō Miyako, de 89 años, Uchiyama Keiko, de 83 años, y Kunitake Tokie, de 78 años.
Naitō Miyako recuerda cuando empezó a trabajar: “Con el primer sueldo, le compré un regalo a mi marido, que no se opuso a que yo saliera a trabajar. También le di una propina a mis nietos. Como es un dinero que me gano yo, lo puedo gastar en lo que me apetezca. La idea de que puedes seguir consiguiendo ingresos trabajando a cualquier edad es importante”.
Uchiyama Keiko se trasladó de Osaka a Ukiha, donde está la casa familiar de su marido, hace 23 años. Cuenta que la abuela de su marido, que gestionaba un gran negocio agrícola, era muy sabia y sus enseñanzas le calaron profundamente. Los dulces caseros que se inventó se inspiraron en la cocina tradicional que aprendió de ella.
Kunitake Tokie compaginaba un trabajo en el sector agrícola con actividades de turismo agrícola. Participó en viajes de estudio a Europa para observar la independencia, la educación y los cuidados de las mujeres. Decidida para todo, cuando Ōkuma le pidió que colaborara en Ukiha no Takara, aceptó sin pensarlo dos veces.
Dar con la receta final del boniato seco les costó tres años de prueba y error. Aunque al principio las mujeres se mostraban medio escépticas de que el producto se vendiera, resultó un gran éxito de ventas por internet. Después de recibir el premio del gobernador de la prefectura de Fukuoka, su popularidad creció como la espuma y empezaron a recibir pedidos de todo el archipiélago. Al parecer, la expresión “elaborado por abuelitas” fue un reclamo potentísimo.
Los boniatos Beniharuka, madurados durante 60 días, son populares por su dulzura, su aroma y su textura gomosa.
Un profesor de la Universidad de Stanford como observador
Al mismo tiempo que fundaban la empresa y les llovían las entrevistas en televisiones y revistas, el profesor Ken Stern del Stanford Center on Longevity (Universidad de Stanford) también les visitó como parte de sus investigaciones. Entrevistó a las trabajadoras entusiasmado y comentó: “Para vivir una vida larga y saludable, es importante tener un papel requerido por alguien. Nos ofrece pistas para dinamizar la economía japonesa”.
Ukiha no Takara también se dedica al desarrollo de productos de uso cotidiano. Los Bāchan Original Mompe son unos pantalones elaborados con Kurume-gasuri, un tejido con 200 años de historia nombrado bien intangible de importancia cultural en Japón. Los desarrollaron conjuntamente las trabajadoras de Ukiha no Takara y Nomura Orimono, un negocio del distrito de Yame, en la prefectura de Fukuoka. Enamoradas del producto al visitar el taller textil (“¡Qué bonito! ¡Cuántos colores y estampados distintos!”), las mujeres adquieren más vitalidad con cada nuevo reto que se plantean.
Los Bāchan Original Mompe, funcionales y comodísimos, conquistan a toda la familia, desde los abuelos hasta los nietos.
La plantilla de Ukiha no Takara trabaja 3 o 4 horas una o dos mañanas a la semana y cobra un salario de 992 yenes la hora (el salario mínimo actual en la prefectura de Fukuoka).
El Bāchan Shimbun, un cálido periódico para mujeres mayores
La publicación mensual Gekkan Bāchan Shimbun, que da voz a señoras activas de todo Japón, se fundó en noviembre de 2023. Cada número consta de 16 páginas de tamaño tabloide y se vende por 330 yenes. Su variado contenido incluye moda para mujeres de la tercera edad, recetas y consultas sobre problemas de la vida. Triunfa por su aspecto colorido y su tono sólido y cálido.
Si bien las ventas flaquearon en los primeros tiempos, a partir del sexto número la publicación empezó a atraer patrocinadores, aumentaron las suscripciones de empresas, bancos y supermercados, y se llegó a la tirada actual, de 5.000 unidades. Ōkuma siempre lleva ejemplares en la mochila y los distribuye allá donde va para ampliar su red de señoras.
Espléndidas sonrisas de mujeres mayores decoran toda la portada.
Bāchan Shimbun junto a la caja de un comercio de la zona.
Emprender para honrar a las abuelitas que lo salvaron
¿Cómo entró en contacto Ōkuma con el mundo de las señoras mayores? De pequeño no se llevaba bien con los profesores y le colgaron la etiqueta de “inadaptado social”. Dejó los estudios antes de terminar el bachillerato. A los 18 se marchó de Ukiha y se instaló en Osaka con la intención de trabajar en el sector de las motocicletas, por las que tenía una gran afición. Pero las cosas no le salieron como esperaba y regresó a Kyūshū. A los 25 años, chocó con una mediana de la carretera yendo en moto y lo llevaron a urgencias inconsciente. Le salvaron la vida, pero se había destrozado distintos huesos, por lo que tuvo que someterse a numerosas operaciones y terminó pasando cuatro años en el hospital. Fueron mujeres mayores que también estaban ingresadas allí quienes lo rescataron del fondo de las tinieblas y la desesperanza: “Yo era el único joven en aquel hospital rural y había señoras mayores que me hablaban. Me preguntaban: ‘¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas? ¿Y tu familia?’. Al principio me mantenía distante, pero, sin darme cuenta, lograron que les abriera ese corazón que tenía cerrado a cal y canto y que las aceptara”.
Por desgracia, un día una de aquellas abuelitas que tan pendientes habían estado de él murió de forma repentina. Ōkuma se replanteó el sentido de la vida. No albergaba esperanzas en el futuro, pero se dio cuenta de que, en realidad, acababa de empezar a vivir.
Cuando le dieron el alta del hospital, fue probando distintas cosas hasta que logró fundar una empresa de diseño. Mientras estudiaba diseño social, empezó a plantearse convertirse en emprendedor en el sector social y, de forma vaga al principio, le nació la idea de centrar su proyecto en las mujeres mayores: “Quería honrar a aquellas abuelitas que de joven me devolvieron a la senda de la vida, cuando yo solo miraba hacia la muerte. Ese fue el origen del negocio de las abuelitas”.
Crear espacios donde las mujeres mayores desplieguen su potencial
Este año Ukiha no Takara cumple seis años desde su fundación. A finales de febrero se celebró el acto de preapertura de la Bāchan Kissa (‘cafetería de abuelitas’), una cafetería situada en el barrio Umebayashi de Fukuoka que funciona con el apoyo de la empresa. En el acontecimiento, que sirvió de práctica para el nuevo negocio, participaron también mujeres con demencia y se sirvió un menú con tonkatsu (cerdo empanado) como plato principal.
Las abuelitas con demencia también son un pozo de sabiduría. Dominan el cuchillo con una destreza impresionante.
“Dicen que es peligroso dejar que una persona con demencia maneje un cuchillo, pero no es verdad. Aunque uno tenga la memoria reciente confusa, no olvida las habilidades que ha adquirido durante décadas de trabajo en la cocina”, declara Miyagawa Shingo, director de la pequeña residencia geriátrica multifuncional Nagomi no Ie. “La Bāchan Kissa es también un espacio donde pueden comprobar los límites de sus capacidades incluso si sufren demencia”.
Sumida Atsushi, de la División de Apoyo a la Demencia del Ayuntamiento de Fukuoka, tiene grandes expectativas respecto a Ōkuma: “En 2050 llegaremos al punto en que 1 de cada 10 personas ancianas sufrirá algún grado de demencia. Es un problema muy importante que debemos abordar para crear una sociedad en la que podamos convivir con este tipo de enfermedad. La Administración cuenta con unos recursos limitados, pero (iniciativas como las de Ōkuma) presentan el potencial de superar ese muro”.
Ōkuma visualiza así el porvenir de su proyecto: “En lugar de que Ukiha no Takara contrate personal por horas, los propios establecimientos se cederán como franquicia a las abuelitas y las entidades de apoyo. Ese es el formato que quiero adoptar en adelante”. Planea abrir cinco establecimientos próximamente.
Taniguchi Karen (derecha), estudiante de la escuela de diseño donde enseña Ōkuma. Es una pasante fiable que se encarga del diseño del periódico para mujeres mayores y de la cafetería.
Los apreciados socios comerciales de Ukiha no Takara reunidos. Son personas que Ōkuma ha puesto en contacto gracias a su capacidad de conectar.
El futuro de los “negocios de abuelitas”
“Si los proyectos hasta ahora eran ‘puntos’, últimamente han empezado a convertirse en una línea. En 2025 quisiera seguirlos desarrollando hasta que sean una red”, comenta Ōkuma con la mirada puesta en el horizonte.
Una vivienda privada de 150 años de antigüedad situada en la ciudad de Kurume se está reformando para convertirse en una cafetería de abuelitas.
Ōkuma frente a la casa tradicional. ¿Cómo se transforma una vivienda desocupada en un lugar para la comunidad? Cada vez recibe más consultas sobre experimentos sociales con cafeterías gestionadas por mujeres mayores.
En abril de 2025, Ōkuma publicó el libro Nenshō 1-oku en (mokuhyō): bāchan bijinesu (Ventas de cien millones de yenes anuales (como objetivo): los negocios de abuelitas; Shōgakukan), en el que explica que los negocios para las personas mayores encierran un mayor potencial de lo que imaginamos. En octubre planea organizar el Bāchan Fest (‘festival de abuelitas’), un gran acontecimiento con actividades dinamizadoras que reúna a mujeres mayores de todo el país en Ukiha.
Ōkuma hace ondear su bandera desde la “fuente de las abuelitas”, que es inagotable.
Fotografías y texto: Ōnishi Naruaki.
Fotografía del encabezado: el presidente de Ukiha no Takara, Ōkuma Mitsuru, y tres de sus empleadas.
(Traducido al español del original en japonés.)