Al encuentro de las imágenes budistas

La estatua del ‘bodhisattva’ Monju

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En el budismo, Monju personifica la sabiduría. Observando la inteligencia que emana de su rostro, no resulta extraño que durante mucho tiempo haya sido el buda elegido para dirigirle ruegos relativos a los estudios y los exámenes.

Su semblante tenso, de rasgos bien definidos, retiene nuestra mirada. Observándolo bien, descubrimos que no es un adulto, sino un joven de rollizas mejillas. En japonés tenemos el refrán “San-nin yoreba, Monju no chie” (“Si se juntan tres, sabiduría de Monju”, es decir, “cuando la gente se reúne para hablar, siempre salen buenas ideas”). Monju es una abreviación de Monjushiri, que a su vez es la pronunciación japonesa del sánscrito Manjushri, representación de la sabiduría trascendental. Pero lo que distingue al bodhisattva Monju del resto de bodhisattvas es que, mientras que estos son entes de razón, aquel se basa supuestamente en una persona real, alguien nacido en una familia de brahmanes o brahmines (casta superior de la India dedicada al estudio y al culto religioso) después de la muerte del buda histórico Shakyamuni. Saber que alguien así existió nos inclina a mirarlo con mayor cercanía o familiaridad.

El bodhisattva Monju, símbolo de disciplina (respeto a la norma) y de sabiduría, fue promovido por los sectores más conservadores del budismo, centrados en Nara, para contrarrestar la fuerza que estaba cobrando la creencia en el paraíso de la Tierra Pura, representada por las sectas Jōdoshū y Jōdo shinshū, dos de las que, durante el periodo Kamakura (1185-1333) llevaron el budismo a las capas populares del país. Para recalcar su fuerza, Monju es representado a menudo con armas o con libros. En el caso de esta estatua, se cree que portaba en la mano derecha la Espada de la Sabiduría y en la izquierda un escrito en forma de rollo.

El peinado, con el cabello recogido en pequeños moños, es característico de las representaciones de este bodhisattva en el budismo esotérico. Los cinco moños simbolizan los cinco ideogramas que forman los conjuros o frases mágicas (jumon). Las pupilas son de cuarzo (gyokugan), para conseguir una mirada penetrante y brillante que exprese una fuerte voluntad. Fue un método muy utilizado en el periodo Kamakura. Las ropas están también espléndidamente decoradas con finas tiras de pan de oro.

Aunque el nombre de su autor no aparece en ningún lugar, por sus parecidos con otras estatuas la hipótesis más aceptada es que fue tallada por el maestro Zen’en, que dejó obra principalmente en Nara en la primera mitad del periodo Kamakura. Frente al volumen, el peso y la energía que caracterizan el estilo de la escuela Kei (Keiha), cuyas cumbres son Unkei y Kaikei, esta obra cautiva por la impresión de agradable ligereza que da, a la que contribuye el vuelo de sus vaporosos ropajes.

Estatua del bodhisattva Monju

  • Nombre en japonés: Monju bosatsu ryūzō
  • Altura: 43,3 cm (sobre un pedestal de 4,2 cm)
  • Datación: periodo Kamakura
  • Colección: Museo Nacional de Tokio

Fotografía del encabezado: Estatua del bodhisattva Monju. Colección del Museo Nacional de Tokio. (Fotografía: Muda Tomohiro)

(Traducido al español del original en japonés.)

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