Al encuentro de las imágenes budistas

Las figuras ‘dōjigyō’, el encanto del buda niño

Cultura Arte

Imágenes que inspiran una gran simpatía y que dan testimonio del intenso intercambio cultural que existió en esta zona del globo en épocas remotas.

Hay en su semblante un candor que conmueve. Y la simplicidad de su postura erguida, con la mano izquierda tímidamente sacada hacia adelante, contribuye también a darle ese aire pueril. Por estos rasgos y por el tamaño proporcionalmente grande de la cabeza con respecto al cuerpo, este bodhisattva de bronce entra en la categoría de los dōjigyō, imágenes búdicas con aspecto infantil. La forma que adopta la mano es uno de los inzō o mudras con los que budas y bodhisattva expresan de una forma abstracta aspectos de la iluminación. En este caso, lo que transmite es la concesión de un deseo (yogan’in).

Se desconoce el nombre de la estatua, por lo que no podemos decir qué bodhisattva representa. Por el tratamiento que recibió su superficie, se la conoce como Kondōbutsu o “buda de bronce bañado en oro”.

Las estatuas japonesas que confieren a la imagen de buda esta apariencia infantil tienen su origen en otras facturadas en China durante las dinastías Zhou del Norte (557-581) y Sui (581-619), y en los reinos coreanos de Silla (356-935) y Paekche (primera mitad del siglo IV – 660). En Japón aparecen en la última mitad del periodo Asuka, una época conocida también como periodo Hakuhō, entre mediados del siglo VII y el año 710.

En la cabeza muestra el sanmen tōshoku o “tocado ornamental de tres caras”, a modo de corona. Este tocado se ve también en muchas estatuas budistas chinas de las dinastías Zhou del Norte y Qi del Norte (550-577) y, posteriormente, en obras japonesas de la última parte del periodo Asuka. El yōraku o accesorio colgante que, partiendo del pecho, llega hasta la mitad del cuerpo, es otra característica de este periodo.

La mayor parte de las estatuas de bronce se hacen utilizando tierra como relleno que posteriormente se retira, así que son huecas, pero esta es maciza (muku) y esto se ha tratado de explicar suponiendo que en aquella época todavía no se había desarrollado una técnica satisfactoria de vaciado. En todo caso, contiene pocas burbujas de aire, prueba de que el metal ha sido correctamente fundido.

La pieza forma parte de la colección de 48 figuras del templo Hōryūji (Nara). Durante los años de intolerancia religiosa a inicios del periodo Meiji (1868-1912) se instigó a destruir templos, imágenes budistas y sutras, y algunos de estos objetos se vendieron por cantidades insignificantes. Para evitar la pérdida o disgregación de sus tesoros artísticos, en 1878 el Hōryūji decidió donarlos a la Casa Imperial. Entre las piezas donadas había budas “infantiles”, estatuas de origen coreano y otras con elementos más propiamente indios. Por sus características, este bodhisattva encaja muy bien en ese conjunto, siendo una prueba del intenso intercambio cultural que se llevó a cabo en aquella lejana época.

Estatua de bronce de bodhisattva de pie

  • Nombre en japonés: Dōzō bosatsu ryūzō
  • Altura: 29,7 cm.
  • Época: Segunda mitad del periodo Asuka
  • Colección: Museo Nacional de Tokio
  • Grado de protección: Bien Cultural de Importancia

Fotografía del encabezado: Estatua de bronce de bodhisattva de pie, de la colección del Museo Nacional de Tokio. Fotografía de Muda Tomohiro.

(Traducido al español del original en japonés.)

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