Destellos de Sakamoto Ryūichi en su último libro

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El 28 de marzo de 2023 falleció, a los 71 años, Sakamoto Ryūichi, músico japonés de fama internacional. Recientemente se ha publicado un libro que reúne una serie de entrevistas que habían aparecido poco antes de su muerte en una revista mensual. En ellas, Sakamoto rememora sus últimas actividades y comparte la dureza de su lucha con la enfermedad. Serían sus últimas declaraciones.

Seis operaciones de diversa importancia en dos años

Las entrevistas fueron apareciendo en ocho números sucesivos de la revista mensual Shinchō, entre julio de 2022 y febrero de 2023. En 2014 le fue diagnosticado un cáncer de orofaringe (parte media de la faringe) que momentáneamente superó gracias a la radioterapia, pero en junio de 2020 tuvo que librar una segunda batalla, esta vez con un cáncer de recto, que le fue detectado en un hospital de Nueva York. Se afrontó con una combinación de radioterapia y quimioterapia, pero el tratamiento no fue efectivo y en un examen realizado durante una visita a Japón el mes de diciembre se le encontró metástasis en el hígado y en el sistema linfático, con una esperanza de vida de seis meses en caso de no recibir tratamiento.

Aunque Sakamoto había venido a Japón para una visita corta, se vio obligado a quedarse para seguir luchando contra la enfermedad al detectársele también metástasis al pulmón. La operación de enero de 2021, que duró 20 horas y en la que se le extirparon 30 centímetros del intestino grueso, fue la primera de las seis de diversa importancia a que se sometería durante los siguientes dos años, una de ellas para extirparle un tumor en el pulmón. Pero el cáncer no pudo ser extirpado completamente y ya solo quedaba retrasar el final administrando medicamentos.

Sakamoto ya había publicado en 2009 la retrospectiva Ongaku wa jiyū ni suru (traducida al español bajo el título La música os hará libres: Apuntes de vida), pero al contraer la enfermedad y tener conciencia del escaso tiempo que le quedaba de vida, decidió volver a echar la vista atrás y compartir lo que había sido su vida a partir de 2009. El contenido de este último libro trasluce claramente que Sakamoto era consciente de la proximidad de su muerte, pudiendo ser entendido, en ese sentido, como un testamento.

En las últimas páginas de su anterior publicación, Sakamoto dice: “Los mínimos retoques posibles, sin manipular demasiado, sin demasiado ensamblaje, ir alineando los sonidos tal como son y contemplar el resultado sin prisas. Cada vez más, mi nueva música se va haciendo de esta forma”. El cambio en su música, que en adelante fue más vanguardista y experimental, se produjo con ocasión del viaje que hizo en el otoño de 2008 a Groenlandia, durante el cual entró en contacto con la fuerza arrolladora de la naturaleza.

En el libro, Sakamoto habla de su actividad musical y de lo que hay detrás de cada una de las numerosas piezas que compuso a partir de 2009. Si escuchamos sus creaciones de los últimos años conociendo estas cosas, es más fácil entender con qué intención las hizo. Y sorprenderá al lector conocer el gran abanico de actividades humanitarias, medioambientales y de otros muchos tipos que desarrollaba el músico.

Ars longa, vita brevis

Citaré ahora algunos pasajes del libro que me han parecido especialmente interesantes.

Una vez, Sakamoto dijo que, antes de morir, le gustaría componer una pieza que superase a Senjō no merī kurisumasu (Merry Christmas, Mr. Lawrence, 1983). Como solo había tardado 30 segundos en concebir la melodía de dicha pieza, se consolaba pensando que con que solo dispusiera de uno o dos minutos más de vida, habría posibilidad de crear algo así. Pero no fue tan fácil.

Me convencí de que me bastaba, simplemente, con seguir haciendo la música que quería hacer (…). No quiero fijar como objetivo final de mi vida romper la identificación entre Sakamoto y Merry Christmas, Mr. Lawrence. Sería una tontería dedicar el tiempo que me queda a alcanzar esa meta. Ese es el punto al que he llegado después de una larga evolución mental.

En julio de 2011 visitó las comarcas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón de marzo de ese mismo año.

Aun a riesgo de ser malinterpretado, diré que aquello me pareció la “instalación” última y definitiva, el arte brutal, que escapa a la inteligencia humana. Esa impresión, sin duda, repercutió también en mi trabajo y me hizo preguntarme, con impotencia, qué sentido podrían tener todos los esfuerzos humanos por crear música o cualquier otra manifestación.

En julio de 2012 participó en una manifestación contra las centrales nucleares en el Parque de Yoyogi (Tokio). Fue entonces cuando hizo su polémica afirmación de que, al fin y al cabo, las centrales solo servían para producir electricidad.

No me arrepiento de nada de lo que dije en mi discurso aquel día, incluyendo el asunto de la electricidad. Si quieren descontextualizar interesadamente mis declaraciones, que lo hagan. Pero voy a poner aquí lo que dije exactamente, incluyendo lo que dije antes y después. A ver si es verdad que Sakamoto dijo que “la electricidad no era necesaria”. Júzguenlo por sí mismos.

En enero de 2021, durante una estancia en Okinawa con ocasión de un concierto de solidaridad, visitó el lugar donde se está construyendo la base militar de Henoko.

¿Cómo se puede construir una base destruyendo esta naturaleza tan bella? O están locos, o no sé qué pensar de ellos.

Sobre la pandemia del nuevo coronavirus desatada en la primavera de 2020:

Cabe pensar que una de las causas remotas o indirectas de la escala global que ha cobrado el estallido del coronavirus es la excesiva actividad económica de los humanos, que hemos llevado a cabo un proceso de urbanización que afecta a toda la Tierra y que ha implicado la destrucción del entorno natural (…). Haríamos bien en grabar en nuestras mentes este SOS que nos ha enviado la naturaleza y que nos ha obligado a dar este frenazo en nuestra actividad económica.

Sobre su implicación en cuestiones sociales:

Cuando te comprometes en cuestiones sociales siempre te acusan de querer promocionarte o figurar, pero yo he llegado a un punto en que esas burlas ya no me afectan en absoluto (…). Si puedes conseguir alguna mejora social, no veo por qué no has de valerte de la fama que puedas tener. Esa creencia es la que me sostiene cuando se trata de temas ecológicos o de solidaridad cuando ocurre un gran desastre. Además, me resulta imposible apartarme de estas cosas una vez que me he comprometido en algo.

Corrían sus últimos días, cuando ya se había resignado a morir. En diciembre de 2022, en un estudio del Centro de Emisiones de la radiotelevisión pública NHK, grabó su última interpretación al piano.

La verdad es que ya no me quedan fuerzas para dar un concierto en vivo (…), pero antes de morir quería hacer una grabación de la que pudiera estar orgulloso y ahora que lo he conseguido estoy más tranquilo.

El 17 de enero de 2023, día en que Sakamoto cumplía 71 años, salió a la venta un nuevo álbum musical.

Son grabaciones de improvisaciones en sintetizador y piano, cosas que hice para pasar el tiempo. Las reunimos en un disco, eso es todo. Pero es que, en mi actual estado, con lo que más disfruto es con una música de sonidos sin elaborar, en crudo.

Sakamoto puso colofón a su vida con esta frase:

Ars longa, vita brevis.

Boku wa ato nan-kai mangetsu wo miru darō (“¿Cuántas veces más veré la luna llena?”)

Editorial: Shinchōsha
Fecha de publicación: 20 de junio de 2023
Número de páginas: 288
Precio: 2.090 yenes (impuestos incluidos)
ISBN: 978-4-10-410603-5

(Traducido al español del original en japonés.)

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