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Un buzón para quienes el tsunami les arrebató todo, protagonista de ‘Hyōryū posuto’

Cine

Han pasado 10 años desde el Gran Terremoto del Este de Japón. Desde entonces se han realizado varias producciones audiovisuales sobre ese desastre; existen varios enfoques, pero entre ellos destaca el de Hyōryū posuto, un cortometraje ha recibido numerosos premios en festivales de cine en el extranjero.

El 11 de marzo de 2011, el gran terremoto y su posterior tsunami causaron daños devastadores, especialmente en la costa del Pacífico de la región de Tōhoku. Destruyeron muchas vidas y llevaron un profundo dolor a los corazones de quienes quedaron atrás. Incluso después de diez años, hay todavía muchas personas que no han aprendido a hacer frente a sus sentimientos ante esa despedida inesperada y repentina de sus seres queridos.

La película Hyōryū posuto (El buzón a la deriva) trata sobre una de esas muchas despedidas. En medio de la tranquilidad del día a día, todos recordamos a veces a alguien a quien ya no podemos volver a ver. La protagonista de esta historia, sin embargo, ha sido durante mucho tiempo incapaz de aceptar la muerte de alguien a quien no vio morir con sus propios ojos. Esa persona tenía la misma edad que ella, era todavía joven, y albergaba el plan de vivir con ella durante muchos años.

Hyōryū posuto. Sonomi, la protagonista (izquierda, Nakao Yurine), en un flashback a su época de estudiante de secundaria, con su amiga Kyōko (Kamioka Miki) ©Kento Shimizu
Hyōryū posuto. Sonomi, la protagonista (izquierda, Nakao Yurine), en un flashback a su época de estudiante de secundaria, con su amiga Kyōko (Kamioka Miki) ©Kento Shimizu

Sonomi y Kyōko eran dos estudiantes de secundaria que conocieron y se hicieron amigas un buen día, y comenzaron a compartir sus secretos. Sin embargo, poco después de comenzar su relación, Kyōko se mudó a Tōhoku por motivos familiares. Las dos amigas, separadas, se mantenían en contacto por teléfono incluso después de convertirse en adultas, pero después de un cierto día ese contacto se perdió. Todo lo que le quedó a Sonomi fue un mensaje en su teléfono móvil, y las cartas que se escribieron, guardadas en una cápsula del tiempo enterrada antes de que Kyōko se fuera.

Sonomi, adulta (Yukinaka Rise).
Sonomi, adulta (Yukinaka Rise).

Con el paso de los años, Sonomi logra leer la carta que Kyōko le escribió. Y se pregunta también si no será posible que Kyōko lea también la suya. En ese momento Sonomi oye hablar de la existencia de un “buzón a la deriva” que acepta sentimientos que no tienen dónde ir. Sonomi visita el buzón en el bosque, pero no puede meter su carta. El encargado del buzón encuentra a Sonomi, hundida por su dolor, y la invita a su cabaña del bosque. En ella la joven descubre muchas cartas de personas para sus seres queridos. Sonomi, tras leer algunas y tomarse su tiempo para preparar su corazón, le escribe una nueva carta a Kyōko cargada de nuevos sentimientos…

El verdadero encargado del buzón recuerda los momentos tras el terremoto

Ese buzón a la deriva existe realmente en las montañas de la península de Hirota, en la ciudad de Rikuzentakata, prefectura de Iwate. Saliendo desde el centro de la ciudad hacia la punta de la península que se adentra en la bahía de Hirota podemos encontrarlo en un bosque, tras media hora en coche por la carretera prefectural. Akagawa Yūji, dueño de una casa en la zona y propietario de una cafetería, instaló el buzón cuatro años después del terremoto.

El buzón a la deriva se alza en silencio en los bosques de la península de Hirota, en Rikuzentakata ©Kento Shimizu
El buzón a la deriva se alza en silencio en los bosques de la península de Hirota, en Rikuzentakata ©Kento Shimizu

Con ocasión del lanzamiento de la película Hyōryū posuto, diez años después del terremoto, hablamos con su director, Shimizu Kento, con Yukinaka Rise, que interpreta a Sonomi, y también con el verdadero encargado del buzón, Akagawa.

“Era como estar en medio del área del desastre y ser guiado hacia las víctimas”, dice Akagawa, hablando sobre el origen del buzón a la deriva. Él mismo no tenía conciencia de ser una víctima, porque su casa estaba en el interior de Mizusawa (en la ciudad de Ōshū). Y la que era su segunda casa en el bosque en el momento del terremoto se hallaba en una colina. El interior de esta casa quedó destrozado debido al violento temblor, pero Akagawa no se dio cuenta al principio de la gravedad del asunto, y pensaba que podría regresar a su casa en Mizusawa.

Akagawa Yūji, el encargado del buzón a la deriva.
Akagawa Yūji, el encargado del buzón a la deriva.

“Curiosamente, en el extremo de la península de Hirota solo llegó un tsunami de un metro de altura, más o menos. Las casas cercanas al puerto pesquero estaban empapadas solo hasta el suelo; era un rincón seguro. Sin embargo, olía a quemado. Cuando logré llegar a un lugar con una vista más despejada y miré hacia abajo, vi que el mar estaba ardiendo con un rojo brillante. Era Kesennuma. El humo de los incendios de Kesennuma, al otro lado de la bahía, llegaba hasta la península de Hirota”, cuenta Akagawa.

Tras dos minutos al volante la carretera se volvió intransitable, debido a las montañas de escombros. Todos los servicios públicos estaban cortados, y tuvo que quedarse en casa de un vecino durante tres días. Gracias a que es una zona de pesca de algas wakame, que se hierven durante su procesamiento en un gran caldero, pudieron usar la leña almacenada con ese fin para calentarse.

“Creo que todos tiritaban de frío en los refugios, pero yo tuve suerte. Al cuarto día, los bomberos abrieron un camino de conexión del ancho de una camioneta, y me permitieron atravesarlo. Cuando finalmente llegué a casa, tierra adentro, y abrí la puerta, mi esposa salió con la cabeza gacha, sin mirarme siquiera a la cara (risas). Durante tres días trató de contactar conmigo sin éxito, y pensaba que había muerto.”

Después visitó varios refugios para entregar suministros. Mientras lo hacía las víctimas le preguntaban si no había algún lugar donde estirar las piernas y descansar; querían relajarse, aunque solo fuera por una hora. Querían, si el Mori no koya (“La pequeña cabaña del bosque”, la cafetería regentada por Akagawa) era seguro, que lo reparara lo antes posible y lo abriera para ellos. Después de presenciar la devastación que siguió al terremoto, Akagawa había pensado cerrar el local considerando que no era momento para ocuparse de cafeterías, pero al escuchar las peticiones de la gente decidió que el Shōsha reanudaría sus operaciones poco después de que se restablecieran los servicios básicos.

En la película, Nagakura Daisuke da vida al personaje de Akagawa. ©Kento Shimizu
En la película, Nagakura Daisuke da vida al personaje de Akagawa. ©Kento Shimizu

“Eran muchos los que se sentían incapaces de expresar los sentimientos que albergaban por haber perdido a sus allegados. Cuando hablaban con sus familiares, les repetían que no eran los únicos que lo estaban pasando mal. Por eso decidí ofrecer mi cafetería para que vinieran otras personas a hablar. Yo no había perdido nada, así que no sabía qué responderles, y cada día me sentía frustrado. Todo lo que podía hacer era escucharlos y asentir. Y a pesar de eso todos me decían que, cuando salían de la cafetería, se sentían aliviados, se alegraban de haberme visitado y pensaban venir otra vez”, recuerda Akagawa.

Los sentimientos que el director imprime en la obra

Esa experiencia va unida al buzón que Akagawa instaló cuatro años después del desastre, y que terminó por aparecer en varios medios de comunicación. El director Shimizu Kento, que consideraba en esa época la idea de hacer una película sobre el terremoto, estaba también interesado en saber más sobre la existencia del buzón. Era el año 2015. Cuando ocurrió el terremoto, cuatro años antes, Shimizu estaba trabajando para una empresa de producción de anuncios comerciales. Había planeado ir a Iwate para localizar para un rodaje, pero tuvo que cancelar el viaje el día anterior, debido al terremoto.

El director Shimizu Kento ha trabajado en una amplia variedad de obras para una productora de anuncios comerciales, y ha ganado numerosos premios tanto en Japón como en el extranjero. Después de hacerse director independiente en 2012, estrenó Shunkan Shōjo (La chica del instante), su primer largometraje. En 2019 su cortometraje Hyōryū posuto se proyectó en 18 festivales de cine de todo el mundo, y recibió estupendas críticas.
El director Shimizu Kento ha trabajado en una amplia variedad de obras para una productora de anuncios comerciales, y ha ganado numerosos premios tanto en Japón como en el extranjero. Después de hacerse director independiente en 2012, estrenó Shunkan Shōjo (La chica del instante), su primer largometraje. En 2019 su cortometraje Hyōryū posuto se proyectó en 18 festivales de cine de todo el mundo, y recibió estupendas críticas.

“Después tuve un rodaje en Hiroshima, y cuando terminamos de filmar, a finales de abril, fui de inmediato a la zona del desastre para ayudar, usando los días de vacaciones pagadas que tenía. En ese momento la cantidad de voluntarios había disminuido, después de la Golden week (semana de vacaciones a principios de mayo). Si el plan hubiera sido ir un día antes quizá me habría encontrado con el tsunami; me sentía como si me hubieran dejado vivir, así que quería contribuir al lugar al que se suponía que debía ir”, explica Shimizu.

El director confiesa que las imágenes que más fuerte impresión le causaron en la zona del desastre fueron las innumerables prendas atrapadas en los cables eléctricos, como si fueran ropa tendida, y la basura arrastrada por el tsunami. Esos detalles eran una viva representación de la enormidad del tsunami, y de las vidas que se había llevado por delante.

Al igual que Akagawa, que pensaba cerrar la cafetería, Shimizu se preguntaba para qué servía hacer anuncios de televisión y otras obras audiovisuales. Veía también a colegas de profesión que aspiraban a ganar premios con obras basadas ​​en el terremoto, y a veces se sentía asqueado con la industria. Sin embargo, debido a su experiencia como voluntario en el área del desastre, decidió continuar su trabajo como director, y al año siguiente se independizó.

“Existe una cierta ‘erosión’ cuyo avance podemos sentir fácilmente: el 11 de marzo se emitió, el año después del Gran Terremoto del Este de Japón, un programa especial de unas diez horas de duración, el segundo año duró seis horas, el tercero dos horas, y para el cuarto año ya había desaparecido. Incluso yo mismo, que debería haber aprendido tanto trabajando con los voluntarios y hablando con las víctimas, me di cuenta de que la urgencia inicial de usar la electricidad con más cuidado había disminuido, y que eso no era buena señal.”

Shimizu se topó con el buzón de Akagawa justo cuando sentía ese deseo de transmitir esos sentimientos por medio de imágenes. Se han realizado muchos documentales sobre las víctimas en las zonas del desastre; Shimizu quería hacer algo diferente.

El corazón de Sonomi recuerda constantemente el mar de aquel día. ©Kento Shimizu
El corazón de Sonomi recuerda constantemente el mar de aquel día. ©Kento Shimizu

“Tenía incluso la sensación de que estaban usando a las víctimas para conseguir lágrimas del público. Por eso pensé que tenía que hacer una obra con la que las víctimas pudieran simpatizar. Al mismo tiempo quería que los jóvenes que tienen el terremoto como algo cada vez más lejano vieran la película y sintieran algo. Para lograr ese objetivo los documentales sobre el desastre me parecían demasiado pesados. Así que decidí poner mi mensaje en una historia”, cuenta Shimizu.

Dar un paso sin olvidar

El resultado fue un cortometraje con personas con las que el público joven puede empatizar fácilmente. La historia no transcurre en el área misma del desastre, ni los personajes principales sufren directamente el terremoto o el tsunami. La intención de Shimizu era hacer pensar a personas para quienes el terremoto ha terminado por convertirse en un “problema de otros”. El objetivo consciente del director, ese “No quiero que la sensibilidad se erosione”, empapa el tema mismo de la historia. Sonomi, la protagonista, duda si enviar una carta a la persona que perdió, usando el buzón a la deriva: la idea de dar ese paso le provoca el temor de poder llegar a olvidar.

Yukinaka Rise es la actriz principal de Hyōryū posuto. Nació en 1994 en la prefectura de Fukuoka. En 2013 debutó como protagonista en la obra de teatro Sakura no mori no mankai no shita (Bajo el bosque de cerezos en flor, una obra original de Sakaguchi Ango). Posteriormente ha trabajado sobre todo en obras de teatro como Neverland, de Shōnenshachū, y Sabanna no okite (La ley de la selva), en el festival de la compañía Kaki kuu kyaku. Ha aparecido en series de televisión tan populares como Kaseifu no Mitazono o Koshiji fubuki monogatari.
Yukinaka Rise es la actriz principal de Hyōryū posuto. Nació en 1994 en la prefectura de Fukuoka. En 2013 debutó como protagonista en la obra de teatro Sakura no mori no mankai no shita (Bajo el bosque de cerezos en flor, una obra original de Sakaguchi Ango). Posteriormente ha trabajado sobre todo en obras de teatro como Neverland, de Shōnenshachū, y Sabanna no okite (La ley de la selva), en el festival de la compañía Kaki kuu kyaku. Ha aparecido en series de televisión tan populares como Kaseifu no Mitazono o Koshiji fubuki monogatari.

Yukinaka Rise, que da vida a Sonomi, era una estudiante de secundaria que vivía en la prefectura de Fukuoka cuando sucedió el terremoto, hace 10 años. Asegura que el terremoto del 13 de febrero anterior ante la costa de Fukushima, que se llegó a sentir en la capital, fue “El temblor más grande que he sentido en mi vida”. Es una persona “lejana al terremoto”, como imaginaba Shimizu a su público. Al interpretar a la protagonista, Yukinaka se enfrenta también a sus propios sentimientos.

“Al considerar cómo sería escribir una carta desde el punto de vista de Sonomi, imaginé que me preocuparía si aquello iba a servir para algo escribirla. Creí que en realidad no tendría más remedio que pasarme la vida guardándome mis sentimientos, e incluso si lograra escribir lo que pienso, creo que lo haría solo por complacerme a mí misma”, explica Yukinaka.

©Kento Shimizu
©Kento Shimizu

Yukinaka escribió de hecho una carta a su abuela, que murió antes del rodaje. Esa escena se utilizó con fines documentales en la obra.

“Cuando escribí esa carta descubrí que el sentimiento de responsabilidad hacia la otra persona se va convirtiendo en gratitud. Comenzaron a aparecer, una tras otra, imágenes divertidas del pasado, y la carta terminó siendo un montón de recuerdos. Me sorprendió la fuerza que puede tener una carta para hacernos cambiar de opinión de esa manera.”

Al parecer también existe un poder misterioso que hace que las personas se enfrenten a sí mismas en el lugar donde está el buzón a la deriva que aparece en la película. Yukinaka encontró el buzón rojo repentinamente en el bosque y sintió un gran alivio, como si le dijera que la había estado esperando, y cuando trató de meter su carta sintió un sentimiento natural de indecisión. Akagawa, que presenció el rodaje, comenta: “Todos los que vienen, al llegar al lugar bajan la vista, y les cuesta meter su carta en el buzón. Es como en la película. Cada persona lleva seguramente sus propios sentimientos en el corazón, pero en apariencia somos todos muy similares.”

©Kento Shimizu
©Kento Shimizu

Quien ha perdido a alguien importante sin poder prepararse para la experiencia ve su corazón oscilar entre sentimientos como “quiero olvidar” y “no debo olvidar”, entre “no quiero olvidar” y “es mejor olvidar”. No importa cuántos años pasen, el dolor no desaparece; pero gradualmente podemos comprender cómo lidiar con él. Shimizu asegura que es importante tener equilibrio.

“Creo que no debemos olvidar lo que aprendimos con el terremoto. Es importante recordar cómo pueden aplicar esas lecciones los seres humanos que no estaban en el área de desastre. Sin embargo creo que si las personas afectadas por el desastre encuentran este proceso demasiado duro quizá sea mejor para ellos tratar de olvidar, en lo personal. Es difícil dar pasos adelante, pero me gustaría que supieran que también hay seres amables que los apoyan, como el buzón a la deriva. También es posible tomarse un respiro y conservar esos recuerdos importantes que no queremos olvidar al enfrentarnos a nuestros sentimientos mientras tratamos de escribir esas cartas.”

Entrevista e imágenes: Hanai Tomoko

Texto: Matsumoto Takuya (Nippon.com)

(Artículo traducido al español del original en japonés)

©Kento Shimizu
©Kento Shimizu

Información de la película

  • Dirección, guion, producción: Shimizu Kento
  • Dirección de fotografía: Tsuji Takeshi
  • Sonido: Tahara Isao
  • Colaboración especial para el rodaje: Akagawa Yūji, Hyōryū posuto 3.11
  • Distribución: Armide
  • País: Japón
  • Año de producción: 2018
  • Duración: 30 minutos
  • Página web oficial: https://www.hyouryupost-driftingpost.com/
  • En Uplink Shibuya y otras salas

Tráiler

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