GO Journal entrevista a atletas con discapacidad

Nakanishi Maya: un sueño de seis metros en salto de longitud

Deporte Tokio 2020

La carrera de Nakanishi Maya ha consistido siempre en una serie de vientos en contra. Menos de un año tras comenzar a correr participó en los Juegos Paralímpicos de Pekín. Se esperaba de ella que se convirtiera en un verdadero talento capaz de llevar el para atletismo japonés a sus espaldas. Apareció tanto en las Paralimpiadas de Londres 2012 como en las de Río 2016, pero al no conseguir ningún resultado consideró retirarse. En 2019 ganó por primera vez una medalla de oro en el Campeonato Mundial Japón. En 2020 batió el récord asiático y decidió presentarse a los Juegos Paralímpicos de Tokio. El objetivo de sus sueños: saltar seis metros.

Nakanishi Maya NAKANISHI Maya

Nacida en 1985. Atletismo / salto de longitud, clase T64 (prótesis de una pierna). A los 21 años se le amputó la pierna derecha debido a un accidente laboral. Comenzó el para-atletismo gracias a las carreras que realizaba como entrenamiento de tenis suave, deporte que había estado practicando desde que era estudiante; cuando participó por primera vez en el Campeonato de Japón batió el récord japonés existente en ese momento, tanto de 100 como de 200 metros lisos. A los 23 años participó en dos categorías de los Juegos Paralímpicos de Pekín. Desde entonces, ha participado en los Juegos de Londres (salto de longitud) y los de Río (salto de longitud y 100 metros lisos) seguidos. En 2019 ganó su primera medalla de oro en el Campeonato Mundial de Para-Atletismo y fue elegida miembro de la selección de Japón para los Juegos de Tokio. En el Campeonato de Para-Atletismo de Japón de septiembre de 2020 estableció un nuevo récord asiático de 5,70 metros, y ha generado muchas expectativas de cara a un salto de más de seis metros.

Días de pandemia en los que todas las dificultades anteriores dieron fruto

En el Campeonato de Atletismo de Hyōgo, el 11 de julio, realizó un salto de 5,46 metros que le dio la victoria; al parecer, los preparativos para los Juegos Paralímpicos también marchan bien.

Desde hace mucho me mantengo en buena forma, pero siempre siento la necesidad de mejorar, tanto a nivel técnico como en lo que respecta a mi prótesis. Esta vez me está costando ajustarla. Todavía estoy trabajando en los detalles. Pero el entrenamiento en sí va muy bien.

Los Juegos de Tokio están a la vuelta de la esquina tras todo tipo de vicisitudes, pero ¿qué impresiones tiene de este año y medio, desde 2020 hasta ahora?

Tengo una forma de pensar de la era Shōwa (risas). El tipo de persona que prefiere enviar y recibir cartas escritas a mano, incluso en esta época en la que las aplicaciones para la comunicación resultan tan satisfactorias. Por eso siento aún más, en estos tiempos de pandemia, la importancia de reunirme cara a cara con las personas e interactuar con ellas.

Tal vez la disminución de oportunidades para esa comunicación cara a cara ha cambiado muchas cosas para los deportistas.

En mi caso, desde un principio yo trabajaba de forma remota con un monitor de asesoramiento psicológico que vivía lejos de mí. Cuando dejé de poder ver a mi entrenador en persona decidí reorganizar mi programa de prácticas teniendo en cuenta el riesgo de lesiones. Si bien puse atención en no reducir la calidad de las prácticas, diseñé su contenido para reducir la fatiga de modo que pudiera recuperarme por medio de mis propios cuidados. Antes de que apareciera el coronavirus solía acudir con frecuencia a ajustar mi prótesis, pero durante el estado de emergencia no podía reunirme con nadie en persona, y en cambio tenía más tiempo para hablar por teléfono con el técnico protésico. Aun así ese tiempo también estaba limitado, de modo que trataba de tener conversaciones lo más condensadas posible.

Creo que los atletas extranjeros se encontraban en una situación muy difícil, debido a las estrictas restricciones que se impusieron para las salidas. Pero cuando, preocupada, me puse en contacto con ellos, vi que todos tenían una actitud muy positiva. A menudo me preguntaba qué debía hacer, cómo debía prepararse Japón para su tarea como anfitrión.

No es fácil entrenar a diario, mientras uno trata de adaptarse a un nuevo entorno, en una situación cuyo futuro no se puede ver.

En mi vida he tenido muchas experiencias y en varias ocasiones he pensado dejar el atletismo, pero siempre he salido al paso con mis propias ideas. Creo que en esta situación estoy haciendo algo parecido, y ha sido también una oportunidad para recapacitar sobre mi vida. Hasta ahora había pasado mucho tiempo viajando por competiciones, y nunca había pasado tanto tiempo en casa. Ha resultado muy fácil cambiar entre mi yo como atleta y mi yo como ser humano; curiosamente ha sido la pandemia lo que me ha dado tanto margen de maniobra.

¿Está cómoda? ¿No se siente impaciente, o ansiosa?

Al pensar sobre mi vida deportiva veo que siempre he tenido que decidirlo todo yo misma: pensar en el programa de prácticas de acuerdo con los horarios del estadio, comprender todos los horarios de los entrenadores, los asesores y el personal, practicar teniendo en cuenta quién estaba libre y a qué hora... Tenía que coordinar entrevistas y visitas de cortesía, y dejar a mi perro en un hotel de mascotas mientras estaba fuera. En mi casa siempre había un montón de maletas, y tan solo unas pocas veces al año podía dormir en mi propia cama. Así que no tenía tiempo para cocinar en casa, como hago ahora.

Al final solo queda la victoria

Tras comenzar la pandemia dejó la prefectura de Ōita, donde había mantenido durante mucho tiempo su base de operaciones, y se mudó a Osaka. Cambiar el entorno de vida es un proceso estresante y oneroso para una atleta; creo que fue muy valiente al tomar una decisión así el año anterior a los Juegos Paralímpicos de Tokio.

Fue realmente duro. Me mudé a Osaka justo antes del primer estado de emergencia, e inmediatamente después varios conocidos y parientes de Ōita murieron en rápida sucesión. No tenía lugar al que pudiera ir a llorar, ni amigos cercanos que me escucharan. Hubo momentos en los que pensé que la situación era muy peligrosa. Además, aunque los Juegos Paralímpicos se celebraran sin problemas, todavía tendría que pasar tiempo hasta que acabara del todo el coronavirus, y hasta entonces sería complicado volver a Ōita. Incluso ahora quiero volver lo antes posible a mi ciudad natal.

En el pasado ha vivido en Estados Unidos y viajado con frecuencia al extranjero para competir, por lo que creo que cuenta con la suficiente experiencia en términos de adaptación al entorno, pero ¿cree que en este caso las dificultades fueron diferentes a las de sus experiencias pasadas?

Hasta ahora quienes iban a despedirme antes de un viaje me decían: “¡Hazlo lo mejor que puedas!” Este cambio, sin embargo, fue brusco y difícil porque se trataba de una decisión ineludible para proteger a mi familia, ya de cierta edad, que vivía conmigo en Ōita. Me sentí que los estaba traicionando cuando salí de casa sin poder expresar mi gratitud a la gente de la zona, que me había cuidado tanto. Pero al final, por mucho que una piense, no tiene más remedio que ganar. Tengo que demostrarles a todos que estoy viviendo una buena vida.

Después de mudarse a Osaka, tuvo que establecer nuevos objetivos y concentrarse en su práctica, ¿verdad?

No importa a quién le pidas consejos, la decisión final siempre es tuya, y una vez que la tomas debes asumir la responsabilidad que conlleva, sin importar los motivos. Estaba preparada para asumir esa responsabilidad cuando dejé Ōita, pero después cambié de opinión: si lograba apreciar los nuevos encuentros en ese nuevo lugar habría cosas positivas, estaba segura. A diferencia de los atletas extranjeros a mí no me privaban de la oportunidad de practicar. Cuando practicaba siempre pensaba que tenía que esforzarme no solo por mí, sino también por ellos.

Incluso después de que se decidiera el aplazamiento de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio usted no cambió su plan original para alcanzar la cima de su preparación en el verano de 2020, y de hecho estableció un nuevo récord asiático con 5,70 metros en el Campeonato de Japón, en septiembre de ese año. ¿En qué medida la ayudó este resultado?

El aplazamiento no significó que perdiera mis objetivos, así que ante todo quería asegurarme de que lo que estaba tratando de hacer era lo correcto. El Campeonato de Japón del año pasado fue un torneo en el que participé con confianza, y logré buenos resultados. Aunque no hubo espectadores sí que había buen ambiente, y el hecho de poder demostrar mi fuerza en esa situación me pareció prueba suficiente de que había crecido desde que ganara el oro en el Campeonato del Mundo de 2019.

Seis metros, una realidad cercana

¿Ve por fin cercana, tras tantos años, esa meta de “superar los seis metros”?

Este objetivo no ha cambiado desde que comencé a competir. Establecí un récord en septiembre del año pasado, y creo que he podido trabajar en ello aumentando la fuerza de cada uno de los pasos del programa hasta 2021, por lo que aunque el flujo y los picos de rendimiento sean los mismos que el año pasado la fuerza, obviamente, ha cambiado.

¿Puede hablarnos sobre la importancia de esos “seis metros” para usted, y cómo ha afrontado este objetivo a lo largo de su carrera?

Establecí este número como meta personal cuando tenía veintipocos años, pero en ese momento casi nadie me tomaba en serio. Tuve un accidente a los veintiún años, tras el cual decidí dedicarme al atletismo, pero ni en mi escuela secundaria ni en mi instituto había club de atletismo, por lo que no conocía a nadie a quien consultar sobre el tema. De modo que durante mucho tiempo tuve que luchar sola. Cuando cumplí los treinta aún no había logrado ningún resultado, pero sí que había aumentado el número de personas que me apoyaban, y el personal con el que podía sentirme a gusto. Mi carga se había reducido, y así pude dedicar más tiempo en las competiciones.

Durante mucho tiempo los aficionados la han visto sufriendo y tratando de avanzar pese a las dificultades.

A esa edad era el tipo de persona que decía: “¿Juegos Paralímpicos? ¿Qué es eso?” (risas). A veces pienso que si hubiera podido alcanzar mi situación actual a esa edad habría conseguido antes superar los seis metros. Sin embargo creo que como he podido seguir adelante hasta esta edad y confiar en mí misma, si no me rindo lograré realizar un salto de seis metros.

Hace dos años, después de establecer el récord de 5,70 metros, declaró: “¿Es esta la sensación de saltar seis metros?” ¿Fue ese el momento en que finalmente se convenció de que el sueño estaba a su alcance?

Al practicar, mi entrenador siempre marcaba esos seis metros. Yo solía ​​pensar que esa meta estaba “muy lejos”, cuando la miraba, pero últimamente tengo la impresión de que estoy a punto de llegar. Hay una parte de mí que ve esos seis metros como una realidad.

Inmediatamente después de los campeonatos del mundo realizó otras declaraciones según las cuales quería convertirse ya en “una atleta en la que todo el mundo pudiera confiar”. ¿Qué quería decir realmente con esas palabras?

Como digo lo que pienso de forma honesta, siempre me atacan de todas partes (risas). Cuando acababa de convertirme en una persona con discapacidad no me gustaba nada la sensación: las personas con discapacidad están siempre en una posición débil, y existía la sensación de que simplemente por estar sentada en una silla podía conseguir cualquier cosa. Aunque mi madre me cuidaba, si ella moría yo tenía que vivir sola. No importa si eres hombre o mujer: tienes que desarrollar la capacidad de sobrevivir por tu cuenta. En parte porque me sentía así, dada mi personalidad fue algo muy duro; no importaba qué récords pudiera establecer, a menudo me decían cosas que no me gustaban.

Es decir, que le costaba aceptar con franqueza a los demás.

Porque no podía ganar en ninguna competición importante, pese a todas las expectativas que había. Seguía diciendo que quería saltar seis metros, que iba a conseguir una medalla de oro... Pero no llegaba a realizar nada de eso. Hubo un momento en que sentí que se esperaba de mí que fracasara, en lugar de tener éxito. Por eso, cuando finalmente gané la medalla de oro en el campeonato mundial, me di cuenta de que debía convertirme en una atleta de la que pudieran decir: “En el atletismo japonés está Nakanishi Maya”. Creo que allí pude lograr ese tipo de expectativas y confianza para los Juegos Paralímpicos de Tokio.

¿Hay alguna diferencia entre ganar una medalla y batir un récord para usted?

Obtener una medalla es algo que una quiere hacer por todos, mientras que batir un récord es algo que se hace para una misma.

Como “reina absoluta”, espero que escriba una nueva página en la historia, en los Juegos de Tokio.

En el Campeonato de Hyōgo competimos junto a los atletas sin discapacidades, después de mucho tiempo. Cuando participaba en un evento con personas sin discapacidades siempre tenía la sensación de que en cierto modo nos discriminaban, y pensaba: “Voy a hacerlo lo mejor que pueda, dentro de mi categoría”; pero en esta ocasión me planté firmemente en el mismo campo que ellos. No tenía intención de perder; fui allí, realmente, para ganar. No obtuve el mejor resultado final de todos, pero sentí una vez más una gran confianza en lo que había hecho. ¡En los Juegos de Tokio también voy a ir a ganar!

(Esta entrevista se incluyó originalmente en japonés en el número 5 de GO Journal, publicado el 24 de agosto de 2021.)

Fotografía: Ninagawa Mika.
Entrevista y redacción: Zoshigaya Sen’ichi.
Colaboración: Traducido a partir de un resumen de un artículo de GO Journal.

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