La sucesión al trono imperial (1): el proceso hasta el reinado del príncipe Hisahito

Sociedad Política

En esta serie, Saitō Katsuhisa disecciona los puntos problemáticos de la sucesión al Trono del Crisantemo, un debate en el que se discute el futuro de una menguante familia imperial y el papel de las princesas imperiales, entre otras cuestiones.

En enero de 2022 se presentó un informe de un panel de expertos sobre la sucesión al trono imperial ante los representantes de los partidos políticos japoneses. La polémica llegó hasta la Dieta. El documento parte de la premisa de que el próximo en ocupar el Trono del Crisantemo sea el príncipe Hisahito, primogénito varón de la casa de Akishino, y presenta tres propuestas para asegurar la continuidad de la menguante familia imperial: 1) que las princesas imperiales permanezcan en la familia imperial después de casarse, 2) que los hijos varones de las líneas masculinas de antiguas casas imperiales sean adoptados para reincorporarlos a la familia imperial y 3) que los varones de las líneas masculinas se consideren directamente miembros de la familia imperial por ley. Se rechaza la idea de coronar a una emperatriz, que una gran parte de la ciudadanía apoya, y se rescata la de reincorporar miembros a la familia imperial, que en el pasado se ha tildado de inconstitucional por la discriminación basada en linajes.

La Administración Koizumi intentó permitir la coronación de una emperatriz

Es la primera vez desde 2005, durante el Gabinete de Koizumi Jun’ichirō, que se emite el informe de un panel de expertos sobre la sucesión del trono imperial bajo una administración del Partido Liberal Democrático (PLD). En aquella ocasión faltaba un año para que naciera el príncipe Hisahito y no había ningún hombre en la línea sucesoria, por lo que la conclusión del panel fue diametralmente opuesta a la actual.

Los argumentos de aquel momento pueden resumirse como sigue: “Dado que resulta extremadamente difícil asegurar la continuidad de la sucesión por línea masculina que viene dándose desde antiguo, abrir la vía hacia una emperatriz o un emperador de línea femenina (que tenga parentesco sanguíneo por parte de madre) es imprescindible y obtendrá una amplia aceptación por parte de la ciudadanía” y “El sistema más adecuado para definir el orden de sucesión consiste en otorgar prioridad a la descendencia directa del Emperador, por orden de edad y sin distinguir entre sexos”.

El informe anterior también rechazaba claramente la reincorporación de antiguos miembros de la realeza alegando: “Los antiguos miembros de la realeza llevan cerca de 60 años viviendo como ciudadanos normales. Para algunos, los ancestros comunes con el Emperador se remontan a una era tan remota como el periodo Muromachi, hace 600 años. No será posible lograr la comprensión y el apoyo de la ciudadanía para admitir a esas personas en la familia imperial”. Se consideró que el informe aumentaba las posibilidades de que en un futuro reinara la princesa Aiko, que es la primogénita del Emperador Naruhito y en aquel momento tenía 3 años.

Jugárselo todo a la “vía única” del príncipe Hisahito

El panel de expertos de este año se convocó en respuesta a la petición de considerar rápidamente “un sistema de sucesión estable y la creación de núcleos familiares femeninos con título propio (josei miyake) en el seno de la familia imperial” que la Dieta dirigió al Gobierno cuando se aprobó la Ley de Medidas Especiales para la Ley de la Casa Imperial, que permitió la abdicación del Emperador en junio de 2017. Establecido en marzo de 2021 por el Gabinete de Suga Yoshihide, el panel se reunió en trece ocasiones, incluyendo cinco audiencias formadas por 21 especialistas. El presidente del panel y antiguo rector de la Universidad Keiō Seike Atsushi entregó el informe en mano al nuevo primer ministro Kishida Fumio en diciembre.

El primer ministro Kishida Fumio (derecha) recibe el informe final de manos de Seike Atsushi, presidente del panel que discute las medidas para garantizar la continuidad de la corona imperial, el 22 de diciembre de 2021 en la Oficina del primer ministro. (Jiji Press)
El primer ministro Kishida Fumio (derecha) recibe el informe final de manos de Seike Atsushi, presidente del panel que discute las medidas para garantizar la continuidad de la corona imperial, el 22 de diciembre de 2021 en la Oficina del primer ministro. (Jiji Press)

El informe especifica que “el príncipe Hisahito será quien ascienda al trono en el futuro”, siguiendo la norma de transmitir la corona entre varones de las líneas masculinas de la estirpe que dicta la Ley de la Casa Imperial. La decisión se justifica alegando que, en la audiencia con los especialistas, la mayoría opinó que la norma sucesoria no debía alterarse hasta que el joven príncipe fuera emperador y que había que actuar con prudencia a la hora de introducir grandes cambios en el sistema mientras hubiera herederos. Y añade: “Tampoco es el momento de debatir concretamente sobre la sucesión posterior al príncipe Hisahito, ya que podría desestabilizar la continuidad del trono. Deberá analizarse en profundidad en el futuro, teniendo en cuenta la edad, el matrimonio y otras vicisitudes relativas al príncipe”.

Del texto se puede interpretar que se esperará hasta que el príncipe heredero tenga hijos cuando ocupe el trono y, si es posible, se continuará con la sucesión entre varones de las líneas masculinas. Si no tiene ningún hijo varón, el debate se pospondrá hasta que el problema sucesorio se haga manifiesto.

No cabe duda de que el nacimiento del príncipe Hisahito es el motivo por el que los dos paneles de expertos convocados bajo administraciones del PLD hayan llegado a conclusiones totalmente opuestas. Con todo, puesto que es el único varón joven de la familia imperial, ¿jugárselo todo a una vía única es la respuesta más adecuada a esa “continuidad de la sucesión al trono” que había que abordar?

Personalmente, opino que el verdadero motivo por el que el panel de expertos y el Gobierno esquivaron la controversia sobre la sucesión fue el conflicto de que la princesa Aiko ocupara el trono. Las encuestas de los últimos dos años indican que entre el 70 % y el 80 % de los japoneses apoyan y toleran la coronación de una emperatriz, por lo que debían evitar poner en peligro el proceso de ascenso al trono del príncipe Hisahito sobre el que se basa el informe.

Se descarta la sucesión por línea femenina y se mantiene la sucesión por línea masculina

En enero de 2006 el entonces primer ministro Koizumi declaró, como parte de su agenda política, que entregaría a la Dieta una propuesta de enmienda a Ley de la Casa Imperial que admitiera la posibilidad de que las mujeres y los miembros de las líneas imperiales femeninas accedieran al trono. Sin embargo, al mes siguiente se anunció el embarazo de la princesa Kiko de Akishino, lo que hizo que los partidos gobernantes adoptaran al unísono una postura más prudente y que la Administración Koizumi pospusiera la entrega de la propuesta de enmienda. Cuando el príncipe Hisahito nació, en septiembre, Koizumi decidió postergar de nuevo la entrega de la propuesta y dimitió al cabo de poco, después de más de cinco años en el cargo.

El primer ministro que sucedió a Koizumi, Abe Shinzō (en su primer mandato) no tardó en criticar el panel de expertos, descartar el contenido del informe y hacer borrón y cuenta nueva. Fue así como los partidarios de mantener el sistema sucesorio por línea masculina que viene perpetuándose desde hace generaciones pasaron a ser mayoría en el seno del PLD y lo siguen siendo hoy en día.

Por otro lado, en 2012, durante la segunda mitad de la Administración del Partido Democrático, el primer ministro Noda Yoshihiko recibió una petición de la Agencia de la Casa Imperial, que temía que el encogimiento de la familia imperial provocado por la norma que obliga a las princesas a abandonarla cuando se casan dificultara el desarrollo de las funciones de la institución a largo plazo. Noda pasó a la acción convocando una audiencia de expertos sobre el sistema imperial tras la cual se anunció un “resumen de argumentos” sobre la cuestión.

En el documento se emitieron dos propuestas. La primera disponía que las princesas imperiales que se casaran con ciudadanos corrientes mantuvieran su título y fundaran su propio núcleo familiar femenino (josei miyake) en el seno de la familia imperial. La segunda apuntaba a permitir que las princesas siguieran participando en las actividades de la familia aunque dejaran de formar parte de ella. Las reformas solo concernían a las princesas imperiales que tuvieran un parentesco cercano con el emperador y se concibieron pensando en que las hermanas mayores del príncipe Hisahito pudieran brindarle apoyo cuanto este ocupara el trono.

En la propuesta de la creación del josei miyake se planteaba tanto la opción de incluir a los cónyuges (maridos) e hijos de las princesas en la familia imperial como la de excluirlos, señalando que era necesario “considerar todos los aspectos”. Los conservadores reaccionaron advirtiendo que, si los hijos de las princesas se incluían en la familia, surgirían líneas familiares femeninas que participarían del derecho de sucesión, por lo que el sistema tradicional japonés de sucesión entre varones de las líneas masculinas se desmoronaría.

El primer ministro Noda abandonó el cargo sin haber podido enmendar la Ley de la Casa Imperial para que las princesas fundaran sus propios núcleos en la familia imperial. Cuando Abe Shinzō regresó para una segunda Administración, que sería mucho más longeva que la primera, la iniciativa quedó totalmente frenada. Sin embargo, la abdicación del Emperador Akihito (ahora Emperador Emérito) motivó el establecimiento de un nuevo panel de expertos para analizar “un sistema de sucesión sostenible y la creación del josei miyake”, y el debate sobre la Casa Imperial volvió a abrirse tras la dimisión de Abe.

La controversia sobre la boda de Mako de Akishino influye en el debate sobre el josei miyake

Mientras se desarrollaban los hechos que acabamos de explicar, estalló la conmoción en torno a la boda de Komuro Mako, hija mayor de la casa de Akishino, y se desencadenó un prolongado debate sobre el josei miyake, con la cuestión pendiente de si debía otorgarse el estatus de miembro de la familia imperial a su cónyuge. En otoño de 2021, cuando logró avanzarse en el problema del matrimonio de la entonces princesa, el panel de expertos emitió su informe bajo el “entendimiento implícito” de que el matrimonio Komuro no podría acogerse al nuevo sistema.

En la segunda mitad del informe se describía un plan para “mantener el número de miembros de la familia imperial” y evitar que no quede nadie más que el príncipe Hisahito. El texto incluía tres propuestas, la primera de las cuales consistía en que las princesas imperiales (mujeres de la familia imperial) conservaran su estatus después de casarse.

Previendo que los conservadores se opondrían a la propuesta advirtiendo que abría la puerta a la sucesión a las líneas femeninas, el informe rezaba: “El cónyuge y la descendencia no gozarán de estatus especial de miembros de la familia imperial y conservarán los derechos y obligaciones del resto de la ciudadanía”. Con el caso de la boda de la princesa Mako todavía fresco, se negó la posibilidad de que maridos e hijos de las mujeres imperiales se integraran en la realeza.

El príncipe Akishino conversando y riendo con su segunda hija Kako y su hijo Hisahito en el palacio de Akasaka Goyōchi, el 12 de noviembre de 2021. (Imágenes cedidas por la Agencia de la Casa Imperial / Reuters)
El príncipe Akishino conversando y riendo con su segunda hija Kako y su hijo Hisahito en el palacio de Akasaka Goyōchi, el 12 de noviembre de 2021. (Imágenes cedidas por la Agencia de la Casa Imperial / Reuters)

Una familia mixta de realeza y pueblo llano

Según lo que propone el informe, la princesa Aiko permanecería en la familia imperial incluso después de contraer matrimonio. Esto significaría que el hogar que formara sería mixto en cuanto al estatus social, ya que ella seguiría siendo de la realeza, pero su marido e hijos serían comunes con los derechos y obligaciones que dicta la Constitución.

En la audiencia del panel de expertos se expusieron los siguientes pros y contras de la situación.

“Cuando nazcan hijos, se creará una curiosa familia en que la madre y los hijos tendrán distintos registros, apellidos y cuentas. ¿Eso puede considerarse una familia normal?”. (Profesor universitario)

“Crear un núcleo familiar femenino al que no se reconozca el derecho a la sucesión al trono es una postura de medias tintas que entraña muchos problemas. No aporta una solución radical que permita garantizar la sostenibilidad de la sucesión”. (Profesor universitario)

“La princesa Aiko debe poder permanecer en la familia después de casarse para que pueda seguir asistiendo al príncipe Hisahito en las obligaciones oficiales que asumirá. Como el cónyuge (marido) y los hijos que tengan (niños y niñas) serán de la misma familia, lo natural es que se les reconozca el estatus de realeza. Las líneas femeninas de la familia no accederán al trono si no se les otorga ese derecho”. (Profesor emérito de una universidad famosa)

Aiko ya es mayor de edad y casadera. Es muy posible que lo planteado en el informe emitido por el panel de expertos altere las vidas futuras de la familia imperial y se espera que la Dieta empiece pronto las deliberaciones.

La segunda parte de esta serie examina la otra medida propuesta para mantener la sucesión por línea masculina, que consiste en reincorporar a antiguos miembros de la realeza a la familia imperial.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: La princesa Aiko y el príncipe Hisahito de Akishino. Imágenes cedidas por la Agencia de la Casa Imperial / Reuters)

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