Un año para Tokio 2020: problemas por resolver
La accesibilidad mal entendida: entrevista con Uehara Daisuke, exatleta paralímpico
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Problemas incluso en las habitaciones de hotel accesibles
Hace un tiempo quise reservar mesa en un restaurante del centro de Tokio, cerca de una estación de la línea Yamanote, para cenar con una amiga que va en silla de ruedas y su marido, que es también su acompañante. Sin embargo, tuve que renunciar al plan ya que todos los restaurantes a los que quería ir estaban en sótanos donde no se sabía si había ascensor o parecían demasiado estrechos en las fotos de internet. No existía casi ninguna opción viable.
Mi amiga y su marido me explicaron que siempre que reservan mesa en un restaurante, llaman previamente para preguntar si tienen baño adaptado para sillas de ruedas, si hay escaleras dentro del local, etc. Cuando reservan alojamiento en un hotel también piden una habitación adaptada, pero incluso en hoteles grandes, no suele haber más que una o dos habitaciones de este tipo y, si están disponibles, cuestan bastante más que las otras.
Cuando entrevisté a Uehara Daisuke para este artículo, reservé una habitación de hotel. Al igual que me había pasado con los restaurantes, me costó encontrar un lugar accesible para poder realizar el reportaje. El hotel donde reservé era un establecimiento nuevo en Tokio. Solo tres de las más de 150 habitaciones eran accesibles y, a pesar de ser dobles, costaban como las triples no accesibles del mismo hotel. Y, aun con lo cara que salía, la habitación que reservé se hallaba en un extremo de la planta, en la parte más alejada del ascensor.
Uehara, que habitualmente va solo, sin acompañante, dice que cuando llama para reservar mesa en un restaurante suelen rechazarlo porque no pueden garantizarle acceso al baño en silla de ruedas. En cuanto a los hoteles, explica lo siguiente: “Una vez reservé una habitación estándar y, al llegar al hotel, me ofrecieron una accesible con un sobrecargo de 5.000 yenes, pero la rechacé. En esta habitación donde estamos ahora las toallas están bajas: muy bien. A veces las toallas de las habitaciones accesibles están en lugares donde no alcanzo. La lástima de esta habitación es que la alcachofa de la ducha está muy alta. Podían haberla dejado más baja, ya que no es fija. El mando a distancia del televisor también se encuentra en un lugar al que no llego. Es un ejemplo típico del enfoque simplista de que, para hacer una habitación accesible, basta con adaptar las instalaciones”.
El Gobierno Metropolitano de Tokio, encargado de organizar y gestionar las olimpiadas, estima que para 2020 se dispondrá de las 550 habitaciones adaptadas que estipula la ordenanza sobre las habitaciones para personas en silla de ruedas. La ordenanza sobre accesibilidad de edificios establece ciertos estándares para todos los hoteles de cierta capacidad construidos a partir de septiembre de 2019, como puertas de al menos 80 cm en todas las habitaciones y de al menos 70 cm para los baños. Uehara duda de que se puedan crear habitaciones realmente accesibles con solo adaptar las puertas.
Un diseño universal que se queda en buenas intenciones
Uehara explica por qué opina que el diseño universal de Japón es una fantasía: “En el Japan Taxi que Toyota sacó al mercado en octubre de 2017, que supuestamente incorpora el diseño universal, es tan complicado sacar la rampa para sillas de ruedas que algunos pasajeros tienen que esperar más de veinte minutos para subir al taxi. En los taxis de Londres se hace en un momento”.
A propósito del Japan Taxi, se envió una petición con 12.000 firmas para solicitar a Toyota que facilitase el acceso al vehículo en silla de ruedas. La compañía reaccionó lanzando, en marzo de 2019, una actualización del modelo en que el montaje para las sillas de ruedas se vio reducido de 63 a 24 pasos, con un proceso que supuestamente puede completarse en solo tres minutos. Preguntamos a una empresa de taxis de Tokio que usa el modelo nuevo y nos contaron que el montaje cuesta unos cinco minutos o más, en función del lugar donde esté estacionado el vehículo.
¿Cómo se enfoca la accesibilidad en otros medios de transporte? “Creo que muchas de las personas del resto del mundo que vengan a Japón para los juegos de Tokio querrán visitar Kioto. En la línea Tōkaidō del tren bala, no obstante, solo dos de los aproximadamente 1.300 asientos de cada tren están adaptados para sillas de ruedas. Además, como la aplicación de reservas permite que cualquiera reserve dichos asientos, a menudo las personas en silla de ruedas se quedan sin plaza. Por eso los que vamos en silla solemos terminar en el vestíbulo del vagón. ‘Hoy también me ha tocado viajar en el vestíbulo’ es una frase que digo mucho”.
Otros problemas del transporte ferroviario son las máquinas de billetes con pantalla táctil, que dificultan todavía más el uso a los viajeros con discapacidad visual, o pantallas orientadas de modo que impiden la lectura a las personas en silla de ruedas.
Gimnasios que niegan las reservas a personas en sillas de ruedas
Los problemas de accesibilidad no se limitan a los hoteles y los medios de transporte. Hay un asunto, al que Uehara llama “el problema de los gimnasios”, que resulta impensable en un país que va a acoger unos juegos paralímpicos: “Cuando una persona en silla de ruedas intenta reservar un gimnasio, en la mayoría de casos se les niega la posibilidad. El motivo que se alega es que las sillas de ruedas dejan marcas en el suelo. Pero hoy en día existen ruedas que no marcan y, además, los suelos de los gimnasios siempre están llenos de marcas de las zapatillas deportivas. Si preguntas qué diferencia hay entre unas marcas y otras, nadie te responde”.
“Soy de Nagano, donde tuvieron lugar los juegos paralímpicos de 1998. Poco antes de los juegos de Pieonchang 2018, intenté reservar la pista de hielo de Nagano, pero se negaron a prestármela aduciendo lo mismo que los gimnasios respecto a las sillas de ruedas: que las cuchillas del hockey sobre hielo adaptado dañan la pista. Y eso que allí se celebraron unos juegos paralímpicos. En un gimnasio estatal en Tokio también rechazaron mi reserva, pero cuando me personé después de preguntar a la Agencia de Deporte si es que tenían alguna intención de acoger los paralímpicos, me dejaron entrar. Me pregunto por qué se negarían en un principio”.
Ante esta situación inadmisible, la oenegé D-SHiPS32, con la que Uehara colabora, se propone atajar el problema con buen ánimo y sentido del humor, ya que solo con quejas no logran que cambie nada: “Busco gimnasios sucios para alquilarlos, practicar un deporte con silla de ruedas primero y pulir el suelo después, para que se queden con la idea de que cuando alquilan la pista a usuarios con sillas de ruedas, la dejan limpia. Ya hay un gimnasio en Shibuya que lleva cuatro años alquilando la pista para el rugby en silla de ruedas. Es una disciplina en que se usa resina de pino, por lo que de tres horas de entrenamiento, una se dedica a pulir el suelo. Además de que el ayuntamiento del barrio fomenta este uso del gimnasio porque queda impecable, cada vez hay más voluntarios que ayudan en la limpieza y se aficionan a este deporte. Quiero difundir este sistema por todo el país”.
Cómo organizar bien unos juegos accesibles
Uehara comenta que, cuando participó en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Pieonchang, hubo algo de las instalaciones que le llamó la atención: “Me pareció muy bien que en la pista de hockey de Pieonchang hubiera una fila con sillas de ruedas en los cuatro lados del campo, porque los que vamos en silla no solemos poder elegir desde dónde queremos ver el partido. Solo me pareció una lástima que todas las plazas para sillas de ruedas se alternasen con asientos fijos, como se muestra en la foto de abajo, porque las personas en silla de ruedas que acudieran juntas no podrían sentarse en asientos contiguos. Eso sucede porque se piensa que los que vamos en silla de ruedas siempre llevamos acompañante. Lo ideal sería dejar un espacio sin ningún asiento fijo, con sillas móviles para los que sí van con acompañante”.
Según Uehara, en Pieonchang también hubo instalaciones que causaron dificultades a los atletas paralímpicos: “En el suelo del comedor para atletas había elevaciones por donde pasaba el cableado. Con la bandeja de comida en una mano y haciendo girar la rueda de la silla con la otra, no podíamos superar el desnivel. Teníamos que ponernos la bandeja en la falda e impulsarnos con ambas manos pero, al pasar la elevación, la silla bamboleaba y a muchos se les derramaba la sopa u otros alimentos. Eso no habría sucedido si el cableado se hubiera instalado en el techo. En los baños de la residencia, además, tras la rampa de entrada no había ninguna superficie llana, por lo que, al abrir la puerta, la silla se iba por la rampa. Por culpa de eso los atletas, medallistas incluidos, no podían entrar al baño y lo pasaban fatal arriba de la rampa”.
A pesar de que, en vista de la celebración de los juegos de Tokio, se están llevando a cabo reuniones para recopilar las aportaciones de atletas y expertos, Uehara asegura que en Japón se tiende a cometer errores como los de Pieonchang. Pero ¿por qué se producen este tipo de fallos? “Es por la falta de comunicación. Las estadísticas revelan que, si uno cuenta con siete amigos, al menos uno de ellos tiene una discapacidad. Se trata de dejar de pensar en ello como algo ajeno y asumirlo como algo que afecta a nuestros amigos o a nosotros mismos”.
“Creo que está bien que por lo menos exista la conciencia de que hay que realizar cambios de cara a Tokio 2020. Sin embargo, los juegos no deben ser una meta para la accesibilidad, sino la línea de salida”, concluye Uehara.
Reportaje y redacción: Kuwahara Rika, Editorial de Power News.
Fotografía del encabezado: Ruedas de silla y balón para rugby en silla de ruedas. Tomada el 27 de enero de 2019, en el estadio paralímpico de la Fundación Nippon en Shinagawa, Tokio. (Jiji Press)