La educación sexual en Japón

La educación sexual en Japón (2): niños sin derecho a aprender sobre sexo

Sociedad Vida

Muchas personas aprenden sobre sexo en la escuela primaria, en la secundaria o en el instituto, en la clase de Educación Física, y durante un número reducido de horas. ¿Qué significa que un estudiante no reciba ninguna clase de educación sexual? ¿Qué aprenden los estudiantes que sí las reciben?

La dura crítica de una graduada: “Los profesores nos enseñaron mal”

Mizuno Tetsuo se hizo docente a los 25 años, y comenzó a trabajar en un instituto privado femenino. Unos años después, a principios de los ochenta, tuvo oportunidad de presentar una charla de una exalumna suya, que trabajaba como partera, a estudiantes de la nueva generación. En una fiesta de agradecimiento tras la charla, les dirigió duras palabras a Mizuno y los otros docentes del centro: “Los profesores nos enseñaron mal, y hemos sufrido por ello”.

Con esas enseñanzas equivocadas se refería a las medidas que tomaba el instituto con respecto al sexo, como convocar a los tutores para tratar de enmendar la vida de una estudiante si descubrían que poseía condones, por considerar que se dedicaba a “relaciones sexuales impuras”, y llevar a cabo una reunión a tres bandas con los padres de la alumna. En esas reuniones, al parecer, le exigían a la estudiante que dejara de mantener relaciones.

“La administración consideraba a ese tipo de estudiantes ‘chicas malas’, e indicaba a los docentes que el instituto funcionaría mejor si lograban expulsarlas; nosotros hicimos lo que nos decían, sin preguntarnos si era correcto o no. Yo mismo era muy ignorante sobre el sexo. El hecho de poseer condones es señal de estar educado y concienciado sobre el sexo. Y sin embargo, se consideraba que una persona así tenía ‘la vida torcida’. En aquel tiempo los tutores no decían nada, y las estudiantes, que no querían llamar la atención de la administración, tampoco se rebelaban”.

Mizuno Tetsuo
Mizuno Tetsuo

Al oír hablar tan duramente a su exestudiante, Mizuno se dio cuenta de su error, pero hubo algo más que lo impactó casi al mismo nivel.

“Lo cierto es que entre los docentes también había quien no seguía las indicaciones de la administración, motu proprio. Consideraban que aquello no tenía sentido, y no lo implementaban en sus clases. Y no solo veteranos; entre la gente de mi promoción también había otras personas así. En mi misma institución, a diferencia de esas personas, a mí me resultaba imposible considerar que el sexo y los derechos humanos son conceptos relacionados, y no me daba cuenta de que al proporcionar a las estudiantes instrucciones equivocadas sobre el sexo estaba pisoteando sus derechos. Aquello me impactó”.

El cambio de las alumnas tras comenzar su educación sexual

Por esa misma época se cambió la estructura de escuela en la que trabajaba Mizuno, y los docentes tuvieron que comenzar a escribir de nuevo el currículo escolar, tras consultar entre sí. Ahí fue donde se añadió la educación sexual. Los profesores solicitaron la colaboración de investigadores en estudios de género y otros temas relacionados, y comenzaron por aprender ellos mismos. Tras dos años de esfuerzos, las estudiantes de primer curso de 1996 estrenaron la clase “Sexo y vida”.

No obstante, al principio para los docentes se hacía difícil referirse a las partes del cuerpo. Durante el primer cuatrimestre algunos profesores no hablaban de “vagina” y “pene”, sino de omata (la entrepierna), y al hablar del acto sexual lo explicaban usando eufemismos como “estambre” y “pistilo”. ¿Cómo reaccionaban a la situación las estudiantes?

“Las alumnas comprendieron muy rápido que se trataba de un tema importante. En aquella época, la segunda mitad de los noventa, algunas estudiantes de instituto comercializaban su sexualidad, con productos como las ‘relaciones con beneficio económico’ (un tipo de prostitución) o la venta de ropa interior usada. Las estudiantes me preguntaban por qué se consideraba que solo las chicas que lo hacían se consideraban trastornadas. ¿Por qué no se consideraba problemático que los hombres compraran el producto? Hubo incluso una clase que realizó una presentación durante el festival cultural del instituto con ideas como ‘Nosotras no somos un producto’, ‘¿En qué consiste la comercialización del sexo?’, etcétera”.

No se puede enseñar sobre relaciones sexuales hasta los trece años

La nueva información hizo que las estudiantes se plantearan dudas y empezaran a pensar por sí mismas. Han pasado veinte años desde entonces. Según Mizuno, hay una gran diferencia entre las estudiantes de aquella época y las de ahora.

“Las JK (siglas de joshi kōsei, “estudiantes femeninas de instituto”) de hoy día siguen viendo su sexualidad comercializada. Pero las estudiantes de hace veinte años llamaban a las cosas por su nombre. Había chicas muy rebeldes, de mal comportamiento, pero estaban llenas de vida. Las chicas de ahora parecen haber sido robadas de toda fuerza para rebelarse. Cada vez hay una tendencia más fuerte a la pasividad: ’Es mejor hacer lo que te dicen’; ‘Agacha la cabeza y obedece’. Es por eso que ahora no es fácil saber qué piensan realmente las estudiantes. De modo que son los docentes los que deben tomar la iniciativa e intentar que les hablen de sus sentimientos”.

Los contenidos que enseña Mizuno también han cambiado con los tiempos.

“Antiguamente nos centrábamos en la fisiología del cuerpo. Es algo que se debe estudiar, claro, pero desde 2010, más o menos, gracias a lo aprendido en el documento de la UNESCO “Guía técnica internacional sobre la educación sexual”, enseño una educación sexual integral. Ahora puedo tratar temas que incluyen las relaciones humanas y la comercialización del sexo, o problemas del sexo y la vida, como la violencia de género en la sociedad, e incluso hablar de la diversidad sexual. Antes hablábamos de ello como lo hacíamos de asuntos más ajenos, como las minorías sexuales: ‘también existen personas así, y debemos respetarlas’. Hoy día enseño desde el principio que nuestras sexualidades presentan una gran variedad, y debemos ser conscientes de ella”.

En los últimos años, con la expansión de Internet y las redes sociales, se ha facilitado mucho la consecución de una gran cantidad de información. ¿Habrá tenido este cambio repercusiones en los conocimientos de las estudiantes sobre el sexo?

“He recopilado las preguntas que me han hecho al dar conferencias en institutos y universidades, y en esencia no han cambiado con el tiempo. ¿Por qué el tamaño de los genitales es diferente según la persona? ¿Es posible quedarse embarazada bebiendo semen? Ese tipo de preguntas. Parece existir mucha información, pero en realidad hay una gran cantidad de información basura. Además, según la investigación del equipo de Motegi Terunori de la institución universitaria femenina Instituto Educativo de Nutrición Kagawa, incluso hoy día los estudiantes de escuelas secundarias públicas solo reciben cerca de nueve horas lectivas de educación sexual en un total de tres años. Pese a que el Código penal japonés considera los trece años como la edad mínima de consentimiento sexual, la guía de estudios cuenta con restricciones al respecto, como que “no se enseñará el proceso de fertilización” en la clase de Ciencias de quinto curso de primaria, o que “no se enseñará el proceso del embarazo” en la clase de Deporte y salud del primer curso de secundaria. De esta manera, no se puede aprender nada sobre las relaciones sexuales hasta los trece años. Es absurdo”.

Adultos cuyos conocimientos sobre sexo siguen siendo deficientes

Quienes se oponen a la educación sexual dicen que “no hay que despertar al niño que duerme”. Con esto quieren decir que no se debe provocar la curiosidad sexual, que es mejor dejar que los jóvenes aprendan de forma natural. ¿Será cierto? Mizuno responde.

“Por ejemplo, la universidad británica de Cardiff y la empresa suiza de medicinas de fecundación Merck Serono presentaron de forma conjunta en 2011 “Starting Families” (familias que empiezan), una encuesta de opinión sobre parejas de dieciocho países que deseaban tener hijos. En las preguntas con las que se calculaba el conocimiento de las parejas sobre el embarazo, una sección que se considera fundamental en la encuesta, los japoneses demostraron unos conocimientos bajísimos”.

La sección contenía preguntas (de opción ‘verdadera / falsa’) como “Si se mantiene un estilo de vida sano hay fertilidad”, “Aunque la mujer no tenga la menstruación puede quedarse embarazada”, “Si el varón puede producir esperma, es fértil”, “La erección del pene es señal de fertilidad”. Todas son falsas. La tasa de aciertos de los japoneses para la tercera pregunta era la más baja de todos los participantes. En las demás preguntas, Japón quedaba penúltimo.

“Ese era el nivel de conocimientos de parejas de adultos que realmente deseaban tener hijos. En comparación con otros países, resulta por completo insuficiente. Es decir: la educación sexual recibida es muy diferente. Hablamos de un país en el que los políticos, sin el conocimiento necesario sobre el embarazo, se permiten decir que las parejas deben tener tres hijos. Dicen que se debe aprender sobre el sexo de forma natural, pero la información que circula por ahí se limita al acto sexual en sí. No se puede aprender sobre la relación entre el sexo y los derechos humanos, la violencia de género prematrimonial o los puntos realmente problemáticos del acoso sexual si no se estudia a fondo y se habla con gente de la misma edad”.

Así las cosas, en 2019, tras catorce años sin cambios, se ha reformado la “Guía para la educación sexual” de la prefectura de Tokio. Si los tutores la aceptan, podrán enseñar a sus estudiantes acerca de temas como la anticoncepción o el aborto, que quizá no se encuentren en la guía de estudios. Según Mizuno, lo que se necesita ahora que contamos con esta nueva versión de la guía es “Un ambiente escolar en el que se pueda realizar esa educación sexual”.

Ejemplos de la nueva “Guía para la educación sexual” de Tokio (secundaria)

Maduración de las funciones reproductivas Primer curso: Educación física 11 horas
Respeto al sexo opuesto y manejo de información sexual Primer curso: Educación física 11 horas
Cooperación entre hombres y mujeres (para una competencia coral) Primer curso: Actividades especiales  
Manejo de información sexual - prevención de delitos sexuales Segundo curso: Actividades especiales 2 horas
Profundización de las relaciones con el sexo opuesto Segundo curso: Ética
Vivir la vida al máximo Tercer curso: Ética
Prevención del SIDA Tercer curso: Educación física 7 horas
Planes para adultos (diversas formas de vivir) Tercer curso: Ética

“Los problemas de la sexualidad son esenciales para el desarrollo de los seres humanos, para su vida misma. Sin embargo en Japón se considera que una persona puede vivir sin problemas aunque no se haya liberado sexualmente, y con este argumento se priva a los estudiantes de su derecho a aprender. La guía corregida es un documento redactado por la administración, pero han demostrado mucho valor al añadir ideas como ‘Se puede enseñar más allá de lo que contenga la guía de estudios’. Es un punto excelente, en mi opinión. No obstante siguen existiendo obstáculos formidables: es necesario llegar a acuerdos en cada institución sobre los contenidos de educación sexual a impartir, y debemos contar con el consentimiento de los tutores. Además, los profesores estamos muy ocupados. Aun así, el desafío ahora consiste en crear un ambiente escolar en el que los estudiantes puedan realmente aprender sobre sexo”.

Texto: Kuwahara Rika, equipo editorial de The Power News.

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Mizuno Tetsuo durante una de sus conferencias, celebrada en el distrito de Adachi, Tokio - imagen cortesía del propio Mizuno.)

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