Japón, un país al que no le gusta el riesgo

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Aparentemente, los japoneses son genéticamente pesimistas. Pero que lo sean no tiene nada de malo. En realidad, el temperamento pesimista japonés es la fuente de su diligencia y seriedad. 

Japón rebosa de seguridad, Occidente apuesta por el éxito

¿Cómo perciben los japoneses la realidad y qué cultura crean como resultado de ello?

"Las perspectivas e ideas de las personas están limitadas por el idioma que utilizan", esta es una hipótesis del reconocido lingüista Edward Sapir. Si hablo desde mi propia experiencia personal, pues llevo ya casi un cuarto de siglo viviendo en Japón, puedo decir que a medida que he llegado a pensar en el mismo idioma que los japoneses, a veces me parece más curiosa la sociedad árabe en la que nací y me crie. Por el contrario, debido a que soy árabe y en mí aún sigue enraizada con fuerza la sensibilidad de mi idioma natal, a menudo las acciones de los japoneses me causan extrañeza. A veces incluso siento que estoy suspendido en un limbo entre la cultura japonesa y la árabe.

Cuando los japoneses escuchan la palabra "riesgo", parecen sentir "que es una cosa peligrosa con malas consecuencias". Por esta razón, es común que las personas que viven aquí tengan mucho cuidado y traten de evitar correr riesgos. Ya sea yendo al trabajo, a la escuela o cuando se habla con la gente, uno se comporta evitando los riesgos en cualquier situación lo máximo posible. Como resultado de ello, la sociedad japonesa rebosa de "seguridad".

Por otro lado, en la sociedad occidental, que se ha convertido en un modelo para la modernización en Japón, el concepto de "riesgo" tiene una fuerte implicación de "comportamiento calculado y con grandes resultados si se tiene éxito". En otras palabras, el cálculo mental está centrado en la idea de "éxito". Esto es lo opuesto al japonés, que tiene muchos matices que enlazan con malos resultados.

He estado enseñando en una universidad japonesa durante unos 15 años y el comportamiento de los estudiantes también muestra una aversión al riesgo. En clase propongo debates, creo situaciones para que expliquen sus ideas y trato de desarrollarlas de manera interactiva, pero incluso si les pido a los estudiantes sus opiniones, es poco probable que me respondan. Sin embargo, al cabo de un rato, empiezan a hablar y a comentar sus opiniones entre ellos por toda la clase. Que no me digan su opinión no significa que no puedan responder a mis preguntas. Si nadie levanta la mano, piensan que es mejor no destacar. Los japoneses son muy hábiles en "leer el ambiente", una sabiduría muy práctica porque en Japón se tiende a pensar que "el clavo que sobresale siempre recibe más golpes".

¿El "optimismo" y el "pesimismo" están determinados por la herencia?

Debido a la aversión al riesgo, se dice que los japoneses son los menos motivados para invertir en el mundo. Según las estadísticas de circulación financiera del Banco de Japón, los activos financieros de las personas (sector doméstico) a fines de 2018 ascendían a 1.830 billones de yenes, y en comparación con los principales países de Europa y América, los depósitos y efectivos tienen una mayor ponderación y la proporción de activos de riesgo, como acciones y fondos de inversión, es baja. Eso se debe mayormente a la visión negativa de los ingresos de la inversión con riesgo. Por lo tanto, por más que lo incentive el Gobierno, la política de "los ahorros hacia la inversión" no progresa fácilmente. Parece que los elementos genéticos están relacionados con el trasfondo del pensamiento negativo japonés.

Según la investigación de la psicóloga Julie K. Nolem de la Universidad Wellesley, una prestigiosa universidad de los Estados Unidos, la mentalidad humana se puede clasificar en dos tipos: los "pesimistas defensivos" y los "optimistas estratégicos". El pesimista defensivo piensa negativamente que "la próxima vez podría fallar" sin importar cuánto éxito haya logrado antes. Por otro lado, un optimista estratégico piensa positivamente que "¡la próxima vez seguro que puedo lograrlo!" sin fundamento seguro.

La serotonina es la clave para convertirse en un pesimista defensivo u optimista estratégico. La serotonina es un neurotransmisor cerebral, y si es suficiente, puede generar una sensación de seguridad y motivación. Por el contrario, si es insuficiente, puede causar ansiedad y frustración. El genotipo de la proteína llamada "transportador de serotonina", que desempeña un papel en el transporte de serotonina en el cerebro, determina si se distribuye suficientemente la serotonina.

Hay dos tipos de genes transportadores de serotonina: el "tipo S" que puede transportar una poca y el "tipo L" que puede transportar mucha. Dado que los genes se reciben uno por uno de los padres, hay tres combinaciones: tipo SS, tipo SL y tipo LL, pero para los japoneses, el tipo SS representa casi el 70 %, y el tipo LL representa solo un pequeño porcentaje. En otras palabras, la serotonina no se aprovecha suficientemente en el cerebro y se tiende a estar ansioso ante cualquier pequeño contratiempo o a anticipar malos resultados, lo que convierte a Japón en un país de "pesimistas defensivos".

El espíritu japonés de la armonía es una función del freno cerebral

Quiero aclarar para que no haya malentendidos, que no significa que los "optimistas estratégicos" sean mejores o que los "pesimistas defensivos" no puedan tener éxito. Como sugiere el título del libro de Nolem, The Positive Power of Negative Thinking, el pensamiento negativo puede crear poder positivo. Aquellos que piensan que "esto podría fallar" o "algún impedimento nos está esperando más adelante" planifican cuidadosamente y no actúan de forma precipitada para no confundir ni molestar a los otros. Como se da la máxima consideración a los otros, es fácil construir relaciones de confianza con las personas. De esta manera, el temperamento de los "pesimistas defensivos" puede ser la fuente de la diligencia japonesa y el trabajo meticuloso.

Parece que el cerebro humano está controlado por dos funciones: un mecanismo similar a un acelerador para satisfacer las aspiraciones y deseos, y un mecanismo tipo freno que los controla. Mientras que la función de acelerador es innata en el ser humano, la del freno se consigue a medida que uno se desarrolla. El freno tiene un significado particularmente importante en la sociedad japonesa donde se trata de no destacar entre la multitud.

En las características del idioma también se observa su influencia. Se considera apropiado seleccionar expresiones que no aseveran rotundamente, ambiguas y seguras tales como "podría ser que…", "es posible que… pero no lo sé", "se piensa que…". La supresión de los sentimientos y las expresiones faciales también se considera un rasgo de la cultura japonesa. Uno de los rasgos del temperamento japonés es su estoico autocontrol que muestra una fuerte disposición a contenerse cuando se está triste o molesto sin mostrar emociones fuertes en público.

El mecanismo del freno cerebral es la base del espíritu de armonía japonés. Para satisfacer las necesidades de la sociedad, los aldeanos deben considerar las necesidades de toda la sociedad de la aldea en lugar de sus propias necesidades, y junto con las otras personas plantar y cosechar el arroz. Esto también es posible gracias al mecanismo del freno cerebral en el que los japoneses son muy hábiles. De esta manera, el mecanismo del freno cerebral se ha convertido en el estándar para los patrones de comportamiento japoneses.

Negativo y positivo son equivalentes

Se cree que el patrón de comportamiento nacido de este mecanismo de freno apareció como la consideración por los otros, lo cual dio a luz al espíritu japonés de omotenashi u "hospitalidad". Dicho así, me atrevería a decir que los japoneses son los más considerados con las personas de su entorno y también los más hospitalarios.

En el mundo de hoy en día, donde se requiere un "estándar global", se promociona el estilo occidental del optimismo estratégico, y parece que el camino al éxito es ver las cosas positivamente y expresar las aspiraciones y deseos con franqueza. Pero no todos pueden ser optimistas estratégicos debido a las limitaciones culturales, climáticas o genéticas. Tampoco es necesario dramatizar este hecho. La negatividad y la positividad, y los mecanismos de freno y acelerador del cerebro son equivalentes al igual que la relación existente entre el sol y la sombra.

Bueno, que yo piense así, posiblemente sea debido a que estoy empapado por una sociedad defensiva y pesimista.

Fotografía del encabezado: PIXTA.

Omotenashi Sociedad japonesa