‘Konkatsu’: buscar pareja en una época de revalorización del matrimonio

Sociedad Familia

Han pasado ya cerca de 10 años desde que las actividades enfocadas a alcanzar el objetivo del matrimonio comenzaron a equipararse con las que cualquier recién egresado de la universidad realiza para obtener su primer empleo. El neologismo konkatsu se ha ganado un hueco en Internet.

Tras la pareja ideal en permanente competencia

Konkatsu (versión abreviada de kekkon katsudō o “actividades dirigidas a casarse”) es un término que ha pasado a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano. Pero su historia no es demasiado larga. Se documenta por primera vez en 2007, en una respuesta del sociólogo Yamada Masahiro a una pregunta de la periodista Shirakawa Tōko durante una entrevista publicada en la revista mensual Aera, y se dio a conocer más ampliamente en 2008, con la publicación de ‘Konkatsu’ no jidai, un libro firmado por ambos. Un año después, las cadenas de televisión NHK y Fuji TV lanzaron telenovelas que tomaban por tema el konkatsu y con las que el término experimentó un boom. La gran penetración que ha tenido esta idea de desarrollar actividades con vistas al matrimonio se ha logrado en solo un decenio.

Pero veamos primero en qué consiste el asunto. Yamada y Shirakawa, padres del término, sostenían que la idea de que el matrimonio estaba al alcance de todos los miembros de la sociedad pertenecía ya al pasado, y que para casarse, como para obtener un empleo, había que hacer un gran esfuerzo, lo cual estaba marcando una tendencia social. Señalaban que, pese a que ya no eran tantos los hombres que podían sostener una familia solo con su salario, las mujeres seguían exigiendo que su pareja tuviera elevados ingresos perdiendo así muchas ocasiones para casarse, y proponían el modelo de matrimonio con dos sueldos para poder rebajar el nivel de exigencia salarial planteado por las mujeres y ampliar el cupo de hombres con posibilidades⁠(*1).

Ciertamente, durante estos 10 años las mujeres han ganado muchas posiciones en la sociedad y se ha extendido el modelo matrimonial de doble suelo. Sin embargo, en el terreno del konkatsu, la tendencia es la opuesta a la augurada por Yamada y Shirakawa. Lejos de conformarse con hombres de menores ingresos, ahora las solteras que participan en estas actividades compiten entre ellas por hacerse con el hombre que ofrezca las mejores condiciones y para ello se afanan en perfeccionarse, apuntándose a talleres de cocina, de etiqueta, etcétera. Cada una fija los requisitos que deberá cumplir su futura pareja según su propio estilo de vida y, una vez fijado el objetivo, avanza hacia él autopromocionándose y compitiendo con sus rivales. Toda una estrategia de marketing. De hecho, son incontables los manuales de konkatsu que instruyen al lector con métodos propios del marketing(*2). La tendencia no tiene visos de moderarse, pues se está viendo reforzada por la aparición de servicios de konkatsu por Internet en los que resulta fácil encontrar a las personas que se ajustan a los requisitos gracias a la gran cantidad de perfiles personales que ofrecen.

El matrimonio gana enteros tras la época de la burbuja económica

En Internet, los sitios para encontrar pareja se han convertido en un fenómeno mundial. Se ha informado, por ejemplo, de que en Estados Unidos el 39 % de las parejas que contrajeron matrimonio durante 2017 se habían conocido por ese medio⁠(*3). En el campo propiamente académico, últimamente también se han multiplicado los estudios que analizan los datos de konkatsu extraíbles de este tipo de sitios. Pero la mayor parte de estos sitios no están orientados a la búsqueda de un cónyuge, sino, más bien, a la de una pareja sentimental. Como ocurre en los encuentros en la vida real en los países desarrollados, estos otros encuentros en la red solo dan origen a uniones matrimoniales ocasionalmente, después de repetidas citas y de tener la experiencia de haber vivido juntos. Que, en el caso japonés, quienes se sirven de estos sitios lo hagan movidos, en su gran mayoría, no tanto por el deseo de conocer a alguien del otro sexo, como por el de poner fin definitivamente a su soltería, habla con elocuencia de las “circunstancias matrimoniales” que rodean nuestra sociedad.

La idea de que el matrimonio conduce a la obtención de un estatus social más elevado sigue subyaciendo en este siglo XXI bajo todas estas circunstancias. En su libro Makeinu no tōboe (“Lastimeros aullidos de perra vencida”, 2003), que se convirtió en un best-seller, la ensayista Sakai Junko se pone a sí misma como patético ejemplo de una mujer nacida en 1966 que, habiendo cantado los gozos de la gloriosa etapa de la burbuja económica, es ahora una treintañera que continúa soltera y sin hijos, por lo cual es vista como una perdedora (“perra vencida”) en la batalla de la vida. El argumento avalaba la percepción de que la sociedad seguía viendo el matrimonio como estatus superior a la soltería. Las estadísticas apuntan en ese mismo sentido. Si durante los años 90 entre los aspirantes a casarse eran mayoría quienes estaban dispuestos a seguir esperando hasta que se presentase su pareja ideal, al entrar el nuevo siglo la actitud predominante es la de fijarse una edad de matrimonio límite (Estudio básico sobre tendencias en la fertilidad(*4)).

Marcando un brusco cambio con respecto a lo que ocurría durante la burbuja económica, una época en la que el amor se valoraba más que el matrimonio, las mujeres –pese a que no eran pocas las que se sostenían perfectamente por sí mismas– trataron de asirse a algún pilar estable en las arenas movedizas post-burbuja. Y de la misma forma, los hombres tomaron conciencia de que debían volver a ser sostén de la economía familiar, asignándose nuevas cargas y obligaciones⁠(*5). El konkatsu simboliza esta sociedad.

Familia y matrimonio, conceptos que se tambalean

¿Qué rumbo tomará el matrimonio en los próximos años? Algunos expertos argumentan que en el mundo de los sitios de citas o para encontrar pareja, así como en los clubes formados para esos mismos objetivos, es ya muy normal que personas con novio o incluso casadas utilicen la función de calendario para hacer públicos los periodos durante los cuales se encuentran libres y conseguir así llenar esos huecos con encuentros ocasionales. Lo explican desde el ángulo de la sharing economy (economía colaborativa o compartida) y lo denominan body sharing (acto de compartir el cuerpo). Ya se sueña con un futuro en el que, dentro de un proceso de progresiva desaparición de los tabús que rodean las relaciones prematrimoniales o extramatrimoniales, la institución matrimonial evolucione hacia un sistema en el que cada pareja pueda fijar libremente los derechos y deberes derivados del matrimonio⁠(*6).

Podrían ser simples ensoñaciones, pero de lo que no hay duda es de que el matrimonio navega en un mar proceloso. Entre los retos inmediatos están la posibilidad de que los cónyuges mantengan sus respectivos apellidos de soltero y el matrimonio entre personas de un mismo sexo. Sobre el primero de estos asuntos existe un estudio llevado a cabo en 2017 por la Oficina del Gabinete del Gobierno de Japón en el que un 42,5 % de los entrevistados y aproximadamente la mitad en todas las bandas de edad de menores de 60 años de ambos sexos dijeron que no se opondrían a una reforma legal para permitir que ambos cónyuges pudieran seguir utilizando sus apellidos de solteros (Estudio de opinión sobre sistemas legales relativos a la familia). Sobre el segundo asunto, el del matrimonio entre personas del mismo sexo, un 51 % de quienes respondieron en 2019 a un estudio de opinión de la radiotelevisión pública NHK se mostraron a favor de que tales uniones se permitieran legalmente, alcanzándose porcentajes de aceptación superiores al 70 % y 80 % entre los hombres y mujeres, respectivamente, menores de 40 años.

Aun así, no parece que puedan esperarse grandes cambios a corto plazo, ya que la esfera política está dominada por partidos contrarios al mismo o que lo ven con gran cautela. De esta situación podría derivarse una pérdida de credibilidad de la institución matrimonial en sí. En el entorno de los jóvenes, no son pocos quienes forman matrimonios de hecho para evitar tener que cambiar de apellido o por ser ambos del mismo sexo. Habrá que ver hasta cuándo podrá sobrevivir un sistema que no es capaz de asimilar estas situaciones.

Por otra parte, la imagen que se tiene del matrimonio entre los jóvenes está sufriendo otros cambios. Si bien, en términos generales, son cada vez menos quienes siguen creyendo en un esquema en el que el marido sale a trabajar y la mujer se encarga del hogar, por sorprendente que pueda resultar, durante los últimos 20 años entre las veinteañeras se aprecia incluso un repunte de esta mentalidad (Estudio sobre la igualdad social entre los sexos). Entre los jóvenes, no son pocos los que, aun abriéndose a otras formas de entender el matrimonio, personalmente mantienen una visión conservadora al respecto. ¿Por qué ocurren estas reversiones? En un estudio realizado en 2016 entre jóvenes de 18 y 19 años, solo el 16 % de las mujeres se manifestaron a favor o relativamente a favor. La muestra era pequeña y habrá que contar con estudios más amplios, pero hay sobradas razones para pensar que al llegar a los 20 años y contemplar el panorama social, muchas mujeres están volviendo a una visión conservadora de la familia.

El konkatsu, que, como se ve, refleja en sí mismo las visiones compartidas sobre el matrimonio y la familia, es un problema que no afecta solamente a la juventud, sino al conjunto de la sociedad. De hecho, en Japón, donde el número de hijos naturales (engendrados fuera del matrimonio) es mucho menor que en otros países, el konkatsu es visto con interés también como paso necesario para solucionar el problema social de la escasez de nacimientos. Según Yamada, en los paneles de expertos para aconsejar al Gobierno sobre medidas para paliar el problema, comenzó a recalcarse la importancia de apoyar el matrimonio desde la misma época en que se creó el término konkatsu(*7).

Por otra parte, cuando, en 2012, Shirakawa propuso el término ninkatsu(*8) (“actividades dirigidas a concebir o quedar embarazada”), creado a imagen de shūkatsu (actividades de búsqueda de empleo) y konkatsu, su neologismo consiguió calar rápidamente en la sociedad tal como lo había hecho antes este último y, un año después, el Gobierno del primer ministro Abe Shinzō estudió la posibilidad de repartir entre la población femenina una “Agenda de la Mujer” en la que se compartían diversas informaciones relativas al embarazo y el parto, proyecto que se frustró al encontrar la oposición de la opinión pública. Posteriormente, Abe ha seguido apoyando el konkatsu con diversas medidas como parte de sus planes para impulsar la actividad femenina y obtener el compromiso activo de toda la ciudadanía.

¿Será posible sostener la institución matrimonial? ¿Qué habrá que hacer con problemas como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la utilización del apellido de soltera por las mujeres casadas? ¿Qué evolución sufrirán los avances sociales de la mujer? ¿Qué nuevas formas adoptará la familia? Son problemas que afectan directamente al futuro de nuestra sociedad y que exigen un compromiso político. El konkatsu ha dejado de ser ya un término lingüístico exitoso para designar una importante desafío político.

Fotografía del encabezado: PIXTA

(*1) ^ Véanse ‘Konkatsu’ genshō no shakaigaku (“Sociología del fenómeno konkatsu”; Tōyō Keizai Shinpōsha, 2010), en edición dirigida por Yamada Masahiro, o ‘Konkatsu’ shōkōgun (“El síndrome konkatsu”; Discovery 21, 2013), Yamada Masahiro y Shirakawa Tōko.

(*2) ^ Uno de los primeros fue Ii otoko wa māketingu de mitsukaru (“Los mejores hombres se encuentran gracias al marketing”, por Etō Aoi y Nagashima Moe), publicado en 2003 por la editorial Avocado Ash. El mismo libro volvió a ser publicado en 2009 bajo el título de Konkatsu māketingu.

(*3) ^ Michael Rosenfeld, Reuben J. Thomas & Sonia Hausen (2019) "Disintermediating your friends: How Online Dating in the United States displaces other ways of meeting", Proceedings of the National Academy of Sciences, 116 (36).

(*4) ^ Véase Deai to kekkon (Encuentros y matrimonio”; Keisō Shobō, 2019), de Satō Hiroki e Ishida Hiroshi.

(*5) ^ Sobre la época previa al nacimiento del konkatsu, véase Nihon konkatsu shisōshi josetsu (“Introducción a la historia del pensamiento sobre el konkatsu en Japón”; Tōyō Keizai Shinpōsha, 2019), de Satō Shin, y el artículo “Seikimatsu no kekkon zasshi’ (“Revistas de fin de siglo sobre el matrimonio”), del mismo autor, publicado en el número 52 de la revista The journal of history by Aoyama Historical Society

(*6) ^ Sakatsume Shingo Mirai no sekkusu nenpyō 2019-2050 (“Cronología del sexo del futuro 2019-2050”), editorial SB Shinsho, 2019.

(*7) ^ Yamada Masahiro Kekkon fuyō shakai (“Una sociedad en la que el matrimonio es innecesario”), Asahi Shinsho, 2019.

(*8) ^ Saitō Hidekazu y Shirakawa Tōko Ninkatsu baiburu (“La Biblia del ninkatsu”), Kōdansha+αshinsho, 2012.

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