Yamamoto Hiroshi, el locutor de la NHK que fue testigo de la “mano de Dios” de Maradona

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Diego Maradona, un gigante argentino del fútbol internacional, murió a la temprana edad de sesenta años. Entre las muchas famosas historias que dejó la superestrella, la de impresión más vívida en el recuerdo fue el partido de cuartos de final de la Copa del Mundo de 1986 (en México) contra Inglaterra.

Yamamoto Hiroshi YAMAMOTO Hiroshi

Profesor de la Facultad de Salud Deportiva de la Universidad Hōsei a partir de 2009. Fue comentarista titular y locutor ejecutivo de NHK. Tras graduarse de la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio, ingresó a NHK como locutor. Participó en innumerables transmisiones deportivas en vivo. Es conocido por su narración del emocionante segundo gol de Maradona a Inglaterra durante la Copa Mundial de Fútbol México 1986. En total cubrió 15 juegos olímpicos tanto de verano como de invierno.

No hace falta decir nada

Argentina - Inglaterra fue desde el principio un partido fatídico. La nación argentina, que ya había sido derrotada por Gran Bretaña en el conflicto de las Malvinas de 1982, quería tomarse la revancha en ese partido. Dado que la sede del torneo era México, otro país de habla hispana, la simpatía hacia Argentina era fuerte, según recuerda Yamamoto. Según dice, los cuartos de final resultaron ser más candentes que la misma final.

Poco después de comenzar la segunda parte del partido Maradona dribló a casi sesenta metros de la línea central, mientras controlaba el balón casi exclusivamente con el pie izquierdo, y anotó un gol tras regatear a cinco personas. En ese momento Yamamoto no podía hacer otra cosa que gritar, cada vez más alto y más fuerte, “¡Maradona, Maradona, Maradona!”, a medida que derrotaba a cada oponente. Finalmente, cuando alcanzó la portería, transmitió toda la emoción del clímax incluso a quienes estaban viendo el partido, al grito de “¡Ya llega, Maradona!”.

Yamamoto no estaba viendo el partido por el monitor. Dado que se hallaba en uno de los asientos más altos del estadio la emoción, al parecer, fue aún mayor, porque pudo ver desde esa perspectiva esos cinco regates sucesivos. Al comentar sobre el evento afirma: “No fue algo que pensara, fue como un reflejo. Es como cuando dices ‘¡Ay!’ al quemarte. Su forma de jugar simplemente no me permitió elegir mis palabras”.

Yamamoto, conocido en Japón por sus famosas locuciones en directo, dijo para nuestra sorpresa: “No era más que un efecto de sonido. Mientras yo trataba de decir algo Maradona ya había desaparecido y demostrado en un instante una forma de jugar que iba más allá de las palabras. Solo tenía mi emoción, cruda, para expresarme, no necesitaba palabras grandilocuentes”, dice. Por el contrario: “A mí me enseñaron en su día que no debemos entorpecer con palabras lo que los jugadores enfatizan con las jugadas que se desarrollan frente a nosotros”.

Un chico rebelde autor de una época diferente a la de Messi

Inmediatamente antes de esta jugada, Maradona había competido con el portero contrario por un balón perdido frente a la portería; tras la contienda el balón rodó hacia la portería. Yamamoto nos cuenta: “Mi asiento estaba tan alto que no podía ver bien, y en el monitor tampoco se apreciaba la jugada, así que pensé que era un gol de cabeza”. Más tarde ese gol pasó a ser conocido como la “mano de Dios”, un término que se adecuaba a un jugador como Maradona.

Fuera del campo de juego Maradona poseía un fuerte espíritu de servicio hacia los medios de comunicación, pero a menudo surgían en él sentimientos complicados en su vida privada y la cobertura circundante se cancelaba de pronto, con frecuencia. En los noventa, como jugador, había comenzado quizá a pasar su apogeo, y cayó en un estilo de vida poco ortodoxo de consumo de drogas y abuso de alcohol, algo que terminó por acortar sus años de carrera.

Yamamoto especula: “Para poder dar respuesta a las grandes demandas y expectativas de quienes lo rodeaban, sin proponérselo comenzó a echar mano a la droga. Creo que era una persona sensible, de corazón frágil. Aquella era una época de personajes contradictorios, en la que a todo el mundo se le permitía tener tanto luz como oscuridad, pero ahora vivimos en una era en la que se habla de cumplimiento y gobernanza, y no se puede permitir que existan atletas como Maradona”.

Lionel Messi, también argentino, es la superestrella de ahora; según Yamamoto “nunca volverá a aparecer otro Maradona”.

Nos abrió los ojos al mundo

Originalmente, Yamamoto no tenía nada que ver con el fútbol. Cuando era estudiante tocaba la trompeta en el club de la orquesta. Eligió la NHK como lugar de trabajo porque aspiraba a ser periodista en el Departamento de Asuntos Internacionales de la cadena, pero el formulario de solicitud que le prepararon en la universidad no fue suficiente para lograr el puesto, por lo que cuando se incorporó al trabajo en 1976 lo hizo como locutor. Dado en parte a que la popularidad del fútbol estaba disminuyendo, en su décimo año en el puesto tuvo la suerte de ser asignado a cubrir la Copa Mundial.

A partir de ese momento comenzó a trabajar como comentarista en una amplia variedad de eventos deportivos. Contando únicamente Juegos Olímpicos ha cubierto un total de quince olimpiadas, tanto de verano como de invierno, y ha trabajado también en un proyecto de serialización, llamado “Escenas olímpicas de un famoso locutor japonés: recuerdos con deportistas y sucesos detrás de cámaras”, para nippon.com. ¿Qué tipo de existencia ha tenido Maradona en la vida de Yamamoto, como periodista deportivo? “Ha supuesto sorpresas tan grandes en mi vida como nunca había sentido, hasta el punto de que todavía me sorprendo. Al mismo tiempo, él abrió mis ojos a la grandeza del mundo, y la distancia que nos separa de él”. Han pasado treinta y cuatro años desde aquel día. ¿Hasta dónde ha logrado llegar hoy día el fútbol japonés?

(Artículo traducido al español del original en japonés. Imagen del encabezado: Maradona marca gol tras regatear a cinco jugadores en los cuartos de final del Mundial de México 1986 contra Inglaterra – colaboración de Reuters)

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