Hamada Shōji y Bernard Leach: Una amistad duradera

Arte Intercambio internacional

En 1920, Bernard Leach y Hamada Shōji, amigos y socios alfareros, hicieron el largo viaje desde Japón a Gran Bretaña. Allí, en la ciudad costera de St. Ives, construyeron un horno y un taller y lanzaron la famosa Cerámica Leach. Cien años más tarde, todavía existen prósperos vínculos culturales entre los alfareros británicos y japoneses.

Celebrando un siglo de intercambio

La pequeña ciudad costera de St. Ives, con unos 11.000 habitantes, está a sólo 22 kilómetros del extremo suroeste de Inglaterra, pero a casi 10.000 kilómetros de Tokio. Sin embargo, fue aquí donde el renombrado alfarero japonés Hamada Shōji vino en 1920, junto con su buen amigo Bernard Leach, para instalar un horno y un taller. En las décadas siguientes, decenas de alfareros han estudiado en la famosa Cerámica Leach, ayudando a dar forma a los movimientos de la alfarería de taller en Gran Bretaña, Europa, Norteamérica y en todo el mundo.

A su vez, Leach influyó en la cerámica japonesa a través de su amistad con Hamada y otras importantes figuras del mundo del arte japonés, como Kawai Kanjirō y Yanagi Sōetsu. Juntos desarrollaron el movimiento de artes folclóricas mingei, una reacción a la rápida industrialización y occidentalización en la era moderna de Japón, y un retorno a los valores más sencillos y humanos de los objetos cotidianos hechos a mano. Es una estética que tiene más relevancia hoy que nunca, especialmente entre los que se preocupan por las consecuencias medioambientales del consumo masivo y la difusión de productos industriales baratos.

Bernard Leach (tercero por la izquierda, al frente) y Hamada Shōji (en el centro, a su lado) con su esposa en la Cerámica Leach con el personal de la instalación, 1960. (Cortesía del Centro de Estudios de Artesanía)
Bernard Leach (tercero por la izquierda, al frente) y Hamada Shōji (en el centro, a su lado) con su esposa en la Cerámica Leach con el personal de la instalación, 1960. (Cortesía del Centro de Estudios de Artesanía)

Un programa de festejos pospuesto

Y 100 años después, los lazos culturales entre Japón y el Reino Unido siguen siendo fuertes. La Cerámica Leach se reabrió como un fideicomiso después de su restauración en 2008 y ahora apoya activamente las actividades de intercambio internacional entre St. Ives y Mashiko, la ciudad de la prefectura de Tochigi donde Hamada Shōji estableció su propio taller y que sigue siendo uno de los principales centros de cerámica de Japón.

No es sorprendente que la pandemia del nuevo coronavirus haya causado una considerable perturbación. “¡Teníamos muchos planes!” dice la directora de Cerámica Leach, Libby Buckley. El programa de Leach 100 contaba con eventos, residencias, comisiones, simposios, participación comunitaria y muchos más actos. “Hemos tenido que cancelar o posponer casi todo. El plan es tratar de hacer todo lo que podamos en 2021”.

Uno de los planes era que dos alfareros de Mashiko vinieran a St. Ives para una residencia artística, y que el alfarero principal de la Cerámica Leach, Roelof Uys, viajara a Japón. Además, en cada uno de los últimos 10 años, los niños de Mashiko han visitado St. Ives, y el 2020 iba a ser el primer año en que los niños de la ciudad británica viajaran a Mashiko. Buckley tiene la esperanza de que esto se reorganice para el futuro.

Pero otros proyectos online han seguido adelante, en particular la campaña Pottery and People (Cerámica y Gente), que anima al público a subir vídeos cortos sobre sus piezas de cerámica favoritas. David Kendall, un educador y artista y nieto de Bernard Leach, escogió una tetera de influencia coreana hecha por su propio padre en la Cerámica Leach.

Una tetera hecha por el padre de David Kendall. (© David Kendall)
Una tetera hecha por el padre de David Kendall. (© David Kendall)

“Ha estado dando vueltas en la familia desde que tengo memoria”, comentó Kendall, señalando que en algún momento el caño de la tetera se rompió y fue reparado. “Tiene una forma tan gloriosa... sobria, con un diseño muy cohesivo y holístico”.

“Hay algo especial en el hecho de tomar una vasija y sostenerla en tus manos”, dice Kendall de la cerámica en relación con el arte fino bidimensional, que no espera ser tocado. “Las vasijas en su mayoría están hechas para ser usadas… Transmiten una serenidad que le emociona a uno de manera bastante esencial”.

Cuando era niño, Kendall era consciente de los vínculos de su abuelo con Japón. Durante el tiempo en que Hamada Shōji estuvo en la Cerámica Leach, había hecho su propia cama, tallando la parte superior de los postes de la cama. Muchos años después, de niño, Kendall había dormido en esa cama, y después de haber llegado al final de su vida, guardó un pedazo del poste de la cama tallado, que todavía conserva hasta hoy, “Está muy bellamente tallada... muy afilada en un simple trozo de pino”.

Un traje de boda de tweed

St. Ives no fue el único lugar que Hamada visitó en Gran Bretaña. El pequeño pueblo de Ditchling, a unos 60 kilómetros al sur de Londres, era el hogar de una influyente comunidad de artistas y artesanos llamada el Gremio de San José y Santo Domingo. Fundado en 1920, el mismo año en que Hamada y Leach viajaron a St. Ives, el gremio estuvo activo hasta 1989. Hamada visitó Ditchling tres veces y se reunió con muchos artistas y artesanos, entre ellos el escultor Eric Gill, el artista Frank Brangwyn y la tejedora Ethel Mairet.

El pueblo de Ditchling. (© Tony McNicol)
El pueblo de Ditchling. (© Tony McNicol)

El Museo de Arte + Artesanía con sede en Ditchling tiene previsto realizar una exposición sobre Hamada y Ditchling en 2021, el aniversario de su primera visita.

“Hamada quedó muy impresionado por el estilo en el que vivían”, dice la directora del museo Stephanie Fuller. “Tenían cosas de buena calidad y las usaban todos los días”.

La directora Stephanie Fuller del Museo de Arte + Artesanía. (© Tony McNicol)
La directora Stephanie Fuller del Museo de Arte + Artesanía. (© Tony McNicol)

En una visita, Hamada compró piezas de tweed a Ethel Mairet y le gustaron tanto que se puso un traje de tweed para su propia boda en Japón en vez del kimono tradicional. También estaba interesado en la fusión de la vida doméstica y laboral que el gremio intentaba, y en cómo la comunidad estaba basada en el campo, pero cerca de la ciudad.

“Era muy consciente de que desde aquí se podía ir fácilmente a ver a un comerciante en Londres o a una conferencia”, dice Fuller. “Las visitas a Ditchling fueron lo que cristalizó su decisión de mudarse al campo... y al final establecerse en Mashiko”.

“Copiar a Occidente no es bueno”

Hamada y Leach siguieron siendo amigos hasta que murieron con 16 meses de diferencia en 1978 y 1979. Hamada se estableció en Mashiko y Leach en St. Ives, aunque ambos viajaron mucho como parte de su trabajo.

En 1977, el fotoperiodista establecido en Gran Bretaña Katō Setsuo visitó al ceramista en su casa de St. Ives, convirtiéndose en el último periodista japonés en entrevistar a Leach, por entonces conocido en el Reino Unido y una figura venerada en Japón.

Bernard Leach a los 90 años. (© Katō Setsuo)
Bernard Leach a los 90 años. (© Katō Setsuo)

“Mi primera impresión fue que parecía más un filósofo que un alfarero”, dice Katō. A los 90 años, Leach ya estaba ciego, pero fue una rara oportunidad para él de charlar con un invitado japonés.

“Cuando lo vi, me saludo con un yoku irassharimashita, ‘bienvenido’ en japonés”, recuerda Katō. “Hablamos en inglés... y él habló, habló y habló. Le entrevisté por la mañana, después de comer, y por la tarde”.

También hablaron de su compañero japonés. “Leach dijo que Hamada Shōji era un hombre muy ‘equilibrado’. Eso significa que su cuerpo y el alma estaban físicamente bien equilibrados, que nunca había visto a Hamada enfadado”.

Bernard Leach y Leach Pottery 1920-2020, publicado en japonés por Katō Setsuo.
Bernard Leach y Leach Pottery 1920-2020, publicado en japonés por Katō Setsuo.

También hablaron de la alfarería y del movimiento mingei, mientras que Leach lamentó la omnipresente producción en masa del Japón de los años setenta, de gran crecimiento. “Me dijo que Japón se había industrializado demasiado y que se había olvidado de lo importante que son las cosas hechas a mano. Estaba un poco preocupado por hacia dónde iba Japón y manifestó que copiar a Occidente no era bueno”.

En 2003, Katō se convirtió en el representante de Japón para un proyecto de restauración de la Cerámica Leach y ayudó a recaudar fondos de patrocinadores japoneses. Luego, en 2020 publicó un libro en japonés sobre sus experiencias al conocer a Leach y participar en el proyecto de restauración. Incluye muchas de sus propias fotos. A pesar de haber sido publicado justo cuando las librerías japonesas cerraron debido al nuevo coronavirus, ha gozado de una considerable atención, un testimonio del continuo interés en los vínculos de la cerámica entre Gran Bretaña y Japón.

Esos vínculos que comenzaron con una amistad internacional, han tenido eco a través de las generaciones. A principios de 2020 David Kendall, el nieto de Bernard Leach, viajó a Mashiko y conoció a Hamada Tomoo, un alfarero y el nieto de Hamada Shōji.

“Inmediatamente sentimos una entrañable calidez entre nosotros. De alguna manera, teníamos un pasado que había corrido en paralelo todos estos años. Fue como encontrar un pariente lejano”, dice Kendall.

Desde entonces ha estado en contacto con Hamada a través de Instagram, un medio que Hamada y Leach seguramente nunca podrían haber imaginado. “Japón es un lugar al que anhelo volver”, dice Kendall. “Siento una gran conexión”.

(Originalmente escrito en inglés. Fotografía del encabezado: Bernard Leach y Hamada Shōji admirando una jarra medieval inglesa, 1966. Cortesía del Centro de Estudios de Artesanía).

arte artesania Reino Unido Cerámica