Las cortesanas de Yoshiwara vistas por Morisada

Historia

Para conocer la vida urbana en el Japón de mediados del siglo XIX, nos adentramos en Yoshiwara, el distrito del placer, y en el mundo de las prostitutas de la época, visto a través de los ojos del escritor e ilustrador Kitagawa Morisada.

Las diferencias entre oiran y tayū

En el Japón del periodo Edo (1603-1868), las tres ciudades más grandes (Kioto, Osaka y Edo, la actual Tokio) contaban con distritos de placer autorizados por el shogunato. Kioto tenía Shimabara, en Osaka estaba Shinmachi, y en Edo, Yoshiwara. Kitagawa Morisada, autor de muchas ilustraciones en las que describía la vida urbana en el Japón de mediados del siglo XIX, procedía de Osaka y parecía conocer bien tanto Shimabara como Shinmachi.

Pero cuando llegó por primera vez a Edo no sabía nada de Yoshiwara, muy diferente de los otros distritos exclusivos, según observó. Lo primero que hizo fue establecer comparaciones entre las cortesanas del rango más alto de Yoshiwara y las de los distritos equivalentes del oeste del país.

Cortesanas de alto rango oiran en Edo (izquierda) y en Kioto y Osaka tayū (derecha). De Morisada mankō (Manuscrito de Morisada). (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
Cortesanas de alto rango oiran en Edo (izquierda) y en Kioto y Osaka tayū (derecha). De Morisada mankō (Manuscrito de Morisada). (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)

Las dos cortesanas retratadas arriba tienen en común su exhibición de lujo y esplendor, pero hay muchas diferencias en su aspecto, desde la forma de atarse el cinturón y el estilo de sus peinados hasta el uso de diversos accesorios, como peinetas y kanzashi, adornos para el pelo. Morisada capta todos estos aspectos en sus ilustraciones y detalladas notas.

Las cortesanas de alto rango se llamaban tayū en Shimabara y Shinmachi, y oiran (que suele traducirse como “cortesana”) en Edo. Al principio, la palabra tayū también se utilizaba en Yoshiwara, pero el número de mujeres con este título fue disminuyendo constantemente, hasta que finalmente desaparecieron por completo hacia mediados del siglo XVIII.

Existe la teoría de que la palabra oiran es una abreviatura de la expresión oira no tokoro no nēsan, “una chica mayor de nuestra casa”, utilizada por las prostitutas de rango inferior para referirse a sus compañeras veteranas. No hay certeza al respecto, pero se sabe que la palabra tayū se utilizaba en las ciudades occidentales, mientras que oiran se originó en Edo. El propio Morisada escribió una nota sobre este fenómeno lingüístico.

Cuando salían a pasear por los barrios reservados, las tayū iban acompañadas de prostitutas adolescentes llamadas hikifune. Pero en Edo, las criadas de las oiran eran elegidas entre chicas aún más jóvenes, las llamadas kamuro, consideradas como posibles futuras favoritas. Aprendían buenos modales de la oiran, así como a leer y escribir.

Tanto las tayū como las oiran se ataban el cinturón por delante, con lo que, se dice, indicaban que eran prostitutas. Pero las tayū llevaban el cinturón horizontal, a imagen del ideograma 心 (kokoro), que significa “corazón”, lo que parece sugerir que no estaban dispuestas a entregar su corazón fácilmente. Las oiran, en cambio, dejaban colgar sus cinturones, probablemente por razones estéticas.

Las oiran de alto rango costaban 130.000 yenes por noche

Había diferentes rangos de prostitutas. En el caso de Yoshiwara, solo las prostitutas de clase alta recibían el nombre de oiran, seguidas de las de clase baja (shinzō) y las kamuro. Era una estricta sociedad de clases.

Clases de cortesanas en Yoshiwara

Clase alta Chūsan Entre sus clientes se encontraban ricos comerciantes y funcionarios de alto rango de los dominios. El agedai, o tarifa, equivalía al menos a 130.000 yenes en moneda moderna (950 euros)
Zashikimochi Entre sus clientes había comerciantes, y estas cortesanas tenían sus propios salones y habitaciones. El agedai suponía como mínimo 50.000 yenes (360 euros).
Heyamochi Entre sus clientes se encontraban funcionarios del shogunato y feudales. Las cortesanas disponían de sencillas habitaciones individuales. El agedai costaba 25.000 yenes (180 euros) o más.
Clase baja Furisode shinzō No tenían habitaciones propias, sino que dormían en grandes salas compartidas. Recibían a los clientes por turnos en una habitación separada llamada mawashibeya.
Tomesode shinzō Vivían en las mismas condiciones que las de las furisode shinzō, pero carecían de perspectivas de ascender a los rangos superiores.
Bantō shinzō Shinzō que habían superado el periodo de contratación (en general hasta los 27 años) pero permanecían en Yoshiwara. No atendían a los clientes, sino que cuidaban de las oiran.
Kamuro Aprendizas de prostituta entre los 15 y 17 años; después se convertían en shinzō.

Tabla elaborada por el autor a partir de diversos documentos.

Las tarifas de las oiran eran inalcanzables para la mayoría de los hombres. Nagai Yoshino, crítico cultural del periodo Edo, afirma que pasar una noche con la chūsan de mayor rango costaba un ryō y un bu, el equivalente a 130.000 yenes de hoy en día.

Es más, se decía que era habitual realizar tres visitas antes de poder ser reconocido como cliente asiduo, momento en el que era necesario pagar un obsequio en dinero, además de hacer regalos de cinturones o kanzashi, si se pedía. Por otro lado, también debía dar jugosas propinas al personal del local. Los clientes podían acabar pagando un millón de yenes, en dinero actual, antes de llegar a acostarse finalmente con la oiran.

Sin embargo, puede que esta idea de que se requerían tres visitas fuera solo una leyenda urbana, difundida a través de libros populares. Parece también que las oiran aceptaban a clientes tras una única visita, a cambio de altos pagos. Es posible que surgiera la leyenda porque la clase de hombres que podían permitirse unos honorarios tan elevados era extremadamente escasa en Edo.

El negocio de los burdeles

Los clientes plebeyos pagaban por las shinzō de menor rango. No hay datos concretos, pero dado que el precio más bajo para las oiran era el equivalente a 25.000 yenes, habría sido inferior a esa cantidad para las shinzō.

Las shinzō eran prostitutas que habían llegado a adolescentes, tras su aprendizaje como kamuro. Las tomesode shinzō empezaban a trabajar a los quince años, mientras que las furisode shinzō lo hacían más tarde, a los diecisiete, y tenían además la posibilidad de ascender hasta convertirse en oiran, lo que les otorgaba un estatus ligeramente superior a las primeras. La imagen inferior muestra a una furisode shinzō con kimono, peinado y accesorios más sencillos, en comparación con las de los rangos superiores.

Una furisode shinzō en Yoshiwara. De Morisada mankō (Manuscrito de Morisada). (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
Una furisode shinzō en Yoshiwara. De Morisada mankō (Manuscrito de Morisada). (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)

Las shinzō se exponían a los clientes en el harimise, un tipo de escaparate en la planta baja del burdel con una fachada de celosía. Los harimise se alineaban a lo largo de la calle principal de Yoshiwara.

Prostitutas en un harimise, separado de la calle por una celosía, en Yoshiwara jūniji (Yoshiwara a las doce en punto). (Cortesía del Archivo Digital de la Universidad de Kansai)
Prostitutas en un harimise, separado de la calle por una celosía, en Yoshiwara jūniji (Yoshiwara a las doce en punto). (Cortesía del Archivo Digital de la Universidad de Kansai)

Una vista de Yoshiwara que muestra harimise a ambos lados de la calle principal Nakanochō, que atraviesa Yoshiwara al pasar el mikaeri yanagi y la gran puerta. Se dice que el mikaeri yanagi, o “sauce que mira hacia atrás”, tomó su nombre de las miradas melancólicas que los hombres lanzaban hacia atrás al salir del distrito del placer. Tōto Shin-Yoshiwara ichiran (Vista de Shin-Yoshiwara en la capital oriental), de Hiroshige II. (Cortesía de la Biblioteca Central Metropolitana de Tokio)
Una vista de Yoshiwara que muestra harimise a ambos lados de la calle principal Nakanochō, que atraviesa Yoshiwara al pasar el mikaeri yanagi y la gran puerta. Se dice que el mikaeri yanagi, o “sauce que mira hacia atrás”, tomó su nombre de las miradas melancólicas que los hombres lanzaban hacia atrás al salir del distrito del placer. Tōto Shin-Yoshiwara ichiran (Vista de Shin-Yoshiwara en la capital oriental), de Hiroshige II. (Cortesía de la Biblioteca Central Metropolitana de Tokio)

Una vez realizada su elección en el harimise, los clientes subían con la prostituta al primer piso. Esto se denominaba “torō” (subir a la torre).

Yoshiwara yūkaku shōka no zu (Un burdel de Yoshiwara) muestra una animada escena en el primer piso. (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)
Yoshiwara yūkaku shōka no zu (Un burdel de Yoshiwara) muestra una animada escena en el primer piso. (Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta)

El primer piso estaba abarrotado de prostitutas, clientes y sirvientas. Era habitual beber sake juntos primero, pero algunos clientes pasaban por alto esta etapa en su afán de consumación. Las oiran tenían salones separados en la parte trasera del establecimiento, por lo que la ilustración muestra a las chicas de menor rango, y las habitaciones son probablemente las mawashibeya que utilizaban las parejas por turnos.

Solo se puede especular sobre los hábitos de Morisada en Yoshiwara, pero dado que vivió soltero en Edo durante un tiempo, es posible que tuviera una favorita. Sus ilustraciones de las mujeres de Yoshiwara muestran su entusiasmo y apego hacia ellas.

(Imagen del encabezado: Una prostituta de Yoshiwara en traje para uso en interior. De Morisada mankō. Cortesía de la Biblioteca Nacional de la Dieta.)

Periodo Edo Historia de Japón Yoshiwara Morisada Mankō