Un aplazamiento que ha perfilado a nuevas figuras: balance de los juegos olímpicos

Tokio 2020 Deporte

Pese a los problemas operacionales que se han evidenciado, los Juegos Olímpicos de Tokio, llevados a cabo con el país en pleno estado de emergencia por la pandemia, han sido para Japón pródigos en medallas: 58 en total, 27 de ellas de oro, lo que representa un récord histórico.

Importante proyección de los atletas nacidos a partir del 2000

Antes de su inauguración, los juegos olímpicos eran un factor de división entre los japoneses. La gente se preguntaba qué ocurriría finalmente, en un ambiente de gran ansiedad. Pero todo eso ha quedado atrás y, de alguna forma, ha sido posible clausurarlos sin grandes percances.

Se han evidenciado, eso sí, bastantes problemas.

Dado lo especial de estos juegos, creo que al hacer una valoración general conviene distinguir los aspectos operacionales de los puramente deportivos, pero empezaré por decir que, en estos últimos, ha llamado mucho la atención la irrupción de los atletas nacidos a partir de 2000 y la proyección deportiva que han mostrado.

Quien mejor representa a esta nueva generación sea quizás Hashimoto Daiki, nacido en 2001, que se llevó la medalla de oro en el concurso completo individual masculino de la gimnasia artística.

No parece que Hashimoto hubiera podido alcanzar ese mismo resultado de haberse realizado los juegos, según lo previsto, en 2020. Todavía en ciernes, para Hashimoto ha sido importantísimo el tiempo extra de que ha dispuesto gracias al aplazamiento, tiempo que ha aprovechado para elevar el grado de dificultad de sus ejercicios, con el excepcional resultado que todos conocemos.

Tomita Hiroyuki, oro en Atenas 2004 y entrenador de Hashimoto en la Universidad Juntendō, ha compartido su admiración ante el crecimiento experimentado por Hashimoto durante este año.

“El coronavirus nos obligó a retrasar el inicio de los entrenamientos en la universidad”, explica. “Cuando por fin los empezamos, me impresionó lo claras que tenía sus metas. Pero todavía me impresionó más comprobar que en menos de un año fue capaz de alcanzar sus metas de dificultad D”.

Nativos de la era digital con habilidades poco comunes

Una cosa que he sentido mientras recogía información sobre esta nueva generación de atletas es que todos ellos han nacido en la era digital y son, por tanto, “nativos digitales”. Desde pequeños, han visto cómo sus padres tomaban vídeos de sus partidos o ejercicios y ellos mismos se han servido con naturalidad de la tecnología de la imagen. Ahora el teléfono inteligente ha sustituido a la cámara de vídeo familiar y todavía es más fácil grabar tus propios ejercicios, visionarlos y, en su caso, corregir tu estilo.

Pero esto, de por sí, no garantiza que el deportista vaya a brillar en la competición internacional. Sobre este punto, Tomita señala lo siguiente: “Hashimoto es capaz, ya antes de visionar las grabaciones, de expresar con palabras las sensaciones que ha tenido durante las sesiones de entrenamiento y actuaciones en competición, y en el proceso de crecimiento esto marca la diferencia con respecto a los atletas que desarrollan una excesiva dependencia de la imagen. En esta era de la imagen digital, cobra gran importancia la capacidad analógica de verbalización de las sensaciones”.

Esta puntualización de Tomita es de gran interés. Gracias al desarrollo alcanzado por la imagen podemos hacer muchas cosas, pero hay que pensar que también se ha hecho más fácil compartir filmaciones y, en algunos casos, esto conduce a una igualación en todo el mundo. Para sentar la diferencia, es necesaria esa verbalización y mucha creatividad de parte de los atletas.

Una medalla de oro que ha cambiado el tenis de mesa japonés

Otra joven figura en la que se siente esa creatividad es Itō Mima, la tenismesista que, hombro con hombro con Mizutani Jun, ganó la medalla de oro en la competición de dobles mixtos frente a China, algo que Japón consigue por primera vez. Itō, que nació un año antes que Hashimoto, en 2000, consiguió, además, la plata en la competición por equipos y el bronce en la individual.

Itō Mima, que, junto a Mizutani Jun (izquierda), consiguió la medalla de oro en la competición de tenis de mesa de dobles mixtos. Itō se llevó, además, la plata en la competición por equipos y el bronce en la individual. Fotografía tomada el 26 de julio de 2021, en el Gimnasio Nacional de Tokio. (AFP, Jiji Press)
Itō Mima, que, junto a Mizutani Jun (izquierda), consiguió la medalla de oro en la competición de tenis de mesa de dobles mixtos. Itō se llevó, además, la plata en la competición por equipos y el bronce en la individual. Fotografía tomada el 26 de julio de 2021, en el Gimnasio Nacional de Tokio. (AFP, Jiji Press)

El secreto de Itō está precisamente en su creatividad. Hoy en día casi todos los jugadores usan la goma lisa (con picos hacia dentro), pero Itō usa la de picos hacia fuera, lo que la convierte en una rara avis dentro del ping-pong contemporáneo.

Otra de las características que impulsan su juego es su resistencia a aceptar las estrategias de juego imperantes. En su partido de dobles mixtos frente a China, para evitar los intercambios largos no dudó en colocarse bien cerca de la mesa y desarrollar el combate en la corta distancia. Consiguió así descomponer el juego de los adversarios y remontar un marcador adverso.

Derribar la “muralla china”, imponente tanto cualitativa como cuantitativamente, que se había alzado invicta en todas las competiciones del tenis de mesa de los tres juegos olímpicos contando desde los de Pekín de 2008 ha sido, sin duda, una gran hazaña que, de la mano de esta deportista que no encaja en los moldes establecidos, ha traído al mundo del deporte japonés un fresco viento de renovación y esperanza.

Su compañero de victoria, Mizutani, de 32 años, destacó la determinación de Itō y la energía con que lleva adelante su juego, una vez fijada la estrategia. Esta jugadora de 20 años ha sido un fuerte revulsivo para el tenis de mesa japonés, que frente a China se había acostumbrado a jugar a la defensiva. La presencia de esta nueva generación se ha convertido, pues, en un estímulo para la que la precede.

Entre los factores que han llevado a que en esta ocasión los juegos olímpicos solo hayan podido celebrarse de una forma incompleta, yo veo, de alguna forma, la derrota de los que nacimos en la era Shōwa y por tanto tenemos ahora más de 40 años. En adelante, como “adultos”, deberemos hacer las pertinentes mejoras en las infraestructuras y en el entorno del deporte. Y, sobre todo, no estorbar a esta nueva generación que viene con un sentido diferente de las cosas.

Además de unos notables resultados deportivos, tengo la sensación de que estos juegos van a darnos también una oportunidad para renovar la “gramática” del deporte japonés.

Un año extra que ha sentado mejor a unos que a otros

Entre las cosas que me han hecho sentir la necesidad de proceder ya a un relevo generacional ha estado ver cómo eran precisamente los más jóvenes los que han sabido hacer de este aplazamiento de un año una circunstancia a su favor.

En la gimnasia artística hemos visto, junto al citado Hashimoto, a Kitazono Takeru, nacido en 2002 y recién graduado del bachillerato en marzo.

En el atletismo, a Miura Ryūji, también nacido en 2002, que obtuvo el séptimo puesto en los 3.000 metros obstáculos. Valga decir que es compañero del mismo año de Hashimoto en la Universidad de Juntendō. Sin olvidar a Tanaka Nozomi, nacida en 1999, que se ha convertido en la primera japonesa de la historia en colarse en la final de los 1.500 metros y ha obtenido, además, un meritorio octavo puesto.

Tanaka Nozomi (centro) de 21 años, consiguió, en su primera participación en unos juegos olímpicos, llegar a la final de los 1.500 metros, en la que quedó en octava posición. Fotografía del 6 de agosto de 2021, en el Estado Nacional de Tokio. (Jiji Press)
Tanaka Nozomi (centro) de 21 años, consiguió, en su primera participación en unos juegos olímpicos, llegar a la final de los 1.500 metros, en la que quedó en octava posición. Fotografía del 6 de agosto de 2021, en el Estado Nacional de Tokio. (Jiji Press)

Sin dejarse afectar por el cierre de su universidad por causa del coronavirus, Miura continuó corriendo por su cuenta en su prefectura natal de Shimane y trabajó así su resistencia física. Esto, evidentemente, ha contribuido en gran medida a su extraordinario rendimiento. Durante todo este año, Tanaka ha corrido todas las distancias entre los 800 y los 5.000 metros con miras a los Juegos y es ahora plusmarquista japonesa de los 1.500 y de los 3.000 metros.

En el otro extremo, ha habido también atletas que se han visto muy afectados en su condición física o en su motivación por este aplazamiento de un año. Muchos de ellos están finalizando la veintena o empezando la treintena y veían estos juegos como la culminación de su carrera deportiva.

Por ejemplo, el bádminton, deporte en el que se esperaba conseguir un buen número de medallas, solo ha deparado a Japón un bronce en dobles mixtos. El director técnico del equipo japonés, Park Joo-bong, entiende que el aplazamiento ha sido una de las causas.

Park lamenta haber tenido menos oportunidades de competir. “Desde hace mucho, los deportistas japoneses sienten que participar en muchas competiciones les permite ganar confianza en sí mismos. Fue una pena que el coronavirus obligase a suspender muchas de esas competiciones”. Alude también al hecho de que los Juegos Olímpicos se celebrasen sin público. “Jugábamos en casa, pero no teníamos a nuestro público. Me dio la impresión de que sin toda esa gente a su alrededor, los jugadores se han sentido más presionados, como si todas las miradas se dirigieran a ellos”.

En el deporte, la suerte tiene también su papel. El retraso de un año en la celebración de un evento de las proporciones de los juegos ha cambiado en buena medida las vidas de los atletas. Para algunos, el cambio ha podido ser positivo, pero para otros ha sido sin duda negativo.

Pero lo que he sentido durante estos 17 días de fiesta deportiva es que cuanto más joven se es, más capacidad se tiene de atraer hacia sí la buena suerte. En una situación totalmente inédita como la crisis del coronavirus, los jóvenes han demostrado capacidad de adaptación y han conseguido buenos resultados. Hashimoto, que ahora es el hombre a batir en la gimnasia artística mundial, lo cuenta así:

“Si los juegos hubieran sido hace un año, creo que participar en ellos habría sido mi única meta. No creo que hubiera podido esforzarme en pos de una medalla de oro. Y aunque lo hubiera tenido claro, no creo que físicamente hubiera estado a la altura requerida. Me hubiera sentido muy inseguro sobre mis posibilidades. Pero durante este año he dejado atrás esa inseguridad y además he tenido tiempo para la recuperación física, así que he podido participar en condiciones físicas óptimas”.

Oyendo estas palabras, siento que el oro es el justo premio para un esfuerzo correctamente dirigido.

Aunque depende de cada deporte, se considera que el pico de rendimiento en los atletas está en torno a los 25 años. Muchos de los atletas nacidos en este siglo llegarán a París 2024 y a Los Ángeles 2028 en su pico de rendimiento.

Quién sabe si las grandes actuaciones que han tenido este año en Tokio habrán sido solo el preludio de mayores glorias.

Fotografía del encabezado: Con su oro en el concurso completo individual y en la barra fija, y su plata en la competición por equipos, Hashimoto Daiki, a sus 20 años, se ha convertido en estos sus primeros juegos olímpicos en firme candidato a suceder a Uchimura Kōhei como nueva figura de la gimnasia artística japonesa (28 de julio de 2021, Gimnasio de Ariake, en Tokio). (AFP, Jiji Press)

(Traducido al español del original en japonés.)

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