El documento de alto secreto que condujo a Tanaka Kakuei a Pekín

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Un documento de alto secreto desempeñó un papel crucial a la hora de persuadir al primer ministro Tanaka Kakuei para que visitara Pekín, tan solo 85 días después de iniciar su mandato, con el fin de lograr la normalización de las relaciones diplomáticas entre Japón y China. El siguiente artículo repasa las negociaciones entre bambalinas que condujeron a la restauración oficial de las relaciones diplomáticas entre ambos países con ocasión de su 50.º aniversario.

Un documento de 52 páginas

En julio de 1972, tres rondas de reuniones tuvieron lugar en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. Estos encuentros, celebrados entre el premier de la República Popular de China Zhou Enlai y el presidente del Kōmeitō Takeiri Toshikatsu, sentaron las bases para la normalización de las relaciones sino-japonesas hace 50 años. En 2002 tuve en mis manos un copia de un documento de “alto secreto”—52 páginas repletas de texto detallando las actas de las reuniones antes citadas—que había permanecido en un cajón del Ministerio de Asuntos Exteriores durante 30 años, oculto al público.

Me llevé este documento para enseñárselo al exembajador japonés en China, Hashimoto Hiroshi, que había comenzado a servir como director del Departamento de China en la Oficina de Asuntos de Asia del ministerio en el final de la Administración de Satō Eisaku (1964-1972) y permaneció en ese puesto durante seis años más después de que Tanaka Kakuei se convirtiera en primer ministro en 1972. Hashimoto es la persona más familiarizada con las negociaciones bilaterales entre bastidores durante ese período crítico de las relaciones entre China y Japón.

Hashimoto comenzó a hablar de esa época rememorando el día en el que fue llamado a la oficina del ministro de Asuntos Exteriores Ōhira Masayoshi, que le entregó directamente un documento. “Me dijo que ‘lo revisase’. Era un documento grueso con caracteres escritos con maestría. Al echar un vistazo rápido, quedé convencido de que podríamos restaurar las relaciones sino-japonesas”.

Las palabras de Hashimoto fueron directas y claras, lo que indica que conservaba recuerdos vívidos de las negociaciones en las que había volcado su cuerpo y alma.

“Recuerdo que el ministro de Asuntos Exteriores Ōhira insistió en que era un secreto absoluto, y me dijo que ni siquiera se lo dijese al viceministro administrativo. La importancia y la sensibilidad del documento era tal que inmediatamente lo guardé bajo llave en un armario.”

En ese período, la mayoría de los diputados del Partido Liberal Democrático y los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores estaban a favor de Taiwán. El primer ministro Tanaka había prometido, no obstante, restaurar las relaciones diplomáticas entre Japón y China durante su campaña para las elecciones a primer ministro, a pesar de que tan solo parecía que hubiera una posibilidad remota. Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, las negociaciones entre Japón y China se pusieron en marcha. Este documento de alto secreto sería decisivo para que el primer ministro decidiera visitar Pekín más tarde ese mismo año.

“El Gabinete quedaría completamente destrozado”

Supe por primera vez de la existencia de este documento de alto secreto cuando entrevisté al propio Takeiri, del Kōmeitō, sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Japón. En el transcurso de la entrevista me entregó una copia y me explicó en detalle los sucesos que culminaron con la visita de Tanaka a China.

En la tarde del 23 de julio, dos meses antes del restablecimiento oficial de las relaciones diplomáticas, Takeiri visitó en secreto la residencia del primer ministro Tanaka en Mejiro. Ambos disfrutaban de una estrecha relación. Takeiri fue elegido por primera vez para la Cámara de Representantes en 1967 después de haber ejercido como empleado de Ferrocarriles Nacionales de Japón y de representar al Kōmeitō en la Asamblea Metropolitana de Tokio. Había escalado con ahínco hasta los rangos superiores y era un político brusco que nunca traicionaba sus principios. Él y Tanaka eran almas afines debido a estas características.

Alrededor de una semana antes, el Gobierno de la República Popular de China pidió a Takeiri que visitase Pekín. Él ya había estado en China en junio para reunirse con el premier Zhou Enlai. Confiaba en que la normalización de las relaciones sino-japonesas formara parte de la agenda en su próxima visita.

Tras ser conducido a la sala de recepción del primer ministro, Takeiri describió brevemente sus requisitos a Tanaka.

“Iré pronto a Pekín, por lo que te agradecería que escribieses una nota que dijese que tú también tienes fe en esta persona llamada Takeiri.”

Takeiri quería la aprobación del primer ministro como enviado especial si su objetivo era hablar sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. No obstante, el primer ministro Tanaka se negó en redondo.

“Si quieres ir, ve. Haz lo que puedas en China. Pero no puedo escribir una carta de presentación. Está fuera de cuestión. Acabo de ser elegido primer ministro. El Gabinete quedaría completamente destrozado.”

Las discusiones en secreto no avanzaron más.

Tres rondas de discusiones Zhou-Takeiri

Dos días más tarde, la delegación Takeiri voló a Pekín. Takeiri y su equipo habían preparado un borrador que reflejaría el interés del Gobierno de Japón en la restauración de las relaciones diplomáticas. Sin embargo, dado que no iban en calidad de enviados oficiales, Takeiri sabía que la postura del Gobierno de Japón sería que el Tratado de Seguridad de Japón-EE. UU. no podría ser derogado y que las relaciones con Taiwán tampoco podrían cortarse de manera repentina.

La primera reunión entre Zhou y Takeiri se celebró en la tarde del 27 de julio. En ella, el grupo quedó sorprendido por unas inesperadas declaraciones de Zhou Enlai.

“El presidente Mao está dispuesto a renunciar al derecho de China a reclamar una compensación.”

La parte japonesa escuchó conteniendo la respiración este mensaje sobre la postura del líder chino Mao Zedong. Hasta el momento daban por sentado que China reclamaría reparaciones por las atrocidades cometidas durante la guerra.

Takeiri se percató de inmediato de que China estaba dispuesta a hacer importantes concesiones. China sería más insistente en que Japón reconociese a la República Popular de China como el único Gobierno legítimo de China. Al inicio del último día de conversaciones, Zhou Enlai comenzó con estas palabras:

“La postura de China que estoy compartiendo con ustedes ha sido aprobada por el presidente Mao Zedong.”

El premier Zhou instó al primer ministro Tanaka a visitar China en septiembre, e incluso presentó un borrador de un potencial comunicado conjunto de Japón y la República Popular de China. Este borrador coincidía básicamente con lo que Takeiri y otros tenían en mente. El premier chino aclaró que Pekín no exigiría la derogación del Tratado de Seguridad de Japón-EE. UU. o del Tratado de Taipéi, que era el tratado de paz de Japón con la República de China.

Al final de la reunión, el premier Zhou le dijo a Takeiri:

“El contenido de estas reuniones es muy importante. Por favor, guárdelos en la más absoluta confidencialidad, a excepción del primer ministro Tanaka y el ministro de Asuntos Exteriores Ōhira. Nosotros también mantendremos el secreto. Digo todo esto con una completa confianza en usted.”

Zhou Enlai confió a Takeiri este mensaje. Esto lo hizo probablemente teniendo en consideración la propia relación de confianza de Tanaka con Takeiri.

“¡Me marcho a Pekín!”

Después de regresar a Japón, Takeiri contactó con el primer ministro Tanaka en solitario en una habitación del Hotel New Ōtani.

Takeiri Yoshikatsu (a la derecha), a su regreso de China, se reúne con el primer ministro Tanaka Kakuei en la oficina del primer ministro el 4 de agosto de 1972. El ministro de Asuntos Exteriores Ōhira Masayoshi se encuentra a la izquierda. (© Jiji)
Takeiri Yoshikatsu (a la derecha), a su regreso de China, se reúne con el primer ministro Tanaka Kakuei en la oficina del primer ministro el 4 de agosto de 1972. El ministro de Asuntos Exteriores Ōhira Masayoshi se encuentra a la izquierda. (© Jiji)

“Muy bien, déjame leer eso ahora.”

El primer ministro tomó las actas de la reunión, de 52 páginas, y comenzó a revisar las páginas con detenimiento. Las leyó dos veces, y sus primeras palabras fueron:

“Tu eres japonés, ¿no es así?”

Tanaka se preguntaba si Takeiri había sido engañado por China.

Takeiri respondió: “¿Me estás tomando el pelo?”

“¿Estás seguro de lo que hay aquí escrito?”

Le mostró a Tanaka de nuevo los “Apuntes de Takeiri”, que contenían el borrador de la declaración conjunta.

“La he revisado palabra por palabra con la parte china. No hay un solo error.”

Tanaka reflexionó durante unos instantes y después anunció: “¡Me marcho a Pekín!”. El primer ministro Takana Kakuei había tomado la determinación de visitar China.

Una relación fortuita

Hashimoto recibió el borrador y las actas de las reuniones del ministro de Asuntos Exteriores Ōhira. Le inquietaba saber qué tipo de compromisos difíciles pondría China como requisitos previos para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero este documento de “alto secreto” disipó sus miedos.

Hashimoto me dijo que los grandes avances contenidos en el documento eran que China indicaba que reconocería el Tratado de Seguridad de Japón-EE. UU. y renunciaría a las reparaciones formales por la guerra. Asimismo, dijo: “Como poco, fue inesperado. No obstante, si bien podríamos haber ido a China para alcanzar la normalización sobre esta base, aún no estábamos seguros de lo que podría ocurrir una vez llegásemos allí. Pero yo tenía la intuición de que saldría bien”.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Japón fue posible gracias a la situación internacional. El entonces presidente Richard Nixon y su asesor, Henry Kissinger, emprendieron la reconciliación entre los Estados Unidos y la República Popular de China. Si los Estados Unidos se estaban acercando a China, Japón también conseguiría restablecer las relaciones diplomáticas. El poder económico de Japón resultaba asimismo atractivo para China. De hecho, tras la normalización diplomática, Japón ofreció ayuda económica de forma activa. No obstante, otro factor importante fue que Tanaka era primer ministro en aquel entonces.

Kiuchi Akitane, exembajador en Francia, acompañó a Tanaka a China como secretario del primer ministro en ese momento. Kiuchi dijo: “El mismo Tanaka no sabía mucho sobre China. Pienso que solo después de reunirse con Zhou Enlai en persona sintió que podría llevarse bien con él. El premier Zhou y el primer ministro congeniaron a la perfección. Fue una suerte para Japón que estos dos hombres estuvieran en la jefatura de gobierno de sus respectivos países cuando la situación internacional permitió la reconciliación entre Japón y China”.

Hoy, los Estados Unidos y China vuelven a tener una relación de confrontación. Japón sigue el liderazgo estadounidense. Han pasado 50 años desde la normalización de las relaciones diplomáticas entre Japón y China. En comparación con la relación de “luna de miel” que se dio en 1972, la distancia entre Xi Jinping y los líderes políticos del Japón contemporáneo ha crecido demasiado como para disfrutar de unas buenas relaciones.

(Publicado originalmente en japonés el 31 de agosto de 2022. Fotografía del encabezado: el primer ministro Tanaka Kakuei intercambia unos documentos con el premier chino Zhou Enlai, a la derecha, después de firmar la declaración conjunta de Japón y China en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 29 de septiembre de 1972. © Kyōdō.)

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