Autores indefensos frente a las productoras: la trágica muerte de Ashihara Hinako

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El 29 de enero se difundió la noticia de la muerte de la autora de manga Ashihara Hinako. Poco antes, Ashihara había compartido en su blog con sus seguidores los problemas surgidos entre ella y la cadena Nippon TV en torno a las alteraciones unilaterales que había sufrido su obra Sexy Tanaka-san en el proceso de adaptación a la pantalla chica.

Fidelidad al original, el deseo de una autora

El 29 de enero fue hallada muerta en Nikkō (prefectura de Tochigi) Ashihara Hinako (50 años), autora del manga Sexy Tanaka-san, en el que se basó la telenovela homónima emitida entre octubre y diciembre de 2023 por la cadena Nippon TV. Según informaron los medios, la policía trabaja sobre el supuesto del suicidio, ya que en su domicilio se encontró un testamento.

Al dar su autorización para hacer la versión televisiva, Ashihara exigió a través de la editorial Shōgakukan, que publicó el manga y gestionaba sus derechos, que la telenovela fuera fiel al original, algo que consideraba condición sine qua non. Al parecer, esta condición no fue cumplida.

En una entrada de su blog publicada justo antes de su muerte, el 26 de enero, Ashihara mencionaba algunos aspectos del proceso de versionado de su manga. El día 28 estos comentarios fueron borrados.

Aunque pocos medios se han referido a ello, en uno de los comentarios que publicó en su blog, Ashihara recordaba que había dado su autorización a principios de junio (de 2023), un detalle de gran importancia. Normalmente, el contenido de las nuevas telenovelas se fija con una antelación de entre 10 meses y un año. Parece dudoso que tan escaso margen de tiempo fuera suficiente para hacer todos los preparativos necesarios.

Condiciones difíciles de aceptar para un productor

En su blog, Ashihara decía también que había hecho saber a la cadena de televisión que, en caso de que la telenovela no fuera fiel al original, se reservaba el derecho a hacer correcciones o añadidos en el guion. Un productor de otra cadena a quien consultamos sostiene que esta es una condición muy dura y que, de haberla recibido él mismo, habría renunciado a hacer la versión televisiva.

¿Por qué Nippon TV no se echó atrás? Probablemente, porque la falta de tiempo le habría impedido encontrar un sustituto para ese espacio.

Se han dado casos en que, por decisión del autor de la obra original, la versión televisiva ha quedado abortada después de haberse acordado su emisión. Así ocurrió, por ejemplo, con el manga Nodame Cantabile, obra de otra popular autora, cuya adaptación fue emitida por Fuji TV en 2006 después de haberse dado marcha atrás a la versión que pretendía emitir TBS en 2005.

En la versión de Fuji TV, la protagonista femenina es Ueno Juri y el masculino Tamaki Hiroshi, mientras que en la que preparaba la TBS este último papel recaía en Okada Jun’ichi. La autora de la obra original, Ninomiya Tomoko, se resistió con firmeza a las sucesivas intromisiones en el guion y en la elección de los temas musicales que hacía Johnny’s (actual Smile-up), agencia de representación a la que pertenecía Okada, y la cadena TBS decidió priorizar el criterio de la autora, para lo que tuvo que suspender definitivamente la producción de la telenovela.

¿Una interpretación acomodada a los propios intereses?

Volviendo al caso de Ashihara, esta había planteado, además, otra condición. Su manga Sexy Tanaka-san, que se publicaba por entregas en la revista mensual Ane-kei Petit Comic, no estaba todavía terminado, por lo que los últimos capítulos de la telenovela no serían propiamente una versión, sino historias originales. Sobre ellas, Ashihara exigió que tanto el argumento como los diálogos corrieran íntegramente de su cuenta, según señaló en su blog. Pero sus exigencias no quedaron en eso, pues impuso asimismo la condición de que se le diera la posibilidad de fijar ella misma todo el guion, si así lo deseaba.

Consciente de que esto último era difícil de aceptar para la cadena de televisión, Ashihara aseguró en su blog que había pedido confirmación varias veces y que solo se dio luz verde al proyecto una vez clarificado este extremo. Sin embargo, según Ashihara, esta condición no fue cumplida.

“Cada vez que me entregan el material de la versión, veo grandes modificaciones en el argumento y en el guion”, dijo en su blog. “Escenas que había escrito con sumo cuidado porque eran el núcleo de la obra han sido maltratadas, cortadas e incluso eliminadas, sin que se me ofrezca ninguna respuesta satisfactoria cuando les pido cuentas”, sostuvo.

Según lo estipulado, Ashihara entregó a la cadena el argumento y los diálogos de los tres últimos capítulos (8, 9 y 10). Pero también estas partes sufrieron al principio modificaciones. Por eso, Ashihara optó por escribir ella misma el guion de los capítulos 9 y 10. Es extremadamente raro que el autor de la obra original escriba también el guion de la versión televisiva.

Para cuando comenzaron a emitirse los capítulos, la distancia entre la autora y la cadena de televisión era insalvable. ¿Por qué ocurrió esto?

“Es posible que, desde el momento del contrato, la televisión hubiera hecho una interpretación de las condiciones impuestas por Ashihara acomodada a sus intereses”, deduce el productor consultado.

De ser cierto lo que dice Ashihara, la cadena habría violado el derecho de la autora a preservar la integridad de su obra, reconocido como parte de los derechos morales de autor.

Derechos morales de autor, un concepto ignorado

Sobre el derecho a preservar la integridad de la obra, el Punto 1 del Artículo 20 de la Ley de Derechos de Autor establece que ni el contenido ni el título de una obra podrán ser alterados sin el consentimiento de su autor. Las propiedades intelectuales secundarias, como en este caso las telenovelas, no pueden alterar las primarias, es decir, de los originales, a no ser que el autor haya dado su consentimiento.

La telenovela de la cadena TBS Hanzawa Naoki, emitida en 2013 y en 2020, distaba considerablemente de la novela que le sirvió de base, obra de Ikeido Jun, pero esto no originó ningún problema, ya que el escritor dio su visto bueno a los cambios. Es, pues, un caso completamente diferente al de Ashihara y su Sexy Tanaka-san.

Son incontables los casos en que las telenovelas alteran las obras originales sin el consentimiento de sus autores. Los derechos morales del autor son tenidos en muy poca consideración. Entre los realizadores de telenovelas, algunos llegan al cinismo de decir sobre los autores de las obras originales que, si tanto les disgustan los cambios que hacen, se limiten a rechazar la oferta. Bajo esta fatuidad subyace la idea de que las ventas del original reciben un gran impulso gracias a la versión televisiva.

Pero entre los autores de originales, quienes se resignan a sufrir estas alteraciones son una minoría. En el caso de Yagami-kun no katei no jijō (“Cosas de la familia de Yagami-kun”), telenovela producida para la cadena TV Asahi en 1994 y basada en un manga de Kusunoki Kei, los créditos presentaban a Kusunoki como autor de la “obra original”. Sin embargo, durante el periodo de emisión de la serie, “obra original” se convirtió en “idea original”, un cambio que reflejaba la magnitud de las alteraciones que incluía la versión televisiva. En la entrada del 27 de enero de su cuenta de X (antiguo Twitter), Kusunoki decía con indignación que había dejado de ver la telenovela y que no sabía cómo había terminado.

En los ambientes de producción de versiones televisivas, a los autores de las obras originales que reclaman sobre el guion se les tacha de gruñones o de simples ignorantes. Es un mundo en el que, desde hace mucho tiempo, no existe una conciencia clara de la importancia de cumplir normas ni compromisos, y los derechos morales de autor no son una excepción.

Autores que ya no confían en sus propias editoriales

Cuando se hacen versiones televisivas de mangas o de novelas, hay muchos aspectos que no quedan negro sobre blanco, pues se tratan solo oralmente. Este es el origen de muchos de los problemas, otra muestra más de la falta de conciencia imperante.

El 2 de febrero, Satō Shūhō, cuyos mangas Black Jack ni yoroshiku y Umizaru han sido llevados a la televisión y al cine, dejó traslucir en el sitio de internet Note la desconfianza que le inspira su editorial. “Lo que quiere la editorial”, dice Satō, “es hacer rápidamente el contrato e impulsar las ventas de sus libros”.

Lo que piense o sienta el autor es un asunto secundario. De hecho, hoy en día es la venta de los derechos lo que está haciendo ganar más dinero a las editoriales.

A lo largo del proceso de versionado de su manga Umizaru, del que se han hecho una telenovela y cuatro películas, Satō, una de las voces más autorizadas del mundo del manga, ha desarrollado una gran desconfianza hacia los productores, que lo llevó a hacer pública su ruptura de relaciones con Fuji TV. Sobre el caso de Ashihara, Satō hace una importante advertencia.

“Cuando sus obras se llevan a las pantallas, algunos autores de manga presentan reclamaciones a través de sus editoriales, pero que las editoriales transmitan esas reclamaciones a las cadenas de televisión o no lo hagan, es otro asunto, porque cabe la posibilidad de que toda la negociación se frustre por culpa de alguna reclamación engorrosa”.

¿Habrían llegado claramente a oídos de los responsables de Nippon TV todas las cuestiones que les planteó Ashihara a través de Shōgakukan? ¿Habría compartido la editorial con la televisora todas las condiciones que Ashihara pretendía imponer? Fuera como fuere, Ashihara se vio obligada a escribir ella misma algunos de los guiones, y a explicarlo en su blog, para preservar el espíritu de su obra. ¿Por qué tuvo que luchar sola? El suyo fue un triste final para una talentosa creadora.

El 8 de febrero, los miembros de la redacción del Primer Departamento de Cómic de la editorial Shōkakukan hicieron pública una declaración en la que expresaban su convicción de que, si se deseaba evitar que volvieran a ocurrir casos como el de Ashihara, lo más importante era difundir la importancia de los derechos morales de autor como un derecho absoluto de estos, el respeto hacia su voluntad y la idea de que presentar reclamaciones es algo perfectamente natural.

Pero el futuro puede esperar. Antes de eso, la editorial debería responsabilizarse de explicar qué esfuerzos hizo para preservar la integridad de la obra de Ashihara, haciendo una investigación en regla y presentando públicamente los resultados.

Demandados por defender sus derechos

Las alteraciones del contenido de las obras originales han dado lugar a procesos judiciales. En 2012, la cadena pública de radiotelevisión NHK exigió a través del Tribunal de Distrito de Tokio a la editorial Kōdansha una indemnización de 60 millones de yenes por los gastos en que había incurrido en relación con el versionado del manga Zero, hachi, zero, nana, de la autora Tsujimura Mizuki, un proyecto que quedó abortado cuando el rodaje estaba a punto de iniciarse debido a que la autora retiró la autorización que había dado.

Tsujimura se echó atrás al descubrir en el guion grandes diferencias con respecto al original en la forma en que estaban descritas las relaciones entre la protagonista y su madre. La autora pidió varias veces que este aspecto se corrigiera, pero no se llegó a un acuerdo. Es cuando menos raro que un autor sea demandado judicialmente por tratar de que se respete su derecho a la integridad de su obra.

Durante el proceso, Tsujimura dejó traslucir el poco crédito que le merecía el guion diciendo que su obra era un bien muy preciado para ella, que no podía confiar alegremente a nadie. La editorial leyó una declaración del famoso escritor Higashino Keigo, muchas de cuyas obras han sido llevadas a las pantallas, en la que este afirmaba que solo eran legítimas las modificaciones para las que el autor del original había dado su autorización.

El tribunal rechazó la demanda de la NHK en 2015, basándose en que Tsujimura no había dado su consentimiento al guion y, por lo tanto, el contrato no se había constituido.

NHK apeló al Tribunal Superior de Tokio, pero finalmente las partes llegaron a un acuerdo. En este caso, no existía contrato escrito entre la editorial y la cadena, algo que probablemente resulte increíble a un profesional que se mueva en cualquier otra área de negocios.

Una tragedia que no debe repetirse

La guionista que versionó Sexy Tanaka-san, que había respondido a través de las redes sociales a las alegaciones de Ashihara, manifestó el día 8 de febrero que la muerte de la autora le había producido un fuerte shock y que desde entonces seguía inmersa en una profunda tristeza.

Aun siendo la persona encargada de dramatizar y adaptar los originales, al parecer no estaba al corriente de las condiciones que Ashihara imponía a la cadena de televisión. Sobre el blog en el que Ashihara contaba lo que le había pasado en relación con la adaptación de su obra a la telenovela, dijo que era una sucesión de cosas de las que nunca había oído hablar, y que se quedó sin palabras al leer aquello.

Expresó también su desazón diciendo lo que le dolía no haber sabido antes todas esas cosas.

El 15 de febrero, Nippon TV emitió una nota de disculpa en la que pedía perdón a los lectores del manga Sexy Tanaka-san, a la audiencia televisiva y al elenco de actores de la telenovela por la inquietud causada e informaba también de la creación de una comisión interna de investigación que contará con la cooperación de la editorial Shōgakukan y la participación de colaboradores externos expertos en la materia, y será independiente del departamento de producción de telenovelas. “Procederemos a investigar este asunto con presteza, lo examinaremos rigurosamente y dedicaremos todos nuestros esfuerzos a crear un sistema que permita a creadores, guionistas y productores de programas afrontar el trabajo de producción con seguridad” decía la nota.

La nota llegó muy tarde, ya que habían pasado más de dos semanas desde la muerte de Ashihara, otro detalle que causará estupor a quien se mueva en cualquier otra área profesional.

El 22 de febrero, la cadena anunció también que no seguiría adelante con la producción de otra serie basada en otro manga publicado por Shōgakukan, que estaba programado para empezar a emitirse en abril. Explicó que la decisión es fruto de un acuerdo con la editorial. Nos gustaría pensar que se ha hecho así para proteger los derechos del autor de la obra original.

Para evitar que tragedias como la de Ashihara vuelvan a suceder, es necesario que Nippon TV y Shōgakukan investiguen a fondo lo ocurrido y publiquen los resultados. Debería exigirse también que la producción de versiones se haga sobre contratos escritos y que en este sector se comparta una firme conciencia sobre la necesidad de cumplir las normas y los compromisos, respetando siempre el derecho a la integridad de la obra. (Las citas de los blogs y otras fuentes son textuales)

Teléfonos para la prevención del suicidio en Japón

Tokyo English Lifeline (TELL):

Línea directa Yorisoi:

  • 0120-279-338 (atención las 24 horas)

Línea directa Inochi no Denwa

  • 0120-783-556 (atención de 16.00 a 21.00 horas)
  • 0570-783-556 (atención de 10.00 a 22.00 horas)

Fotografía del encabezado: A la izquierda, la sede de la cadena Nippon TV (Jiji Press). A la derecha, portadas de dos números de la serie de manga Sexy Tanaka-san, de Ashihara Hinako (Kyōdō Press)

(Traducido al español del original en japonés.)

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