(Vídeo) “Otafuku manjū”, un pastelito con una cara adorable

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En Okadaya, una dulcería fundada en 1868, se preparan unos pastelillos manjū en los que se marca la cara adorable de Otafuku, un símbolo de la buena suerte

Okadaya, un establecimiento de dulces tradicionales japoneses y de estilo occidental, fue fundado en 1868. Se encuentra en Ishinden (ciudad de Tsu), localidad que se desarrolló en las cercanías del templo de Senjuji, sede de la escuela Takada de la secta de la Tierra Pura del budismo. Su producto estrella es el Otafuku manjū, un pastelillo que tiene marcada una cara adorable de Otafuku, que representa la buena suerte.

Originalmente, en esta dulcería se vendían los caramelos largos Otayan-ame, en los que aparecía la cara de Otafuku en cualquier parte donde se cortara. Sin embargo, como se derretían fácilmente durante el verano, el repostero de cuarta generación decidió crear un pastelillo manjū con la cara de Otafuku marcada con un hierro ardiente.

Este panecillo se cocina al vapor y está hecho con una masa de harina de arroz japonés que le da una textura glutinosa y suave. Además, está relleno de pasta de judías azuki de Hokkaidō con un dulzor muy fino. Cuando el hierro ardiente marca la cara de Otafuku en el pastelillo, este desprende un aroma fragante. El toque final llega cuando se colorean de rojo las mejillas de Otafuku para darle su expresión adorable. Hay dos variedades de este manjū: el de color blanco, relleno de pasta de judías dulce y el de color café, con pasta tamizada de judías dulce.

Además de ser popular como recuerdo de la visita al templo Senjuji, también es un producto adorado por los habitantes locales.

Imágenes: ZTV, fragmento de Paisajes con los dulces tradicionales japoneses. Okadaya, Ishinden, ciudad de Tsu.

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